La manada rompió en murmullos amortiguados ante las palabras de Aila; energía excitada zumbaba por el salón, llegando a los oídos de ambas chicas. Aila observó cómo los ojos de Lydia se agrandaban e instantáneamente empezó a tramar. Aila se contuvo de sonreír; esto no era parte del plan de Lydia para esta noche. Definitivamente quiere desafiarla, pero no todavía; se preguntaba por qué.
—¿Hay una manera más fácil que un desafío?
—No, Aila, eso no es un desafío
—Para ti soy Luna,—gritó una voz masculina desde la multitud.
Lydia tsked y movió su mano, —Solo estoy aquí por el bien de la manada.
—¿Así que es eso...—Aila dejó la frase en el aire; podía sentir el gruñido de Damon detrás de ella. Sabía que la falta de respeto de Lydia hacia Aila era algo que podría acarrearle un castigo. Un verdadero castigo en forma de las celdas del sótano.