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Chapter 31 - Capítulo 6: Las arenas del tiempo

Parte 1

- ¿Por qué pasa esto?

Estas eran las palabras de Alistair, que no iban dirigidas hacia nadie realmente. Alistair se encontraba en este momento en la colina donde se ubicaba la casa Sur, acostado viendo hacia el cielo.

El cielo se encontraba despejado pero el viento soplaba fuertemente, quizás una tormenta se aproximaba, pero eso realmente no importaba.

Escucho unos pasos.

Alistair rápidamente giro su mirada en dirección de los ruidos.

Venía con una muleta y un ojo vendado.

Era su viejo amigo, Kenric.

- Hola.

Tenía vendajes por todo su cuerpo y varias cicatrices.

- Esta vez sí que dormiste eh Kenric.

- No fue tanto, apenas una semana, jaja.

Kenric se veía muy tranquilo a pesar de sus lesiones, incluso bromeaba con ello, pero de repente, la mirada de Kenric cambio y Alistair pudo darse cuenta de ello.

- Oye, Alistair…

- Si…

Kenric apretó su muleta con su puño derecho al punto que el vendaje empezó a teñirse de rojo por su propia sangre.

- Yo…

- Sí.

- ¡Quiero confesarle mi amor a Ana!

- ¿Qué...?

Parte 2

Habían varias columnas sosteniendo el techo, y unas antorchas que se encontraban siempre encendidas en el lugar, solo entraba un rayo de luz por una ventana circular que estaba en la mitad de la sala, este era un lugar familiar, era la sala donde Ana había sido juzgada anteriormente por el patriarca Godwin.

Pero en esta ocasión en el lugar donde antes se había encontrado Ana, ahora estaba Gabriel arrodillado.

En el lugar entre las sombras se encontraban Petra, Azarot y Raphael.

- Como dije en mi informe, los dos prisioneros conocidos como Egil y Galileo están muertos, sabían demasiado. Al parecer tuvieron mucho tiempo para investigar los planes del Reino de la Lluvia y su alianza con el Reino del fuego. Eso también incluye a la cadete Daniela.

Godwin acariciaba su barbilla mientras escuchaba a Gabriel dar su informe oral, mientras que a su espalda se movía entre las columnas del lugar un enorme dragón esmeralda.

El patriarca hablo.

- ¿Y por qué tus compañeros siguen vivos?

Ante la pregunta de Godwin, Gabriel solo apretó su puño mientras seguía de rodillas y apretaba sus dientes. Aunque nadie lo noto por su posición de sumisión, Gabriel tenía los ojos tan abiertos que parecía que en cualquier momento se saldrían de su rostro, el sudor recorría su rostro y su garganta se había secado de repente.

Pero aun así, Gabriel respondió.

- Como ya había mencionado en mi informe escrito, de los cadetes, solo a Daniela se le había revelado toda la verdad, por ende, fue ejecutada de inmediato, nadie más estaba en el área. Hasta donde saben, los prisioneros asesinaron a Daniela y luego escaparon hacia su país de origen, el Reino de Espinas.

- Buen trabajo, Gabriel.

- No merezco tan amables palabras.

- Pero…

Ante esta palabra, Gabriel rápidamente miro en dirección del patriarca.

Todos los presentes vieron la expresión de Gabriel.

Ira, miedo, tristeza.

Una mezcla de muchas emociones negativas estaba en su rostro.

- A pesar de todo, ¿Por qué estás tan desesperado, pequeño gusanito?

- Yo…

Una vez todos lo vieron, no había forma de ocultarlo.

- Los miembros de la Casa Sur, son buenas personas, merecen vivir.

Las lágrimas salían de los ojos de Gabriel, estaba totalmente desesperado.

Godwin sonrió levemente y hablo.

- No te preocupes chico, tus compañeros están a salvo, mientras que no se metan en los asuntos importantes, aunque también…

Gabriel lo vio.

- Esta aquí porque te ayudara a vigilar a los miembros de la Casa Sur.

- ¿Por qué tu…?

Parte 3

Alistair se encontraba caminando por los pasillos angostos del castillo, más específico, por la zona de la casa Norte.

- Enserio, Kenric enamorado de Ana, eso será difícil…

El camino daba a un pasillo más grande.

El lugar tenía poca luz, y ninguna ventana visible, las únicas fuentes de luz eran las antorchas. Detrás de una de las columnas poco iluminadas salió caminando su compañero cercano de la casa Sur, Gabriel.

Instintivamente, Alistair se escondió detrás de una columna, Gabriel pareció escuchar algo y giro la mirada en dirección de la columna donde se ocultaba Alistair, pero no le dio mayor importancia y siguió su camino desapareciendo en uno de los pasillos.

Sintió un pequeño golpe en la espalda.

Rápidamente Alistair giro en la dirección de donde venía el golpe, y la vio.

- Hola.

- Hola…

Era Ana.

- ¿Qué haces aquí, Ali?

- Bueno, de hecho…

- ¿Sí?

- Te estaba buscando.

- ¿Tu? ¿Buscándome? Eso ciertamente es inusual.

Ana puso su dedo índice en la barbilla, y siguió hablando.

- Pero parecía que estabas ocultándote.

- No, no realmente, solo vi a un conocido y no quería que me viera.

- Así que es eso. Entonces dime, que ibas a contarme.

- Bueno, creo que no deberíamos estar aquí, vamos a otro lado.

Alistair cogió la mano de Ana y se fue lo más lejos de ese lugar siniestro.

Parte 4

Alistair y Ana ya se encontraban en otra área del castillo.

Ambos se movieron rápidamente de donde habían visto a Gabriel.

Alistair todavía se encontraba tomando un poco de aire, ya que salieron de ese lugar muy rápido,

- Bueno, Ali, ¿Qué querías decirme?

- Sé que es una pregunta algo extraña, pero ¿Cómo te gustan los hombres?

Al hacer esta pregunta, la mirada de Ana cambio repentinamente, no esperaba esa clase de pregunta, y más viniendo de Alistair que recientemente habían avanzado en su amistad durante el entrenamiento de los pañuelos rojos.

Ana empezó a temblar de forma antinatural, su rostro se puso rojo y empezó a sudar, Alistair se dio cuenta de lo extraña que era la pregunta, y rápidamente su rostro también se empezó a enrojecer y a sudar.

- No es lo que quería decir, ósea sí, pero no es por nada raro, solo tenía curiosidad, si no quieres decirme, no estas obligada a hacer, solo que…

Antes de que terminara de hablar, Ana puso su dedo índice sobre la boca de Alistair cortándole el habla.

- Sabes Ali, el tiempo que llevamos en esta academia militar, aunque no es mucho, siento que nos hemos acercado…

Mientras Ana hablaba, la mente de Alistair entraba en conflicto y las palabras de Ana empezaban a entrecortarse, o más bien la conciencia de Alistair era la que se estaba cortando.

- En múltiples ocasiones has intentado darme tu mano aun desconociendo lo que me mortificaba y…

El sudor ya estaba recorriendo cada parte del cuerpo de Alistair, sabía que esto iba en una dirección totalmente equivocada.

- Incluso en la prueba de los pañuelos, me diste todo tu apoyo y estuviste conmigo todo el tiempo aunque no era tu obligación…

- No…

Alistair hablo en vos muy baja.

- ¿Qué?

- No es así…

- ¿Disculpa?

- ¡No es así!

- ¿Eh?

- ¡La verdad es que vine a averiguar esa información porque el que tiene sentimientos por ti es Kenric, no yo!

Los brazos de Ana rápidamente se descolgaron, su mirada cambio una vez más a una mirada fría.

- Ya veo.

Ante la fría respuesta de Ana, Alistair no sabía qué hacer, no sabía si las cosas iban bien o mal.

Aun así, Alistair siguió hablando.

- Sabes, no sé qué habrá sucedido realmente entre tú y Kenric, pero él ha desarrollado sentimientos por ti, y no sé si alguna vez lo has visto de otra forma aparte de como un compañero de equipo, pero me gustaría que al menos lo consideraras y le dieras una respuesta.

- Lo hare, realmente nunca vi a Kenric de otra forma y nunca pensé que me viera de esa forma, así que por sus sentimientos, lo considerare, y le daré mi respuesta mañana al amanecer en la colina de la casa Sur.

- Muchas gracias.

La cara de Alistair tenía una expresión de alivio, a diferencia de la expresión de Ana que era una sombría donde su cabello cubría un poco su mirada.

Alistair no le dio mucha importancia a la expresión de Ana, quizás se debía a que estaba considerando los sentimientos de Kenric, o tal vez era otra cosa.

Parte 5

- ¡Enserio! No lo puedo creer.

Kenric estaba demasiado emocionado porque Ana considerara su propuesta.

- Tranquilo Ali, te invitare a nuestra boda, jajaja.

En estos momentos, la actitud de Kenric era demasiado mezquina, incluso para sus estándares habituales.

Una voz suave pero determinada hablo.

- ¿No te estas dejando llevar un poco?

Esta voz pertenecía a Ririna.

- Solo dijo que lo consideraría, no es un ''si'' automáticamente, idiota.

- Bueno, no es un sí, ¡pero tampoco es un no!

- Deberías relajarte amigo.

Esta última voz venia del chico de cabello rubio de la casa Sur, Gabriel.

- ¿Qué haces aquí?

- ¿De qué hablas Alistair? Vivo aquí jajajaa.

- Si… verdad.

- Actúas tan raro a veces.

Alistair solo pudo poner una sonrisa algo rígida. Realmente no entendía que hacia Gabriel en ese lugar, no es que sea un lugar secreto o algo así, pero estaba muy alejado de la zona de la casa Sur,

Pero Alistair realmente no tenía razones para dudar de la confianza que tenía por Gabriel, simplemente suspiro.

Kenric empezó a hacer unos estiramientos.

- Bueno, creo que usare esta energía acumulada para entrenar un poco con la espada en el coliseo, ¿alguien me acompaña?

- Yo voy.

- Igual yo, supongo.

Estas voces pertenecían a Gabriel y Ririna, los tres fueron a entrenar al coliseo aunque Gabriel y Ririna fueron con su Grifo (Grif) y con su dragón emplumado de 4 alas (Hera) respectivamente.

Al ver esto, Kenric al no tener un dragón empezó a correr mientras gritaba.

- ¡Hey, malditos, no me dejen!

Alistair solo sonreía mientras miraba a sus amigos alejarse, el cielo estaba bastante despejado para variar, se veían a los jinetes volando en el cielo o sobre la tierra con sus compañeros.

Algo sucedió.

Más que nublarse, la visión de Alistair se distorsiono, empezó a parpadear como si le estuvieran apuntando con una potente luz en el rostro.

Cayó de rodillas sobre el follaje.

Empezó a apretarse el rostro con su mano derecha mientras entrecerraba los ojos.

Algo claramente le estaba pasando.

¿Pero que era?

Espera, ya había sucedido esto antes, pero no recordaba con exactitud dónde.

Entonces lo vio.

Sus manos estaban manchadas de sangre, una chica moribunda se encontraba tirada en el suelo delante de él, expulsaba mucha sangre del abdomen, no la reconocía. Giro levemente su mirada hacia atrás.

En medio de la oscuridad de lo que parecía un salón de un castillo, se encontraba un hombre, no podía ver bien su rostro y en general tampoco su aspecto, solo sabía que era un hombre mayor que él.

Aquel hombre se encontraba sentado sobre un trono, este hablo.

- [ ]

- ¿Eh?

Solo podía ver los labios de aquel hombre moverse pero no escuchaba su voz, lo único que escuchaba en este momento era un silbido agudo.

- [ ]

Mientras que el hombre hablaba, pudo ver al fondo, aún más profundo en la oscuridad, algo que estaba retorciéndose.

La oscuridad lo miraba directamente a los ojos, y esa oscuridad tenía un par de ojos rojos, no, tenía 3 pares de ojos rojos.

Un rugido resonó por toda la sala haciendo vibrar todo el lugar.

Alistair empezó a vomitar sobre el pasto de la colina.

Jadeaba con mucha fuerza, el sudor recorría su cuerpo.

- ¿Qué fue eso? ¿Qué me está pasando?

La espalda de Alistair empezó a arderle, como si estuviera quemándose, su camisa empezó a generar un color rojo, era sangre, su espalda sangraba, o más específicamente, eso.

La marca de nacimiento en forma de dragón estaba sangrando.

Alistair apretó sus puños sobre la tierra y grito.

- ¡RAKASHA!

Del bosque que estaba ubicado atrás de la academia (castillo) salió un enorme lagarto con escamas negras y las puntas de estas eran de color purpura, este era el dragón compañero de Alistair, y aunque no poseía alas, era demasiado rápido y con una gran capacidad de salto, sin mencionar sus ataques de rayos.

Rakasha llego donde Alistair y con su mandíbula lo lanzo sobre su lomo.

Alistair aun lastimado y un poco mareado dio una orden.

- Vamos, hacia la frontera con el reino del Desierto.