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Chapter 32 - Episodio 30: Una amenaza más grande

Xal'Azar, en su reino de sombras, observaba con una mezcla de placer y anticipación los últimos momentos de una batalla crucial. Desde su posición omnipresente, había sido testigo de la brutal confrontación entre los héroes y los Hijos de la Oscuridad, así como de la caída de los hermanos de Daiki. El caos y la destrucción habían marcado cada rincón del enfrentamiento, con los héroes luchando con valentía hasta el último aliento.

Finalmente, el campo de batalla se había despejado. Los Hijos de la Oscuridad y los hermanos de Daiki habían sucumbido en la lucha, uno tras otro, hasta que solo quedaba Karla'k, el último sobreviviente. Su poder había demostrado ser formidable, pero ahora enfrentaba el peso del universo que había ayudado a desmoronar.

Con un semblante satisfecho, Xal'Azar vio cómo Karla'k se alzaba en medio de la devastación. La escena que se desplegaba ante él era un espectáculo de triunfo oscuro: la derrota de los héroes y el dominio de Karla'k, la última figura de resistencia en un universo que había sido sacudido hasta sus cimientos.

El Olvidado sonrió con una grotesca satisfacción al ver el resultado final. La caída de Víctor y la derrota de sus aliados no solo significaban la pérdida de un gran héroe, sino el cumplimiento de los deseos de Xal'Azar. Con los Hijos de la Oscuridad y los hermanos de Daiki eliminados, el último obstáculo para su plan se desvanecía.

Karla'k, ahora el único superviviente del conflicto, se encontraba en una posición crucial. Su presencia era la última pieza que Xal'Azar necesitaba para consolidar su dominio. La batalla que había presenciado era solo el comienzo de un caos mucho mayor que estaba por desatarse.

El universo, ya al borde del colapso, estaba a punto de ser envuelto en un caos total. Xal'Azar se preparaba para actuar en el momento perfecto, sabiendo que la caída de Víctor y la supervivencia de Karla'k eran señales de que el destino que había tejido durante eones estaba a punto de cumplirse.

Mientras el último de los héroes y los enemigos caídos quedaban en el campo de batalla, Xal'Azar contemplaba con una calma perturbadora, listo para desatar la oscuridad que había estado esperando. Con los héroes derrotados y el universo en ruinas, la verdadera fase de su plan estaba a punto de comenzar.

En el silencio absoluto del cosmos, la tela de la realidad comenzó a rasgarse, una grieta apareciendo en el tejido mismo del universo. Xal'Azar, la entidad primigenia de caos y destrucción, emergió a través de esta ruptura, su presencia desafiando todas las leyes conocidas de la existencia. Su forma se materializó en el cielo, una aberración de oscuridad y desorden que desbordaba toda lógica y comprensión.

El paisaje celestial se torció y se distorsionó a su alrededor mientras Xal'Azar se manifestaba. La dimensión misma parecía crujir bajo el peso de su presencia. A lo lejos, Jehová, el dios omnipotente cuya existencia había sido la piedra angular del orden y la creación, miró hacia arriba con una mezcla de sorpresa y resignación.

Xal'Azar observó a Jehová con una sonrisa grotesca y triunfante. Era una sonrisa que reflejaba siglos de odio y anhelo, un reflejo de su ansía de dominio absoluto sobre todo lo que había sido creado. Con una velocidad que desafiaba toda lógica y percepción, Xal'Azar se movió de manera casi imperceptible para los ojos divinos.

Antes de que Jehová pudiera reaccionar, Xal'Azar se lanzó hacia él, atravesando el vacío y la luz con una rapidez inhumana. La entidad primordial extendió su influencia sobre Jehová, su forma oscura envolviendo al dios en un abrazo devastador. La realidad misma parecía colapsar en torno a ellos mientras la absorción se completaba.

En un instante que pareció eterno y fugaz a la vez, Xal'Azar absorbió a Jehová, engulléndolo y fusionándose con él. El dios que había sido el guardián del orden y la creación quedó atrapado en el cuerpo de Xal'Azar, ahora una extensión de la misma entidad que había anhelado su destrucción.

La absorción dejó un vacío en el espacio donde antes estaba Jehová, una ausencia palpable que resonaba en el cosmos. Xal'Azar, ahora imbuido con el poder y la esencia de Jehová, se erguía en el cielo, su forma envuelta en una nueva e indescriptible oscuridad. Su triunfo era completo, y el universo parecía temblar bajo el peso de su nuevo poder.

Con la caída de Jehová y la absorción de su esencia, Xal'Azar se preparaba para dar el siguiente paso en su plan de devastación. El equilibrio del cosmos había sido alterado, y la existencia misma estaba al borde de un caos absoluto. El momento de la verdadera destrucción y el reinado del Olvidado estaba finalmente a la vista, y la oscuridad que había sido liberada ahora dominaba el destino del universo.

Mientras tanto, Victor, quien se encontraba en el plano de existencia alterado, sintió la perturbación y el aumento del poder de Xal'Azar. La grieta en la realidad que había presenciado parecía conectar su mundo con el caos desatado. Aunque aún estaba en su proceso de transformación y absorción de la esencia del plano, la presencia de Xal'Azar le era inconfundible. Su instinto y experiencia le decían que un poder tan abrumador significaba que una nueva era de oscuridad estaba por comenzar.

Victor comprendió la magnitud de la amenaza que representaba Xal'Azar. Era más que un simple adversario; era una fuerza que amenazaba con borrar toda la existencia. En un acto de desesperación y determinación, Victor comenzó a consolidar el poder que había acumulado, preparándose para el desafío inminente. Sabía que no podía enfrentarse a Xal'Azar sin comprender completamente la naturaleza de su nuevo poder.

A medida que la realidad se reajustaba y el poder de Xal'Azar seguía extendiéndose, los restos de la antigua orden y equilibrio se aferraban a sus últimos vestigios de resistencia. Victor, consciente de la gravedad de la situación, se preparaba para el enfrentamiento final que determinaría el destino del universo.

El cosmos se encontraba al borde de un colapso total, y la batalla que se avecinaba sería la más épica de todas. En el horizonte, la oscuridad se cernía sobre la esperanza, y el destino del multiverso pendía de un hilo delgado entre el caos y la resistencia final.

El reinicio del tiempo era un fenómeno sin precedentes, una anomalía que desafiaba todas las leyes conocidas del universo. Los eventos comenzaron a retroceder, deshaciendo las acciones recientes y devolviendo a los personajes a un punto anterior en la historia. El cosmos se reconfiguró, restableciendo el equilibrio y trayendo a algunos héroes y villanos de vuelta a la existencia.

Victor, Rigor, José y Adriene aparecieron nuevamente, sus cuerpos restaurados y sus memorias intactas de lo que había sucedido antes del reinicio. El choque de lo que había sucedido y lo que estaba ocurriendo ahora era palpable en sus rostros, mezclado con una mezcla de confusión y determinación.

Karla'k, al observar el regreso de sus enemigos y la reintegración del tiempo, no pudo contener su sorpresa y frustración. Su expresión mostraba un asombro genuino mientras intentaba comprender la magnitud de lo que estaba ocurriendo.

"¿Qué rayos está pasando?!" exclamó Karla'k, mirando alrededor con incredulidad. La realidad había sido manipulada de una manera que desafiaba su comprensión, y el retorno de sus oponentes parecía un giro inesperado en los eventos.

La reintegración del tiempo había dado una nueva oportunidad a los héroes para prepararse y replantearse su estrategia. Con el tiempo reiniciado, podrían anticipar los movimientos de Karla'k y ajustar sus tácticas. La posibilidad de cambiar el destino y evitar el caos absoluto estaba ahora al alcance de sus manos.

Victor, consciente de la segunda oportunidad que se le había dado, tomó un momento para reflexionar sobre el nuevo comienzo. Sabía que esta vez debía aprovechar al máximo esta oportunidad para enfrentar a Karla'k y, si era posible, evitar la amenaza de Xal'Azar.

La escena estaba lista para un nuevo capítulo en esta saga épica, donde las decisiones y acciones futuras determinarían el destino del universo una vez más. El tiempo había sido restaurado, pero el desafío y la lucha por el equilibrio y la justicia continuaban, con el futuro del cosmos en juego.

El panorama se tornó sombrío cuando Xal'Azar, con su abrumador poder, comenzó su devastación. Los cielos se desmoronaron bajo su influencia, y los espíritus y ángeles que habían residido en el reino celestial cayeron al plano mortal, dispersándose por la tierra con la brutalidad de una tormenta apocalíptica.

La atmósfera de la tierra se llenó de una energía oscura y abrumadora. En un acto de destrucción sin precedentes, Xal'Azar atravesó el velo de la existencia, una barrera que separaba las dimensiones, y llegó al planeta. El cielo, anteriormente despejado, ahora se cubrió con una sombra ominosa. La aparición de Xal'Azar, una entidad de dimensiones colosales, hizo que el mundo se tambaleara.

Desde el horizonte, un ojo gigante se manifestó, un órgano titánico de miles de kilómetros de diámetro que observaba al planeta con una presencia casi omnisciente. La mirada de Xal'Azar era un fenómeno aterrador, un símbolo de su dominio absoluto y su intención de consumir todo lo que se encontraba en su campo de visión.

Los habitantes de la tierra miraron al cielo con horror y desesperación mientras el ojo de Xal'Azar dominaba el horizonte. El caos se desató a medida que el pánico se extendía entre las poblaciones, y la realidad misma parecía desmoronarse bajo el peso de la presencia de Xal'Azar.

Los héroes, que habían sido devueltos por el reinicio del tiempo, enfrentaban ahora una amenaza aún mayor. El regreso de Xal'Azar no solo había restablecido el equilibrio de la existencia, sino que había traído consigo una oscuridad sin igual que amenazaba con consumir todo lo que conocían. La batalla por la supervivencia y el destino del universo estaba más que nunca en juego, y los héroes debían prepararse para enfrentarse a esta nueva y colosal amenaza.

Con el reinicio del tiempo y el retorno de Nyxa, una de las hermanas de Daiki, los héroes se encontraron en un estado de máxima tensión. La aparición de Nyxa, con su presencia renovada en un mundo devastado por Xal'Azar, trajo una mezcla de esperanza y desesperación a sus corazones. Sin embargo, la desaparición del cielo y el vacío dejado por la pérdida de los espíritus y ángeles acentuaron la gravedad de la situación.

Victor, con el rostro lleno de furia y determinación, miró al colosal ojo de Xal'Azar que se alzaba sobre la tierra. Su enojo era palpable, una llama ardiente alimentada por la tragedia y la devastación que su enemigo había causado. El poder de Victor, junto con el de Karla'k, Rigor, José del futuro y Adriene, se elevó a niveles impresionantes. Cada uno de ellos se preparaba para enfrentar a Xal'Azar con la fuerza y la resolución necesarias para desafiar al ser primordial que había desbordado la realidad.

Victor, sintiendo el peso de la responsabilidad y el dolor por la pérdida de lo que una vez fue, levantó su voz en un grito lleno de desesperación y determinación: "¡Yo juro que te derrotaré!" Su declaración resonó en el vacío que había dejado el cielo, una promesa de venganza y justicia contra la entidad que había traído el caos y la destrucción.

Nyxa, observando la escena con una mezcla de angustia y determinación, se unió a los héroes, consciente de que la lucha por la supervivencia del universo había alcanzado un nuevo nivel de desesperación. Mientras Xal'Azar continuaba su dominio sobre el planeta, los héroes se preparaban para una confrontación final, conscientes de que el destino del universo estaba en sus manos.

El enfrentamiento contra Xal'Azar sería la prueba definitiva de sus fuerzas y de su voluntad. Con la realidad en juego y la oscuridad desbordando todo lo que conocían, se disponían a luchar con todo lo que tenían, dispuestos a enfrentar a la entidad primordial que amenazaba con destruirlo todo.

Karla'k, aunque guiado por su propia ambición y deseo de destrucción, reconoció la amenaza sin precedentes que representaba Xal'Azar. A pesar de su odio y resentimiento hacia Victor, entendió que permitir que Xal'Azar destruyera todo significaría el fin de cualquier posibilidad de dominio, incluso el suyo propio.

Con una mezcla de pragmatismo y egoísmo, Karla'k decidió unirse temporalmente a los héroes. Su motivación no era un cambio de corazón ni un amor por la Tierra, sino un cálculo frío: Xal'Azar era una amenaza que no podía ser ignorada, y si Victor y sus aliados eran los únicos capaces de desafiar al ser primordial, entonces colaborar con ellos, al menos por ahora, era lo más sensato.

Karla'k se acercó a Victor, Rigor, José del futuro, y Adriene con una expresión de determinación, pero también de desprecio. Su voz resonó con una mezcla de desdén y pragmatismo mientras decía: "No pienso en proteger a la Tierra ni en ser un héroe, sino en asegurarme de que Xal'Azar no sea el que destruya todo lo que podría servir para mis propios fines en el futuro. Esta es una oportunidad para eliminar a un enemigo común."

Victor, aún con la furia por la reciente devastación y el dolor de las pérdidas sufridas, reconoció la utilidad de tener a Karla'k en el campo de batalla. Aunque desconfiado, aceptó la ayuda, entendiendo que la colaboración, aunque sea temporal y motivada por intereses propios, podría ser la clave para enfrentar a Xal'Azar.

Con Karla'k unido al grupo, los héroes se prepararon para el enfrentamiento final contra Xal'Azar. El combate se presentaba como una prueba monumental de resistencia y fuerza, donde cada uno debía enfrentar no solo a la entidad primordial, sino también a sus propios demonios internos y conflictos personales. La lucha se tornaría épica, un conflicto en el que la supervivencia de todo lo que conocían estaba en juego.

Victor, con la rabia y el dolor evidentes en su rostro, se dirigió a Xal'Azar, su voz cargada de furia y desesperación.

"Ahora, por tu culpa, ya no podré ver a mi esposa o resucitar a los que amo. Ahora ya no importa este día. ¡Tú caerás, Xal'Azar!"

El tiempo avanzaba rápidamente hacia el final del año, y el enfrentamiento final con Xal'Azar estaba a punto de culminar. Victor, Rigor, José del futuro, Adriene y Karla'k se prepararon para la última confrontación contra la entidad primordial.

Con la oscuridad de Xal'Azar envolviendo el cosmos y la amenaza de una destrucción inminente, el destino del universo estaba en juego. La batalla final se desataba con toda su intensidad mientras el reloj se acercaba a la medianoche, marcando el último día del año en una lucha desesperada por la supervivencia y el equilibrio.

Xal'Azar emergió del portal, sus tentáculos gigantes extendiéndose por el cosmos, cubriendo la existencia misma con su presencia abrumadora. Cada tentáculo parecía absorber la luz y la realidad a su paso, dejando un rastro de oscuridad y caos.

Victor, Rigor, Karla'k, José del futuro, Adriene y Nyxa se prepararon para la batalla final. Cada uno de ellos, con sus habilidades y determinación renovadas, se posicionaron para enfrentar a la entidad primordial. La enorme figura de Xal'Azar, con su forma caótica y su poder destructivo, se alzaba sobre ellos, desafiando su coraje y fuerza.

Victor, con el odio y la desesperación ardiendo en su interior, lideró el ataque, mientras Rigor y Karla'k se mantenían a su lado, preparados para brindar apoyo. José del futuro, Adriene y Nyxa se prepararon para enfrentar la amenaza desde diferentes frentes, sabiendo que la batalla que se avecinaba definiría el destino de la existencia.

El campo de combate se llenó de un aura de tensión y desesperación, mientras las fuerzas se preparaban para la confrontación final con Xal'Azar, en una lucha que podría decidir el futuro del universo.

Victor fue lanzado por un tentáculo de Xal'Azar, atravesando el espacio con una velocidad devastadora hasta llegar a Neptuno. La atmósfera del planeta lo recibió con una ráfaga brutal, y el impacto lo dejó tambaleándose en el frío y oscuro entorno del gigante gaseoso.

Mientras Victor se recuperaba, sintiendo el hielo y la presión abrumadora del planeta, Xal'Azar continuó su avance, arrastrando la oscuridad y la destrucción. Los tentáculos de Xal'Azar seguían extendiéndose por el cosmos, su poder innegable y su influencia imparable.

En el campo de combate, Rigor, Karla'k, José del futuro, Adriene y Nyxa se enfrentaban a los tentáculos restantes de Xal'Azar, tratando de mantener a raya al monstruo primordial y minimizar el daño que causaba a su alrededor. El enfrentamiento se intensificaba, mientras los héroes luchaban desesperadamente para proteger lo que quedaba de su mundo y confrontar la amenaza que Xal'Azar representaba.

El caos se desató en el campo de batalla cuando Xal'Azar abrió múltiples portales, desbordando el espacio con tentáculos colosales. Los tentáculos se movían con una precisión brutal, atacando sin piedad a los héroes.

Rigor, intentando usar su habilidad para detener el tiempo, se encontró incapaz de conjurar su técnica en medio del caos. Un tentáculo lo golpeó con fuerza, arrojándolo contra una montaña cercana. La colisión le hizo escupir un poco de saliva, pero él se recuperó con dificultad, tratando de mantenerse en pie.

Karla'k, ágil y calculador, esquivaba la mayoría de los tentáculos, pero uno de ellos lo alcanzó, estrellándolo contra el suelo con un impacto devastador. La fuerza del golpe dejó a Karla'k tambaleándose, con una expresión de dolor en su rostro.

Adriene, desesperada por invocar a Yekun, fue golpeada por otro tentáculo antes de que pudiera completar su invocación. El impacto la lanzó a través de varias montañas, dejándola tendida entre escombros y ruinas.

José del futuro y Nyxa fueron los más afectados. Los tentáculos los arrojaron a través de un paisaje devastado, atravesando montañas y perforando la corteza terrestre. Ambos cayeron a gran profundidad, su caída retumbando en el suelo, creando una serie de ondas sísmicas que sacudieron la tierra.

Mientras Xal'Azar continuaba su ataque imparable, la situación se volvía cada vez más desesperada. Los héroes estaban dispersos y gravemente heridos, luchando por mantenerse en pie frente a la amenaza de una entidad que parecía inalcanzable.

Victor, con una determinación feroz en sus ojos, salió disparado hacia Xal'Azar. Con precisión y velocidad, lanzó dos técnicas de energía, enfocando su poder en destruir los tentáculos que lo rodeaban. Su objetivo era crear una apertura para su ataque decisivo.

Una vez que se acercó a Xal'Azar, Victor realizó una pose de dedos que había sido característica de sus técnicas más devastadoras. Con una sonrisa de confianza, comenzó a canalizar su poder en la técnica conocida como "Infernal Eternal". Este ataque, que había sido su carta secreta durante muchos combates, prometía un impacto devastador.

Sin embargo, antes de que Victor pudiera liberar el pleno potencial de su técnica, Xal'Azar reaccionó con una agilidad sorprendente. Con un gesto casi despectivo, la entidad primordial canceló la técnica de Victor, anulando el poder concentrado que este había acumulado. La energía que Victor había reunido se desvaneció en un estallido de luz y energía inerte.

Sin darle tiempo a recuperarse, Xal'Azar golpeó a Victor con un tentáculo gigantesco. El impacto fue brutal, lanzando a Victor a través del espacio y dejándolo fuera de combate. Victor se estrelló contra la superficie lunar, la fuerza del golpe creando un cráter que reverberó a través del vacío lunar.

Mientras Victor yacía herido en la Luna, la amenaza de Xal'Azar continuaba creciendo, el universo temblando bajo la sombra de su poder.

Victor, a pesar de la inmensa fatiga y el dolor, reunió sus fuerzas para levantarse. Con un esfuerzo titánico, apuntó con su dedo índice al vacío y, con un destello de determinación en sus ojos, dijo con firmeza: "¡Corte perfecto!"

De inmediato, una energía cortante e invisible se desplegó desde su dedo, atravesando el vacío espacial. La técnica, precisa y letal, encontró su objetivo en uno de los tentáculos de Xal'Azar. El tentáculo fue cortado limpiamente, su segmento severado flotando en el espacio mientras la parte restante se movía de manera errática, incapaz de mantener su estabilidad.

El corte visible en el tentáculo de Xal'Azar era testimonio del poder residual de Victor, mostrando que, a pesar de los obstáculos, todavía tenía capacidad para afectar a su enemigo.

Victor, aún suspendido en el espacio con su rostro lleno de determinación, miró el tentáculo cortado de Xal'Azar y dijo con una sonrisa: "Un regalo de mi amigo Daiki."

A pesar del esfuerzo y la dificultad, el recuerdo de Daiki le dio una chispa de fortaleza. La técnica que había utilizado, un último vestigio de la habilidad que su amigo le había transmitido, demostraba que su influencia y apoyo seguían presentes incluso en los momentos más oscuros.

Victor, sintiendo la furia acumulada en su interior, se lanzó hacia Xal'Azar con una determinación renovada. Sin embargo, Xal'Azar, con un gesto de pura malicia, usó uno de sus tentáculos para arrastrar el planeta Neptuno hacia el portal dimensional que había abierto. El planeta, colisionando a una velocidad aterradora, se dirigía directamente hacia Victor.

El impacto fue devastador. Neptuno golpeó a Victor con una fuerza abrumadora, provocando una explosión de escombros y energía en el espacio. Victor fue arrastrado por la colisión, su cuerpo sometido a una presión inmensa. A pesar del golpe brutal, su espíritu inquebrantable seguía luchando por mantenerse en pie.

Víctor, aún tambaleándose por el impacto brutal, cae pesadamente sobre el suelo del planeta Tierra. La vibración del choque sacude el terreno alrededor, y el polvo se levanta a su alrededor. Mientras se recompone, observa a Karla'k en medio de la batalla, cortando con furia varios de los tentáculos gigantes de Xal'Azar que intentan envolver el planeta.

Karla'k, aunque con una actitud fría y calculadora, muestra una intensidad inesperada en su ataque. Sus movimientos son precisos y letales, cada golpe y corte debilitando la amenaza de Xal'Azar. Sin embargo, a pesar de su evidente habilidad en el combate, el poder de Xal'Azar parece interminable y el daño que inflige aún es significativo.

Víctor, con la vista fija en Karla'k y en los restos de los tentáculos destruidos, sabe que deben actuar rápidamente. El tiempo se acaba, y Xal'Azar no parece mostrar signos de debilidad. Con un esfuerzo monumental, Víctor se levanta, dispuesto a unirse a la lucha y redoblar sus esfuerzos para enfrentar la amenaza inminente.

Víctor, observando el desgarrador momento en que un tentáculo atraviesa a Nyxa, se queda paralizado por el horror y la sorpresa al ver cómo ella es borrada de la existencia. En su último aliento, Nyxa le transfiere todo su poder, velocidad y fuerza. Su cuerpo se llena con una energía abrumadora que hace que cada célula de Víctor se adapte y se fortalezca.

El grito de Víctor, cargado de furia y desesperación, resuena por el cosmos. La energía que ha recibido lo transforma, y sus músculos se expanden y se vuelven más poderosos. Su velocidad aumenta exponencialmente, superando la velocidad de la luz y alcanzando niveles inconmensurables.

Víctor, ahora imbuido con el poder de Nyxa, se mueve a una velocidad tan alta que parece estar en varios lugares al mismo tiempo. Su determinación y rabia lo impulsan a atacar con una ferocidad renovada, dirigiéndose hacia Xal'Azar con una velocidad que desafía toda lógica.

Cada movimiento de Víctor es un borrón de luz y energía, y cada golpe que lanza es devastador. Los tentáculos de Xal'Azar que antes parecían impenetrables ahora son cortados y destruidos con una rapidez inigualable. La transformación de Víctor marca un punto de inflexión en la batalla, mientras lucha con una intensidad renovada para enfrentar al enemigo que ha causado tanto sufrimiento.

Xal'Azar, habiendo absorbido a Jehová, comienza a transformar su forma caótica en una figura humanoide imponente. Su nueva apariencia mantiene una mezcla de lo primordial y lo divino: una figura robusta y majestuosa con rasgos que reflejan tanto la oscuridad como la grandeza del poder de Jehová.

En su mano, empuña la Espada del Apocalipsis, una hoja que brilla con una energía ominosa y poderosa. La espada parece estar cargada con la esencia de la destrucción y el caos, su filo resplandece con un aura que amenaza con desintegrar cualquier cosa que toque.

Xal'Azar, ahora en su forma humanoide, se enfrenta a Víctor con una presencia imponente. Su nueva forma le da una ventaja estratégica, ya que combina la habilidad de Jehová para manipular la realidad con la crueldad de Xal'Azar. Cada movimiento con la espada del Apocalipsis es acompañado por ondas de energía que distorsionan el espacio y el tiempo a su alrededor.

Víctor, aún bajo el efecto del poder de Nyxa y con su velocidad inconmensurable, se enfrenta a Xal'Azar con una intensidad renovada. La batalla se vuelve una danza frenética de ataques y bloqueos, donde la destreza de Víctor y el poder de la espada de Xal'Azar crean un espectáculo de luz y destrucción.

A pesar de su nueva forma y el poder que ha adquirido, Xal'Azar siente la presión de la determinación y la furia de Víctor. La confrontación se vuelve más intensa, con ambos combatientes llevando sus habilidades al límite en una última batalla por el destino del universo.

Mientras Xal'Azar avanza con su Espada del Apocalipsis, atraviesa a Karla'k y James, desintegrándolos poco a poco con su poder abrumador. Karla'k, con una expresión de dolor y resignación, se dirige a Víctor con las últimas fuerzas que le quedan. Su voz, aunque debilitada, está llena de determinación y pesar.

"Encárgate de ese maldito," dice Karla'k, su mirada fija en Víctor. "Espero que mi hijo me perdone por lo que he hecho."

La expresión en el rostro de Karla'k, a pesar de su naturaleza brutal y su historia de destrucción, muestra una sorprendente mezcla de tristeza y arrepentimiento. Es un gesto inesperado, un indicio de que, a pesar de todo, había algo de humanidad y arrepentimiento en su corazón.

Xal'Azar, al observar la escena, deja escapar una sonrisa fría pero con una ligera insinuación de algo benevolente. Es un gesto que contrasta con su naturaleza destructiva, y refleja la complejidad de sus emociones en este momento crucial.

Con Karla'k y James desintegrándose lentamente, Víctor se enfrenta a Xal'Azar con renovada furia y determinación. La batalla final se intensifica, con Víctor enfrentando a Xal'Azar en un enfrentamiento desesperado para salvar lo que queda del universo y honrar el sacrificio de aquellos que cayeron en la lucha.

Víctor, ahora dotado de una velocidad inconmensurable que roza los límites de la omnisciencia y la omnipresencia, se siente invencible. Su nuevo poder le permite moverse y reaccionar con una agilidad que desafía cualquier percepción de tiempo y espacio. Con esta capacidad sobrehumana, está listo para enfrentar a Xal'Azar en el clímax de la batalla.

Mirando a Xal'Azar con una intensidad implacable, Víctor exclama con determinación: "Acabemos con esto."

Con una velocidad que parece hacer que el tiempo se detenga a su alrededor, Víctor se lanza hacia Xal'Azar. Su ataque es tan rápido y preciso que es casi imperceptible. Cada movimiento está imbuido con el poder de Karla'k y la fuerza acumulada de todas sus experiencias.

Xal'Azar, sorprendido por la magnitud del poder de Víctor, intenta defenderse, pero la velocidad y la fuerza de Víctor superan sus expectativas. La batalla alcanza su clímax mientras Víctor, con un objetivo claro y una furia implacable, lucha por poner fin a la amenaza que Xal'Azar representa.

Víctor, con su poder recién adquirido y su velocidad inconmensurable, enfrenta la amenaza inminente de Xal'Azar, quien ha aumentado su tamaño a una escala colosal. Xal'Azar, ahora un gigante cósmico, comienza a destruir la existencia a su alrededor con un ritmo devastador.

En respuesta, Víctor actúa con una determinación feroz. Concentrando su poder, crea un outverso, una burbuja de realidad que encapsula un fragmento del universo donde se encuentran Darkness, la esposa de Daiki, y otros seres inocentes que aún quedan. Esta burbuja es del tamaño de una canica, pero dentro de ella, la vida continúa a salvo del caos que Xal'Azar está desatando.

Víctor coloca cuidadosamente esta canica en el bolsillo de su pantalón, asegurando así que la vida dentro de ella permanezca intacta y protegida. Con el outverso seguro, se prepara para la confrontación final.

José del futuro se une a Víctor, y juntos, con Rigor a su lado, se preparan para enfrentar el desafío que representa Xal'Azar. La batalla está a punto de intensificarse, con Víctor y su equipo listos para darlo todo en su esfuerzo por salvar lo que queda de la existencia.

Fin.