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Chapter 29 - Capítulo 4: Día 7

Parte 1

El grupo de Kenric actualmente se encontraba corriendo en la dirección opuesta al castillo, ya que habían hecho un trato con Egil y Galileo para liberarlos en la frontera con el reino del desierto.

Múltiples soldados del reino de la lluvia ahora mismo se encontraban dispersos por el bosque, al parecer ya se habían dado cuenta del escape de los dos prisioneros.

Estos soldados parecían ser diferentes a los soldados comunes, sus armaduras eran de color azul cielo, pero con picos saliendo de sus hombros, su yelmo también de color azul solo enseñaba sus ojos y una gema verde clavada en la frente del yelmo. Eran soldados de la elite del patriarca.

- ¡Estamos en grandes problemas!

Los gritos venían de Daniela, que estaba realmente asustada mientras corría con el resto del grupo.

- Mierda, ¿por qué no me detuve cuando pude? Si este par de idiotas dicen la verdad, y saben algo, pueden arruinar los planes del rey del fuego.

Estos eran los pensamientos de Gabriel mientras acompañaba al resto, totalmente confundido por sus acciones.

El wyvern de Arne sobrevolaba el área, pero de alguna manera todo el grupo logro escapar lo suficientemente lejos de los soldados del patriarca y el wyvern.

El sudor recorría el cuerpo de todos los presentes, Daniela y Erica tenían sus piernas totalmente agotadas.

Daniela hablo.

- ¿Y dónde queda la frontera con el reino del Desierto?

- Realmente queda un poco lejos, al menos más de un día a pie.

- ¡Eso será un problema, tenemos a los soldados patriarcales tras nosotros y además si no volvemos al castillo hoy, igual mandaran soldados corrientes a buscarnos!

- ¡Deja el escándalo, estoy pensando!

Esas fueron las palabras de Gabriel antes de quedarse en silencio.

Todos estaban impresionados, nunca habían visto a Gabriel de esa forma, una mirada sombría totalmente sumergido en sus pensamientos. Aunque Kenric ya llevaba tiempo conviviendo con él, y recordaba un momento muy específico donde vio esa expresión en Kenric.

Durante la primera prueba del diluvio dracónico.

- Oye, Gabriel ¿estás bien?

- ¿A qué te refieres?

- Te ves algo siniestro.

- Necesitamos un plan para llegar a la frontera, y yo estoy pensándolo. Ustedes deberían hacer lo mismo si queremos salir de esta con nuestras extremidades enteras.

- …

- Esto ya dejo de ser una competencia, en el momento que nos cruzamos con estos malditos, esto escalo a un nuevo nivel.

- Supongo… que tienes razón.

Luego de esta breve charla, todos escucharon unos pasos entre los arbustos.

Los vieron.

- Oh mierda.

Estas fueron las palabras de Ririna.

Lo que vieron salir de los arbustos fueron los soldados del patriarca.

El sol se reflejaba en sus brillantes armaduras azul cielo.

Los soldados desenfundaron sus enormes espadas y hablaron.

- Entreguen los prisioneros, son muy peligrosos.

Todo el grupo retrocedió un paso de los soldados patriarcales.

La mirada que se podía observar por el yelmo de los soldados cambio a una expresión más seria.

- Supongo que no tenemos opción.

Luego de que un soldado hablo, todos se pusieron en guardia y apuntaron sus espadas hacia el pequeño grupo de cadetes y los dos prisioneros.

Esta vez el mando lo asumió Ririna y dio una orden fuerte y clara.

- ¡CORRANNNNNNNNN!

Parte 2

Unas huellas húmedas estaban marcadas en el barro a la orilla del rio.

Esas pisadas pertenecían a Alistair que llevaba en su espalda a Ana que se encontraba inconsciente.

Los ojos de Ana se abrieron lentamente y Alistair se percató de ello bajándola suavemente y recostándola en un árbol.

Ana hablo.

- Fue muy arriesgado lo que hiciste, pero me alegro que estemos vivos, y aun con los pañuelos rojos, gracias Ali.

Alistair sonrió mientras se sentaba en el suelo y respiraba agitadamente.

- Ni lo menciones, yo tampoco sabía que sobreviviríamos.

- Eres muy impulsivo, je, jajaja.

Alistair se puso feliz al ver a Ana reír de forma tan natural.

- Deberíamos descansar aquí, Ana, después de todo hemos estado corriendo y peleado de un lado para otro.

- Está bien, je.

Parte 3

Ya habían pasado algunas horas, mientras que Alistair dormía, Ana estaba montando la guardia. Un látigo salió de entre los árboles y golpeo a Ana en el rostro, eran ellos de nuevo.

Un joven moreno bastante alto, un hombre musculoso y una chica con un par de trenzas.

La chica de trenzas era la que tenía el látigo.

- Así que son ustedes.

Luego de las palabras de Ana, la chica de trenzas un el látigo hablo:

- Me alegra que se lanzaran al vacío, eso nos permitió encontrar más idiotas y arrebatarles sus pañuelos.

Ana pudo darse cuenta que los 3 atacantes tenían ambos brazos totalmente envueltos en las pañoletas rojas.

La chica del látigo se llamaba Ikaris, el moreno era Bouseu y el otro hombre musculoso era Darus.

- Estoy cansado de huir.

Aquel joven había despertado.

Alistair.

Todos dirigieron la mirada hacia él.

Ikaris sonrío mientras empezaba a girar su látigo alrededor y en un instante ataco con este a Alistair. Fue una fracción de segundo, Alistair se inclinó levemente para esquivar el látigo sin hacer un movimiento innecesario, luego con su mano izquierda agarro el látigo y halo a la chica que todavía tenía agarrado el látigo, ante este movimiento inesperado la chica perdió el equilibrio y se abalanzo hacia Alistair, a lo que este apretó su puño derecho al punto de que empezó a brotar sangre de este y luego.

Un golpe seco resonó por todo el bosque.

El puño derecho de Alistair choco con el rostro de Ikaris rompiendo su nariz y partiendo algunos dientes. Desde la perspectiva de Ikaris parecía que el mundo a su alrededor se había deformado, todo paso tan rápido.

Ikaris dio una voltereta antes de impactar contra el suelo y de inmediato sus compañeros atacaron a Alistair.

Alistair nuevamente se inclinó por mero reflejo e impacto su puño derecho bañado en sangre y lo impacto directamente al estómago de Bouseu y sobre su cabeza una patada impacto en la garganta de Darus, era Ana.

Y con esta rápida batalla, Ana y Alistair tenían una gran cantidad de pañuelos rojos lo suficiente para ganar la competencia.

- Somos un gran equipo, Ana.

Antes esto, Ana solo pudo rascarse suavemente con un dedo la mejilla y desviar la mirada de Alistair mientras se sonrojaba levemente.

- Si, lo somos, Ali.

Con esto dicho, ambos fueron a buscar el camino de regreso hacia el castillo, ya que el séptimo día estaba a punto de terminar.

Una gran ráfaga de viento pasó sobre ellos, ambos dirigieron la vista hacia el cielo y lo vieron.

Era un enorme Wyvern negro con dos pares de ojos.

Ana hablo con una voz temblorosa.

- Ese es…

Parte 4

Kenric, Gabriel, Ririna, Erica, Daniela, Tato y Bodil se encontraban corriendo a toda velocidad exigiéndose más allá de sus límites.

¿Por qué corrían?

La respuesta era clara.

Estaban siendo perseguido por soldados con armaduras de color azul cielo, eran la guardia especial directa del patriarca, solo salían en situaciones muy específicas, y la situación aquí eran los prisioneros de guerra, Tato y Bodil, que aparentemente sabían un secreto que no se podía dar a conocer en el reino.

Aquellos soldados eran un poco más lentos que los chicos por sus pesadas armaduras, pero eso no era un impedimento para que eventualmente los chicos fueran alcanzados.

- No podemos seguir así.

Ese fue Kenric.

Dio media vuelta y se puso de frente contra los caballeros que venían. Y dándoles la espalda a sus amigos, hablo.

- Yo me quedare con ellos y los bloqueare lo más que pueda, ustedes deben irse y llegar a la frontera lo más rápido posible.

Gabriel lo miro y asintió con la cabeza.

El grupo siguió corriendo mientras miraban la espalda de Kenric alejarse.

Uno de los soldados le hablo al resto de sus compañeros.

- Nosotros nos quedaremos con este niño, ustedes sigan adelante.

Kenric se lanzó hacia los caballeros azules que iban por sus amigos.

De inmediatito el estómago de Kenric fue golpeado por una espada sin desenvainar dejándolo en el suelo retorciéndose de dolor.

El ataque vino del caballero que dio la orden al resto.

- Ghhaaaa...

- Miremos de que estas hecho chico.

- Adelante… bastardo.

- Me gusta tu actitud.

Kenric se puso de pie mientras veía los otros caballeros ir tras sus compañeros.

El caballero se veía reflejado sobre la cabeza de Kenric y Kenric se veía reflejado sobre la armadura del caballero.

La batalla inicio.

Parte 5

Muchos alumnos estaban volviendo de la prueba hacia las afueras del bosque, más específicamente estaban volviendo a la casa Sur.

Todos los alumnos tenían heridas en mayor o menor medida en sus cuerpos, pero aun así seguían caminando como podían, pero la curiosidad los abrumaba.

Ahí estaban ellos.

Muchos soldados con armaduras azul cielo estaban rodeando las afueras del bosque y algunos más estaban adentrándose en las profundidades de este.

Entre los alumnos se encontraban Alistair y Ana que ya habían salido del bosque, realmente no entendían que estaba pasando y la expresión del instructor Arne era diferente a la cara despreocupada de siempre.

Alistair estaba preocupado porque no veía a Ririna y al resto.

Apretó su puño fuertemente.

- Amigos…

El viento soplaba tan fuerte como de costumbre, una tormenta se acercaba, algo normal en el reino de la lluvia.

Ana solo observaba al enorme Wyvern negro volar sobre el bosque y como la tormenta se acercaba rápidamente hacia ellos.

Parte 6

El grupo ahora solo conformado por Gabriel, Ririna, Erica, Daniela y los dos prisioneros Galileo y Egil, se encontraban escapando directamente hacia la frontera.

- ¿Confías en el?

Ante la pregunta de Ririna, Gabriel puso una cara de confusión.

- Me refiero a Kenric, ¿confías lo suficiente para que este a salvo al final del día?

- A eso te refieres, jum…

- ¿?

- Él es mi compañero y amigo, claro que confió, ambos hemos crecido juntos en esta academia, lo eh visto pelear, y aunque no paso de la segunda ronda en el diluvio dracónico, él se ha hecho más fuerte desde entonces, mucho más fuerte.

- …

- Así que sí. Confió en el. Sobrevivirá, estoy seguro.

- Ya veo…

Al escuchar la respuesta de Gabriel, Ririna sonrió ligeramente mientras seguía corriendo por el profundo bosque.

La vegetación se había hecho demasiado espesa entre más avanzaba, les costaba correr entre los arbustos y se hacían pequeños cortes con las ramas, los arboles ya eran mucho más altos por lo que a este punto, el Wyvern que los buscaba ya les había perdido el rastro.

Entre los arboles los vieron aproximarse por los costados.

Eran ellos nuevamente.

Los caballeros del Patriarca Godwin.

- Maldición, tan rápido fue derrotado Kenric.

Ririna se mordía los labios mientras continuaba corriendo.

Gabriel hablo.

- No lo creo, él no es tan débil, seguramente se dividieron.

- No queda otra opción.

- ¿De qué-?...

Antes de que Gabriel terminara la pregunta, esta vez fue Ririna la que dio media vuelta en dirección de los caballeros.

- ¿¡Que mierda haces!?

Ririna sonrió.

- Ustedes escapen, lleven a los prisioneros a la frontera, obtengan la información y luego nos aseguraremos por quien debemos levantar nuestras espadas.

Inesperadamente alguien más se puso al lado de Ririna.

Fue Erica.

- Tu…

Las manos y piernas de Erica temblaban, el sudor recorría su cuerpo, podría decirse que era por estar corriendo tanto tiempo o quizás…

Miedo.

Pero aun así, Erica hablo.

- Aunque no somos muy amigas, ni hablamos mucho antes de esta prueba, estos 7 días nos has ayudado demasiado, a Daniela y a mí.

Daniela en el fondo solo observaba muy asustada con sus dos manos apretándolas una contra la otra.

Los caballeros se acercaban.

- Ririna… Es hora de devolverte el puto favor.

- Esa boca tuya, es la primera vez que la conozco.

Ambas mujeres se miraron la una a la otra e intercambiaron una sonrisa.

Gabriel lo entendió.

El grupo ahora más reducido conformado por Gabriel, Daniela, Egil y Galileo desapareció en las entrañas del bosque.

Los caballeros empezaron a avanzar lentamente hacia las dos chicas.

Cada paso de los caballeros era demasiado abrumador, por donde pasaban dejaban unas huellas profundas, prueba del enorme peso de sus armaduras. Pero aun así eran muy rápidos y agiles con ellas, no eran sujetos ordinarios.

Las dos chicas estaban rodeadas de 4 caballeros, al parecer el resto o los había retenido Kenric o se habían dispersado por el bosque.

De todas formas, las chicas no tenían tiempo de pensar en eso, traspiraban y jadeaban por estar escapando todo el tiempo. Físicamente estaban agotadas, pero mentalmente estaban listas para enfrentarse a este enemigo abrumador.

Pocos rayos del sol se filtraban entre los enormes árboles, todo estaba en silencio, lo único que resonaba era eran las piezas de acero de las armaduras de los caballeros cuando hacían algún movimiento.

Ririna fue la primera en tomar acción.

Con todas sus fuerzas apretó su puño y se dirigió a uno de los caballeros, impactando en su rostro abollando un poco el yelmo que lo cubría.

El caballero en respuesta impacto un golpe certero en el rostro de Ririna , pero antes de salir disparada, con su pie golpeo el yelmo lo suficiente para lanzarlo por el aire, y con el caballero con su rostro expuesto, Erica impacto una patada en la garganta de este haciéndole perder el equilibrio y nuevamente recibió un golpe de Erica haciéndolo caer en el suelo.

Tal vez el caballero era más débil que la combinación de las dos chicas, o las subestimo, pero las dos chicas habían derrotado a uno de los 4 caballeros del patriarca.

Ririna estaba de rodillas mientras que de su nariz y su boca salía una gran cantidad de sangre.

Erica hablo con calma.

- ¿Te encuentras bien? Ririna…

Aun sangrando, Ririna tomo impulso con una de sus piernas y se puso de pie nuevamente.

- Claro que sí, esto no es nada.

Parte 7

Gabriel, Daniela, Galileo y Egil continuaban corriendo por el extenso bosque.

- Mierda, esto se me está saliendo de las manos, ¿Qué se supone que debo hacer?

Estos eran los pensamientos de Gabriel mientras seguía corriendo.

- ¿Estas… bien… Gabriel?

La que pregunto esto fue Daniela, la cual ya se encontraba en su límite hace mucho.

- No te preocupes, sorprendentemente hemos cogido muchos caminos que nos ahorraron mucho tiempo, pronto estaremos en la frontera, luego de eso…

- ¿?

- Luego de eso…

Entre los arbustos alguien salto.

Era un caballero de armadura azul cielo.

Balanceo su espada directo hacia los prisioneros pero estos se cayeron con una de las raíces de los árboles, haciendo que la hoja de la espada no los impactara por muy poco.

- Maldición, había uno más.

Gabriel rápidamente arrojo una piedra que recogió del suelo directamente hacia el caballero.

Este dirigió su mirada hacia Gabriel aun con su espada desenfundada.

- ¡Daniela, todos corran!

Daniela rápidamente rempujo a los dos prisioneros y le dieron la espalda a su compañero.

No había viento.

Gabriel con una expresión seria hablo.

- Esto será difícil.

El caballero apretó el mango de su espada y rápidamente se abalanzo hacia Gabriel, y este sin más opción también se dirigió hacia el caballero.

Parte 8

La sangre se deslizaba por los árboles y el follaje del área, había demasiada sangre.

Era increíble pensar que eso viniera de una sola persona, pero así era.

Uno de los caballeros hablo.

- Levántenlo, debo admitir que aunque no era muy fuerte, tenía mucho aguante, nadie había resistido tanto mis golpes como el, aunque no fuera enserio.

Dos caballeros levantaron suavemente a la pila de carne abollada que se encontraba tirado en la tierra.

Todavía respiraba.

Su cabeza calva ahora mismo se encontraba escurriendo una cantidad insana de sangre, al igual que todo su cuerpo.

Ese era Kenric.

Aunque no había muerto, eso lo dejaría en cama varias semanas.

- Debemos llevarlo al castillo para que lo revisen y luego interrogarlo que tanto les dijeron los prisioneros.

- ¡Si señor!

Con esto dicho, ambos caballeros llevaron al golpeado Kenric de vuelta al castillo, dejando un camino de sangre por donde pasaban.

Parte 9

Erica fue agarrada por el cuello por uno de los caballeros y estampada contra un árbol, pero rápidamente Ririna metió su dedo dentro del ojo del caballero haciendo que este soltara a Erica.

- Me salvaste…

- No te preocupes.

Ambas chicas ahora mismo se encontraban llenas de heridas superficiales y golpes.

Los caballeros habían desenfundado sus espadas. Rápidamente se dirigieron hacia ellas.

Ririna salto para impactar un golpe en el rostro de uno de ellos, pero otro caballero clavo su espada en la pierna de ella.

- ¡GAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!

Ririna cayó al suelo y empezó a retorcerse del dolor mientras que la hemorragia no paraba. La espada había atravesado su pierna de lado a lado.

- ¡MIERDAAAAAAAAAA! ¡DUELE DUELE DUELE!

Erica rápidamente se acercó hacia Ririna pero fue impactada en la cabeza por una espada todavía en su funda de uno de los caballeros y cayo inconsciente.

Ririna solo miraba el cuerpo inconsciente de Erica mientras apretaba su pierna herida.

Entonces.

Llego otro caballero más a la zona.

- Mierda… gah… no tenemos oportunidad.

Pero entonces.

El caballero con armadura azul cielo hablo.

- Ya todo termino.

Ririna estaba confundida.

- ¿Eh?

Parte 10

La noche había caído hace mucho.

Daniela y los dos prisioneros hace mucho habían dejado de correr.

Ahora solo caminaban como podían. Si apareciera un enemigo en este momento, los 3 sin duda alguna, morirían.

Unos rayos de luz se empezaron a filtrar entre las hojas de los árboles.

Daniela realmente no sabía si era de día o de noche, en este bosque siempre había oscuridad, pero esto fue un indicio de que era de día.

Más adelante los 3 lo vieron.

Había una fuente de luz más adelante, esto indicaba que ya terminaba el bosque.

Todos usaron la última gota de energía que les quedaba y corrieron hacia la fuente de luz.

Cuando llegaron a la fuente, lo vieron.

Daniela, Egil y Galileo sonrieron.

Lo habían logrado.