HELLEN.
-Creo que sabe exactamente porque está aqui señorita McCartney- levanta una ceja y me observa fijamente. Todo mi cuerpo colapsa ante ese contacto visual, es casi como si estuviera tocándome.
-De hecho no- digo entre dientes.
-¿Llegar tarde, es alguna especie de hábito para usted?- frunce el ceño- Estuve esperando por mas de veinte minutos. Si las circunstancias fueran otras ni siquiera la hubiese atendido.
-Lo lamento quise llegar a...
-No se moleste en dar explicaciones- suspira- Es usted impuntual y también algo tonta si no sabe por qué está aquí.
¿Acaba de decirme tonta? ¿Que se ha creído? Yo salvé su trasero musculoso hace sólo unas horas.
- Discúlpeme Señor West pero esta siendo usted grosero- frunzo el ceño igualando el suyo.
-No soy del tipo de hombre gentil, señorita. Me gustan las cosas claras y sin rodeos- apoya sus codos en el escritorio y me observa de nuevo con intensidad- Pero también soy agradecido cuando alguien me ha sido de utilidad.
¿De utilidad? ¿Acaso va a mencionar lo que ocurrió en su habitación? ¿Se está refiriendo a mi como un objeto?
-Yo no...
-Sé por boca de mi amigo Tomás que usted decidió llevarme a mi apartamento aún cuando no estaba en la obligación de hacerlo- recuesta su espalda de nuevo a la silla- Y adicional a eso también al hospital. No se por qué lo hizo, pero espero que el dinero depositado en su cuenta sea lo suficiente para pagarle el favor.
-No lo hice por dinero, señor- aprieto la quijada con fuerza- Solo me comporté como cualquier otro ser humano lo haría.
-Bueno, se ha ganado mi gratitud por ello. Esa es la razón para hacerla venir, quería agradecerle en persona- se levanta de la silla dándome la espalda y observando a travez del ventanal que hay en la oficina- Si necesita algún favor especial, avíseme. Estoy en deuda con usted, por salvarme y también por mantener la discreción con los periodistas. No quiero que nadie se entere de lo ocurrido en esa fiesta.
-Descuide, nadie va a enterarse de nada- me levanto de la silla.
No se que me molesta mas, el hecho de que quiera arreglar todo con dinero o que ni siquiera recuerde lo que paso entre los dos.
Deja la ventana para darle la vuelta a su escritorio y dirigirse hasta donde estoy. Todo mi cuerpo se congela.
-La proxima vez debería ser más cuidadosa- señala su frente y me sorprende que pueda ser tan descarado.
-Considerese afortunado de que no lo dejé tirado en la calle- contesto indignada- Y si me disculpa debo irme. Mi tiempo vale oro- doy media vuelta pero él me agarra del brazo.
-¿Donde escuché eso antes?-murmura volteandome para que pueda mirarlo a la cara- Escúcheme, no me creo toda esa mierda de alma caritativa y desinteresada que haz montado. ¿Hiciste fotos? ¿Videos? Si buscas obtener algo más de todo esto, puedes considerarte desempleada, porque me encargaría de destruirte con solo levantar un dedo.
La rabia se apodera de mí y lo abofeteo con fuerza.
-Veo que el supuesto agradecimiento de su parte no es más que una pantomima- él me observa frunciendo el ceño- No quiero nada de usted. Le enviaré de vuelta todo su dinero y puede meterselo por donde le quepa.
Me suelto de su agarre bruscamente dejándolo atónito y camino a la salida. Estoy tan euforica que apenas puedo respirar con normalidad. ¿Que esperaba de él? Pinche ricachon musculoso de mierda.
Tomo mi teléfono durante el recorrido en el ascensor y devuelvo el depósito a la cuenta de origen. No importa si debo trabajar el triple esta semana. No quiero saber nada de él ni de su dinero. ¿Que clase de persona sin escrúpulos cree que soy? Sé que él pagaba por mi tiempo porque esos eran los terminos del contrato, pero el hecho de que piense que voy a sacar provecho de esto me molesta muchísimo. Estuvo a punto de morir, sería una mujer demasiado cruel para hacer algo asi.
Prácticamente salgo corriendo del edificio y tomo el primer taxi que veo. Le doy las indicaciones para llegar a mi casa y me dedico a observar por la ventana durante el recorrido.
"Quédate, por favor"
"Eres...deliciosa"
Su voz en mis pensamientos sólo empeora mi estado. Lo mejor será pasar página. Solo es una hombre rico con aires de grandeza igual a todos.
Llego a la casa y mi hermana está alistandose para salir a la universidad.
-¿Te fué bien?- ni siquiera respondo. Paso por su lado cabizbaja- Hellen... ¿Que pasó? ¡Hermana!
Me sigue hasta la habitación y aunque de buena gana me encantaría meterme en un hoyo durante un mes prefiero llamar a la agencia para averiguar por trabajo.
No entiendo...¿Por qué me afecta tanto? Apenas conozco a ese tipejo.
-¿Que sucedió nena? Tienes cara de zombie- recuesta su cuerpo al marco de la puerta.
-No quiero hablar sobre eso Loli. Deberías irte. Se hace tarde para tu clase- suspira y un silencio fúnebre se apodera de la habitación.
-Estoy aqui, lo sabes ¿no? Puedes contarme lo que sea Hely- murmura al fin- Cualquier problema.
-Lo sé hermana- respondo tirandome a la cama y cubriendo mis ojos con el brazo.
-Te estaba esperando. Sé que mi trabajo en la cafetería debía ayudar con el semestre pero aún me falta reunir más de la mitad- expresa tímidamente- Pensé que como el dia de ayer trabajaste...podrias...
¡Maldición! ¿Acaso los pobres no podemos darnos el lujo de ser orgullosos? Acabo de devolverle todo el dinero a ese patán y me he quedado sin nada, porque hace unos días dí todo lo que tenía en el arriendo del mes y los distintos gastos de la casa.
Necesito un cliente. Uno de los grandes.
-Te daré lo que falta al finalizar la semana Lorna. Por ahora ve a estudiar tranquila- le dedico una de mis mejores sonrisas para tranquilizarla.
-Prometo conseguir en donde hacer mis prácticas, hermana. Cualquier dinero extra va a ser bienvenido- lanza un beso en mi dirección y se marcha.
Mi vida no es nada sencilla pero prefiero aceptar trabajo extra esta semana que agachar mi cabeza ante ese idiota.
No...definitivamente no necesito su dinero.