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Chapter 52 - "La cámara de los secretos"

Corrección chatgpt.

Aquí les dejo el cap de hoy.

Ya para adelantar un poco la historia por qué siento que me fui por las ramas bastante en el anterior capítulo.

Dejen sus piedras de poder que siempre ayudan un montón.

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Unos días después de que los gemelos empezaran su investigación, Stephen Snape, gracias a sus plantas, pudo crear fácilmente las pociones necesarias para despetrificar a los estudiantes. Obviamente, los profesores actuaron con precaución, sin decirle a los alumnos que la poción estaba en camino, ya que el aparente heredero había intentado varias veces atentar contra las mandrágoras de la profesora Sprout.

Por lo tanto, cuando se creó la poción, rápidamente la llevaron a los alumnos petrificados y esperaron a que se recuperaran por completo antes de preguntar quién había sido el atacante o el supuesto heredero. Algunos respondieron que vieron una serpiente gigante antes de ser petrificados, pero sin ver la cara de la persona que la controlaba.

Los profesores y Dumbledore rápidamente reconocieron que se trataba del legendario basilisco.

"¿Qué hacemos, Albus? Aunque sabemos qué bestia petrificó a los alumnos, y gracias a Merlín no fueron asesinados por su mirada mortal, todavía no sabemos dónde se esconde ni dónde se encuentra la Cámara de los Secretos", dijo McGonagall, mirando al director y esperando órdenes, junto a los otros profesores.

"Por ahora, es esencial proteger a los alumnos de la mirada mortal del basilisco. Creo recordar a los gemelos Weasley y al señor Flamel jugando con unas gafas. Tal vez podamos distribuirlas entre los alumnos", dijo Dumbledore.

"Pero eso hará que los alumnos entren en pánico", dijo Flitwick, un poco preocupado.

"No se preocupen. Yo puedo usar unos anteojos modernos y todos me tomarán como ejemplo y querrán usarlos", intervino Lockhart, con egolatría, solo para ser ignorado.

"Simplemente deberíamos decir el motivo. Creo que es mejor quedar petrificado que morir", señaló Snape.

"Aunque Flitwick tiene razón en temer que los alumnos entren en pánico, Snape tiene un buen punto. Con las mandrágoras que donó Stephen y las que están a punto de madurar en el invernadero, no importa cuántos queden petrificados; tienen solución, pero la muerte no", opinó Sprout.

Cuando Dumbledore estaba por hablar, fue interrumpido por una carta que cayó hacia él. Luego de leerla, puso una expresión preocupada.

"¿Pasa algo, Dumbledore?", preguntó rápidamente Flitwick.

"*Suspiro* El Ministerio quiere encarcelar a Hagrid como primer sospechoso. Encárguense ustedes, debo ir a encontrarme con Fudge", dijo Dumbledore, y salió rápidamente del salón.

"Hagrid era el culpable. Obviamente, siempre lo supe, fue fácil de descubrir", dijo Lockhart tontamente, ganándose una mirada de reproche de los demás profesores.

"Idiota, el Ministerio solo está buscando un chivo expiatorio", dijo McGonagall, un poco exasperada.

"Cierto, Lockhart. Tú dijiste que sabías dónde estaba la Cámara de los Secretos", añadió rápidamente Flitwick.

"Un basilisco sería sencillo de vencer para alguien que pelea con la vida pendiendo de un hilo todo el tiempo", dijo Snape con un tono burlón.

"Y-yo... obviamente me he enfrentado a varios basiliscos mientras buscaba a los niños perdidos en el bosque de Transilvania", balbuceó Lockhart, dándose cuenta de que sus mentiras se estaban volviendo en su contra.

"Solo dejen que prepare mis herramientas anti-basilisco y saldré a cazarlo en un santiamén", dijo Lockhart, mientras salía rápidamente bajo la mirada de todos los profesores.

Todos los profesores volvieron a sus quehaceres mientras pensaban cómo hacer que los alumnos usaran anteojos para su seguridad, sin darse cuenta de que fuera de la habitación donde estaban hablando, Stephen escuchaba todo.

De hecho, justo pasaba por allí después de ir a buscar algo para comer, ya que Misty había salido a buscar algunos materiales.

"Tsk. El viejo se dio cuenta. Me había olvidado de que el pobre Hagrid podría terminar encarcelado en Azkaban. Aaah, bueno, vamos a hacerlo hoy antes de que Fudge se lo lleve", dijo Stephen mientras se dirigía rápidamente al grupo que estaba entrenando.

"Bien, el entrenamiento termina aquí. ¡Todos acérquense!", dijo Stephen apenas llegó al patio. Hoy estaban todos allí, ya que, para variar, les gustaba entrenar al aire libre con los novatos.

"¿Qué pasa, jefe?", preguntó Jordan, acercándose con los demás.

"Llama a los gemelos. Diles que se apuren o se perderán algo divertido", dijo rápidamente Stephen, a lo que Jordan obedeció y sacó rápido su Magicphone.

"Escuchen. Los novatos, pónganse en un lugar seguro. Todos los demás, formen barreras alrededor del patio para que lo que entre no pueda salir. Tendremos un visitante venenoso, escamoso y gigante. Por cierto, su mirada puede matarlos, ténganlo en cuenta. Pueden usar anteojos y solo quedarán petrificados".

Cuando Stephen contó lo que iban a hacer, algunos temblaron como ramitas y pidieron quedarse atrás con los novatos mientras se ponían sus anteojos.

"Está bien, los que no quieran pelear solo quédense sosteniendo la barrera; simplemente no miren a los ojos para no quedar petrificados", aceptó Stephen. La mayoría de los que se quedaron fueron los compañeros de Stephen y algunos mayores que no tenían clases a esa hora. Sorprendentemente, el trío dorado quedó entre el grupo, aunque no tan extraño para Stephen, conociéndolos. Después de todo, eran los más Gryffindor de su grupo.

"Señor Stephen, ¿la bestia es un basilisco, verdad?", preguntó Hermione, habiendo adivinado de qué se trataba con las pistas dadas por Stephen. En realidad, desde que Stephen dio su falsa profecía, Hermione había investigado sobre las bestias que encajaban en esas categorías, aunque no tenía pruebas sustanciales.

"Adivinaste", dijo Stephen con una sonrisa. Mientras tanto, los demás que se habían quedado preparados para pelear estaban perdiendo las ganas cuando se enteraron de que iban a enfrentarse a un basilisco. Pero rápidamente se recompusieron, pensando que eran muchos peleadores y podrían vencer fácilmente a la criatura, hasta que Stephen habló.

"Pero no vamos a matarlo. Vamos a atraparlo con vida y se lo pondremos al Ministerio en la cara", dijo Stephen con una sonrisa, pensando en las caras de la gente del Ministerio que culpó a Hagrid por la muerte de la alumna y nunca buscaron al verdadero culpable.

Cuando escucharon que deberían pelear con una bestia mortal pero sin poder matarla, algo que iba a costar mucho, varios se rindieron rápidamente. Los que quedaron fueron el trío dorado, Angelina Johnson, Lee Jordan, aunque todavía temblaba; Alicia Spinnet, con una sonrisa adicta a la pelea; Oliver Wood, que solo seguía la corriente; y Percy Weasley, con sed de venganza por Penélope. Y obviamente los gemelos, que aún no llegaban, pero escuchaban todo por el teléfono de Lee Jordan.

"Bueno, son menos de los que creía", dijo Stephen mirando a los demás, que se preparaban avergonzados para mantener la barrera. Stephen se dio cuenta de que no muchos aurores querrían enfrentarse a un basilisco, más por las leyendas que por otra cosa, ya que de verdad era extraño pelear con uno, técnicamente ya no existían.

"Está bien, formen dos equipos: uno de ataque y otro de asistencia. Yo iré a buscar a nuestra bolsa de boxeo", dijo Stephen con una sonrisa, mientras se apresuraba hacia la Cámara de los Secretos. Pero cuando dio unos pasos, se dio cuenta de que no sabía hablar pársel, así que volvió volando y tomó a Harry de la solapa, llevándoselo volando mientras este gritaba, dejando a todos sorprendidos.

Luego de llevar a Harry por unos segundos, rápidamente llegaron al baño de las mujeres donde estaba Myrtle la llorona.

"¿Qué hacemos aquí, Stephen?", preguntó Harry mientras se recuperaba.

"Vamos a entrar a la Cámara de los Secretos", dijo Stephen mientras revisaba los lavabos.

"Aquí está. Bien, Harry, háblale en pársel a la llave".

"¿Qué? ¿Espera, aquí está la Cámara de los Secretos?", preguntó Harry rápidamente.

"Sí, ya te dije. Ven y abre la puerta", insistió Stephen.

Harry se acercó y vio una serpiente tallada en una de las llaves. Intentó abrirla, diciendo "Ábrete", pero lo hizo normalmente, sin saber cómo hablar en pársel.

"No así, idiota. En pársel".

"Pero no sé cómo", se defendió Harry, ya que normalmente le salía natural cuando se enfrentaba a una serpiente.

Stephen, dándose cuenta de que el pársel de Harry era una habilidad que no podía controlar conscientemente, tuvo una idea y creó una pequeña serpiente con transmutación.

Cuando Harry vio la serpiente, sin que Stephen se lo dijera, rápidamente habló de nuevo, esta vez con siseos que un humano no debería poder hacer.

"Zzaashaaz". Al hablar, el lavabo gigante comenzó a moverse, y se formó

un túnel gigante que conducía hacia la oscuridad.

Antes de que Harry pudiera decir algo, sintió que lo tomaban de la solapa nuevamente y la sensación de ingravidez al volar lo envolvió.

"¡Aaaaah!", gritó Harry.

Mientras Stephen lo llevaba, Harry vio cómo descendían rápidamente, y luego el suelo se acercaba antes de que se levantaran de nuevo y continuaran volando recto. También vislumbró lo que parecía una serpiente gigante, pero cuando se acercaron, se dio cuenta de que solo era la muda de piel. Al ver ese tamaño, Harry empezó a temer lo que tendrían que enfrentar.

"Bien, Harry. La última puerta. Ábrela y no mires a los ojos de lo que sea que haya dentro", dijo Stephen mientras bajaba a Harry cuando llegaron a una enorme puerta, decorada con varias serpientes que formaban un círculo.

Al ver las serpientes de adorno, a Harry le resultó más fácil hablar en pársel.

"Zzzashaaa", dijo, y las serpientes en la puerta empezaron a moverse. Una a una se apartaron, creando un espacio hasta que la puerta se abrió por completo.

Esta vez, Stephen entró con más cautela. Aunque estaba seguro de que la mirada del basilisco no le haría mucho efecto, gracias a los seguros que se había puesto, prefería prevenir que lamentar.

Entraron en una enorme cámara, con serpientes de piedra formando un pasillo en el centro. Al fondo, había una gran cabeza tallada con una expresión grotesca que parecía ser la de Salazar Slytherin, con la boca abierta. Pero lo que llamó más la atención fue la figura que se encontraba en el centro de la cámara, de pie, mirando hacia la estatua como si estuviera esperando algo.

No tuvieron que esperar mucho para ver qué era lo que aguardaba. Una serpiente gigante emergió de la boca de la estatua de Slytherin: el basilisco.

"Parece que llegamos justo a tiempo, Harry", dijo Stephen con una sonrisa, mientras observaba cómo la serpiente salía y al mago encapuchado que la estaba llamando. Obviamente, el mago tenía la cara oculta, pero Stephen notó que tenía un libro negro en uno de sus bolsillos, por lo que era evidente que estaba siendo controlado.

"Zaasazaahs", siseó el mago sin volverse, dando una orden al basilisco, que dirigió su mirada hacia Harry y Stephen.

"Harry, ¿qué dijo?", preguntó Stephen, sin apartar la vista del mago encapuchado.

"Dijo que nos mate", respondió Harry mientras miraba al suelo para evitar la mirada del basilisco.

"Bien. Harry, lo siento, pero necesitas ser la carnada", dijo Stephen mientras rápidamente atacaba al mago encapuchado, noqueándolo con facilidad. Aunque intentó esquivar el hechizo, parecía que no esperaba que Stephen actuara tan rápido.

"¿Carnada? ¡Aaaaah!", gritó Harry, pero antes de poder protestar, la capa de Stephen lo envolvió y se auto-equipó, llevándolo volando primero cerca del basilisco para atraer su atención y luego a través de una de las tuberías, que parecía ser por donde se movía la criatura. El basilisco no tardó en seguirlos.

Viendo esto, Stephen se acercó rápidamente al mago encapuchado, que parecía ser uno de los estudiantes, y lo ató por si acaso, mientras miraba su cara.

"Pero mira nomás, qué sorpresa", dijo Stephen con una sonrisa mientras cargaba al mago en sus hombros. "¡Misty!", llamó, con la intención de llevar al estudiante al patio antes de que Harry regresara.

"¿Sí, joven amo?", respondió Misty al aparecer. Aunque se suponía que nada podía entrar allí mediante aparición, la magia de los elfos domésticos les permitía aparecer en cualquier lugar, siempre que su amo los llamara.

"Misty, llévame al patio de Hogwarts, por favor", pidió Stephen. Misty tomó su mano y rápidamente desaparecieron.