Mi nombre es Astaro, no tengo ningún apellido ya que soy un chico huérfano, crecí en un pueblo cerca de la ciudad de México, ahora mismo tengo 10 años, trabajo cultivando verduras para después venderlas en el mercado de la ciudad de México.
Actualmente vivo con la Sra. Sofía y mi hermano Asterio, quien al igual que yo es un chico huérfano, solo que su actitud es todo lo contrario a la mía, sinceramente me considero un chico serio y anti social, mientras que mi hermano es una persona muy empática y sociable. Normalmente yo me encargo de recoger los cultivos y él se marcha del pueblo a venderlos junto con la señora Sofía.
La señora Sofía es una chica de 17 años, ella fue la que nos encontró a mí y a Asterio, ella nos recogió hace 2 años cerca de la carretera, llevábamos 5 días sin comer, la poca comida que encontrábamos era literalmente nuestra única comida, eso sí teníamos suerte de conseguir más.
De ahí en adelante nos encontramos viviendo en una casa de tan solo dos cuartos, la casa está dividida en tan solo dormitorio y cocina.
—¿Qué haces ahí acostado? —me preguntó Sofía—.
—Descansando —conteste sin más—.
—Ya veo, en serio eres muy trabajador Astaro —me alago mientras se sentaba a mi costado derecho—.
La señora Sofía de vez en cuando venía a ver si me encontraba bien, ya que le preocupaba que me hiciera daño, según ella este trabajo no es apropiado para un niño de 10 años, pero a mí no me importaba, después de todo lo hago por el bien de ellos y también en agradecimiento.
—No es nada solo hago mi trabajo señora Sofía —respondí felizmente—.
—Solo tengo 17 años ¡No soy una señora, cielos! Me haces sentir mal —exclamó enojada—.
—Lo siento, pero creo que es una forma de demostrar mis respetos hacia ti.
—Sabes que puedes llamarme Sofía, así como lo hace tu hermano —me incito felizmente—.
Es verdad, mi hermano habla con ella con una confianza como si la conociera por años, bueno creo que es parte de ser social, a diferencia de mí que me gusta demostrar respeto, ante una persona a quien estoy agradecido y valoro mucho.
Parece verme detenidamente mientras descanso en el cómodo césped del huerto, la brisa aquí es muy relajante y refrescante, después de verme por unos segundos se recostó a mi lado mientras observaba las nubes.
—El atardecer es muy hermoso ¿Verdad? —menciono mirando el cielo rojo—.
—Si es hermoso —conteste admirando el paisaje—.
Estuvimos un buen rato observando el cielo, hasta que por fin anocheció, donde procedimos a entrar a casa, ahí se encontraba Asterio quien al ver a la Sra. Sofía se lanzó a sus brazos.
—¡Sofía! —gritó felizmente—.
—Hola Asterio ¿Qué haces?
—Estaba dándole un repaso a las ventas del día ¡Hoy vendimos mucho! —exclamó mientras sacaba una libreta con apuntes—.
Lo que decía mi hermano era verdad, hoy vendimos más de lo usual, esto se consideraría ¿buena suerte? o tal vez algún enfermo solo quería impresionar a Sofía comprando una gran cantidad de vegetales para cortejarla.
Bueno no los culparía, la Sra. Sofía era muy hermosa tanto su rostro como sus sentimientos. Ella es una mujer de estatura promedio algo así como 1.65 ¿tal vez? con ojos marrones y pelo castaño, pero creo que lo que más llama la atención es su cuerpo.
—Incluso para mí, ella parece una mujer adulta, tiene un enorme busto además de una cintura pequeña, en cuanto a su trasero bueno, creo que está en los estándares normales, si hablamos numéricamente creo que sería 88-65-80—pensaba mientras la miraba de arriba abajo—.
Mi mirada se perdió mirando su trasero, mientras pensaba lo anterior.
—¡Hey! —exclamó bruscamente—.
—¿Qué pasa? —grite exaltado—.
—Al parecer se percató de que le estaba mirando el trasero—pensé—.
—Los niños no deberían hacer esas cosas —me reprendió burlonamente—.
—No sé de qué hablas —ignore su regaño, mientras me iba a dormir—.
○●○●○
Pasaron dos semanas después de las maravillosas ventas de ese día, bueno ahora era todo lo contrario, recientemente las ventas bajaron casi en un 90% esto por alguna razón desconocida.
Según me dijo Asterio esto lo causo un puesto que se colocó justo frente al nuestro, este tenía más variedad que el nuestro, bueno cabe decir que al recoger los cultivos los separamos en cajas de cartón, mismas que llevan Asterio y la Sra. Sofía a vender.
Los principales cultivos que teníamos eran, Zanahorias, Papas, Tomates, Lechugas y Cebollas.
Mismos que se vendían muy bien, claro hasta que llego ese puesto con gran variedad y no solo de vegetales sino también frutas, además tenían un puesto más detallado que el de nosotros, bueno que iban a competir unas cajas de cartón con unas grandes mesas llenas de un montón de verduras y frutas.
—Si fuera un comprador definitivamente también compraría ahí—pensé—.
—Bueno lo mejor sería esforzarnos más a partir de ahora ¿No crees Astaro? —me incitaba a esforzarme con una sonrisa—.
—Creo que es lo más conveniente hermano, pero ¿Qué haremos para aumentar nuestras ventas? —pregunté en busca de una respuesta a nuestro problema—.
—Mmmm, eso aún es un misterio—me contesto sin más, decepcionándome un poco—.
Mientras planeábamos como aumentar nuestras ventas, un balón golpeo la cabeza de Asterio, esto causo mi enojo, tal vez haya sido un accidente y no tenían la culpa, pero creo que aun así era molesto que te dieran un ¡balonazo! En medio de una conversación seria.
Iba a enfrentar a quien había golpeado a mi hermano cuando de pronto una mano me tomo del hombro, este era mi hermano quien al parecer me decía "tranquilo no es para tanto" con esa típica sonrisa suya.
—Pero —intente oponerme, pero insistió en quedarme quieto—.
Empezó a correr hacia donde se encontraba el balón, mientras los culpables de haber golpeado a Asterio venían por su balón.
—Perdón amigo en verdad no era nuestra intención —se disculpó el niño—.
—¡Por qué dices eso niño! ¿Acaso el balón tiene voluntad propia o qué? —pensé irritado—.
Los observaba detenidamente, mientras que Asterio venía con el balón en sus brazos, amablemente ofreció dárselos mientras se reía de lo acontecido. Por cierto, las personas que vinieron hacia nosotros eran 3 chicos y una chica, al parecer era un poco tímida, los chicos no tenían nada de especial solo parecían ser más grandes que nosotros, pero la chica parecía tener entre 8 o 9 años de edad.
—¿Por qué parece mirar a Asterio como si fuera una deidad? —pensé—.
Al percatarse que la estoy mirando ella de pronto se pone detrás del chico más alto del grupo, tal vez sea su hermano, en fin, después de eso todos excepto cierta persona (yo) empezaron a reír mientras se retiraban.
La chica parece haber quedado hipnotizada por Asterio, ya que aún caminando hacia el lado contrario de donde nosotros estamos, no dejaba de ver a mi hermano.
—Acaso será ¿Que está enamorada de él? —pensé buscando respuesta a su mirada—.
—Oye hermano —le hable—.
—¿Qué pasa Astaro?
—En serio ¿No te enojo? —pregunté mirándolo detenidamente, en busca de una posible señal de que estuviera mintiendo—.
—Mmmm, la verdad creo que fue un accidente, así que no veo por qué tener resentimientos la verdad —me contesto sabiamente, o al menos así parecía ser—.
—Ya veo, pero creo que a veces eres muy blando ¿Sabes? —exclamé un poco fastidiado—.
—Jejejeje ¿Tú crees? —me contesto riéndose—.
Él es muy amable, incluso cuando se ve involucrado en una situación como esta, si yo hubiese estado en su lugar definitivamente me habría lanzado a puñetazos contra esos chicos, aunque siendo sinceros no se veían con malas intenciones, pero el pelotazo nadie se lo quita.
Después de ese pequeño accidente nos dirigimos hacia nuestra casa, topándonos con un chico quien estaba sosteniendo un enorme ramo de flores.
—Conozco a este chico—pensaba mientras lo miraba—.
Él es el hijo del comisariado del pueblo, algo así como un alcalde digamos, él ha estado detrás de la señora Sofía desde hace ya un tiempo, lo que pienso respecto a él es que tal vez se vea que es un buen tipo, pero el otro día lo vi besándose con la hija de la señora María, la dueña de la tienda donde compramos comida.
—Me preguntó si, tendrá un montón de chicas esperándolo en el altar Jejejeje—reí en mis pensamientos—.
—Oigan mocosos ¿Han visto a Sofía? —nos preguntó con arrogancia y superioridad—.
No contestamos nada y solo seguimos caminando.
—¡Oye! ¡Contesta lo que se te está preguntando mocoso! —gritó furioso—.
—Ahí está, eso es lo que oculta su fachada de chico guapo, un tipo machista y egoísta—pensé aguantando la ira—.
Me tomo del brazo estrujándome hacia atrás ¿qué debo de hacer? Veo de reojo a mi hermano quien solo miraba esperando algún movimiento exagerado para intervenir.
—¡Dime, esta Sofía sí o no! —gritó mientras me escupía en la cara—.
Me volví a quedar en silencio.
—¡Maldito mocoso! —me golpeo el rostro haciéndome caer contra el suelo, haciendo que mi nariz sangrara—.
—Okey hermano definitivamente le pateare el trasero—pensaba, mientras me empezaba a invadir la rabia—.
Vuelvo a mirar de reojo a Asterio.
—¿Puedo? —susurro la pregunta al borde de perder los estribos—.
Asterio asintió mientras se dirigía a casa.
—Okey, ahora sí puedo hacer lo que creo que es correcto—exclamé aliviado en mis pensamientos—.
El tipo parecía un idiota solo parado observándome, de pronto le di un puñetazo en la cara para después golpear su pierna derecha, causando que perdiera el equilibrio, después de eso disfruté golpear fuertemente su nariz.
—Haaa, que bien se siente patearle el trasero a un niño creído—pensé—.
Si se preguntan ¿por qué un niño de 10 años sabe pelear tan bien? bueno de algo me sirvió vivir solo en la calle casi desde que nací, aunque no suelo hacerlo muy seguido debido a que mi hermano me detiene, claro algunas veces él me deja a mi criterio el reaccionar así, tal y como lo hiso ahora mismo.
Pase caminando al lado del chico mientras se tomaba fuertemente su nariz, que efectivamente estaba sangrando, tome las flores que habían caído al suelo para después arrojárselas en la cara y ya que estaba, escupirle.
—La Sra. Sofía no necesita a un mujeriego egoísta como tú, así que piérdete —exclamé con arrogancia, como él lo hizo con nosotros—.
—Jajajaja ¡En tu cara idiota! ¿Qué se siente que un mocoso de 10 años le haya pateado el trasero a un chico de 18? —pensaba mientras me regocijaba—.
Dejando en el suelo al chico me dirigí a casa, entre y cerré la puerta, creo que la Sra. Sofía no se encuentra, debió de haber ido a la tienda de la Sra. María a comprar comida.
—Jejejeje creo que te pasaste un poco —río Asterio nervioso—.
—Oh vamos, solo fueron dos golpes en la cara ¿Que tanto daño le pude haber hecho? —pensé—.
—Bueno, creo que solo le di lo que se merecía —contesté orgulloso de mi acto—.
—Bueno en cierta forma tienes razón —me contesto dando un suspiro—.
Después de eso decidimos dejar por terminado la conversación, aunque creo que debí haberlo golpeado un poco más.
Pasaron 2 horas después de lo acontecido con el hijo del comisario, la señora Sofía regreso de la tienda trayendo consigo bolsas llenas de comida, dentro de la bolsa llevaba papas fritas, atunes, sopas y una que otra cosa más. Me miró fijamente para después hacer una mueca de molestia.
—Acaso ¿Estará enojada conmigo? —pensé nerviosamente—
—Creo que Mario se la encontró cuando regresaba de la tienda, y ahí le dio la queja —Asterio me menciono su suposición—.
—Pues si ese es el caso, pienso que es un niño llorón —me burle—.
Asterio me dio un coscorrón después de haber dicho lo anterior, es una manera de decirme que debo de ser más considerado con las personas, después de haber hecho eso fue a ayudarle a la Sra. Sofía a colocar la comida en su respectivo lugar.
—Oye Astaro —la que me llamo fue la Sra. Sofía, quien me hiso una señal con la mano incitándome a seguirla, debo admitir que me puse un poco nervioso—.
—Tranquilo, solo hablara contigo, solo agacha la cabeza y asiente a todo lo que diga —como siempre mi hermano aconsejándome en cualquier momento—.
—Definitivamente tiene un rostro enojado, seguro que me reprenderá después de haber golpeado a ese chico—pensé—.
Nos detuvimos justo después de haber cerrado la puerta de casa, ella me miraba con un rostro sin expresión, a decir verdad, no sé qué pasara, pero si me reprende lo tomare como un gracias, después de todo ella no merece estar con ese tipo de personas y hasta ella misma lo sabe.
—Astaro golpeaste a Mario ¿Verdad? —sin más preguntó lo que ya me esperaba—.
—Sí, lo golpe —después de decir eso me abofeteo fuertemente, para seguido abrazarme—.
—Idiota, pudo haberte hecho daño… snif, snif —sollozaba mientras me abrazaba—.
¿Por qué se pone así? ¿ No está molesta conmigo? Después de permanecer así por unos segundos, ella me soltó limpiándose las lágrimas.
—En serio me molesta verla así, me siento un poco culpable, solo un poco—pensé—.
Usualmente suele ser alegre, verla así es un poco doloroso, y más si tengo algo que ver con eso, tal vez si hubiera pensado bien las cosas y solo lo hubiese ignorado tal vez ella no se hubiera puesto así.
—No, ese idiota se lo merecía—pensé—
—Sabes cuándo me dijo que lo habías golpeado no le creí del todo —menciono limpiándose las lágrimas—.
—¿En serio? Pensé que me conocías mejor—pensé, muy decepcionado—.
—De hecho, creí que estaba borracho, pensé, un niño tan lindo no podía haberle roto la nariz a Mario, pero luego pensé ¡Dios! Si se trata de Astaro ese chico es como una moneda en el aire —dijo esta vez alegremente—.
—Bueno por lo menos, ahora se nota más alegre que hace rato —pensé aliviado—.
—Además ya lo había rechazado varias veces ¿Por qué sigue terco en ganarse mi corazón? —exclamó disgustada—.
—Oh no lo sé, tal vez solo quiera, ya sabes, hacer el cuchi, cuchi—pensé mientras trataba de no reírme—.
—Además ya hay alguien en mi corazón —esto lo dijo mirando el cielo estrellado—.
¿En serio ya encontró a alguien? Bueno supongo que debo de felicitarla ¿no? Es lo normal, me acerque a ella, era más alta que yo, pero en un par de años seré más alto que ella, o eso creo. Me puse a la altura de su hombro y dije.
—Felicidades —me miró fijamente sorprendida, para después echarse a reír—.
—¿Qué pasa? ¿Acaso dije algo gracioso? —pensé—.
—Discúlpame es que no me esperaba que me dijeras algo como eso.
—¿Desde cuándo felicitar a alguien por tener pareja se volvió tan gracioso? —pensé—.
—Bueno, pensé que era lo normal felicitar a alguien que encontró a su media naranja ¿No crees? —pregunté aun confundido por su reacción—.
—Bueno en cierto modo tienes razón, lo siento por burlarme —se disculpó—.
Tengo curiosidad por saber, qué clase de chico es del gusto de la Sra. Sofía, será que le gustaran los chicos dulces y cariñosos o tal vez los fríos y serios.
Bueno, sea cual sea su gusto espero que le vaya bien y que sea muy feliz. Volvió a tornar su rostro con una expresión seria, tal vez no pueda estar con él debido a nosotros, el hecho de cuidarnos le quita tiempo para salir con su pareja, aunque ahora que lo pienso… nunca la he visto con alguien más aparte de nosotros.
—Aunque lamentablemente aun no podemos estar juntos —exclamó triste—.
—Lo sabía—pensé—.
—Él y yo somos distintos, aunque a pesar de ser una chica tranquila y amable, me gustan los hombres rudos y fuertes —habló con emoción mientras tenía un rostro feliz—.
—Oh ya veo, básicamente eres de las chicas que les gusta ser rescatadas por un príncipe azul, un dato curioso que no sabía de ella—pensé mientras formulaba una pregunta—.
—Ya veo y ¿Cómo se llama?
—Ehhh… no me digas que ¿Estas celoso Astaro? —me dijo burlonamente—.
—Yo ¿Celoso? ¿Por qué debería de estarlo? —pensaba, mientras intentaba encontrar la respuesta del porque la pregunta—.
—No, solo es la curiosidad, pero si no me quieres decir nada, no te obligare —Así mismo me di media vuelta para entrar a casa—.
Después de esa conversación, puedo asumir que ella no está enojada conmigo, simplemente se preocupó por mí, debo admitir que me alegra oír eso, se siente bien saber que alguien se preocupa por tú bienestar.
—…riño.
—¿Dijiste algo? —exclamé creyendo haber escuchado algo—.
—Que te vayas a dormir —me dijo señalando nuestra casa—.
—¡Oh! Es verdad ya es tarde—pensé—
—Bueno me voy a la cama.
—Sí, buenas noches.
De camino a mi cama me topé con mi hermano, quien me veía con una sonrisa un tanto extraña, parecía estar insinuando algo.
—Lo lamento hermano, no tengo tiempo para tus bromas, así que me voy—pensé mientras me dirigía a la cama, para seguido, entrar en un profundo sueño—.