Chereads / Infinitus: Tomo 3 / Chapter 6 - Capítulo 6: El reencuentro inesperado

Chapter 6 - Capítulo 6: El reencuentro inesperado

La simple presencia de la enorme figura de Aiden generaba una gran presión a su alrededor. La espada de Aiden reflejaba el aspecto que él mismo percibía en relación con sus sentimientos, y, completamente cegado por la ira, se veía a sí mismo como una bestia indomable.

Shax volvió a asumir la apariencia de Aria y se preparó para luchar.

«Si muero, mi habilidad podría ser utilizada por Silverlight; ella es nuestra carta bajo la manga» Pensó la macabra anciana mientras observaba a la formidable bestia.

Muy lejos, el alma de Aria contemplaba la escena con tristeza.

—Aiden no puede ser engañado por un truco tan rudimentario, pero aún así está sufriendo porque nuestra imagen está siendo mancillada. —Comentó la difunta Aria. Luego, miró al enorme ente que poseía su alma. —Sé que le someterás a un juicio aún más severo si intenta recuperar mi alma. Es por eso que debe enfrentar esto solo.

Mientras tanto, Maya también observaba la situación desde el más allá, angustiada al ver a Aiden en tal estado.

—Mi amor... Por favor, debes mantenerte consciente. —Murmuró Maya con desesperación.

Mientras tanto, Aiden se lanzó contra Shax e intentó aplastarla con su enorme puño. La falsa Aria saltó para esquivar el golpe, y Aiden se giró para asestar otro puñetazo. Shax intentó bloquear el golpe con un puño propio, pero, para su sorpresa, los huesos de sus brazos se fracturaron completamente al chocar con el puño de Aiden. Aiden continuó su trayectoria, golpeando a Shax en la cara y lanzándola varios metros hasta que colisionó con un edificio de hormigón armado.

Cuando el humo se disipó, Shax apareció transformada en Jade, una de las brujas más poderosas con las que Aiden se había enfrentado anteriormente.

—No importa cuánto intentes, puedo recuperarme de todas las heridas solo con transformarme de nuevo —Comentó Shax. Sin embargo, Aiden ya no estaba consciente; lo único que hizo fue gritar con fuerza al cielo mientras liberaba una enorme cantidad de aura.

A lo lejos, inmovilizada, Elea se percató de la situación de Aiden. Tanto Raiden como ella no podían moverse mientras el odioso ente continuaba con su pesado monólogo egocéntrico. De pronto, un disparo de Elea atravesó las manos del ente, haciéndolo caer al suelo y retorcerse de dolor.

—¿Cómo es posible? —Preguntó el ente, aterrado.

—Simplemente disparé hacia atrás; mi habilidad se encargó de rastrearte. —Respondió Elea mientras preparaba el taienomi en su mano derecha.

—Te arrepentirás de esto, Elea. Vas por mal camino —Comentó el ente, notando las intenciones asesinas de la pequeña chica mapache.

—En esta lucha no hay buenos ni malos, solo choques de ideas —Replicó Elea. Sin mucha preocupación, aplastó la cabeza del ente con su poderoso ataque. Antes de que su habilidad se perdiera en el vacío, la atrapó en una barrera mágica creada por ella. Raiden miró con curiosidad.

—De esta manera puedo atrapar las habilidades. Como no tengo intención de trasplantarla, esperaré para dársela a Aiden. —Dijo Elea mientras guardaba el pequeño cubo y luego miraba de reojo a Raiden. —Te voy a confesar un secreto: mi cuerpo sufre de una condición que me impide generar nuevas células, lo que me obliga a gastar enormes cantidades de energía mágica para sanar. Por eso necesito pedirte un humillante favor.

Mientras tanto, en la pelea entre Aiden y Shax, la pequeña anciana había recuperado el cuerpo de Aria y lanzó una gran esfera cargada con el aura del amor. Sin embargo, Aiden pudo detener el ataque con una sola mano, iniciando un forcejeo que, debido a la magnitud del poder, comenzó a deteriorar todo el terreno a su alrededor.

Desde el otro mundo, Aria observaba la situación con desagrado.

—Aunque puede usar el aura del amor al tomar mi forma, yo soy quien tiene el control total sobre él. —Comentó Aria. De pronto, toda el aura abandonó a Shax, dejándola anonadada.

«Ya no puedo usar el aura del amor...» pensó la anciana, paralizada por el miedo.

—Esto es todo lo que puedo hacer por ti, Aiden. Nos volveremos a ver cuando vengas a reclamar mi alma —dijo Aria, tensa por la situación.

De repente, Shax se destransformó, regresando a su forma original.

«Maldita sea… He perdido la concentración...» Pensó la anciana, justo cuando el enorme puño de Aiden se dirigía hacia ella con gran fuerza. —¡Maldita sea! —Exclamó la anciana mientras, con un simple golpe, Aiden destruyó todos los huesos de Shax, acabando con su vida instantáneamente.

Raiden no tardó en llegar con Elea en brazos. Al llegar, vio a Aiden en una forma tan monstruosa que le sorprendió.

—El aura de la ira lo ha dominado por completo. Es la segunda vez que siento una presencia tan llena de rencor. —Comentó Elea, igualmente anonadada por el aspecto bestial de Aiden.

Aiden permaneció inmóvil unos segundos y luego alzó el vuelo, alejándose del lugar. Raiden dejó a Elea en el suelo y trató de seguir a Aiden.

—Espera. Aiden ha huido hacia las montañas. No quiere hacerle daño a nadie. Si lo perturbamos en su estado actual sin una estrategia, podríamos poner nuestras vidas en peligro. —Explicó Elea, colocando una mano en el hombro de Raiden. Raiden miró en la dirección en la que se había ido Aiden. —Por ahora, dejemos que se tranquilice por su cuenta.

Unas horas después, Elea había reunido a Verónica y Natira en el salón para explicarles la situación.

—Abusaron tanto de su estabilidad mental que acabó perdiendo el control por completo; ahora le es imposible volver a la normalidad —Comentó Elea, mientras Natira y Verónica cambiaban su expresión seria por una tensa. —La espada que lleva consigo es lo que le permite transformarse, pero esa es la debilidad de su efecto: permanecer demasiado tiempo transformado puede resultar dañino.

—Yo me ocuparé de esto —Dijo Natira, envolviendo su puño en llamas, pero Elea ni siquiera se inmutó para mirarla a los ojos.

—Necesitamos combatir aura con aura. Las llamas de Aiden son mucho más intensas que las tuyas y podrían extinguir tus llamas sin problemas —Comentó Elea, y luego miró a Verónica. —En cuanto a ti... —Dijo Elea, pensando en la situación y ocultando un leve sonrojo. —Necesito tiempo para idear una estrategia.

Los minutos pasaban mientras Elea caminaba alrededor de la piscina del edificio, intentando pensar en cómo proceder. La situación era demasiado delicada y no podría manejarla ella sola.

«Se me acaba el tiempo. Si no encuentro cómo ayudarlo, esos dos acabarán yendo a por él. Su nivel es demasiado bajo y podría acabar muriendo.» Mientras seguía pensando, Elea metió las manos en los bolsillos y se dio cuenta de algo que no estaba allí antes. Al sacarlo, vio que era el diamante de Varah; Aiden seguramente se lo había dado antes de perder la cordura. Elea comprendió la situación y, posteriormente, guardó en el diamante la habilidad del ente que la había estado reteniendo. «Con esto podría resolver todos mis problemas...», pensó Elea, cuando de pronto escuchó el sonido de una maceta rompiéndose detrás de ella.

—Eso ya estaba roto cuando llegué —Dijo una voz familiar para Elea. Era Rakku, su hermano pequeño. —Estoy al tanto de la situación y tengo la solución, pero necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda? —Preguntó Elea, incrédula.

—Juntos sellaremos esa aura, así no podrá volver a utilizarla —Prosiguió Rakku con una sonrisa de motivación en el rostro.

—¿Pero por qué quieres ayudar a Aiden? Él te dejó ciego —Dijo Elea, confundida.

—No confundas las cosas. Lo veo como mi rival, y no puedo permitir que mi rival termine así. Eso le quitaría la diversión —Respondió Rakku mientras apretaba los puños.

—Eres raro, ¿lo sabías?

Muy lejos, en las montañas, Aiden se había refugiado en una cueva. No podía abandonar su forma descontrolada, pero sentía que no estaba solo. Aunque no en cuerpo, Maya estaba junto a él en alma. Las Hespérides le habían permitido a Maya estar con Aiden por un breve período de tiempo. Aunque él no podía verla, de algún modo sabía que ella estaba allí.

—Mi amor… Me duele no poder ayudarte. Es imposible hacer algo mientras estás en esa forma. Dyrnwyn interpreta tus sentimientos y te da el aspecto con el que te ves a ti mismo. —Diría Maya, acercándose lentamente a Aiden. —Con tu corazón lleno de ira, no te ves con la gabardina que te regalé, no te ves digno de usarla, por eso no puedo devolverte a la normalidad. —Maya posó suavemente una de sus manos sobre la enorme y monstruosa mano de Aiden. Aunque él no podía sentirla, sabía que era ella. —Lamento no haber podido ser la esposa que te merecías.

—Maya… —Diría Aiden. Era lo único que podía decir; siempre que intentaba hablar en esa forma, lo único que salía eran gritos furiosos y gruñidos, pero nunca olvidaría el nombre de su amada.

—Estoy aquí, mi amor, aunque no puedas verme. Solo podré estar contigo un poco más… —Respondería Maya con tono suave. —Mi alma debe regresar a mi mundo, al que me juraste proteger. Confío en ti.

Mientras tanto, Raiden había sido convocado por Elea en su habitación. Llevaban un tiempo esperando, y Calibur parecía más contento de lo habitual.

—Hace tiempo que no te veo tan feliz. —Comentó Raiden mientras su espada sonreía alegremente.

—¿Acaso no sabes por qué Elea nos llamó con tanta urgencia? —Respondió Calibur, y Raiden simplemente levantó los hombros en señal de desconocimiento. —Es obvio que Elea está deseando que le demos un "entrenamiento especial". —Añadió la espada, mientras la boca se le hacía agua ante la idea, mientras Raiden solo rodaba los ojos.

—Os estaba esperando, pervertidos. —Comentó Elea, haciendo que Raiden se pusiera recto de inmediato. Elea se acercó a Raiden y analizó su expresión. —Dime, ¿Qué pensaste al ver a Aiden en esa forma?

—Es como un demonio… No puedo ganarle… —Respondió Raiden, apretando los puños en frustración.

—Lo sabía, aún no estás listo. Mi hermano y yo nos haremos cargo. —Respondió Elea mientras se alejaba de Raiden. En ese momento, Raiden recordó la conversación que había tenido con Elea esa misma mañana.

—Mi cuerpo sufre de una condición que me impide generar nuevas células, lo que me obliga a gastar enormes cantidades de energía mágica para sanar.

—¡Espera! —Exclamó Raiden, pero para cuando quiso darse cuenta, estaba encerrado en un cubo similar al que Elea había creado para guardar la habilidad del ente. —¡¿Qué demonios es esto?!

—Qué escandaloso eres. —Comentó Elea. —Os encerraré aquí para que no me sigáis. Si fallamos, seréis quienes deban proteger este mundo. —Mientras Elea se alejaba, Raiden la miraba enfadado y golpeaba la barrera.

—¡Te odiaré para siempre! —Exclamó Raiden furioso. Sus palabras parecieron afectar a Elea.

—Solo quiero protegerte. —Respondió Elea con tono afligido, antes de continuar su camino.

Elea y Rakku habían llegado a la cueva; gracias a la habilidad de Elea para sentir presencias, no fue difícil encontrarla.

—Aiden se encuentra dentro de esa cueva. Recuerda, si no lo sellamos al mismo tiempo, habremos fracasado.

—Vamos, ¿Qué podría salir mal? —Respondió Rakku con una sonrisa confiada. —Oye, hermana, quiero hacerte una pregunta.

—¿De qué se trata? —Preguntó Elea, confundida.

—Si tu cuerpo no se estuviera deteriorando y tuvieras la intención de matar al deiak, ¿quién ganaría? —Rakku apretó los puños con fuerza, y Elea lo miró algo incómoda.

—En su estado actual, podría acabar con Aiden de un solo ataque. —Respondió Elea con seriedad, y Rakku solo mostró una sonrisa.

—Ya veo, así que te estuviste conteniendo durante toda nuestra pelea. Creo que volveré a Varah después de esto; quiero volverme más fuerte. —Tras esto, Rakku hizo un movimiento con su mano y, aprovechando el efecto de su regalo, un enorme filo se alzó desde el interior de la cueva con Aiden atravesado en él. Elea miró la escena anonadada mientras Rakku sonreía. —¿Qué tal? ¿Logré sacarlo? —Comentó Rakku justo antes de que Aiden gritara de furia y generara una presión a su alrededor.

—Su poder es tan grande que generó una presión sin darse cuenta —Comentó Elea mientras Rakku comenzaba a calentar sus extremidades.

—Perfecto, podré pelear. Aún no puedo sentir presencias, pero con la presión podré saber dónde golpear. —Respondió Rakku. Rápidamente, Aiden se lanzó hacia él para golpearlo, pero Rakku bloqueó el golpe con una sola mano. —Espléndido, tienes una fuerza apabullante. —Dijo Rakku antes de escuchar la voz de uno de sus bakus, cambiando su expresión a una completamente seria. —¡Elea, tenemos otro problema! El deiak no nos visualiza como si fuéramos Efialtes.

«Ahora tendremos que usar más fuerza...» Pensó Elea, preocupada por la situación. «Eso es; por eso mi hermano recibió el golpe, quiere saber cuánta fuerza tendremos que usar.» A gran velocidad, Aiden llegó hasta donde se encontraba Elea y, con un solo golpe, la lanzó a volar una gran distancia. Aiden intentó perseguirla para golpearla de nuevo. Elea liberó su aura para intentar bloquearlo, pero Rakku llegó en el momento justo, golpeando a Aiden con gran fuerza y salvando a su hermana del golpe inminente.

—No esperes que te proteja; cada uno va por su cuenta. —Comentó Rakku mientras se cubría con su aura.

—Sin duda, tendremos que golpearlo a la vez. —Dijo Elea. Ambos se lanzaron juntos para golpear a Aiden en el estómago y continuaron atacando con una cadena de golpes, sin darle la oportunidad de defenderse. Los golpes eran tan destructivos que el suelo temblaba a su alrededor.

Aiden gritó con todas sus fuerzas, rodeando su cuerpo de aura y aumentando la temperatura en los alrededores.

—Maldita sea... Tenemos que usar el Taienomi. —Dijo Rakku al sentir el incremento de poder de Aiden.

—No podemos. El Taienomi es una técnica que se usa para proteger. Aunque ya no sea una princesa, no volveré a hacerle daño a alguien que aprecio —Respondió Elea. Pero antes de que pudieran seguir discutiendo, Aiden se lanzó hacia ellos, logrando agarrarlos por el pelo y lanzarlos contra una de las montañas, para luego arrojarles una enorme esfera de aura.

Elea había logrado cubrir a Rakku del ataque, pero ambos resultaron gravemente dañados.

—Hermanito... ¿Estás bien? —Preguntó Elea, preocupada por la situación de su hermano.

—Elea, tienes que usar el Taienomi. —Respondió Rakku, adolorido.

—Un Taienomi bien hecho podría matarlo. Solo queremos frenarlo unos instantes para sellar su aura —Respondió Elea con pesar.

—¡Maldita sea! Y pensar que aún estoy muy lejos de venceros a vosotros dos —comentó Rakku con frustración.

—Entonces, ¿aún me guardas rencor? —Preguntó Elea con tristeza.

—Por supuesto. Mi aura más poderosa es la del rencor. —Respondió Rakku rápidamente. Elea solo pudo apartar la mirada, sintiendo pena.

Aiden cayó frente a ellos, adoptando una postura ofensiva, y los dos hermanos se pusieron de pie, decididos a continuar.

—Esta pelea aún no ha terminado. ¡Pienso recuperar a mi rival! —Exclamó Rakku, determinado a luchar.

—Y yo recuperaré a mi amigo. —Prosiguió Elea.

En ese momento, alguien se plantó frente a ellos. Era una joven de aproximadamente diecinueve años, con cabello de un brillante tono azul claro, similar a la luz de la luna. Poseía una cola y orejas de lince, y vestía prendas cortas de alta calidad, confeccionadas con una tela mágica que, a pesar de dejar su ombligo al descubierto, le brindaba calidez en las zonas nevadas más frías de Varah. Además, llevaba una capa de color azul oscuro, símbolo de haber alcanzado el rango de bruja, el nivel más alto entre aquellos que practican la magia. Sus ojos resplandecían en un brillante color amarillo, y lucía joyas doradas con sellos mágicos incrustados en ellas.

—Permitidme unirme a vuestra noble causa. —Dijo la extraña joven, cuyo aspecto indicaba que parecía ser una habitante de Varah.

—¿Quién es esa? —Preguntó Rakku, incapaz de reconocerla debido a su ceguera.

—Es... La princesa Halia. —Respondió Elea, incrédula ante la situación.

Halia usó su habilidad "inspección" sobre Aiden y se preparó para actuar.

—Tiene la habilidad "regeneración". Este será el plan: cuando golpeemos o esquivemos, lo haremos todos al mismo tiempo. —Explicó la princesa.

Rápidamente, Aiden se lanzó contra ellos con un puñetazo directo, pero los tres respondieron con otro puñetazo, logrando bloquearlo. A continuación, se produjo un intercambio de golpes en el que finalmente se notó una ventaja notable, ya que Aiden parecía haber bajado el ritmo.

No pasó mucho hasta que la furia de Aiden volvió a arder con todas sus fuerzas, liberando una gran cantidad de aura y logrando alzar el vuelo para alejarse.

—¡Su aura no deja de aumentar! —Exclamó Rakku al sentir cómo el aura en el ambiente dificultaba la respiración.

—Tiene más aura de la que puede controlar. —Corrigió Elea, intentando mantenerse en pie.

—¡Aiden, sé que estás ahí! Necesito que veas mi estrategia y cooperes. —Exclamó la princesa, pero Aiden creó una esfera de aura mucho mayor que cualquiera que hubiera creado antes y la lanzó al grupo con todas sus fuerzas.

El grupo cubrió sus manos con aura para intentar bloquear la esfera. Todos retrocedían lentamente, pero con sus últimas fuerzas, el grupo lanzó un último ataque aural, logrando atravesar a Aiden por el abdomen.

En ese momento, el aura de Aiden comenzó a reducirse, y tanto Rakku como Elea se lanzaron hacia él mientras Aiden estaba distraído.

«Ahora lo entiendo. La princesa quería entrar en contacto con él para poder enfriarlo. Le ayudó a calmarse y se aseguró de que el dolor de ser atravesado no lo molestase. Ahora Aiden nos indicará cuándo perderá el control al cerrarse su herida.» Pensó Elea hasta que finalmente logró sellar el aura de la ira de Aiden junto a su hermano.

La noche había caído tras la larga duración del combate. Aiden había vuelto a la normalidad, pero se encontraba dormido y exhausto.

—Desde ahora, Aiden no podrá usar el aura de la ira gracias al doble sello que le pusimos —Comentó Elea mientras se sentaba en una roca para recuperar el aliento.

—Él buscará fuerzas en otro lugar, así que no hay de qué preocuparse. —Respondió la princesa Halia, observando cómo Rakku se alejaba del lugar.

—Oye, hermana, despídeme del deiak cuando despierte y dile que me debe un favor. —Dijo Rakku antes de usar un sello de transporte y desvanecerse de la vista de todos.

Verlo marchar de nuevo le dolía enormemente a Elea, pero Halia mantenía siempre la mente fría.

—Cuando Aiden despierte, tengo que decirle algo muy importante. Pero ahora debe descansar, y tú también tienes algo importante que decirle, ¿verdad, princesa Elea?