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Chapter 9 - Duque Allen

Junto a Crinar llegaron Tudor y Rafa. Este último se acercó a Lufa para revisar su cuerpo, luego, dio la misma respuesta que días atrás.

–Él está bien. Su cara debería volver a ser la misma en un par de meses. Solo necesita descanso y tomar algunas plantas para soportar el dolor- sonrió.

Miena y Abigail soltaron suspiros de alivio.

–Quien iba a pensar que tú podrías pararte para proteger a alguien –expresó Tudor, mirando a Lufa con sus cejas levantadas por la sorpresa.

–Es el deber de todo hombre proteger a las damas –replicó Lufa con una sonrisa de suficiencia.

Era extraño que esas palabras salieran de la boca de un niño problemático y egoísta que tenía el rostro golpeado, pero nadie se detuvo a pensarlo.

Tudor y Rafa cruzaron miradas con sorpresa, Crinar lo analizaba en silencio y Miena sonreía radiantemente por sus palabras.

–Había escuchado a las mujeres decir que cambiaste. Voy a confiar una vez más en ti –las palabras de Crinar eran serias, al igual que su mirada.

Lufa se encontró con sus pupilas, "que arrogante, no es como si necesitara su aprobación o algo por el estilo".

"Ojos claros y sin miedo", Crinar no había parado de observar a Lufa desde que ingresó. Como líder del pueblo y persona experimentada, era bueno para leer a la gente. Y el cambio de Lufa era evidente.

"Interesante".

–Pues bien. Lufa, quiero preguntarte algunas cosas sobre ese d…

–Jefe Jefe –ingresó gritando un poblador.

–¿Qué pasa? ¿Por qué tanta prisa?

–¡Jefe! El duque Frederic viene hacia aquí –dijo jadeando.

–Llegó bastante rápido. Ve y acompáñalo a mi casa –ordenó al recién llegado.

–Ehhhh… –el joven parecía algo incómodo.

–¿Qué pasa? –Crinar frunció el ceño.

–Yo… desde un principio tenía esa idea. Pero… –posó su mirada sobre Lufa –el duque dijo que quiere verlo. Por eso se dirige hacia aquí.

Crinar estaba asombrado, al igual que los demás. Le dio una mirada rápida al paciente en cama, solo un pensamiento se le vino a la mente. "No debo dejar que lo vea".

Aunque Crinar sentía que Lufa era distinto al Lufa de hace unos días, no quería verse involucrado en una falta de respeto hacia el duque.

Antes de que pueda dar alguna orden, se escucharon una serie de pasos firmes acercándose.

Quien ingresó fue un hombre de cabellera dorada, sus rasgos afilados y mirada digna le daban un aire de nobleza difícil de imitar. El traje militar azul oscuro se ceñía a su cuerpo y en su pecho brillaban muchas medallas que armonizaban con su cabello, señalando su estatus militar.

El par de ojos azules escaneó a todos los presentes.

Cada uno de ellos, al sentir su mirada, bajaron las cabezas e hicieron una reverencia.

Solo Crinar parecía tener la valentía de hablar delante suyo.

–Saludos a usted Lord Frederic. Sea bienvenido al pueblo de los Noctas y disculpe mi descortesía por hacer que venga hasta aquí. –Crinar mantenía una mirada de sumisión.

–Buen día a todos ustedes –asintió con una sonrisa condescendiente –Crinar, no te preocupes por esas cosas, nuestro reencuentro después de varios años no debería ser tan tenso. Además, yo fui quien insistió en venir. 

–Entiendo Lord Frederic. Por favor, sígame y déjeme brindarle la hospitalidad que se merece –insistió, tratando de sacarlo de allí.

La negativa del duque no se hizo esperar.

–Somos conocidos Crinar, espera un momento y déjame conversar un poco con el joven héroe –su atención se desvió hacia Lufa.

"Demonios", expresó Crinar a sus adentros.

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Desde que el Duque ingresó, Lufa estuvo estudiándolo. Lentamente, un cúmulo de memorias se imprimieron en su cabeza, estas eran referentes al ducado y al duque Frederic Allen.

"Parece que mis memorias se encuentran selladas y solo cuando aparezca algún factor nuevo las iré recuperando", la hipótesis se formó después de diversas interacciones.

Tras unos momentos, Lufa se dirigió hacia el duque –Déjeme darle mis saludos sinceros, Duque Frederic Allen, estoy honrado de conocer a la gran eminencia militar del Imperio. Lamentablemente no puedo darle un saludo adecuado debido a mi penosa situación –dijo con vergüenza fingida.

Crinar, a un lado, estaba sudando frío.

–Jaja. Vuelvo a repetirlo, no hay necesidad de ser tan formales – Un atisbo de sorpresa cruzó por sus ojos –Además, me presenté por la carta que envió Crinar, para dar justicia a lo ocurrido- recompuso su serenidad.

Luego, volteándose hacia Crinar, ordenó –Entonces. Detállame lo ocurrido, aunque lo relataste en la carta …puede que tal vez no sea todo.

–Es como usted dice, Lord Frederic –asintió –Lo que pasó fue lo siguiente…

Crinar comenzó a relatar todo lo que supo, además, parecía haber algunas cosas más que, posiblemente, añadió por el relato de Miena.

–Mmm. Ya veo –los dedos del duque acariciaban su propia barba. –Pero, ¿por qué lo hizo?¿él dijo algo?

–Según Porcus, lo hizo para que nosotros perdamos su favor y no nos brinde más apoyo –dijo a regañadientes Crinar.

–Haaaaa –el duque reveló una mirada cansada –Debo disculparme con ustedes y todos los pobladores.

–Lord Frederic no diga eso, no es culpa suya –replicó instantáneamente Crinar, con un poco de miedo.

–Escúchame primero. Pocos lo saben, pero Porcus llega a ser primo de mi esposa –explicó Frederic con algo de pena –Justamente por ello le pedí que fuera recaudador, pues su intelecto y físico le impiden realizar otros trabajos.

–Así que Porcus llega a ser familiar suyo –Crinar tenía el ceño fruncido.

Los demás tenían miradas de preocupación.

Ser familiar de alguien poderoso, la mayoría de las veces los eximía de los castigos severos. En este caso es bastante probable que sucediera lo mismo.

–Les doy mi palabra –continuó el duque –No lo volverán a ver y será castigado para que no vuelva a cometer los mismos errores.

Como era una orden del duque solo les quedaba aceptarlo.

Por su parte, Lufa se sentía bastante enojado, "¡Cerdo de mierda!, no pienses que te librarás fácilmente de esta".

–Sir Frederic.

Todos se pusieron tensos al escuchar a Lufa y su tono enojado. Crinar incluso trató de instigar a que se callara, haciéndole señas con los ojos.

–Cierto, me olvidaba de ti jovencito –con un asentimiento prosiguió –No te preocupes. Gracias a ti se descubrieron las fechorías de Porcus, es por ello que te daré lo que desees, claro que debe estar en mis capacidades –expresó, claramente obviando su descortesía. 

–No soy digno de pedirle algo –replicó instantáneamente Lufa –Pero, por favor, déjeme agregar algunas cosas que no le dijeron los pobladores.

Con una mirada seria, el duque habló –continúa.

Evitando los ojos asustados de los presentes, Lufa comenzó a relatar "la verdad".

–Me escapé de la fiesta porque quería hacerle compañía al guardia…

Nadie se dio cuenta que en ese momento Miena frunció el ceño.

–Cuando estaba cerca del fortín vi cómo lo golpeaban. En ese momento me quedé asustado y me escondí, sin saber que hacer…

Se escucharon levemente los dientes de Miena rechinando.

–Me escabullí para ver que querían hacerle al guardia y allí los escuché. Dijeron que querían quemar todo para que no tengamos lo suficiente y ellos se llevarían como esclavas a las mujeres a cambio de los alimentos faltantes…

–¿¡Qué!? –el duque levantó la voz con verdadero enojo.

Todos en el cuarto tenían las mismas miradas de consternación.

–Incluso dijeron que usted abogaría por ellos.

Todos abrieron la boca de la sorpresa.

"Bingo", pensó Lufa. Por sus recién adquiridos recuerdos, comprendía que una de las cosas que más le molestaba al duque era la esclavitud de mujeres, pues trataron de vender a dos de sus primas y varias sirvientas como esclavas. Por tal motivo, en su ducado estaba estrictamente prohibido hacerlo, y al que incumplía solo le esperaba un destino: la muerte.

–Muchacho, ¿estás seguro de lo que dices? –sus palabras transmitían una frialdad mortal.

–No me atrevo a mentirle, Sir Frederic –Lufa agachó la cabeza –Además, también escuché que ya lo hicieron anteriormente.

–¡Porcus! ¡Te atreves! –rugió con odio. –¡Llévenme a ver a ese maldito puerco!

A Crinar no le quedó más que asentir con temor.