En una sala espaciosa, cuatro individuos miraban perplejos a dos figuras con ojos de sorpresa. El que rompió el silencio fue Angrod.
"¿Eso fue magia espacial?"
La magia espacial era una magia única que solo podía ser utilizada con artefactos. Esa magia era extremadamente difícil de usar, pero aquí estaba viendo a un humano usar dicha magia sin un artefacto. Era una situación fuera de lo común.
"No lo sé."
El humano llamado D respondió que no lo sabía. Si el humano podía utilizar magia espacial, era probable que también pudiera usar la teletransportación, y si eso ocurría, era posible que sus planes fallaran.
"Ya veo, debe ser un poder de tu elemental, por eso no lo sabes."
"Bueno, más importante, aquí está el sujeto que Idril capturó."
Angrod le dio una mirada a la persona que apareció de la nada: un hombre alto con cabello negro, que estaba lleno de moretones por todo el cuerpo. Era evidente que le habían dado una golpiza, pero allí radicaba el problema: Idril no solucionaba las cosas de esa manera por muy enfadada que estuviera por el secuestro de Lia. Poniendo mana en sus ojos, pronto se dio cuenta de algo.
"Está muerto."
Ante las palabras de Angrod, todos en la sala fruncieron el ceño. Si el secuestrador moría, no podrían sacarle información de cómo entró en el reino tan fácilmente y cómo secuestraron a Lia sin que se dieran cuenta.
"Te equivocas."
Señalando al sujeto, dije:
"El muy bastardo tiene una habilidad muy rara que le permite fingir la muerte."
D ya me había informado de esto horas atrás. El bastardo engañó con éxito a D al principio, pero eso no duró mucho; D lo descubrió cuando desactivó su extraño poder y lo volvió a activar. Su poder, a simple vista, era inútil, pero en realidad era lo contrario.
"Tsk, maldito monstruo."
De la nada, el cuerpo que se suponía estaba muerto habló. Al verlo hablar, a todos les cambió la cara; era obvio que tenían ganas de matarlo. El bastardo sabía hablar el idioma de los elfos, y eso los molestó aún más.
"Oye, pequeño monstruo, te propongo un trato."
El sujeto tenía una risa grabada en el rostro.
"Oh, ¿y qué sería eso?"
"Te guiaré a la ciudad sí me sacas de aquí."
"Ja, ya no te necesito. Te di tu oportunidad y la rechazaste."
"Idiota, no creas que esos elfos te van a dejar salir de su reino fácilmente. Te van a matar cuando descubran todo de ti; así trabajan ellos."
El sujeto de cabello negro tenía un punto; ya había pensado en eso, pero lo tenía cubierto. Todos en la sala pusieron caras de enojo. No se molestaron en reprimir al sujeto ya que de su cuerpo sobresalían huesos; era evidente que no se podía mover con esas heridas.
"Tienes un punto, pero es imposible que alguien pueda matarme."
"Jajajaja, no hay algo imposible en este mundo."
Maedhros observó la conversación de los dos individuos. También escuchó cómo el sujeto llamó al niño humano 'pequeño monstruo'. Eso le llamó la atención a Maedhros. Tenía ganas de enviarlos a los dos a prisión, pero se tenía que contener por su esposa; a ella le hacía ilusión agradecerle apropiadamente al benefactor que ayudó a su niña.
"Bueno, no necesito que me creas; no me importa qué hagan contigo. Me da lo mismo. Suerte."
"Jaja, si cambias de opinión, ven a verme. Sé que si tú y yo unimos fuerzas podemos salir de este reino con vida."
Poco después de que el sujeto terminó de hablar, Maedhros llamó al guardia que custodiaba la puerta y le ordenó que se lo llevaran. Después de que se lo llevaron, la sala nuevamente quedó en un silencio incómodo. Rompiendo el silencio, dije:
"No deseo una recompensa."
Habló Angrod.
"¿Y la razón?"
"Ustedes no tienen la capacidad de darme una recompensa de mi gusto."
Lancé una pequeña provocación, todo esto con la finalidad de incitarlo a darme algo de valor. Era obvio que estos elfos eran orgullosos; si tocaba un poco ese orgullo, podía sacar provecho. Mi declaración hizo que a Maedhros le saliera una vena en la frente, estaba furioso. Literalmente fue insultado por un humano. Dejándose llevar por la rabia, habló:
"Está bien, pide lo que quieras y te lo daremos."
Y finalmente, el sujeto hizo exactamente lo que yo quería. Ya había pensado qué les pediría; no era algo sencillo.
"Ya que insistes, te diré mi petición. Si son capaces de cumplir mi petición, den por hecho que me habrán pagado bien."
"¿Habla, qué deseas?"
Maedhros ya se podía hacer una idea de lo que pediría el humano: oro, joyas, artefactos, tierras.
"Quiero que me traigan a una bestia que habita al otro lado del bosque, cruzando el río. Allí vive una criatura parecida a un pájaro."
"¿Qué, solo eso?"
Maedhros se quedó estupefacto; no se esperaba una petición tan tonta e insignificante.
"Puff, jajajajaja."
Maedhros se echó a reír por la absurda petición. Eryn, Idril y Angrod lo miraron con sorpresa. Hacía tiempo que no veían a Maedhros reírse tan fuerte; eso significaba que lo que el humano dijo le hizo gracia. Idril pronto intervino.
"Maedhros, no deberías de tomar a la ligera la petición."
Idril advirtió; sabía que tratándose de D, las cosas no podrían ser tan simples.
"Parece que tomaste mi petición como una broma, pero no puedo permitir que la tomes como una broma."
Levantándome de mi asiento y acercándome a Maedhros, le ofrecí mi mano derecha y le dije:
"Toma mi mano, te mostraré. Veamos si te parece tan graciosa mi petición después de esto."
Maedhros dudó un poco, pero después de una mirada de Eryn, me dio su mano. En el momento que mi mano tocó a la suya, un recuerdo fue transferido al cerebro de Maedhros. Pocos segundos después, saltó de su asiento; su cara estaba pálida y el sudor caía de su frente.
"¿Qué demonios era esa cosa?"
Todos se sorprendieron por el repentino salto de Maedhros. Ese que siempre se mantenía estoico había perdido la compostura.
"La cosa que vas a traerme, ya sea viva o muerta."
Al no entender la situación completamente, Maedhros preguntó:
"¿Esos eran tus recuerdos?"
"Correcto."
Mostrarle mis recuerdos a las personas era fácil; la característica 'transferencia' me permitía compartir mis recuerdos a voluntad. Maedhros tenía la piel de gallina; lo que vio lo dejó helado. Por unos segundos, pudo ver a una bestia extremadamente mortífera que lo miraba con unos ojos extremadamente aterradores. Después de calmarse un poco, dijo:
"¿Tu elemental te protegió de esa cosa?"
Maedhros lo sintió; solo fue por unos segundos, pero logró percibir la presencia que emitió esa criatura en ese recuerdo. Fue una presencia que lo hizo sentir como si solo fuera un trozo de carne. Tenía mucha curiosidad por saber cómo el humano que se presentó como D sobrevivió a tal criatura.
"Sí."
Con una breve respuesta, contesté a la pregunta. La verdad no me importaba si cumplían o no mi petición. Tarde o temprano, mataría al alfa, costara lo que me costara. No quería ni imaginar a ese maldito fuera de ese bosque.
"¿Qué viste, Maedhros?"
Al ver el rostro de su hijo, Angrod se preocupó; tenía que ser algo bastante grave para que él colocara esa cara de pánico.
"Un recuerdo."
"¿Un recuerdo?"
"Sí."
Angrod quedó igual de confundido que al principio. Al notar la confusión en las caras de todos, expliqué:
"Permítanme explicarles: acabo de mostrarle a él uno de mis recuerdos. Tengo la capacidad de mostrarle mis recuerdos a la gente con lujo de detalle."
Con mi explicación, todos se quedaron callados; era obvio que estaban procesando lo que acababa de decir. Otra cosa a tener en cuenta fue que me refería a Maedhros como 'él', y la razón fue simple: el bastardo no se había presentado formalmente; había escuchado su nombre solo porque Idril lo mencionó. Parecía tener algo en mi contra, por eso le hablaba sin respeto alguno. La hermana de Idril tampoco se había presentado aún. Eryn habló después de un rato.
"Tienes unos poderes de lo más interesantes."
"Sí, mi elemental es muy poderoso, señora."
"Llámame Eryn, o mejor aún, señorita Eryn."
Ante la declaración de Eryn, todos entrecerraron sus ojos. La razón de esto tenía que ver con la edad de Eryn.
"Tu elemental debe ser muy tímido, ya que no se deja ver."
Con una sonrisa, dijo Eryn. No le respondí a su declaración; era obvio que me quería sacar información. Al no recibir respuesta, Eryn respondió:
"Disculpa si te incomodé."
"Agradecería que no pregunten sobre mi elemental."
"Entiendo, es normal que no confíes en nosotros."
Eryn se disculpó. La razón por la que no contesté preguntas sobre D era simple: entre más supieran de lo que él era capaz, más difícil sería salir de este lugar ileso. Maedhros seguía molesto con la forma en que les hablaba el humano. La única razón por la que aún no lo había mandado a encerrar se debía a Idril, que desde que entró en la habitación se había estado comunicando por telepatía, diciéndoles que no hicieran nada con respecto a su comportamiento. Para ellos fue extraño que Idril lo defendiera. Maedhros estaba tolerando el irrespeto hasta cierto punto, pero no le faltaban ganas de enviar a prisión al humano llamado D.