HELLEN.
Una melodia de rock suena de fondo repitiéndose una y otra vez. ¿Estoy en un concierto? Debería sacar todo el estrés bailando y brincando como una loca.
-¡Hellen! ¡HELLEEEN! ¡¿Como un demonio, no piensas despertarte?!- abro los ojos sin muchas ganas. Me duele un poco la cabeza y quiero seguir durmiendo.
-¿Por que tanto alboroto?- pregunto con la voz ronca.
-Tú teléfono no ha dejado de sonar. Seguramente es urgente- me entrega el móvil en las manos y lo recibo con torpeza.
Vuelve a sonar tomándome por sorpresa al punto que estuve a nada de dejarlo caer. Contesto de inmediato.
-Hola?
-Hablo al teléfono de la señorita Hellen McCartney?- pregunta una voz sedosa de mujer.
-Asi es- me restrego un poco los ojos. Aún estoy dormida.
-Soy la secretaría del señor West. Él me ha pedido concretar una cita con usted a las 3 de la tarde el día de hoy. ¿Se encuentra disponible en ese horario?
Asiento con la cabeza como si ella pudiera verme.
-Si señora- contesto rápidamente al darme cuenta de mi torpeza.
-La reunión es en el edificio Black West del centro. Le ruego sea muy puntual. El señor West detesta esperar.
Cuelga dejándome como una tonta con el teléfono aún pegado a la oreja. ¿Eso quiere decir que no se murió? Se veía muy mal en la madrugada. ¿Por qué quiere verme? Talvez recuerde lo de anoche. ¡Ay dios!
-Hermana... ¿Qué pasa? Parece que la muerte te hubiera llamado al teléfono- bajo el celular algo apenada.
Un sentimiento de alivio me recorre el cuerpo al saber que él esta bien y que nada malo le ocurrió.
-Tengo una reunion a las tres de la tarde hermana. ¿Qué hora es?- pregunto poniéndome de pie.
-¡Van a ser las dos! Haz dormido más de medio día- niega con la cabeza y yo maldigo entre dientes.
Salgo corriendo al baño. Si el edificio es en el centro tengo los segundos contados. Necesito más de media hora para poder llegar a tiempo.
-¿Hasta donde te toca ir? ¡No corras como una loca, vas a resbalarte!- mi hermana sigue mis pasos de cerca cuando entro a la ducha y abro el grifo- ¿Por qué no traes ropa interior Hellen?
El corazón se me dispara y trato de disimular frotando el jabón rápidamente por todo mi cuerpo. Ella me observa suspicaz a travez del cristal.
-¡No preguntes tonterias Lorna!- le digo al no saber que excusa creible inventar.
-¿Te escapaste con algún tinieblo anoche?- mueve las cejas de manera sugerente y ruedo la cara para que no pueda ver la vergüenza pintada en mis ojos.
-¡Tengo afán! Deja que me bañe- abro de nuevo el grifo y ella se marcha riendose con perversión.
Lo de anoche... Ni siquiera sé explicar que carajos pasó anoche.
Salgo volada hasta mi armario, pasando de un gancho a otro sin saber que usar. ¿Por qué me preocupa tanto como pueda verme? Al final opto por una falda corta engomada color rojo y una camisa sencilla de tiras negra.
Me visto a la velocidad de la luz y aplico el maquillaje lo más natural posible.
-¿A donde tienes que ir?- mi hermana entra de nuevo a la habitación y me escanea con la mirada- Vas al estilo matador eh?- me observa de arriba abajo.
-Tengo que estar en el edificio Black West a las tres- respondo poniéndome las botas en cuero negro.
-¡Oh por dios! ¿Conoces a alguien es ese lugar? Hermana, es el edificio de la moda más reconocido del país. He pasado solicitud varias veces para hacer mi pasantia pero siempre me rechazan- hace un puchero- Dicen que el dueño es un completo idiota. Aunque si lo ves en las revistas parece un angel.
-¿Quién? ¿De qué me hablas?
-¿Vives en una cueva o que? Ian West, el magnate engreído. El dueño de toda las industrias Black West y lider de la moda en el país- sus ojos brillan al hablar sobre él, en cuanto a mí, un enorme hueco se posa en mi estómago.
Ahora lo entiendo todo, los periodistas, el por qué su amigo me pagó tanto dinero para que no dijera nada. ¿En qué me he metido esta vez? Si mi hermana se entera, va a enloquecer.
-No voy a reunirme con nadie relevante- le digo para quitarmela de encima. Tomo mi bolso y practicamente salgo huyendo para evitar que pregunte otra cosa.
Tomo un taxi al salir de mi casa y le ruego al conductor que acelere lo que mas pueda. Faltan 20 minutos para las tres y ya voy retrasada. Para mi mala suerte debemos pasar varios trancones hasta que al fin me deja en el lugar indicado.
Prácticamente le tiro el billete y salgo corriendo. Son más de las tres. El vigilante del edificio me pide el nombre e identificación corroborando que tengo una cita con el señor West.
Su oficina queda en el último piso y el ascensor parece conspirar en mi contra. Cuando al fin se abre me acerco a la encargada jadeante.
-Su nombre?- arquea una ceja.
-Hellen McCartney- teclea algunos comandos en la computadora
-Su cita era a las tres- frunce el ceño- Déjeme preguntar si el señor West está dispuesto a recibirla.
Presiona el botón del teléfono que tiene sobre su escritorio.
-¡¿Que quieres?!- una voz gruñona se escucha a travez de los altavoces. Es él.
-La señorita Hellen McCartney esta aquí, señor West- la chica traga saliva nerviosa.
-¡Que entre!- es lo único que se escucha antes de que la comunicación se corte.
La chica mueve la cabeza para indicarme donde debo entrar. Los nervios se apoderan de mi cuando abre la puerta y veo su figura detrás del escritorio envuelta en un elegante traje negro. Él observa hacia donde estoy con el ceño fruncido. Está algo ojeroso y tiene una pequeña venda en la frente, pero eso no disminuye en nada su sensualidad.
-¿Piensa quedarse en la puerta o tomará asiento?- dice con notorio enojo.
Me obligo a mover los pies hasta sentarme frente a él. Respirar se está volviendo cada vez más dificil. Los pensamientos impuros respecto a lo que pasó entre los dos tratan de instalarse en mi mente y peleo contra ellos para no permitirlo.
-Creo que sabe exactamente porque está aqui señorita McCartney...
Voy a morir...en este preciso instante...