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Chapter 18 - Colisión II

Después de conectarle un buen golpe al tipo, le hablé al elemental:

'Vete, luchar con peso muerto puede hacer que me asesinen.'

Por supuesto, el peso muerto del que hablaba era la niña elfo. Si por alguna casualidad la tomaban de rehén, la íbamos a pasar mal.

- Entendido.

Después de contestarme, el elemental rápidamente reunió tanta energía como pudo y manifestó corrientes de aire que se arremolinaron en la niña. Poco después, el cuerpo de la niña salió disparado en dirección a la entrada del reino élfico; junto a ella estaba el elemental dirigiendo la huida.

"Ja, por fin me dejaron solo."

Dándome la vuelta, pude ver al tipo tragando un líquido extraño. Estaba tirado en el suelo, pero poco después de tomar el líquido se levantó como si nada.

- ES UNA POCIÓN DE RECUPERACIÓN. SANA GRADUALMENTE LAS HERIDAS EXTERNAS.

'Ya veo.'

El tipo, después de levantarse, empezó a reír como un maniático. Su mirada estaba clavada en mí.

"Lo admito, eres fuerte, monstruo."

"Sí, me gustaría decir que soy el más fuerte, pero estaría mintiendo."

"¿Por qué proteges a la princesa elfo?"

"Por capricho."

"¿Qué dijiste?"

"Por capricho."

Al escuchar mis palabras, la cara del sujeto se torció levemente.

"¿Hay alguna manera de que no luchemos?"

"Sí, solo debes dejar ir a la niña elfo y guiarme a tu ciudad."

"Me la pones difícil."

"Bueno, empecemos entonces. Te lo advierto de antemano: lo que te voy a hacer no lo olvidarás jamás."

"Lo mismo digo, monstruo disfrazado de niño."

Sin más que decirnos, ambos nos disparamos el uno contra el otro. Esta vez solo estaba usando 'corazón de hielo' para aumentar mis capacidades físicas, pero para mi mala suerte, mi pequeño cuerpo no le podía seguir el ritmo a mi adversario.

¡Zas!

¡Boom!

No habían pasado ni 5 segundos y ya me habían estampado contra un árbol cercano. El tipo con el que estaba peleando me dio un potente puñetazo en la cara y, en cuanto a mi puñetazo, no le llegó; mis brazos eran muy cortos.

"Jajaja, alguien parece no saber luchar cuerpo a cuerpo."

"Buen golpe."

El tipo era un hueso duro en combate cuerpo a cuerpo; me superaba fácilmente. Si bien mi velocidad era casi igual a la de él, su experiencia me tenía contra las cuerdas. Si usaba 'cortar', sin dudas la pelea terminaría en un instante, pero la idea era darle una paliza al sujeto y someterlo.

'D, lucharemos en una pelea de desgaste. Solo usaremos 'corazón de hielo', 'piel de hierro' y 'regeneración'.'

- ENTENDIDO.

Poniéndome de pie como si nada hubiera pasado, procedí a lanzarme hacia el sujeto nuevamente. La escena de mí recibiendo una paliza se repitió incontables veces. Al día siguiente, se podía ver a una niña que flotaba levemente en el aire y a una masa transparente a su lado.

- Casi estamos de vuelta, joven señorita.

"Señor Flurris, ¿él estará bien?"

- Eso no importa ahora.

"Señor Flurris..."

- Ese humano es peligroso, señorita.

"¿Un humano peligroso me salvó la vida?"

- Correcto.

La niña, después de recuperar la compostura, empezó a preocuparse por el humano que la había ayudado. Era la primera vez que veía a un humano tan pequeño y tan hermoso. Sus ojos azules se quedaron en su mente y su hermoso cabello blanco le llamaba mucho la atención. Quería hablar con él, pero Flurris no la dejó; siempre sacaba alguna excusa para no dejarla tener una conversación con él. Era la primera vez que alguien se acercaba tanto a ella; en el palacio solo la dejaban interactuar con las sirvientas. Al ser una princesa, se aseguraban de que nada la dañara. Le habían contado innumerables cuentos de los humanos, de lo malvados y aterradores que podían llegar a ser, pero no le dijeron que había excepciones.

- Sí, por fin llegamos a nuestro destino.

Después de largas horas de viaje, por fin se podía ver la barrera del reino élfico. Sin bajar la guardia, Flurris aumentó la velocidad al máximo y, cuando se acercaron lo suficiente a la barrera, fueron recibidos por 10 elfos que custodiaban la entrada. Las caras de los guardias eran de pura sorpresa.

"Bienvenida, princesa Lia. Nos da gusto que se encuentre bien."

Los 10 elfos inmediatamente se arrodillaron y saludaron a la princesa. Poco después, sin perder el tiempo, uno de los guardias salió inmediatamente a informar de la situación a los superiores. Poco después, la princesa fue escoltada al reino por 5 guardias; el resto se quedó atrás. El guardia que había salido antes para informar a sus superiores pronto llegó frente a una gran puerta custodiada por dos elfos.

"Traigo información de suma importancia para su majestad."

Arrodillado frente a la gran puerta, pronto escuchó una voz imponente.

"Adelante."

Después de que la voz imponente hablara, los dos guardias abrieron las grandes puertas y el informante se levantó y entró a la gran sala. Al entrar en la sala, pronto vio a 11 individuos que lo miraban fijamente desde sus asientos. Al notar las miradas, de inmediato se arrodilló. Pronto una voz imponente habló.

"¿Qué tienes para informar?"

La persona que hablaba era el rey de los elfos, Maedhros Silverlight.

"La princesa ha aparecido; actualmente está siendo revisada por un grupo de magos sanadores del más alto rango."

"¿Quién la rescató?"

"Aún no hemos recibido la información, majestad. Flurris se ha negado a hablar del tema; dice que solo compartirá la información con la familia real."

"Ya veo."

Maedhros sabía que si Flurris no quería hablar, debía de ser información delicada, información que solo debía de ser conocida por la familia real.

"La reunión se pospone hasta nuevo aviso."

Con esas palabras, Maedhros abandonó la sala en la que estaba, dejando atrás a las 10 personas más influyentes del reino de los elfos.

"Guíame."

"Entendido, majestad."

El informante pronto abandonó el área junto con el rey. Después de abandonar el palacio en el que se encontraban, el rey pronto se trasladó al palacio en el que vivía la familia real. Llegó instantáneamente gracias a un artefacto en forma de anillo que le permitía teletransportarse a ciertas ubicaciones, que en este caso eran los diferentes palacios. El costo por usar el artefacto fue que consumió una gran cantidad de maná. Su cara mostraba indiferencia por fuera, pero la realidad es que por dentro quería ver pronto a su pequeña. Después de caminar por el palacio real, pronto llegó a su destino. Vio una gran puerta de madera; en ella había dos guardias que, al verlo, inmediatamente se inclinaron para saludar.

"Bienvenido, majestad."

"Bienvenido, majestad."

"Abran las puertas."

Después de las palabras de Maedhros, los dos guardias empujaron las pesadas puertas de madera. Pronto pudo ver lo que había venido a buscar. Entrando en la gran sala, vio a su pequeña hija ilesa; junto a ella estaba su esposa que lloraba de alegría mientras la tenía fuertemente atrapada en un abrazo. En la habitación también estaban su padre, el anterior rey, la hermana de su esposa y el elemental de viento a cargo de proteger a su hija.

"Cariño, nuestra hija está sana y salva."

La primera en hablar fue la esposa del rey, la reina Eryn. La reina no paraba de llorar mientras abrazaba a su pequeña; con sus ojos mirando a su marido, lo instó a que abrazara a su hija. Ella sabía lo reservado que era Maedhros frente a su padre; no quería mostrar frente a su padre signos de debilidad. Poco después, Maedhros fue obligado por la mirada de su esposa y abrazó amorosamente a su hija, que había pasado por mucho. Esto duró por varios minutos; la niña pensó que la iban a matar con sus abrazos. Después de un tiempo, habló Maedhros:

"¿Qué fue lo que ocurrió? Flurris, explícame con lujo de detalle."

- Rey Maedhros, verá, lo que ocurrió fue...

Después de una larga explicación, Flurris les contó lo que habían hecho los humanos con la princesa. Las caras de todos en la habitación cambiaban constantemente; ira e impotencia era lo que sentían. No pudieron hacer nada para evitar lo que le sucedió a Lía. Flurris solo les contó la parte que no involucraba a cierto humano. Estaba dudando si contarlo o no, pero para su mala suerte, Lía se le adelantó:

"Padre, un humano me salvó de esos humanos malvados".

"??????"

"??????"

"??????"

"??????"

Todos se sorprendieron por lo que escucharon. Todos creyeron haber escuchado mal. Todos se miraron entre sí pidiendo confirmación de si habían escuchado correctamente.

"Querida, ¿qué acabas de decir? Repítelo para mamá una vez más".

"Un humano con cabello blanco y ojos azules me salvó. Flurris también lo vio".

Con esa declaración de Lía, Flurris quedó atrapado en las miradas de todos. No le quedaba de otra más que hablar.