Chapter 14 - La Reina Esquizo

Sala de Trono en frenia capital esquiza.

La sala del trono brillaba con un resplandor dorado que parecía sacado de un cuento de hadas. Las columnas de oro macizo se elevaban majestuosamente hacia el techo, decorado con imágenes de batallas épicas y triunfos gloriosos.

En el centro, sobre una plataforma elevada, estaba el trono de la reina Esquizo, una obra maestra hecha de oro y piedras preciosas que capturaba la luz de manera espectacular.

La reina Esquizo, sentada en su trono, era la encarnación de la belleza y el poder. Su presencia imponía respeto; pocos se atrevían a mirarla directamente a los ojos.

Su rostro perfecto no solo mostraba su belleza, sino también una profunda sabiduría. La forma en que se mantenía erguida, la mirada orgullosa y la serenidad en su expresión, dejaban claro que estaba acostumbrada a mandar y ser obedecida.

Frente a ella, arrodillado con respeto, estaba Wan Wantian, líder y primera espada de su casa. A pesar de ser un guerrero renombrado, aquí, ante la reina, no era más que un humilde servidor, consciente de la diferencia abismal entre su fuerza y la de Esquizo.

—¡De pie! —ordenó la reina, su voz resonando con autoridad.

Wan Wantian se levantó lentamente, manteniendo la cabeza inclinada en señal de

respeto.

—No merezco estar frente a usted, mi reina. Sin embargo, vengo en representación de mi familia, la segunda más grande del reino esquizo.

Esquizo arqueó una ceja, su mirada afilada como un cuchillo. —¿Crees que no conozco a las casas principales de mi reino? —su voz estaba cargada de un desdén tranquilo, y su cabellera blanca con mechones plateados hacian relucir no solo su autoridad sino su belleza inigualable.

Wan Wantian tragó saliva, nervioso.

—Mi reina, yo, un simple mortal, no me sentiría extraño si alguien de su calibre no prestara atención a cosas tan triviales.

El guerrero levantó una mano, como si buscara apoyo en sus propias palabras.

—Estoy orgulloso de que usted nos represente. Es por usted que ningún reino se atreve a atacarnos.

Esquizo lo miró con frialdad. —Agradezco tu devoción, pero vayamos al tema principal.

Wan Wantian asintió, respirando hondo para calmar sus nervios.

—Mi reina, el reino de los duendes y el semi-reino militar han causado estragos y muertes. Han ultrajado y masacrado a muchos humanos, y se dice que el reino militar está abusando incluso de los agricultores y sus pueblerinos.

Esquizo, sin mostrar emoción alguna, replicó. —¿Y qué propones?

El guerrero se enderezó, decidido.

—Mi reina, solicito su permiso para que mi familia, la espada celestial, someta al fraude de es semi Reino militar.

La reina Esquizo esbozó una leve sonrisa, llena de ironía. —¿Y qué ganaré con eso?

Wan Wantian se inclinó aún más, casi tocando el suelo con la frente

. —El semi-reino militar posee armas tecnológicas avanzadas. Parecen desear reiniciar guerras para invadir la paz. Pero no tienen la información sobre cómo disolver el escudo que protege varios semi reinos. Roblox fue visto en fronteras con esas armas.

Esquizo lo interrumpió, su voz cortante. —No necesito que me cuentes cuentos. Ya sé todo eso.

El guerrero no se sorprendió; la sabiduría de la reina era legendaria.

—Mi reina, ¿no desea intervenir?

La reina soltó una risa fría.

—¿Sabes cuántas injusticias hay en el mundo? ¿Quieres ayudar a los sobrevivientes del antiguo semi reino de la paz?( actual semi reino militar) y a los del pais de los exiliados?, o solo crees en resolver todos los conflictos con la espada?

Wan Wantian se quedó sin palabras, atrapado en la lógica implacable de la reina.

—No lo sé, mi reina. Creo que simpatizar es más que suficiente.

Esquizo lo miró con curiosidad.

—Si tanto simpatizas, dime, ¿cómo los has ayudado antes, Wan Wantian?

El guerrero vaciló antes de responder.

—Solo pude ayudarlos vendiéndolos al semi-reino militar. De otro modo, ese semi reino mataria a todos esos sobrevientes del reino de la paz pondrían precio a sus cabezas y los perseguirian, seria una casería brutal. Al menos así, la mayoría sobreviviría, aunque como esclavos.

La reina Esquizo levantó una ceja, intrigada.

—¿Quieres decir que la entonces líder Celica perdonó a la mayoría solo con pequeños castigos?

Wan Wantian asintió.

— asi es mi reina aunque desde el comienzo celica no debería haber podido entrar al país de los exiliados, según dictó su hermano el overlord. Pero aun asi lo esta intentando.

Esquizo, con desdén evidente, replicó.

—¿Estás diciendo que Celica cree ser más fuerte que mi hermano? ¿O que su palabra no tiene valor?

Wan Wantian, secándose el sudor de la frente, respondió con cuidado.

—No, mi reina. No lo creo. Pero el Overlord no es realmente el representante de los emigrantes, ni el presidente del país de los exiliados.

El semi-reino militar sabe eso. La unica razón por la cuál no atacan al pais exiliado es porque bien saben que la voz del Overlord su hermano, es parte de su poderoso reino ezquiso.

La reina, con una voz tan fría que congeló el corazón de Wan Wantian, concluyó.

—Entonces, ¿ Aunque no sea parte del pais de los exiliados , solo por eso creen que tienen derecho a cuestionar la palabra del overlord ? Solo porque tienen armas del semi reino cientifico?

Wan Wantian, con una reverencia profunda, habló con sumo respeto:

—Mi señora, no insinúo nada inapropiado. Estoy aquí precisamente por eso. Creía que no estaba al tanto de los túneles que se habían construido para atravesar las barreras sin ser vistos, ni de las armas que Roblox ,que compro al semi-reino científico.

Wan wantia Respiró hondo, sus palabras cargadas de humildad y sinceridad.

—Mi preocupación fue infundada por mi ignorancia. Espero profundamente que me disculpe por ello. Me siento honrado de poder servirle.

La Reina Esquizo, con su belleza imponente y labios rojos como el carmesí, respondió con una voz firme y autoritaria:

—Entiendo claramente, Wan Wantian. Pero la próxima vez que necesites algo, trata de resolverlo por tu cuenta en lugar de venir a mí. Hay muchas formas de ayudar a los emigrantes y desterrados, si tan solo apartaras tus miedos.

Wan Wantian inclinó la cabeza aún más,

La Reina Esquizo, con un elegante movimiento de su mano, le indicó que se retirara, apartando su mirada de él con una indiferencia calculada. Desde ese gesto, quedó claro que nadie debía permanecer en su presencia.

Wan Wantian salió de la sala del trono con el porte varonil digno de un guerrero de renombre. Mientras caminaba, su mente no podía dejar de admirar la majestuosa figura de su reina.

Sin un ápice de duda, entendía que, cualquier cosa que ocurriera, de alguna forma la Reina Esquizo ya la tenía prevista o encontraría una solución. Para ella, simplemente aún no era el momento adecuado.

—Yo, su fiel sirviente, estaré listo en espera de su orden en el momento que lo decida —murmuró para sí mismo con determinación.