El mundo de los sueños, un reino mágico e incógnito, más allá de nuestra comprensión, donde el caos y la incertidumbre son la norma, y la coherencia pierde sentido frente a su locura. A lo largo de la historia, grandes mentes han explorado este vasto territorio onírico, dando vida a obras maravillosas e invenciones alucinantes, inspiradas por los paisajes y enigmas que allí encuentran, tantas incógnitas que nos hacen pensar, ¿qué es este mundo y quien lo controla?
Los antiguos griegos susurraban sobre Hipnos, la personificación del sueño, y Morfeo, la deidad que reinaba sobre aquellos sueños que adoptan forma humana. En sus mitos, intentaban darle un significado a lo que apenas comprendían. Hipnos, con su manto de noche eterna, y Morfeo, tejiendo figuras humanas en el tapiz onírico, gobernaban un reino tan vasto como misterioso.
Sin embargo, no todo en este reino es benigno. También existen las pesadillas, entidades sombrías que nos acechan en nuestros momentos más vulnerables, capaces de manifestarse en nuestro plano de existencia con una intensidad que puede llegar a ser mortal. No pocos han sido los incautos que, atrapados en sus garras, han encontrado la muerte.
Los humanos, a lo largo de los siglos, han tratado de desentrañar los secretos que yacen detrás de los párpados cerrados. Pero la verdad es que nadie, al menos nadie en su sano juicio, ha logrado descifrar qué ocurre realmente cuando soñamos. Es un enigma envuelto en sombras, un territorio donde la razón se difumina y la lógica se retira, cediendo paso a lo imposible. El mundo de los sueños permanece, así, un misterio impenetrable, donde el entendimiento humano sólo puede rozar la superficie antes de ser consumido por su insondable profundidad.
Podría decirse que entre soñar y morir hay una delgada diferencia, ambos son estados en los que el cuerpo reposa, aunque uno lleva al descanso eterno. La línea que separa el mundo de los sueños del más allá es quizá más frágil de lo que imaginamos, tal vez separados por un delicado velo que nadie debe atravesar. Porque más allá de ese velo yace un lugar, un mundo oscuro y prohibido, el mundo tras el velo es un lugar, que ningún mortal debe tocar.