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Chapter 6 - Capítulo 6: despedida

Un año, 500 días, 500 veces había visto Ragnar el sol alzarse cuando se levantaba al amanecer, y 500 veces lo había visto esconderse al ir a dormir al atardecer.

Un año de experiencias, de sonrisas, de entrenamiento, de noches en las que Ragnar se acostaba extenuado tanto físicamente como mentalmente.

 Puede que pareciera solitario ya que Ragnar no podía abandonar la carnicería en todo el año, pero no hacía falta, no le hizo falta.

Ley de harmonía, dar y recibir, el anciano le había dado mucho a Ragnar, así que Ragnar se aseguró de trabajar hasta que su cuerpo no pudiera más, de entrenar hasta el límite de sus habilidades físicas, de pensar estrategicamente cada paso, cada movimiento en sus partidas de ajedrez, todo con una meta.

Hacerle ver al anciano que aunque no estuviera a su lado, que Ragnar no fallaría, porque si había algo en lo que Owen podía confiar, era en la convicción de Ragnar, esa es una llama que nunca se apagaría, sin importar los peligros del continente al que se dirijía.

'Los monstruos de Arcelein...'

Así es como el anciano le había dicho a Ragnar que llamaban a la gente de allí, monstruos, más allá del entendimiento humano.

'¿Será verdad o mito, moriré por un rayo antes de pisar las tierras de Arcelein?'

'No importa'

A Ragnar no le importaba si el cielo o la tierra se movían para interponerse en su camino, seguiría avanzando, sin mirar atrás.

Así es como iba a vivir su vida.

Así es como su hermano había vivido la suya.

Las amigos que conocía, Owen y Narok, y aquellos que aún no conocía, todos eran la fuerza de Ragnar, no iba a permitirse echarse para atras, nunca lo hará.

Por eso cada día entrenaba más duro, tenía que hacerlo, no dejaba de pensar, su cerebro siempre en marcha, si bien es cierto que Ragnar no era un prodigio en cuanto a inteligencia, era dotado creando estrategias y planes.

¿Qué haré cuando llegue?

Tendría que buscar un puerto en el que desembarcar, ese era su primer paso, pero que sucede con el paso anterior, el paso zero, Ragnar necesitaba controlar un barco antes de poder irse.

Pero para suerte para el chaval, Owen se encargó de enseñarle, que era la proa y la popa, el timón, el mastín, como izar las velas, moverse a favor del viento, ubicarse con las estrellas, todas las noches Owen y Ragnar se escabullían de la carnicería hacia la cueva donde estaba el barco de Raik para practicar.

Y Owen comprendió un talento innato en Ragnar.

Era un navegante natural, llevar el barco, manejarse por las aguas, el chaval no tendría ningún problema en llevar ese barco a puerto.

'Podrías convertirte en el pescador de nuestra isla, chaval'

Owen se calló esas palabras, ojala pudiera haber convencido a Ragnar con ellas, quedarse en esta isla, asentarse, crear una familia y visitar al anciano todos los días mientras el rufián de Harmonía se había convertido en un ciudadano hecho y derecho.

Owen podía ver la ilusión de un Ragnar más mayor, maduro, con un bebe en sus brazos, uno al que llamó Raik en honor a Owen.

Un futuro en el que Ragnar no sufriría, en el que no conocería perdida, abandono o traición alguna, estaría sano y salvo en Harmonía.

Pero el anciano sabía que no podía detener al joven, el chaval ardía con las misma pasión que había visto en su hijo, no solo se trataba de que tuviera que rescatar a alguien en Arcelein, no.

El chaval tenía alma de aventurero, quería explorar, tener aventuras, descubrir pasiones desconocidas, experimentar aquellas historias que solo había oido hablar en cuentos de hadas.

Así que cuando el día llegó en el que fue con Ragnar a la cueva por última vez, Owen no le despidió con lágrimas, no, fue con una sonrisa, la más cálida y brillante que el anciano le había dado a alguien que no fuera de su familia.

Le estrechó la mano, y le dijo que ni se le ocurriera palmarla donde Él no pudiera verlo, y luego empezó a reir a carcajadas, cada vez más y más fuerte, y al estrechar la mano de Ragnar con la suya, notó que sus brazos estaban en forma por todo el entrenamiento que había estado haciendo el chaval.

Y le despidió con las siguientes palabras.

"Sabes, Ragnar, los libros, las historias que tenemos en la isla son siempre las mismas, una y otra vez; era el sueño de mi hijo encontrar nuevas historias para saciar su hambre de conocimiento."

"Más vale que vuelvas para que puedas compartir nuevas historias, esta isla las necesita, historias nuevas, emocionantes aventuras."

"Prométemelo."

Ragnar miró fijamente al anciano a los ojos, este anciano había sido un extraño, luego una herramienta, y al final, su profesor y amigo.

Hace 3 años, cuando Ragnar intentó robar el barco del puerto, no tenía ninguna intención de volver a esta isla otra vez.

Todos le ignoraron, todos le maltrataron, pero es en esta maldita isla en la que fue llamado monstruo que encontró a Owen.

El anciano que tuvo piedad de Ragnar, que le enseñó lo que sabía, le entrenó en todos los aspectos necesarios, incluso le instruyó como navegar un barco para ir hacia el continente.

La ley de Harmonía, dar y recivir, Owen había apostado y puesto todas sus fichas en Ragnar, y Él juró que no le iba a defraudar.

Le daría y contaría historias para escribiera diez mil libros con ellas, historias fantásticas, dramáticas, cómicas y épicas.

Y la primera que le contaría, sería del relato de un niño de 13 años, sobreviviendo en una isla llena de extraños, aislado por todos, hasta que un amable anciano le adoptó.

De esa historia nacerían todas las otras historias de Ragnar, el principio de todo, el origen, ese era Owen, y Ragnar nunca se olvidaría de Él.

Así que Ragnar, estrechando la mano de Owen dijo las siguientes palabras, una promesa que pensaba cumplir a todo coste.

"No voy a morir, Owen, nunca lo haré, pase lo que pase."

"Así que asegurate de esperarme, yo no pienso estirar la pata, así que más te vale no poner un pie en la tumba tampoco."

Con convicción, Ragnar se alejó de Owen y caminó hacia su barco.

No hicieron falta más palabras, los tres años que habían pasado juntos, los momentos que los unían, era un lazo que nadie podría romper.

Izó las velas del barco, se dirigió al norte, hacia el continente, hacia su hermano, tenía tantas cosas que contarle, pero lo primero que Ragnar haría cuando encontrara a Narok, sería zarpar a Harmonía, y que su hermano y mentor se conocieran.

Y así zarpó Ragnar Newgate, hacia el continente de Arcelein, dejando atrás Harmonía, a su mentor, el amigo que le despidió con una sonrisa.