¡Hola! Mi nombre es Rudeus Greyrat. ¡Tengo diecisiete años y soy un buen sujeto!
El nuevo semestre comenzó hoy. ¡Es hora del segundo año! Tenía que actuar como un
ejemplo positivo para los estudiantes más jóvenes.
"¡Oh, no! ¡Voy a llegar tarde!"
¡La idea me había motivado, pero tendría un comienzo horrible si me quedaba dormido
el primer día! Ni hablar de dar un buen ejemplo. ¡Me convertiría en un ejemplo sobre qué no
hacer!
Atravesé la puerta de un salto y corrí hacia la escuela, con un pan tostado en mi boca. Si
seguía corriendo, probablemente llegaría justo a tiempo. Pero, en ese momento…
"¡Auch!"
Alguien dobló la esquina y se estrelló contra mí.
Mi tostada giró a través del aire y aterrizó justo del lado con la mermelada. Descansa en
paz, desayuno. Esperen —este no era el momento para pensar en eso.
"Eso dolió…"
Miré arriba hacia la chica que se había estrellado contra mí mientras sobaba mi trasero.
Habíamos colisionado de cabeza a una velocidad considerable, pero ella se veía totalmente
ilesa.
Reconocí su uniforme, pero su vibra era totalmente diferente de la de cualquier otra
estudiante. Ella tenía un cabello rojo fuego y una falda ligeramente más larga. Además de
eso, sus ojos miraban hacia mí con un brillo feroz que probablemente habría asustado a un
tigre. No había duda… ¡ella era una delincuente!
Qué desastre. Yo había llevado una vida normal y discreta como estudiante, solo para
chocar con una mala influencia completamente en contra de mi voluntad.
"Er, um, lo siento muchísimo," le dije. "Mis ojos no funcionan bien tan temprano, así
que, eh… ¿Estás herida?"
Lo primero era disculparse. Cuando te encontrabas con alguien aterrador, te disculpabas
—incluso si no era tu culpa. Ese era mi secreto para el éxito en la vida.
¿Qué? ¿Dicen que no tengo nada de orgullo? ¡Ja! ¿Qué es peor para tu orgullo?
¿Disculparse desde el comienzo o disculparse con tus manos y rodillas pegadas al suelo, un
ojo morado, y una nariz sangrando a causa de una golpiza? Cuando lo piensas bien, la
respuesta es evidente. En este caso yo me estaba disculpando por voluntad propia. ¿Ven?
Mi disculpa tal vez asustó a la chica. Su boca formó una sonrisa. "Hmph," resopló ella
después de una pausa. "Da igual."
Sus ojos viajaron hacia abajo, para luego fijarse en algo que provocó una expresión
sombría.
¿Qué pasa? me pregunté. ¿Ella estaba interesada en mi cuerpo tonificado? No estaba tan
musculoso como para que pudieras verlo a través de mi ropa, pero…
Esperen. ¿Será que…? ¿Mi cierre estaba abierto?
"Ups… lo siento." Ciertamente había estado abierto. Subí el cierre. Cielos, sucedió en
un muy mal momento. Es mejor que me vaya rápido. "Oh, cielos. Qué tarde es. Perderé el
tren si no me apresuro. Nos vemos."
"Oye tú, espera," me habló ella.
Me di la vuelta, tan rígido como una estatua. Yo solo tenía quinientos yenes en mi
billetera, ¿saben? Lo suficiente como para comprar mi almuerzo y nada más.
"Tú y yo vamos a la misma escuela."
O no.
Al final, yo no iba tarde para la escuela. Pensé que sí, pero resultó que me había
equivocado leyendo las manecillas del reloj.
"Obviamente el Maestro iba a esforzarse por llegar a tiempo desde el primer día," dijo
mi mejor amigo Zanoba.
En fin, había evitado esa crisis. La ceremonia de inicio había terminado sin incidentes,
y todos se separaron para dirigirse hacia sus respectivos salones de clase. Yo estaba un poco
triste de haber terminado en una clase diferente tanto a la de Zanoba como a la de mi amiga
de la infancia Sylphie, pero bueno. Estábamos en el mismo club.
"Buenos días. Yo soy su profesora, Roxy Migurdia."
Dejando de lado mis quejas, yo estaba feliz de estar en la clase de Roxy. La amaba como
profesora. Ella me había educado en casa durante la secundaria, y era en gran parte
responsable de que yo hubiese escogido matricularme en esta escuela. Aunque no les daré
mayores detalles sobre eso.
"Bueno, es hora de las presentaciones," dijo ella. "¿Por qué no lo hacemos por orden de
asiento?"
A pesar de que Roxy estaba empezando con las presentaciones, yo tenía un gran círculo
de conocidos, así que ya conocía prácticamente los nombres de todos. Incluso conocía de
vista a la chica que habló a continuación.
"Me llamo Eris Boreas Greyrat. Me transferí aquí desde la Región de Fittoa."
"¡Oye!" Me puse de pie sin pensarlo. "¡Tú eres la delincuente que vio mis calzoncillos
esta mañana!"
Todos en el salón se quedaron mirando hacia mí.
"¿Acaso dijo calzoncillos?" escuché murmurar a una persona.
"¿No la palabra delincuente es un poco vieja?" dijo otra.
Eris no dijo nada. Su rostro se oscureció por un segundo mientras las miradas de sus
compañeros se posaban sobre ella. Eris caminó pesadamente hacia mí con el rostro fruncido
y…
"¡Hmph!"
Ella me golpeó en el plexo solar mientras resoplaba.
"Uff…" Yo tomé asiento agarrándome el estómago.
Después de ese brusco final, Eris también se sentó.
Esa es la historia de cómo conocí a Eris. En ese momento, nunca habría imaginado que
haríamos equipo en el Club de Magia Ofensiva como un dúo y que obtendríamos un boleto
al torneo nacional.