Las pequeñas pisadas se perdían en el frondoso bosque. A Menos que fueras un Ninja con años de experiencia, sería imposible darse cuenta de ellas. En Las afueras de Konoha, siguiendo las pautas de un adulto con una máscara de Mono, seis niños saltaban sobre sus pies para hacer el mínimo ruido, pero sin ralentizarse demasiado.Habían adelantado mucho paso, alejándose lo suficiente de Konoha, pero sin ir extremadamente lejos. Ro, el único adulto que estaba con ellos, les hizo señas para que se apuraran en una zona oscura, protegida por arbustos y fuera de la luz lunar. Los niños pasaron de él, y el Hombre permaneció allí, viendo los imponentes muros de Konoha, con recelo.— R-Ro-san...Una vocecita asustada lo llamó. Era Neon, a quién apenas se le veía el rostro gracias a la capa que la cubría, y por su gran tamaño. La niña dio un pequeño paso hacia atrás.— ¿A Dónde se supone que vamos ahora...? ¡Ah...!— ¡Cuidado!Ante el repentino grito de Ro, todos los niños se encogieron, pensando que se avecinaba una amenaza, y bajaron las capuchas de sus capas hasta cubrirse las caras por completo. Cuando volvieron a levantar la mirada, Ro sostenía a Neon por la espalda, evitando que esta se cayera hacia atrás. Con la otra mano, presionaba fuertemente la capucha de la capa sobre su cabeza.— Quiero que me escuchen atentamente. — Les dijo, con una firmeza casi vacilante por la tensión creciente. — No se destapen el rostro, y permanezcan en la sombra. No es seguro para ninguno de ustedes estar bajo la luna. ¿Me oyeron?La mandíbula de Eho cayó, teniendo eso como única opción para hacerle frente a la incredulidad. Hace menos de treinta minutos, Ro había entrado al departamento en dónde permanecían escondidos los niños, solo, y los sacó a escondidas de Konoha. La niña de cabello rosa se había cuestionado en voz alta el paradero de Sumire y Himawari, mismas que la habían acompañado antes de que la luna enloqueciera.Pero no obtuvo las respuestas sobre Himawari, hasta verla en esta zona oscura del bosque. Lo que le atemorizaba preguntar sobre el bienestar de Sumire.Neon daba sus últimos alientos intranquilos mientras Ro la recomponía nuevamente, arrodillándola en el suelo para permanecer más intacta a la luz. Los demás niños hicieron lo mismo.Excepto Himawari.Ro estaba a punto de aconsejarle que hiciera lo mismo, pero la niña permaneció allí, cabizbaja.— Lo siento. — Dijo ella. Su rostro se arrugó ante el pensamiento, y sus ojos cerúleos se oscurecieron por la frustración. — Lo siento muchísimo... De haber sabido que todo terminaría así...— ¿Himawari-san? — Osuka, jalando hacia abajo su propia capucha, se levantó para hacer lo mismo que con la de Himawari. — ¡¿Estás loca?! ¡Sigue las instrucciones de Ro-san y...!— ¡Es mi culpa que todo esto haya pasado! — La exclamación de Himawari perturbó a sus Amigos. Harika, la niña que era la más protegida de la luz gracias a sus propias vestimentas, hizo un sonido de estupefacción. Himawari solo se secó las lágrimas de frustración que amenazaban con escapársele. No creía merecer llorar. — Nos descubrieron, y fue culpa mía. ¡Por mi culpa, Sumire-san...!— El cómo terminaron las cosas, ha sido toda responsabilidad de Hinoko, no tuya.La voz condescendiente de Ro hizo voltear a los niños. Y Himawari, que había quedado con su propio regaño al aire, medio levantó la mirada hacia el hombre, sosteniendo la capucha de su capa para que no se cayera.El hombre Anbu tenía la máscara puesta, así que no podían ver sus expresiones. Pero yacía de pie, tranquilo, iluminado a medias por la luz lunar que se filtraba, protegiendo a los niños de ser alcanzados por ella.— Tuvo la oportunidad de inventarse algo mejor, o de inutilizar a los Ninjas mientras yo iba a buscarlos a ustedes. — Explicó Ro. — Tengo la habilidad para suprimir mi Chakra, por lo que no me descubrirían. Ustedes están por debajo del límite, así que son indetectables. Ella misma pidió hablar con la Hokage, lo escuché... debe de tener algo en mente. No te mortifiques por eso.El silencio no los abrumó, pero si les dieron la oportunidad para ver de cerca la reacción de Himawari. Sus amigos, que estaban lejos de tener un contexto acertado, la observaban preocupados, mientras Yuina, la niña del cabello celeste, le daba pequeñas palmadas a la Uzumaki que se secaba el rostro en silencio.— P-Pero esos hombres...— Lo que sí tenemos que tener en cuenta es... — Ro habló encima de Himawari, en el momento justo, cuando sus amigos la habían observado curiosamente ante la mención de dos figuras masculinas. Ro se enderezó, y los miraba seriamente tras la máscara. — Aquí no nos encontrarán, estoy suprimiendo mi Chakra. Ustedes hagan el menor ruido posible. Estaremos bien.Harika, la única Aburame sobreviviente del Futuro, habló desde el suelo.— ¿Y Sumire-san? ¿Qué va a pasar con ella y Hinoko-san? ¿Por qué las atraparon?Como reacción continua, todos intercambiaron miradas desde Harika, hasta Ro. El hombre le echó un último vistazo a la luna, antes de hablar.— No importa si vienes del Pergamino o de alguno de los Portales. — Les dijo solemnemente. — Si eres menor a esta época, los efectos serán similares entre sí; Siendo uno de ellos, la luna.— E-Es ese castigo que mencionaste, ¿No? — Himawari se adelantó, dando un paso adelante. Todavía seguía un poco afectada por la culpa. — Dijiste que me quedara en la oscuridad mientras buscabas a los demás, Y...Himawari recordó vívidamente, a los dos hombres de Akatsuki. Las piernas le temblaron, y el corazón le dio un brinco mientras sudaba frío. Había estado a punto de morir, de no ser por los dos Anbu que amistaban con ella. Tragó saliva, por la reacción anterior que tuvo Ro, supuso que el tema no debía de ser mencionado frente a los demás, y se dirigió a Ro con el sudor en la frente.— E-Eso que me apareció en la cara. — Ella repitió las palabras de Hidan, cuyas mismas habían sido: '¡¿Qué mierda tiene esa niña en la cara?!', mientras le apuntaba escandalosamente, aunque Himawari no tenía idea de lo que estaba hablando. —— Te refieres a la media Luna, Sí. — Afirmó Ro, mientras que los niños lo contemplaban con misterio tenebroso. — A Ustedes no les apareció porque se encerraron antes que todo pasara, muy bien hecho. — Los felicitó, aunque estaban tan intranquilos que ni satisfechos se sentían. — Esa media Luna que aparece en sus frentes, es el Símbolo que la luna de SU tiempo, les puso antes de venir. Para hacer el cuento corto, es lo que los denomina a ustedes como Niños menores a la época. Solo la tendrán todos los Jóvenes menores a los dieciséis años.— ¡¿Por qué?! — Osuka se abrazó a sí misma, mientras Neon tocaba su propia frente a su lado. — Ya tenemos muchos problemas... ¿Por qué...?— También desconozco los detalles. — Él aclara. — Solo sé, en resumidas cuentas, que la Luna los marca para asegurarse que no provocarán disturbios en el pasado. Ustedes no tienen por qué preocuparse por eso.Los niños de la Academia Ninja se relajaron en sus asientos en el suelo, y Eho aun seguía con sus preguntas temerosas mientras que Yuina le codeaba, haciendo pucheros en protesta. Sin embargo, Himawari seguía descontenta.Ella había visto como le había afectado a Sumire, desde las sombras, cargada por Ro. Si el Anbu no había mencionado eso, estaba claro que no quería abrumarlos a todos enumerando más limitaciones. Eso le causó un tremendo vacío en el pecho.Permanecer escondidos, mientras que Sumire quedaba atrapada en un infierno que solo ella podría ver. Himawari tragó saliva al recordar los quejidos de Sumire, allí, tirada, sin que nadie la ayudase.Más sabiendo que, frente a ella, se encontraba el legendario Kakashi del Sharingan, quién sería posteriormente conocido como el Hokage más tranquilo de todos. El Kakashi que Himawari conocía, no dejaría a alguien como Sumire, retorcerse del dolor en medio de Ninjas que le apuntaban con sus armas.¿Era realmente así? ¿Esta era su nueva realidad?¿Eran así las nuevas normas para ellos? ¿Realmente provenir del futuro era realmente malo?¿Ya no podía confiar en nadie que quería...?Kakashi-san ya no se veía como antes, ni siquiera dio a los demás la orden para alejarse. Eso solo consumió a Himawari con más preocupación.Había comenzado a sospechar en Sumire en primer lugar, sabiendo que le ocultaba grandes cosas. Después de todo, aquí estaba Ro, comentando descaradamente cosas que Himawari sabía que tenían más profundidad, solo para mantener a sus amigos tranquilos. Y Aunque ella no los bañaría de preguntas y pesadillas, creía que Sumire y Hinoko estaban dándolo todo, incluso jugándose sus vidas, allí dentro; Mientras ellos estaban aquí... listos para huir en cualquier momento.Y Eso le ennegreció los ojos. Observó a escondidas, solo moviendo sus ojos, su pequeño entorno.Capas para que no les dé la luz, lugares oscuros en el bosque, Ro-san con la habilidad de ocultar el Chakra.Todo estaba listo, si se viera la oportunidad para huir... y dejar atrás a las que restaban.— Va a pasar algo malo.La voz inanimada de Himawari los tomó a todos por sorpresa. Ella sintió la mirada penetrante de Ro encima de ella, pero ya no le importaba. Vivir en las mentiras era lo mejor para la salud mental de sus amigos, pero también era contraproducente si quería mantenerlos con vida, y Hinoko y Sumire, entraban en ese lote.— Pasará algo malo si permanecemos bajo la luna. Por eso le llamaste 'Castigo'. — Se dirigió a Ro, con los hombros caídos y la mirada en el suelo. Los gritos de Sumire se entonaban en desorden en su cabeza, mientras que sus amigos la observaban con misterio tétrico. — Nosotros tenemos que quedarnos en la oscuridad, y por eso a los demás no les apareció la media luna. Solo a Sumire-san y a mí.— Himawari-chan. — Murmura Yuina, la niña de cabello azul. — ¿Q-Qué sería lo malo que pasaría?Al lado de una nerviosa Yuina, había un Eho casi azul. El niño castaño ocultaba su boca tras su bufanda rota, con las sombras en su rostro gracias a la capa. Él se apegaba más a Yuina para obtener más protección.Pero antes de que cundiera el pánico, Ro no tuvo más opción que responder. Pero antes de eso, Himawari sintió una mirada directamente hacia ella, por lo que apartó la vista e hizo que no lo notaba. El hombre enmascarado habló en un tono más ameno.— Serían incapaces de moverse. Eso no nos conviene, y quedarían rendidamente dormidos. — Todos los niños suspiraron, tanto por alivio como por incógnita. — Pero no es algo de lo que deben preocuparse. Conmigo aquí, los cubriré antes de que comiencen a pestañear.— Entiendo... entonces Sumire-san se durmió.Ro le lanzó una mirada a Himawari, cuando esta miró detenidamente a Neon. La niña de lentes era ignorante de la peligrosa situación, y había respirado aliviada.— P-Pero sigue peligrando... ¡¿Y Si Konoha no la ve como alguien buena?! ¡¿Y Si algo le pasa a Sumire-san...?!— Hinoko debe de tener algo planeado. — Interrumpe Ro. —Hubo un silencio, que levantó el silbido de la fría brisa en el pequeño rincón oscuro del bosque. Himawari, con sus ojos brillantes y azules, observaba al Anbu, que la miraba igualmente a escondidas. Ambos parecían tener una batalla de miradas en frente de las narices de los demás niños ignorantes, que se tambaleaban por el frío.Himawari era la única de ellos que había quedado de pie, viendo a Ro sin pestañear ni una sola vez.Una tensión se propagó en la expresión del Anbu, tras su máscara. Él divisó algo en los ojos de la niña, que no supo descifrar. Sabía que él estaba mintiendo por el bien de sus amigos, pero había algo más. Una oscuridad casi tenebrosa en ellos, y Ro se quedó casi absorto viendo los ojos cerúleos de la pequeña Uzumaki, que lo veía desde las sombras de su capucha. Sus ojos eran como dos bombillas en medio de la oscuridad.Y De pronto, una mano le tocó el hombro con firmeza. La reacción de Ro al agarrar su Kunai lo dijo todo: No se lo esperaba. ¿Himawari lo había distraído sin querer? ¿O Él se había quedado dormido a consciencia?, Sea lo que sea, ahora iba al ataque de esa persona que se ocultaba a sus espaldas.Los niños gritaron, y antes de que Ro pudiera estancar su Kunai en el cuello de su contrincante, el sonido de una fuerte bofetada resonó por todo el bosque.Un mutismo sepulcral se asentó tras la explicación del ninja de cabello ceniza. Los presentes en la sala de interrogatorios miraban a Inoichi con asombro. Kakashi, sin embargo, parecía el menos sorprendido, su ceño fruncido ligeramente en su único ojo visible.La Hokage mostraba una extraña mueca de dolor. En lo más profundo, aunque buscaba una explicación para los portales, esperaba que todo el tema del futuro fuese solo un cuento sacado de contexto. La confirmación de Inoichi le daba la razón a Saturo, quien le había mandado palabras de aliento a través de Kakashi.—Inoichi... — La voz de Ibiki se llenó de escepticismo. — ¿Estás completamente seguro de lo que estás diciendo? ¿Tú?—Nuestros Anbus tienen métodos para evitar interrogatorios como este. Tampoco pudo haber sido tan fácil leer sus recuerdos. — Defendió Shizune, ignorando los hombros temblorosos de Tsunade. — Pudo haber mentido... revisa otra vez.—Es inútil poner en duda una revisión hecha por Inoichi-san en persona. — Replicó Kakashi, callando las quejas de Shizune. Incluso Tsunade lo miró de reojo. El ex Anbu observaba con seriedad a la Anbu cabizbaja en su asiento. — Ya dejemos de negarnos a la verdad.Shizune ahogó un quejido.—¡¿Tienes idea de lo que dices, Kakashi-sa...?!—¡Shizune, cierra la boca!El firme y escandaloso grito de Tsunade los silenció a todos. La pelinegra detrás de ella trastabilló ante la orden, quedándose con las palabras a medio exclamar. Todos los ojos se dirigieron a la Hokage, quien pensaba para sí misma, mientras se mordía el labio inferior con impotencia.— Inoichi. — Llamó Tsunade, un poco más calmada, pero sin mirarlo. — Detállame lo que acabas de decir.El Yamanaka hizo un sonido afirmativo y, dejando de lado la incomodidad anterior, prosiguió con la revelación que había encontrado en los recuerdos de Soku.— Vi en sus recuerdos un lugar extrañamente parecido a Konoha. — Dijo, apenas creyéndoselo él mismo mientras lo decía. — Pero, al mismo tiempo, diferente. Esta chica se veía cumpliendo con su deber como cualquier Anbu y, de hecho, pareciera que estaba viendo los recuerdos de otro Anbu.Los ojos de Inoichi se dirigieron a Shizune, quien permanecía firme tras la Hokage.— Incluso si ella me hubiera dado permiso para entrar a su cabeza, no pareciera que hubiera alguna defensa en ella. — Aclaró. — Sus defensas eran nulas, como las de un civil sin experiencia.Sus ojos se volvieron hacia Soku, quien escuchaba en silencio. Inoichi hizo una mueca.— Pero sus recuerdos no eran los de un civil. — Dijo pesadamente, mirando con firmeza a la Hokage. — La mujer que tenemos aquí es una Anbu de una Konoha del futuro, una que, al parecer, ya no existe.Tsunade observaba a Soku, la Anbu atada frente a ella, con una expresión seria y pensativa. El conflicto interno era evidente en su mirada. Tener que aceptar la posibilidad de una Konoha futura, destruida y apenas reconocible, era un peso enorme. La evidencia presentada por Inoichi era irrefutable, y Tsunade sabía que no tenía más remedio que aceptarla, por más increíble que pareciera.— Inoichi. — Dijo Tsunade con voz firme. — Aún si es verdad, no hemos resuelto la pregunta principal: ¿Cómo es posible que alguien de un supuesto futuro esté aquí? ¿No viste nada?Inoichi respondió con un tono de leve decepción:—No pude ver los recuerdos a voluntad. Vinieron solos y en desorden.Todos miraron instantáneamente a Soku, quien se movió en sus ataduras, levantando la mirada tras la máscara. Encorvada, habló en tono resignado, pero sin perder la formalidad en sus palabras al dirigirse a la Hokage.— Para viajar al pasado, utilizamos un artefacto prohibido. Sin embargo, no podrán encontrar un recuerdo claro de eso en mi mente. Como parte del pacto, todos los que participaron acordaron no mencionar ni detallar nada sobre el proceso. Así, aunque yo lo recuerde, ningún observador externo, sea del pasado o del futuro que conocí, puede obtener esa información de nuestros recuerdos.Kakashi, con tono confiado y las manos en los bolsillos, la miró fijamente.— Veo que no dejas salir la pinza. — Dijo Kakashi, con un leve desdén en su voz. — ¿No vas a decirnos qué es lo que supuestamente encontraste en la Torre Hokage? ¿Cómo llevaron a cabo esa técnica del artefacto Prohibido? ¿Por qué vinieron aquí?Soku permaneció allí, fulminando a Kakashi con la mirada tras la máscara. El peliblanco entrecerró los ojos con suspicacia, mientras el resto del equipo digería la información.— Porque por lo que he estado escuchando de ti en esta última hora, no me das ninguna buena espina. — Dijo Kakashi, lanzándole una mirada de suspicacia. — Parece que estás alargando esto más de lo necesario, diciéndonos la verdad a medias. No pongo en duda lo que extrajo Inoichi-san de ti, pero tu falta de respuestas explícitas y el extenso vocabulario que utilizas solo me hace pensar que intentas ganar tiempo.Una ráfaga de sensaciones recorrió la columna de Tsunade. No temblaría frente a una chica que podría derrotar de una patada, ni se preocuparía por la información confidencial que pudiera manejar sobre Konoha, ya que podría derrotarla aquí mismo. Pero la existencia de otro sujeto la dejó en el aire, y más al ver que, aparentemente, Kakashi estaba al tanto de ello.Se contuvo de enfurecerse por eso y le lanzó una mirada fuerte al peliblanco, que no reaccionó. En cambio, mientras los presentes lo observaban con desconocimiento, Kakashi habló apaciblemente.— En el bosque, justo cuando la pareja de Akatsuki llegó. Creí haber sentido más presencias aparte de la tuya. — Dijo, sin dejar de lado cómo se percató de Soku. La mirada de Kakashi se transformó en una de incomodidad. — Ese hombre... Kakuzu, estaba por matar a uno de mis compañeros, y tú evitaste que eso pasara.— ¿De qué está hablando, Kakashi-san? — Preguntó Shizune, ansiosa por saber más. —— Shikamaru estaba a punto de ser degollado o asfixiado por uno de los asesinos de Asuma. — Informó Kakashi, tomando a Tsunade un poco desprevenida. Le habían dado un informe, pero estaba tan ocupada pensando en la Anbu que decía saber cosas de los portales que no tuvo tiempo de prestarle atención. — Ella incapacitó a Kakuzu con una habilidad que, a mis ojos, es completamente nueva y desconocida; no recuerdo haber visto alguna parecida en ninguno de mis combates.Mientras Inoichi mantenía una mirada circunspecta, Ibiki cuestionaba sobre los detalles, e Inoichi se adelantó, sin escándalo y con la calma que lo caracterizaba.— Sí, recuerdo ver algo así en los recuerdos de esta mujer. — Dijo Inoichi, recapitulando. — Un tipo de luz naranja sale de la punta de sus dedos y deja a su enemigo fuera de combate. A simple vista, parece ser algún tipo de descarga eléctrica que atonta a los nervios.Tsunade asimiló la información, su mente trabajando rápidamente para entender las implicaciones de lo que había escuchado.— ¿Cómo una especie de paralizante? — Preguntó Tsunade. —Inoichi iba a abrir la boca para relatar lo que había visto en los recuerdos mezclados, pero Soku se adelantó.— Puedo dispararle a cualquier objetivo que tenga a la vista. Mi rayo de chakra lo seguirá, incluso si se escapa de mi visión; no dejará de perseguirlo hasta dar con el objetivo. — Explicó Soku, con voz firme pero algo tensa. — La mortalidad depende de cuánto daño quiera infligir. En el caso de ese hombre...Sus últimas palabras fueron murmuradas, pero lo suficientemente claras. Era como si Soku quisiera ser escuchada por todos en la habitación, incluidos los Anbus, pero no pudiera hacerlo por alguna razón. Kakashi no apartó su mirada de ella.— Le lancé mi rayo de chakra con la fuerza suficiente para inutilizar su extremidad derecha por un par de horas. — Continuó. — No le hice suficiente daño; en un día o dos, recuperará la movilidad total de su brazo. Fue una descarga eléctrica, aunque una reacción indulgente de mi parte.Kakashi agudizó su audición y sacó las manos de los bolsillos, tomándose más en serio las revelaciones. Sabía que estaba en juego la vida de Shikamaru, uno de los viejos estudiantes de un amigo íntimo. Aunque no era alguien que se dejara gobernar por las emociones, la idea de que alguien pudiera dejar morir a Shikamaru le resultaba inaceptable. Pero no le sorprendía; así era la vida de los ninjas, y él no era un ninja cualquiera.La quinta Hokage se cruzó de brazos, acomodando su postura. Con una mirada de advertencia de Ibiki, se posicionó justo a pocos pasos de Soku, casi tocando los zapatos de la otra.— ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué permanecer en Konoha sin dar ningún aviso, si tan arriesgada era tu situación? — Preguntó Tsunade, obligando a Soku a levantar más la mirada. — ¿Y tú compañero? ¿Es el mismo que Inoichi describió hace unos minutos? ¿Por qué no apareció contigo cuando fuiste a socorrer a la niña? ¡Responde extensa y detalladamente!Un pequeño jadeo se escuchó detrás de la máscara de gato. Inoichi, el Yamanaka responsable de su investigación, podría ser el que tuviera las respuestas necesarias, pero no era así. Todos los recuerdos que se le habían disparado a los ojos como luces flasheantes eran simplemente memorias sin orden y con falta de contexto. Gustosamente otorgó todo lo que vio, pero nada de eso respondió a las incógnitas de Tsunade.Permaneciendo absorta, la voz de Soku salió inanimadamente de su boca. Tsunade podía ver de frente la máscara que la observaba, pero no sentía ninguna presencia consciente detrás de ella.— Mi compañero... el secretismo... por qué me contuve con Akatsuki... la niña... — Enumeró Soku las incógnitas de Tsunade, una por una, con un hilo de voz sin alma. Las menciones de sus propias acciones desconcertaron a la propia Tsunade. — Los portales, la filtración de información en su contra... todo tiene un porqué, y puedo contárselo todo. Usted, más que cualquier otra persona en esta habitación, debe saberlo todo.Los Anbus que vigilaban desde el tejado no evitaron asomar un poco más sus cabezas. Soku enderezó la espalda y su semblante. Tras la máscara, su mirada se oscureció.— Será un placer contárselo todo... desde el principio.Kakashi solo pudo sentir un ligero déjà vu y la voz de Saturo haciendo eco en su cabeza.El silencio en la sala era casi palpable. Todos los presentes observaban a Soku con expectación, mientras la tensión se espesaba como una niebla densa. Sus palabras anteriores habían dejado una promesa colgando en el aire, una promesa de revelar todo lo que sabían.Soku inhaló profundamente, como si intentara reunir toda su fortaleza para lo que venía. Las miradas fijas de Tsunade, Kakashi, Shizune, Ibiki e Inoichi no se apartaban de ella, esperando sus respuestas.— Antes de comenzar, hay algo que necesito saber. — Dijo Soku, rompiendo el silencio con una voz firme, aunque con un matiz de duda. — ¿Cómo es que saben del pergamino?Tsunade frunció el ceño, mostrando una leve irritación ante la osadía de Soku de plantear una pregunta en medio de su propio interrogatorio. Su tono era severo y autoritario cuando respondió.— Aquí, las preguntas las hago yo. Tu no tienes derecho a nada.Soku pareció debatirse internamente, como si considerara una réplica desafiante, pero finalmente se mordió la lengua. Sus ojos brillaron con una chispa de frustración antes de asentir con resignación.— Está bien. — Aceptó a regañadientes. — Les aclararé todo lo que Inoichi-san vio en mis recuerdos.Inoichi, que había estado observando en silencio, asintió levemente, sus ojos reflejaban la misma seriedad que su postura. La atención de todos se volvió aún más intensa, si eso era posible.— Para empezar. — Continuó Soku, su voz ahora más controlada. — Como Inoichi-san lo vio, yo llegué aquí junto con algunos supervivientes a través de un portal. Fue un portal que se tuvo que abrir con gran esfuerzo por parte de terceros. Aprovechamos todo el desorden que hubo en la aldea... Y Nos mezclamos.Kakashi, con su característico aire de calma y misterio, inclinó ligeramente la cabeza, su ojo visible se entrecerró en señal de interés.— ¿Un portal? — Repitió, como si probara la palabra. —— Sí. — Afirmó Soku. — Y debo aclarar que es prácticamente imposible salir vivo de uno que se abra al azar. Es como un ventilador triturador mortal. Si no tienes el control preciso, te destrozará.Un murmullo de duda y curiosidad recorrió a los presentes. Ibiki, siempre imponente y analítico, se inclinó hacia adelante, sus ojos perforaban a Soku en busca de algún indicio de mentira.— ¿Qué tipo de esfuerzo se requiere para abrir uno de esos portales? — Preguntó con voz grave. —Soku lo miró directamente a los ojos, sin vacilar.— El tipo de esfuerzo que involucra habilidades avanzadas de manipulación del espacio y el tiempo. Tienen que haber personas manteniendo el Portal, mientras otras entran. En mi aldea, esto se hizo como último recurso cuando nuestra situación se volvió desesperada.La expresión de Tsunade cambió, sus ojos destellaron con una mezcla de comprensión y preocupación.— ¿Qué amenazaba a tu aldea al punto de tomar una medida tan extrema? — Cuestionó, su tono era duro, pero había una pizca de compasión. —Mientras Soku se preparaba para responder, Kakashi no pudo evitar que sus pensamientos se desviaran momentáneamente hacia el rey Saturo, cuya inquietud por la posibilidad de que el pergamino cayera en las manos equivocadas había sido evidente. Su mente estaba en conflicto, tratando de reconciliar lo que estaba escuchando con lo que sabía.— El hombre que nos habló del Pergamino, estaba extremadamente preocupado por el uso indebido del pergamino. — Dijo Kakashi, dirigiéndose a Soku con una mirada penetrante. — ¿Es esto lo que ocurrió en tu aldea? ¿Decidieron usarlo pese a los riesgos?Soku tomó un momento antes de responder, murmurando algo inaudible para sí misma. Finalmente, levantó la vista y respondió con voz apagada.— Fue una decisión tomada por nuestro Hokage. Estaba lejos de mi control.— ¿Quién es tu Hokage? — Preguntó Tsunade, entrecerrando los ojos con sospecha. —Soku sacudió la cabeza lentamente.— No tiene sentido decírselo ahora. Nuestro futuro ya no existe. Mi misión aquí es hacer todo lo contrario de lo que nos llevó a la destrucción.El silencio que siguió a sus palabras fue denso, cada persona en la sala procesaba la magnitud de lo que acababa de decir. La tensión se podía cortar con un kunai. Kakashi, siempre el observador perspicaz, se inclinó ligeramente hacia adelante.— Según lo que sabemos, fueron ustedes quienes abrieron el pergamino y desencadenaron el cataclismo. — Dijo con calma, sus ojos fijos en Soku, estudiando cada una de sus reacciones. —Soku lo miró, sus ojos reflejando un dolor profundo y una resolución inquebrantable.— Nuestra gente cayó en la desesperación, Kakashi-san. Estábamos perdidos y nos aferramos a una última esperanza. Si no hubiéramos usado el pergamino, nuestros enemigos lo habrían hecho, y el resultado habría sido aún más devastador.La sala quedó en silencio, cada uno de los presentes lidiando con las implicaciones de sus palabras. La tensión, lejos de disiparse, aumentó con cada revelación, dejando a todos al borde de sus asientos, esperando lo que vendría a continuación.Tsunade frunció el ceño, su mirada reflejaba tanto sorpresa como desconfianza.— ¿Tu Hokage decidió abrir el pergamino? — Repitió con insistencia, su voz cargada de autoridad. —Soku mantuvo la mirada fija en Tsunade, pero no respondió de inmediato. Finalmente, dijo con un tono resignado.— Como ya mencioné, nuestro futuro ya no existe. Decirles quién fue nuestro Hokage o nuestro Enemigo, no tiene sentido, porque mi misión aquí es prevenir ese mismo destino. Mi objetivo es hacer todo lo contrario de lo que nos llevó a la destrucción.Kakashi, con su característico aire de calma y análisis, intervino.— Entonces, según tú, lo que causó la catástrofe fue la apertura del pergamino. — Dijo, su tono era suave pero lleno de una tensión subyacente. — Conocí a alguien que lo resguardaba y estaba convencido de que su uso solo traería la muerte de millones.Soku miró a Kakashi, y por un instante, su expresión se suavizó tras la Máscara, revelando el peso de su carga.— Mi gente se aferró a una esperanza desesperada. — Respondió con voz apagada. — Estábamos perdidos y pensamos que el pergamino podría ser nuestra salvación. Era una alternativa que se discutió muchísimas veces, y todas las naciones estuvieron de acuerdo.Shizune, que había estado escuchando en silencio, no pudo contener una exclamación de sorpresa y miedo.— ¿Estás diciendo que hubo otras aldeas que también utilizaron el pergamino?Soku asintió lentamente.— Sí, las aldeas que utilizaron el pergamino lo hicieron con mucho cuidado. Pactaron no solo con su sangre, sino también con sus tierras. Se aseguraron de que cualquier daño a las personas del pasado sería castigado severamente.Tsunade, con una mezcla de incredulidad y horror en su rostro, preguntó en voz alta,— ¿Hay más sobrevivientes del futuro? ¿Konoha no es la única afectada?Soku respiró hondo, preparándose para revelar más información.— Konoha envió a Shinobis jóvenes para cumplir con su deber de cambiar sutilmente algunos hechos y mantener el control entre las naciones donde también hay personas del futuro. No sé exactamente cómo se organizaron las otras aldeas, pero estoy segura de que, así como Konoha puso a Sumire a cargo, otras aldeas también deben haber designado a personas para proteger sus intereses.— ¿Sumire? — Tsunade preguntó con sorpresa. Inoichi, que había permanecido callado hasta ahora, intercambió una mirada con Soku antes de hablar. —— La niña que custodiamos ahora. La que protegió cuando se presentó frente a las puertas de Konoha. — Inoichi se detuvo a rebobinar en su cabeza, el rostro de la niña que había visto en los recuerdos de Soku. — Me parece que Ella fue elegida para ser la cara de Konoha frente a las amenazas del futuro... al parecer.La revelación dejó a todos en la sala conmocionados. Las especulaciones y el murmullo de tensión llenaron el espacio. Tsunade, recuperándose rápidamente, lanzó otra pregunta.— ¿Por qué ella? ¿Y qué amenazas del futuro destruyeron tu Konoha?Soku se tomó un momento antes de responder, su voz ahora teñida de una tristeza palpable.— El enemigo era demasiado fuerte. Nosotros, Simplemente, no podíamos contra él... Nuestro Hokage no vio Conveniente que ustedes sepan eso en el caso de que nos descubran, solo tenemos órdenes de protegerlos de cualquier amenaza proveniente del futuro. El enemigo que mató a los nuestros, no era lo único que le preocupaba.La tensión en la sala era casi insoportable. Soku continuó, su voz más baja pero firme.— Es posible que no seamos los únicos sobrevivientes. Puede haber más allá afuera, como cucarachas, escondidos. Sobrevivir a los portales no es imposible, aunque es extremadamente difícil. Y No me estoy refiriendo meramente a víctimas que necesitan ayuda. Muchos de esos sobrevivientes, tendrían la fuerza para matar, como mínimo, a siete personas ellos solos.Kakashi, recordando la residencia de Saturo y los ninjas secuestrados a través de portales, preguntó.— ¿Qué diferencia hay entre ser traído por el pergamino y ser traído por los portales?Soku lo miró directamente, sus palabras eran precisas y cuidadosas.— El pergamino te obliga a cumplir estrictamente con las reglas impuestas por los pactantes y por el propio pergamino, asegurando tu existencia. Pero los portales te sellan el Chakra y te adaptan directamente al tiempo, con secuelas físicas o mentales que pagar por tu supervivencia. Además, los que vienen a través de portales no están bajo la protección de la 'Promesa' del pergamino, lo que significa que pueden ser eliminados por cualquiera de los bandos, pasado o futuro, sin ningún castigo de por medio.Inoichi, siempre perspicaz, preguntó sobre la 'Promesa'.— ¿Qué es exactamente esa 'Promesa' de la que hablas?Soku se mostró triste, sus ojos brillaban con una emoción contenida.— No sé exactamente qué es la promesa. Sé que es diferente a los pactos del pergamino. Una promesa es lo que se hace antes de pactar, es el pilar que sostiene los pactos. Podría ser algo como prometer a los del futuro nunca dañar a los del pasado. Pero los detalles exactos no los conozco.El silencio volvió a llenar la sala mientras todos procesaban la información. Soku, desde detrás de su máscara, miraba suplicante a Tsunade.— Les juro lealtad, Hokage-sama. No estoy mintiendo. Me dejaría registrar los recuerdos si fuera necesario, pero me han ordenado no informar sobre el futuro, ya que nuestra misión es evitar ese destino.Tsunade, con una mezcla de sorpresa y duda, observó a Soku. La tensión era palpable, pero había un rayo de esperanza en los ojos de Soku.— Nos ayudarán a evitar catástrofes. — Añadió Soku. — Esa es la razón por la que salvé a Shikamaru-kun. Akatsuki no derrota a Konoha, pero no significa que alguien deba morir en vano. Hay muchas maneras de cambiar ligeramente la historia.Kakashi la escrutó con atención.— ¿Derrotaremos a Akatsuki? — Preguntó, su voz era baja pero cargada de expectación. —Soku tardó en responder, sus ojos se desviaron un momento antes de volver a mirar a Kakashi.— Antes de profundizar más, les demostraré que estoy diciendo la verdad. — Dijo finalmente, dejando a Kakashi con la duda en el aire, y ganándose un escrutinio por su parte. — No hay mejor manera de hacerlo que traer a alguien que ya anteriormente perteneció a uno de sus clanes.Tsunade la observó con extrema sospecha.— ¿Qué quieres decir? — Preguntó. —Soku habló tranquilamente, pero con esperanza.— Manden a su Gente a las puertas del sur. Mi compañero está cuidando a los niños sobrevivientes, esperando por mí.La sorpresa en el rostro de Tsunade fue evidente.— ¿Tu compañero? — Preguntó con incredulidad, ante la confirmación de un nuevo compañero. —Soku asintió con confianza.— Nos mantuvimos alejados de la aldea para no ser detectados. Pero ustedes no sospechan de un Chakra que ya está registrado, ¿No es así?