En una habitación yacen tres figuras: una que duerme profundamente, otra que trata de despertar a la que duerme, y una figura que solo observa desde un sofá.
"Mi señora."
"Despierte, por favor."
"Señora Idril, despierte."
Anna intentó de todo para despertar a Idril, pero sus intentos no dieron resultados. Anna sabía que Idril odiaba levantarse temprano. Actualmente eran las seis de la mañana. La razón por la que Anna estaba desesperada por despertar a Idril se debía al anciano Angrod, que la estaba llamando por alguna razón.
"Déjame intentar a mí, Anna."
"Espera, ¿qué vas a hacer?"
Levantándome del cómodo sofá, me moví hacia la cama en la que estaba acurrucada Idril. Estaba indefensa; Anna me miraba con sospecha. Ella no tenía idea de lo que planeaba hacer. Hablando de Anna, esta mañana, cuando vino a traer mi ropa, casi se le cae la boca, y era de lo más normal. La recibí hablando el idioma élfico de forma perfecta. D logró aprender todo el idioma en una noche; Anna, por otro lado, me miraba de vez en cuando con una mirada de sospecha. Seguro pensaba que ya me habían enseñado el idioma antes. Acercándome a Idril, que dormía, y bajo la mirada expectante de Anna, procedí a darle una nalgada a Idril. Potencié mis habilidades físicas para que le doliera.
¡Zas!
¡Paffff!
Un sonido resonó en toda la habitación cuando mi palma derecha cayó en el trasero de Idril. Esto era la venganza por el golpe de antes. Pocos segundos después, pude ver cómo los ojos de Anna se abrieron de golpe, y los ojos de Idril se abrieron también. Esta vez no iba a permitir que, en su arrebato, me golpeara. Al instante, activé 'manto de invisibilidad' y 'ocultar'. Anna trató de voltear en mi dirección para reprenderme, pero no vio a la persona que estaba allí hace unos segundos.
"Ayyyy, ¿pero qué?"
Idril se levantó como un demonio. Para suerte de Anna, esta vez Idril no estaba cegada por la ira.
"Annaaaaaa."
"Mi señora, verás..."
Anna pagó los platos rotos; no la dejaron explicarse y fue bombardeada con regaños.
"Lo siento."
"No lo vuelvas a hacer."
"Entendido."
Anna estaba ardiendo de rabia hacia el humano que golpeó a Idril. Tuvo que cargar con su culpa.
'Descarado.'
'Sinvergüenza.'
'Humano corrupto.'
'Malvado.'
Anna empezó una serie de insultos en su cabeza, dirigidos al humano que la metió en esta situación. El humano pronto apareció; de alguna manera, estaba saliendo del baño que estaba conectado a la habitación. Entrando en la habitación, como si nada, dijo:
"Buenos días, señorita Idril. Puedo ver que amaneciste de mal humor."
"Buenos días, D."
"¿Qué pasó? ¿Por qué te sobas el trasero?"
"No es nada."
Idril dijo que no era nada, pero la realidad era que le ardía mucho. No entendía cómo Anna se había atrevido a azotarla de esa forma. Después de calmarse un poco, notó cierta incongruencia en la situación, y venía del humano.
"Espera un momento, ¿qué acabas de decir?"
"¿Aún no despiertas del todo, Idril?"
"¿Tú? ¿Cómo?"
"¿A qué te refieres exactamente?"
"Estás hablando nuestro idioma."
Idril estaba con la boca bien abierta por la sorpresa. No se esperaba que D en serio aprendiera su idioma en una noche; eso era imposible para cualquier criatura. Idril fue sacada de su asombro por Anna.
"Señorita Anna, el señor Angrod la está llamando. Debe ir a la sala de estar principal."
"¿Quéeee? ¿Por qué no me lo dijiste antes?"
"Eso intentó Anna, pero no te despertabas con nada. Idril, por eso Anna optó por azotarte; no le dejaste opción."
Anna se mordió el labio al escuchar semejante calumnia. Sin remedio, le tocó asentir con la cabeza.
"Está bien."
Rápidamente, Idril se dio un baño rápido y se preparó en un parpadeo. Aún no sabía qué decirle a Angrod; por lo tanto, decidió entregar a D al anciano Angrod y desaparecer para que no le hicieran preguntas molestas. Después de quince minutos, Idril estuvo lista para salir a la sala de estar.
"Vamos, D, tú vienes conmigo."
"Bueno, pero, ¿cómo me veo?"
Idril miró la apariencia de D y notó su elegante traje negro. No sabía la razón de por qué D lo pidió negro, pero le quedaba perfecto; era simplemente hermoso. Tenía su largo cabello atado con un accesorio. Idril había visto a varios humanos a lo largo de su vida, pero nunca uno así de hermoso. Ahora que él estaba limpio y no tenía suciedad en el cuerpo, notó que su belleza no solo era rival con la belleza de los elfos; él incluso los podía superar. Obligándose a dejar de pensar en su belleza, dijo:
"Te ves normal, vamos."
Después de que Idril estuvo lista, salimos de la habitación. Anna y yo seguimos a Idril a la sala de estar. En el camino, varios elfos voltearon a mirarme con miradas de sospecha y desprecio. Pero no dijeron nada y la razón era Idril; con una sola mirada suya los espantó y no cuestionaron el por qué había un humano en el palacio real. Unos minutos después, llegamos a nuestro destino. Una gran puerta se mostró ante nosotros. El material de la puerta no era común; sabía que, usando 'corte de viento', me tomaría varios minutos derribarla. La razón era que el mana corría por la puerta como si estuviera vivo. ¡Qué fenómeno tan extraño! Aunque no era la primera vez que notaba ese fenómeno; el báculo que tenía guardado en el cubo usaba un principio similar. Ese báculo fue un dolor en el trasero; su poder le permitía extenderse y volverse invisible. Me dio muchos problemas, por eso me lo quedé; lo usaría cuando me topase con alguien molesto.
"Buenos días, señorita Idril."
"Buenos días, señorita Idril."
Los dos guardias saludaron al unísono y pronto procedieron a abrir las grandes puertas. Cada uno empujó un lado de la puerta; se notaba que eran extremadamente pesadas. Los guardias me notaron, pero me ignoraron en un instante. Cuando las abrieron completamente, entramos; Idril y yo, mientras que Anna se quedó fuera. Al entrar en la gran sala de estar, pronto notamos a tres personas que se encontraban sentadas en el centro de la sala. Idril y yo nos acercamos a ellos. Las personas que estaban sentadas en lujosos muebles pronto nos miraron. Las miradas de las tres personas cayeron sobre mí. Al llegar frente a las tres personas, Idril habló:
"Buenas, disculpen mi tardanza; surgieron unos imprevistos."
La primera en romper el silencio fue Eryn.
"No te preocupes, Idril. Más importante aún, ¿es él?"
"Sí."
"Pero Flurris nos informó que era un niño humano."
"Hermana, verás..."
"¿Acaso te confundiste de persona, Idril?"
"Hermana, ¡es un niño!"
Eryn se sorprendió; pensaba que era una niña por lo hermoso que se veía.
"¿Fufufu, en serio?"
"Sí, hermana."
"¿Y qué lengua habla?"
"Bueno, con respecto a eso..."
"Puedo hablar su idioma, señora."
En un instante, la sala se quedó en silencio. Las tres personas quedaron sin palabras. Después de un rato, habló Maedhros.
"Oh, ¿dónde aprendiste el idioma élfico, niño?"
Al escuchar la voz indiferente del sujeto, me molesté; me hablaba como si estuviera por encima de mí, como si fuera mi obligación responder sus preguntas. Ignoré al sujeto y respondí a todos:
"Mucho gusto en conocerlos. Pueden llamarme D. He venido a este reino por petición de Idril. No planeo quedarme mucho tiempo y agradecería que no trataran de indagar sobre mí."
Maedhros quedó sorprendido; acababa de ser ignorado por un humano. Al ver el actuar del humano, Angrod se rió por dentro.
"Mucho gusto en conocerte, D. Mi nombre es Angrod y soy el abuelo de la niña que ayudaste antes."
Colocándose de pie y acercándose, el sujeto llamado Angrod me extendió la mano. Al ver la forma educada con la que me trató, le di la mano en respuesta. Este comportamiento sorprendió a todos en la sala; que Angrod le diera la mano a un humano era un evento anormal.
"Desde lo profundo de mi ser, te agradezco el haber salvado a mi pequeña nieta. Has traído paz a nuestros corazones."
La boca de Idril cayó, al igual que la de los demás; ese Angrod le estaba dando las gracias al humano.
"La razón por la que envié a Idril a buscarte era para darte tu debida recompensa."
"Ya veo, no te preocupes por eso."
Después de mi saludo con Angrod, fuimos invitados por él a sentarnos. El centro de atención era yo; todos tenían la mirada clavada en mí. Pronto, Angrod rompió el silencio.
"Idril, ¿por qué tardaste tanto tiempo?"
La pregunta que Idril no quería responder finalmente llegó.
"Bueno, sobre eso, cosas pasaron."
"Oh, ¿qué tipo de cosas?"
"Bueno, cosas."
Idril estaba tensa; no sabía cómo responder sin tener que humillarse. Al ver a Idril tan nerviosa, intervine.
"Llegamos tarde debido a que el humano que secuestró a la niña elfo se resistió mucho; era muy fuerte, pero Idril lo logró capturar con su asombrosa fuerza, ¿no es así, Idril?"
"Eh, sí."
Angrod miró con sospecha a Idril; sabía que algo andaba mal con ella, algo ocultaba. Intervino Maedhros.
"Entiendo la situación, pero, ¿dónde está el humano que capturaste, Idril?"
Idril miró a D. Ella no sabía dónde había quedado el humano con el que D luchó. Ahora que D había dicho que ella lo capturó, necesitaba una prueba tangible. Pero, para su sorpresa, ese pequeño detalle fue solucionado rápidamente.
"Aquí está el sujeto."
Levantándome del sofá, me alejé un poco y extendí mi mano al vacío. Todos me miraron con curiosidad. Pronto, de la nada, apareció el cuerpo del sujeto en cuestión. Los ojos de todos se abrieron de par en par; el silencio reinó en la sala por varios minutos.