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Sin Colores

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Synopsis
Cuando el cielo se oscurece y los colores desaparecen, tres desconocidos descubren que han recibido poderes extraordinarios: uno puede retroceder el tiempo, otro mueve objetos con la mente, y una tercera percibe las emociones de los demás. Guiados por un misterioso viajero en el tiempo, deben aprender a controlar sus habilidades y unirse para cerrar una grieta en la realidad que amenaza con destruir el mundo. Enfrentando sus propios miedos y desafíos, estos héroes deben sincronizar el pasado, el presente y el futuro para evitar una catástrofe inminente y salvar a sus seres queridos.
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Chapter 1 - El Día Que Los Colores Dejaron De Existir

Era un día aparentemente normal. El sol se deslizaba hacia el horizonte, pintando el cielo con matices cálidos de naranja y rosa. Todo parecía estar en su sitio, en perfecto equilibrio. La vida transcurría sin contratiempos.

Estaba sentado en mi lugar habitual, disfrutando del atardecer. El cielo, siempre tan imponente, comenzó a transformarse. Poco a poco, los colores empezaron a desvanecerse, no solo en el sentido superficial, sino en algo más profundo, algo que helaba el alma. El cielo se tornaba oscuro, hasta que no quedó rastro de color alguno.

En ese instante, un dolor indescriptible me atravesó. Sentí como si cada célula de mi cuerpo se desgarrara, como si el peso del universo se concentrara en mí. Fue un dolor que, aunque duró apenas un minuto, se sintió como una eternidad. Y luego, todo se volvió negro.

Cuando recobré la conciencia, me encontré en un lugar de una belleza indescriptible. Era como si hubiera despertado en el Edén. No había dolor, ni angustia, ni preocupación. Una paz profunda, una tranquilidad que jamás había experimentado, me envolvía. Todas mis inquietudes, mis miedos, se habían desvanecido.

De pronto, vi a mi hija. Se acercaba a mí con una expresión de inocencia y ternura en su rostro. Sus ojos, llenos de preocupación, me miraron fijamente y, con una voz suave, me preguntó: "¿Por qué no despiertas, papá?"

En ese preciso momento, abrí los ojos y el mundo a mi alrededor recuperó su color y forma. El dolor había desaparecido, y todo parecía normal, como si nada hubiera sucedido. Me incorporé rápidamente y corrí hacia mi casa, ansioso por ver a mi esposa y a mi hija. Pero al llegar, mi corazón se detuvo. La casa estaba vacía. No había rastro de ellas.

La desesperación se apoderó de mí. Las busqué por todo el pueblo, gritando sus nombres, recorriendo cada rincón. Crucé el bosque, con la esperanza de encontrarlas allí. Finalmente, llegué a la ciudad, esperando encontrar alguna pista, alguien que pudiera decirme dónde estaban.

Pero la ciudad era un caos. Las personas corrían de un lado a otro, buscando a sus seres queridos. Madres desesperadas llamaban a sus hijos, y niños lloraban por sus madres. Nadie sabía qué estaba ocurriendo, y el pánico se extendía como una sombra implacable.

Me acerqué a un hombre que parecía tan perdido como yo y le pregunté qué estaba pasando. Antes de que pudiera responder, un hombre extraño, vestido de manera peculiar, se acercó a mí. Había algo en su mirada que me inquietaba. Me preguntó si había perdido a mi familia, y cuando le dije que sí, me ofreció su ayuda.

"Ven conmigo", dijo con voz grave. "Puedo despejar todas tus dudas."

Al principio, no confié en él. Sus palabras sonaban extrañas, y temí que solo quisiera aprovecharse de mi situación. Pero entonces, como si pudiera leer mis pensamientos, me miró a los ojos y dijo: "No te voy a robar. Deberías agradecerle a tu hija por haberte despertado".

Mi corazón dio un vuelco. ¿Cómo podía saber lo que había ocurrido? ¿Cómo podía saber lo de mi hija? Sin saber qué hacer, lo miré, y él, con una calma perturbadora, añadió: "Responderé todas tus preguntas, si vienes conmigo".

El hombre extraño caminaba en silencio por las calles desiertas mientras yo lo seguía, atrapado entre la curiosidad y el miedo. Nos adentramos en un callejón oscuro, alejándonos del caos. Al final del pasaje, abrió una puerta vieja y oxidada, invitándome a entrar sin decir palabra.

Al cruzar el umbral, me encontré en una habitación apenas iluminada por una lámpara tenue. En el centro había una mesa con algunas sillas, y ya había otras personas allí, con expresiones de desconcierto y miedo. Me senté, preguntándome qué nos unía.

"Sé que todos tienen muchas preguntas", dijo el hombre con voz calmada pero grave. "Y sé que lo que vivieron durante el fenómeno del cielo oscuro no fue un sueño. Fue real. Cada uno de ustedes experimentó algo distinto, pero están conectados porque han sido elegidos por la misma causa. Yo sé esto porque he visto lo que está por venir."

Nos observó detenidamente, como si estuviera evaluando nuestras reacciones. Nadie se atrevió a hablar, así que continuó: "Ese día, cuando el cielo se oscureció, no fue solo un evento natural. Fue el comienzo del fin. Una grieta en el tejido de la realidad se abrió, y lo que experimentaron fueron fragmentos de un futuro devastador. Soy un viajero en el tiempo, y he presenciado este fenómeno antes en otros tiempos y lugares. Si no se detiene, conducirá al colapso total de nuestro mundo."

El silencio en la sala se volvió insoportable. La gravedad de sus palabras era evidente, pero difícil de aceptar. "¿Viajero en el tiempo?" pregunté, sin poder ocultar la incredulidad.

"Así es," respondió con serenidad. "He visto cómo el fenómeno del cielo oscuro marca el principio del fin en cada línea temporal. En algunos lugares, logré evitar el desastre; en otros, fracasé. Ustedes tres fueron elegidos por una razón: representan los pilares del tiempo mismo. Uno de ustedes tiene un rol en el pasado, otro en el presente, y el último en el futuro."

Nos miramos entre nosotros. Una mujer de rostro pálido habló primero: "En mi sueño, vi un jardín hermoso, pero sentí que algo oscuro intentaba atraparme. Desde entonces, puedo sentir las emociones de los demás, como si el tiempo se distorsionara cuando estoy cerca de ellos."

El hombre corpulento a mi lado agregó: "En mi sueño, estaba en un desierto que no terminaba. Sentí que cada paso me llevaba más lejos de mi propia identidad, como si el tiempo se me escapara entre los dedos. Ahora, puedo mover objetos con la mente, pero siento que pierdo partes de mí cuando lo hago."

El hombre extraño los escuchó con atención, y luego se volvió hacia mí. "Y tú, en tu visión, viste un paraíso, pero no era más que una ilusión creada por la grieta en el tiempo. Tu familia fue atrapada en esa distorsión temporal, y solo tú puedes encontrarlas porque has sido marcado para comprender las conexiones entre tiempos diferentes."

"¿Qué significa todo esto?" pregunté, sintiendo que mi mente se llenaba de más dudas.

"El fenómeno del cielo oscuro es el inicio de un ciclo de destrucción. Ustedes tres tienen un rol crucial. El pasado, el presente y el futuro están entrelazados, y cada uno de ustedes debe asumir su parte para cerrar la grieta y restaurar el equilibrio. El futuro depende de lo que hagan ahora. Si fracasan, todo lo que conocen será consumido por la oscuridad."

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Ya no era solo cuestión de encontrar a mi familia; se trataba de evitar el fin de todo. Las visiones que tuvimos no fueron solo pesadillas, fueron advertencias.

"Yo les guiaré", continuó el hombre. "Pero el camino no será fácil. Necesitarán aprender a usar las habilidades que han recibido y, sobre todo, a sincronizarse entre ustedes. Solo uniendo el pasado, el presente y el futuro podrán detener lo que se avecina."

El peso de la responsabilidad se sintió tangible en la sala. No éramos héroes, solo personas comunes atrapadas en algo mucho más grande de lo que podíamos imaginar. Pero ahora entendíamos que el fenómeno del cielo oscuro no solo trajo oscuridad, sino también la clave para evitarla. La pregunta era si estaríamos a la altura de la tarea.

El hombre extraño dio un golpe firme sobre la mesa con ambas manos. El sonido resonó en la habitación, fuerte y repentino, como si hubiera rasgado el velo de la realidad. En ese instante, sentí una sacudida que me recorrió desde lo más profundo de mi ser. Era como si, de repente, hubiera viajado millones de kilómetros en un segundo, como si el tiempo y el espacio se hubieran comprimido en un solo punto a nuestro alrededor. La sensación fue abrumadora, tan intensa que me dejé caer en la silla, luchando por recuperar el aliento.

"Ahora que han entendido la magnitud de lo que enfrentamos," dijo el hombre con una voz que parecía resonar más allá de las paredes de la habitación, "es momento de comenzar a prepararse. No solo deben comprender lo que ha ocurrido, sino que deben aprender a manejar las habilidades que el fenómeno del cielo oscuro les ha otorgado."

Miré a mi alrededor. Las otras personas en la sala también parecían impactadas, tratando de asimilar la sacudida temporal que acabábamos de experimentar. La mujer pálida, aquella que antes había hablado de su jardín, parecía tambalearse, mientras el hombre corpulento a su lado trataba de recuperar el equilibrio, sus ojos mostrando una mezcla de miedo y determinación.

"Durante el tiempo que sigan conmigo," continuó el hombre extraño, comenzando a caminar en círculos alrededor de la habitación, "practicarán el control de sus poderes. Necesitan aprender a usarlos, a sincronizar sus habilidades, para que puedan cumplir con los roles que les corresponden. El pasado, el presente y el futuro deben unirse para cerrar la grieta y detener el ciclo de destrucción que se avecina."

Se detuvo frente a un rincón de la sala, señalando una serie de objetos y herramientas que, hasta ese momento, no había notado. "Aquí tendrán un espacio para practicar," dijo, y su voz adquirió un tono instructivo. "Cada uno de ustedes ha recibido un don único: la capacidad de sentir emociones, mover objetos con la mente, o cualquier otra habilidad que haya surgido de su experiencia. Deben explorar estos poderes, entender sus límites y aprender a controlarlos."

El ambiente en la sala cambió. Ahora que sabíamos que nuestras habilidades no eran simples coincidencias, sino herramientas esenciales para una misión que aún no entendíamos completamente, una especie de energía colectiva comenzó a tomar forma entre nosotros.

El hombre extraño continuó señalando una esquina donde había varios objetos dispuestos meticulosamente. "Comencemos con lo básico," dijo, su mirada fija en cada uno de nosotros, como si estuviera evaluando nuestras capacidades. "Cada uno de ustedes debe intentar usar sus habilidades en un entorno controlado. Dejen que sus mentes se centren en lo que pueden hacer y no tengan miedo de experimentar."

El hombre corpulento fue el primero en adelantarse. Su rostro mostraba una mezcla de concentración y duda mientras extendía su mano hacia un lápiz que estaba sobre la mesa. Con un esfuerzo visible, trató de moverlo con la mente. El lápiz se deslizó lentamente por la superficie, pero luego se detuvo bruscamente, como si una fuerza invisible lo hubiera frenado. El hombre respiró con dificultad, claramente afectado por el esfuerzo que aquello le costaba.

La mujer pálida, por su parte, se dirigió a otro rincón, cerrando los ojos y extendiendo sus manos hacia nosotros. Podía sentir su concentración mientras trataba de captar las emociones que flotaban en el aire. Sus expresiones cambiaban mientras absorbía nuestras sensaciones, como si estuviera sintiendo las olas de energía emocional que emanaban de cada uno de nosotros.

Finalmente, llegó mi turno. El hombre extraño me observó con una intensidad que me hizo sentir vulnerable, como si pudiera ver a través de mí. "Tu habilidad," dijo, "es entender las conexiones temporales. Usa tu intuición para percibir las distorsiones en el tiempo que has experimentado. Necesitas encontrar una forma de estabilizar lo que has visto y de conectar esos fragmentos en una narrativa coherente."

Cerré los ojos y traté de concentrarme en las sensaciones que había vivido. Intenté recordar el paraíso que había visto en mi sueño, ese lugar de paz que se había desvanecido tan rápidamente, y la forma en que el tiempo parecía distorsionarse a mi alrededor. Sentí una extraña conexión, como si estuviera tocando los hilos invisibles del tiempo, tratando de desenredar un enigma que solo yo podía resolver.

El hombre extraño nos observaba a todos mientras practicábamos, su expresión inmutable pero claramente atenta. "Recuerden," dijo con voz firme, "esto es solo el comienzo. Cada uno de ustedes tiene un papel esencial en esta misión. El pasado, el presente y el futuro están entrelazados, y solo a través de su unión podrán enfrentar la oscuridad que se avecina."

A medida que continuábamos, me di cuenta de que no solo estábamos aprendiendo a manejar nuestras habilidades, sino también a comprendernos unos a otros. Las conexiones que comenzaban a formarse entre nosotros eran más profundas de lo que había imaginado, y el desafío que teníamos por delante era mayor de lo que cualquiera de nosotros podría haber anticipado. Pero también sentía una creciente determinación. El futuro del mundo estaba en nuestras manos, y a pesar del miedo y la incertidumbre, estábamos listos para enfrentar lo que viniera.