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Chapter 4 - CAPITULO 3

HELLEN.

Forcejeando dentro del auto al fin logramos ponerle los pantalones. La vergüenza no se a ido de mi rostro, asi que trato de no mirar a su amigo Tomás a los ojos.

Entro a la parte de atras con el señor Ian a mi lado. Aún está desmayado y su cara se está tornando pálida. ¿Acaba de hacerme sexo oral antes de morir? ¿Esa sería su última voluntad? Sacudo mi cabeza para dejar de pensar estupideces. Esto es algo bastante serio y realmente estoy muy asustada, tanto que ya ni siquiera sé controlar ni mi propia mente.

Su amigo mete el acelerador a fondo y aunque me encantaría insultarlo porque hemos estado a punto de chocar varias veces, entiendo que esto se trata de una emergencia.

Al fin en menos de unos minutos hemos llegado al hospital. Él presiona el claxon en reiteradas ocasiones y una camilla llega hasta nosotros.

Entre varios logran acomodar su cuerpo en la camilla mientras yo veo toda la escena temerosa.

-¿Qué le sucedió?- pregunta una enfermera.

-Ha bebido demasiado alcohol. Posiblemente esté intoxicado. No seria la primera vez- dice su amigo.

Es la segunda persona a la que escucho expresar eso mismo. ¿Es un alcohólico acaso? Siempre he leido que las personas que beben mucho tienen algun tipo de trastorno. Aunque él parece ser un hombre normal o al menos es lo que yo creo.

- ¿Quién es usted?- pregunta un enfermero cuando trato de seguir la camilla.

-Ella... No es importante- dice Tomás haciéndome sentir realmente ofendida.

-Yo...- me toma del brazo apartándome del personal médico- ¿Qué haces?

-Ya puedes irte. Voy a pagarte por el tiempo extra. No quiero que comentes nada de lo que sucedió aquí. Esta clínica es de confianza, si algo llega a filtrarse en los medios me daré cuenta que salió de tu boca y no tendras un centavo- lo miro sin comprender nada.

¿Los medios? ¿De qué está hablando este tipo? Me siento realmente molesta y el hecho de no saber si el señor músculos esta bien sólo empeora mi genio. Aunque este tipo tiene razón, no tengo nada que hacer aquí, lo mejor será que me vaya.

Salgo de la clinica y el flash de diferentes cámaras me ciega.

-¿Es usted la novia del señor West?

-¿Ha sido internado por intoxicación etílica de nuevo?

-¿Como se conocieron?

-¿Puede informarnos sobre su estado?

Miles de periodistas me asaltan de un momento a otro. ¿Acaso estaba con el presidente del pais o que mierda esta pasando?

-Abran bien los oidos- me armo de valor para responder- No conozco a ningún señor West y le advierto que si mi rostro sale en alguna revista amarillista puede irse despidiendo de su trabajo. Sólo vine a visitar a un familiar y si me permite tengo muchas cosas que hacer.

Todos bajan sus cámaras al darse cuenta que no hay noticia conmigo.

-Disculpe señorita- dice al fin uno de ellos y yo con pose de indignación me abro paso entre ese montón de sanguijuelas.

Esto es peor de lo que imagine. El señor West, alias músculos, no solo es el cliente más complicado que he tenido sino que por alguna razón es famoso. ¡Santo cielo! Quiero que termine este día pronto.

Saco la mano para detener un taxi y me subo en él sin mucho ánimo. ¿El señor Ian estará bien? Se veía muy pálido la última vez que lo ví. ¿Por qué me preocupo tanto por él? Si lo hubiera dejado tirado en la carretera probablemente no hubiera ocurrido nada de esto.

Una notificación llega a mi teléfono seguida de un msj. Desbloqueo la pantalla y observo atónita que ha sido depositada en mi cuenta bancaria una cantidad generosa de dinero. No recuerdo la última vez que vi tantos ceros. En cuanto al mensaje, es claro y conciso.

No entiendo nada de lo que sucede. ¿Por qué en la fiesta no hubo este alboroto con medios de comunicación? Aunque pesándolo bien el baile fué en una mansión bastante apartada de la civilización. Seguramente era un evento privado para no involucrar a ningún periodista.

El taxi al fin llega a mi casa y después de pagar la carrera bajo arrastrando los pies. Me siento mental y fisicamente agotada. Meto la llave en mi puerta y cuando entro me doy cuenta que Lorna se encuentra dormida en el sofá. Seguramente estaba esperando por mí.

Lorna es mi hermana menor de 19 años. Yo ya estoy en los treinta, aunque no los aparente y me he encargado de ella después de que mis padres murieron en aquel accidente, cuando yo apenas tenía 18. Tuve que hacer a un lado mis propios sueños para sacarla adelante, porque ella es lo único que tengo. No hay nadie más. Jamás conocí a ningun familiar de mis padres. Estamos solas y darle todo lo que necesitaba se convirtió en mi prioridad.

Paso mi mano por su cabello castaño despacio. Ella sabe cual es mi trabajo y se divierte mucho burlándose de mis desgracias. Le hace gracia mi mala suerte, aunque en esta ocasión no puedo contarle lo que pasó con lujo de detalles.

Mi intimidad se contrae al recordar lo sucedido en ese apartamento y la figura del "Señor músculos de acero" completamente desnudo en el baño. No se que sucedió con él pero saber que se encuentra en el hospital me hace sentir muy mal.

Tiro mis zapatos de tacón en un rincón de la habitación para después arrojarme sobre la cama sin delicadeza. Abrazo mi almohada y aunque desee pensar en algo más, simplemente es imposible.

"- Pídelo Hellen... Pídelo... y voy a dártelo"

¡Mierda! Mi cara se enciende sólo de recordar su rostro perverso y esa sonrisa de conquistador. No debería seguir pensando en eso. Él estaba muy borracho y sólo aprovechó la ocasión. Aunque no es como si fuera la víctima en esto, yo también lo disfruté.

¡Ya basta! Tengo que calmar mis pensamientos impuros.

-Recita alguna oración Hellen, la que sea o no vas a poder domir- murmuro pegándome con la palma en la frente.

Creo que será una larga madrugada...