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Chapter 2 - CAPITULO 1

HELLEN.

Solo hago mi trabajo ¿no? Se supone que debería dejarlo tirado en este andén pero por alguna razón no soy capaz. Aunque no me pagó lo suficiente como para llevarlo a la casa y dejarlo dormido en su habitación. Por otra parte, si me voy en este instante, con el grado de ebriedad que tiene encima es seguro que le quitaran todas sus pertenencias y probablemente termine desnudo en medio de la calle.

¿En que lío me he metido esta vez? Parezco un iman para las desgracias. Hace un mes fué un pervertido, hace dos semanas un hombre que me estaba proponiendo matrimonio y me persiguió por varios dias... En fin... en este trabajo nunca sabes que sucederá.

"Hellen, ser scort no es algo que traiga cosas buenas y mas porque en ningun momento se específica que no habrá sexo de por medio"

Quizás debí obedecer a mi hermana. Hace seis meses estoy en la agencia "By Your Side" que por cierto tiene un nombre bastante obvio a mi parecer. Sé que la mayoría piensa que las acompañantes o scort son prostitutas, pero ese no es mi caso. Muchos hombres me contratan para que asista a fiestas glamurosas con ellos. Soy como una fachada para millonarios. También existe ése pequeño porcentaje, que pagan para que me haga pasar por su pareja en eventos sociales o de caridad.

Este es el caso de mi pequeño amigo borracho, aqui presente. Uno que solicitó mis servicios el día de hoy. Lamentablemente las cosas no salieron muy bien. Supongo que el plan era un completo fiasco desde el principio.

-¡Laura eres una maldita mentirosa!- grita en medio de la borrachera.

La verdad es un hombre bastante corpulento y levantarlo del lugar en el que lo dejó tirado el barman por ser grosero me a quedado imposible. Por suerte la calle esta desierta, de lo contrario moriría de verguenza porque no deja de llorar y gritar frases de macho alfa despechado.

Sin duda esa tal Laura le pegó bien fuerte. No lo culpo, verla en el evento de hoy con un hermoso y sensual vestido de noche, me dió a entender que posee todos los atributos para enloquecer a un hombre y este borrachito no fué la excepción.

El plan de su amigo metiche era que yo fuera a la fiesta como acompañante del borracho, a quien tuve que llamar " Señor Ian West" todo el tiempo, porque de lo contrario abria sus perfectos ojos azules y me fulminaba.

Supuestamente, me encargaria de darle celos a su expareja Laura, con la que al parecer hace poco terminaron y no en muy buenos términos. Segun el entrometido de nombre Tomás, ella volvería a sus brazos en cuanto lo viera entrar con otra. Me sorprende que el señor Ian terminara accediendo, parecia un hombre bastante inteligente. Aunque no me quejo, gracias a eso recibí una buena cantidad de dinero.

-¡¿Por qué tenía que poner mis malditos ojos en ti?!- gime como un alma en pena.

Esto es realmente deprimente, la verdad nunca he llorado por amor y no pienso hacerlo en un futuro cercano, es vergonzoso.

-¡Deme sus llaves!- esculco en sus bolsillos para encontrarlas.

Venimos en su auto y sólo decidí acompañarlo a este bar porque ofreció una bonificacion extra.

"Por la plata baila el perro" eso es lo que reza el dicho.

Pienso llevarlo a su casa y sólo lo hago porque no quiero tener cargos de conciencia si algo llegara a pasarle. Además en la fiesta no le fué muy bien, porque su ex también venia acompañada por otro hombre al que él parecía conocer. Me dió a entender que probablemente ella estuvo con ese tipejo misterioso mientras aun eran pareja. Como dije, un verdadero fiasco.

- ¡No me toques! a menos que te encargues de bajarme la ca... calentura después- sonríe como un pervertido y como se que mañana no va a recordar, le golpeo la nuca con la palma de la mano.

-No hagas que me arrepienta y termine dejandote aqui tirado- al fin para mi suerte logro hallar las llaves en un bolsillo escondido de su chaqueta y presiono el botón para quitar el seguro del carro.

El vehículo está del otro lado de la calle y este mastodonte...dudo que pueda sostenerse.

-¡Por todos los santos! ¿Qué estaré pagando?- mascullo entre dientes.

Si el karma existe seguramente hice algo muy malo, pero en una vida pasada porque en esta me he portado bien.

Incluso me voy asegurar de que el despechado llegue sano y salvo a su casa. Soy como una hermanita de la caridad.

Haciendo acople de todas mis fuerzas trato de levantarlo de nuevo pero su cuerpo se inclina hacia adelante y termina con la cara en el pavimento.

-¡Oh mierda!- levanto su cabeza y me doy cuenta que su frente ha enrojecido- Mañana no va a recordar, pero seguramente se dara cuenta del golpe.

-Es us...ted to...tor...pe, señora acom...pañante- arrastra las palabras y yo hago un esfuerzo por no golpearlo de nuevo.

¡Oh dios, necesito fuerzas! En este momento me encantaría ser Hércules, asi lo llevaría a su carro como si fuera una pluma.

Al fin lo tomo de las muñecas y empiezo a caminar de espalda arrastrandolo en el proceso.

-¡Hey! ¡Hey! ¿Qui...en cara...jos es...tá...- se queja pero yo hago caso omiso hasta que llego al auto con él.

- ¡Ayúdese un poquito señor músculos!- jadeo empujándolo al asiento de atrás. Al fin de manera milagrosa mueve una pierna adentro y logro meter su cuerpo por completo.

Entro al auto y emprendo el camino. Su apartamento esta a unas cuantas calles de aquí y fué el lugar donde nos vimos por primera vez.

El edificio es bastante lujoso y cuenta con 12 pisos. Su apartamento es el último para mi desgracia.

Sé que no podré sacarlo del auto por mi misma asi que entro al edificio en busca de ayuda.

-Hey! Hola- saludo al vigilante que es la misma persona que me recibió esta tarde- ¿Podrías echarme una mano? Al señor muscu...digo... Al señor Ian se le pasó la mano con los tragos.

-¿Otra vez?- niega con la cabeza y sale conmigo hasta el auto.

Entre los dos nos arreglamos para meterlo en el ascensor y llevarlo hasta su apartamento. Su puerta se abre con la huella digital asi que pongo su dedo en el panel mientras él lo sostiene.

-No es la primera vez- dice entre dientes- He tenido que entrenar últimamente para poderlo cargar con mas facilidad.

Se ríe al igual que yo y al detallarlo me doy cuenta que en efecto tiene buena contextura pero comparado con el Señor Ian, aún le falta trecho.

Sale del apartamento dejándome con él. ¿Qué debería hacer? ¿Esta bien si lo dejo solo? ¿Y si la dan arcadas y se ahoga con su vomito? Es una posibilidad.

Me acerco despacio hasta donde está para verficiar que sigue respirando porque a dejado de quejarse.

-¡Quien te manda a tener el corazón como algodón de azúcar!- murmuro reprendiéndome a mi misma- lo mejor será que me vaya.

Cuando intento alejarme de él, toma con fuerza mi brazo y me jala dejándome sobre su cuerpo.

-Yo...no...he...dicho que...puedas irte...