Normado cerró los ojos y extendió las manos hacia el cielo. Su energía cósmica se concentró en un punto frente a él, formando una esfera brillante. La esfera giró lentamente, tomando forma.
Cuando Normado abrió los ojos, la esfera se había transformado en una espada de luz. Su hoja era transparente, como si estuviera hecha de cristal etéreo. El mango, simple pero elegante, se adaptaba perfectamente a su mano.
"Una espada de la Línea Temporal", murmuró Normado. "Con ella, podemos cortar a través de las distorsiones y restaurar la continuidad."
Adriene y Lucifer observaron la espada con asombro. Normado la ofreció a Adriene. "Tú eres la guerrera. ¿Te atreves a empuñarla?"
Adriene tomó la espada con determinación. La luz se extendió por su brazo, envolviéndola. "Lucharé por la historia", declaró.
Lucifer sonrió, sus ojos brillando con una chispa de esperanza. "Entonces, luchemos juntos."
Normado sintió la mentira en las palabras de Adriene y Lucifer. El dolor de la traición se reflejó en sus ojos. Sin dudarlo, este mismo desvaneció la espada de las manos de Adriene y la alzaría de la misma forma que fue tan rápido que hizo un corte con esta misma a los pechos de lucifer y Adriene.
La hoja atravesó el pecho de ambos. Adriene y Lucifer cayeron al suelo, sorprendidos y heridos. La luz de la espada sanaba sus cuerpos, pero no podía borrar la traición.
"Lo siento", murmuró Normado, con lágrimas en los ojos. "Pero la historia debe prevalecer."
El profesor de Normado, un simple humano con el poder cósmico, llegó al campo de batalla. Su mirada reflejaba la experiencia de décadas de entrenamiento y sabiduría acumulada. No era un guerrero, pero su conocimiento era su arma más poderosa.
Normado, aún herido por la traición de Adriene y Lucifer, miró al profesor con sorpresa. "¿Por qué estás aquí?"
El profesor sonrió. "Porque también soy un héroe todavía. He visto civilizaciones nacer y caer. Y sé que esta amenaza es diferente. No puedo quedarme al margen."
Normado asintió. Juntos, el ángel despojado y el profesor humano se prepararon para enfrentar la oscuridad. El tiempo estaba en juego, y su unión era la última esperanza para preservar la historia de todas las razas.
Normado miró al profesor Toni, sorprendido por la revelación. Durante años, había entrenado bajo su tutela sin conocer su verdadero nombre. Ahora, en medio de la batalla, la confianza entre maestro y discípulo se volvía aún más crucial.
"Tino", murmuró Normado. "Un nombre que resuena con fuerza. Gracias por estar aquí."
Tino asintió. "No somos solo ángel, demonio y guerrera. Somos seres unidos por un propósito. Y ese propósito es detener la ruptura en los hilos del tiempo."
Adriene y Lucifer se incorporaron, aún heridos pero decididos. La espada de Normado brillaba con una luz intensa. "¿Estamos listos?" preguntó Adriene a lucifer.
Tino sonrió. "Juntos, enfrentaremos la oscuridad. Por la historia. Por el tiempo y por nuestras familias."
Mientras tanto en otro países.
Luci, Palitogood y Amsel se movían con rapidez, evacuando a los ciudadanos de las áreas afectadas. Las explosiones resonaban en el horizonte, y la confusión se extendía como una sombra. Los héroes y estudiantes de todo el mundo se unían al esfuerzo, guiando a las personas hacia la seguridad.
En Nueva York, Luci ayudó a una familia a salir de su edificio. "¿Qué está pasando?" preguntó la madre, con los ojos llenos de miedo.
"No lo sabemos", respondió Luci. "Pero estamos aquí para protegerlos."
En Berlín, Palitogood cargó a un anciano en brazos mientras las sirenas aullaban. "Manténgase cerca", le dijo. "Vamos a llevarlo a un refugio seguro."
Amsel, en Tokio, guió a un grupo de niños a través de las calles. "No miren atrás", les advirtió. "Solo sigan adelante."
Las explosiones continuaban, y la tierra temblaba. ¿Qué estaba causando esto? Nadie lo sabía, pero todos compartían un objetivo común: mantener a salvo a la humanidad.
Victor flotaba en el aire, sus ojos fijos en James Talloran. El científico, poseído por la entidad cósmica Karla'k, sonreía con malicia. La oscuridad se retorcía a su alrededor, y Victor sabía que esta batalla definiría el destino de la humanidad. Su ropa ya estaba desgastada por el combate y este mismo se arrancó la camisa dejándola caer al suelo.
"Karla'k", dijo Victor con voz firme, "no importa cuánto poder tengas. Estás atrapado en el cuerpo de James, pero eso no te hace invencible."
La risa de Karla'k resonó en la mente de Victor. "¿Crees que puedes detenerme? Soy la esencia misma del caos. He visto civilizaciones nacer y desvanecerse. Tú eres solo un insecto en mi camino."
Victor sonrió. "Quizás. Pero también soy un héroe. He enfrentado a Demigra, a Nine Sharon y a tantos otros. Y ahora, te enfrento a ti."
La energía solar se acumuló en las manos de Victor. "Blaster Solar", susurró. Un rayo de luz ardiente disparó hacia James Talloran, atravesando su pecho.
Karla'k gritó, retorciéndose en el interior del científico. "No puedes ganar, Victor."
"Lo haré", respondió Victor. "Por la humanidad. Por Luci, Palitogood, Amsel y todos los que confían en mí."
Mientras tanto en El Salvador:
Rigor, el director de la Academia Historia, se movía con determinación. Sus alumnos y los ciudadanos de la ciudad confiaban en él mientras los guiaba hacia la seguridad. Las explosiones y estallidos de poder resonaban en todas las direcciones, creando un caos apocalíptico.
"¡Rápido!", gritó Rigor, ayudando a una madre a cargar a su hijo. "Necesitamos llegar al refugio. Manténganse juntos."
Los estudiantes corrían junto a él, algunos con uniformes de héroes, otros con miedo en los ojos. Rigor recordó sus propios días de entrenamiento en esta academia, y ahora era su deber protegerlos.
Desde lo alto, observó las explosiones devastadoras. ¿Qué estaba causando esto? ¿Quién o qué amenazaba su mundo? No tenía respuestas, solo la urgencia de mantener a salvo a quienes confiaban en él.
En el refugio, los ciudadanos se abrazaban, temblando por la incertidumbre. Rigor miró a sus alumnos. "Estamos juntos en esto", les dijo. "La historia nos ha preparado para enfrentar lo desconocido. No importa lo que venga, lucharemos."
La situación se volvía más apocalíptica con cada explosión. Los pocos estudiantes y ciudadanos de todo el mundo observaban, atónitos, mientras las ondas de calor se propagaban desde los dos polos. El Polo Norte y el Polo Sur, ambos afectados por temperaturas sin precedentes, emitían una energía inusual.
La explosión gigante resonó desde el Polo Norte y el Polo Sur simultáneamente. La onda expansiva de calor arrasó con edificios, árboles y todo a su paso, pero, sorprendentemente, no causó bajas humanas. La gente se refugiaba, asustada pero agradecida de seguir con vida.
¿Qué estaba ocurriendo? Los científicos advirtieron que estos eventos históricos de olas de calor extremas en los polos podrían indicar un colapso climático más rápido y abrupto. El hielo polar se derretía, elevando los niveles de los océanos y alterando el equilibrio planetario. La humanidad enfrentaba una amenaza sin precedentes, y todos debían unirse para comprenderla y detenerla.
El niño, con los ojos llenos de asombro y miedo, caminaba hacia el refugio cuando vio algo inusual. Una bola de fuego descendía del cielo a gran velocidad, iluminando la noche con su resplandor. El impacto fue devastador, sacudiendo los edificios y enviando escombros volando.
En medio del caos, Victor se levantó. Su cuerpo estaba maltrecho, la ropa chamuscada y la piel quemada. Uno de sus dedos había sido arrancado por la explosión. Pero su determinación no flaqueó.
"Karla'k", murmuró Victor, su voz ronca. "No importa cuánto poder tengas. Estoy herido, pero no derrotado."
La entidad cósmica, aún dentro de James Talloran, sonrió con malicia. "Eres insignificante, Victor. Tu resistencia es inútil."
Victor se apoyó en una pared derruida. "Ganaré", declaró. "Por la humanidad. Por Luci, Palitogood, Amsel y todos los que confían en mí. No los puedo defraudar."
Sin embargo, algo más se movía en las sombras. Isabella, la mujer con la que Victor tenía una relación compleja, apareció entre los escombros. Su mirada reflejaba dolor y determinación. No era su pareja, pero se hizo amiga de ella, cuando estaban en la playa.
"Victor", susurró Isabella, acercándose. "No puedes hacer esto solo. Permíteme ayudarte."
Victor la miró, sus ojos cansados pero llenos de gratitud. "Isabella, no quiero que te lastimes."
Ella sonrió con tristeza. "No soy tan frágil como crees. Juntos, podemos vencer a Karla'k."
Los cielos se oscurecieron y la tierra tembló. De las grietas en la realidad emergieron demonios en todas partes del mundo. Sus formas grotescas y sus ojos ardientes causaron pánico entre los sobrevivientes.
En Nueva York, los demonios arrasaron con rascacielos, sus garras destrozando el acero y el vidrio. En Berlín, las calles se llenaron de criaturas aladas que aullaban en un idioma antiguo. Tokio fue invadida por sombras que se retorcían y devoraban la luz.
Victor, Isabella y los demás héroes lucharon valientemente. La bola de fuego seguía ardiendo en el horizonte, pero ahora también debían enfrentar esta nueva amenaza. Los demonios no eran solo enemigos físicos; eran manifestaciones de la oscuridad misma.
"¡No retrocedan!", gritó Victor, creo una espada de energía brillando con energía solar. "Estamos juntos en esto."
Isabella invocó su magia ancestral, creando barreras para proteger a los civiles. Los estudiantes de la Academia de Historia se unieron a la lucha, sus conocimientos de mitología y tácticas siendo su mejor arma.
La batalla era feroz. Luci, Palitogood y Amsel se enfrentaban a una horda de mil demonios que avanzaban sin piedad. El aire vibraba con energía, y la tierra temblaba bajo sus pies.
Luci, con su habilidad para cambiar de formas, se transformó en un torbellino de fuego. Las llamas danzaban a su alrededor, incinerando a los demonios que se atrevían a acercarse. Su traje de estudiante, impulsado por energía artificial, amplificaba su poder, convirtiéndola en una fuerza imparable.
Palitogood, conectado a la naturaleza misma, invocó los elementos. El viento se convirtió en cuchillas afiladas, el agua en torrentes que arrastraban a los demonios y la tierra en rocas que aplastaban sus cuerpos. Su energía natural fluía a través de él, alimentando su lucha.
Amsel, con su magia ancestral, creó explosiones devastadoras. Los demonios eran arrojados por los aires, sus cuerpos destrozados por la fuerza mágica. Amsel canalizaba su energía mágica con precisión mortal, protegiendo a sus compañeros y a los civiles que aún buscaban refugio.
El regreso del héroe.
Eduardo González, también conocido como Trapecio, emergió de las sombras. Su traje fue cambiado un traje mucho más rápido una camisa y un pantalón café que estaba chamuscado, pero su determinación ardía más fuerte que nunca. Trapecio era un maestro en el arte del equilibrio y la agilidad, y su presencia inspiraba a los demás héroes.
"¿Necesitan una mano?" preguntó, su voz firme.
Luci, Palitogood y Amsel asintieron. Juntos, formaron un equipo imparable. La bola de fuego seguía ardiendo en el horizonte, pero ahora tenían un nuevo aliado. Trapecio saltó entre los demonios, girando y esquivando sus ataques con gracia. Su habilidad para moverse por los aires y cambiar de dirección en un instante era invaluable.
Adriene y Lucifer observaban a Tino y Normado con miradas intensas. El aire estaba cargado de tensión mientras los cuatro caminaban alrededor del lugar. Tino, el profesor humano con décadas de experiencia, y Normado, el ángel despojado, representaban dos mundos diferentes: lo terrenal y lo celestial.
"¿Qué sabes, Tino?" preguntó Adriene, su espada aún en alto. "¿Por qué Normado está tan seguro de que ganará?"
Tino sonrió con tristeza. "Normado es más que un ángel. Es un guardián de la Línea Temporal. Ha visto civilizaciones nacer y caer. Su determinación es inquebrantable."
Normado asintió. "Karla'k amenaza la historia misma. No puedo permitir que eso ocurra."
Lucifer cruzó los brazos. "¿Y tú, Normado? ¿Qué ves en los ojos de Tino?"
El ángel despojado miró al profesor. "Experiencia. Sabiduría. Y una determinación similar a la mía. Juntos, podemos enfrentar cualquier amenaza."
Adriene, impulsada por una ira profunda, se sumergió en las sombras. Para que no descubran dónde está.
Lucifer, con sus alas oscuras extendidas, se preparó para el enfrentamiento. Su mirada desafiante encontró la de Normado, el ángel despojado. Ambos eran seres antagónicos, pero ahora estaban unidos en un combate épico.
Tino, el profesor humano, no retrocedió. Su experiencia y determinación lo impulsaban. "Esto es más grande que nosotros", murmuró. "La historia está en juego."
Los golpes resonaron en la ciudad de Colombia. Cada choque de espadas, cada ráfaga de energía, arrasaba con edificios y calles. La humanidad observaba, temerosa y esperanzada.
Tino canalizó su energía cósmica. La explosión fue deslumbrante, arrasando con todo a su alrededor. Lucifer, momentáneamente aturdido, no vio venir el puñetazo directo a su sien. El impacto resonó, y el caído cayó al suelo, su mirada desafiante ahora nublada.
Normado, con su puño derecho, desató una serie de combos devastadores contra Lucifer. Cada golpe resonaba en el aire, pero el caído se adaptaba, su resistencia era inquebrantable.
Tino, aprovechando un momento de distracción, lanzó una patada giratoria. Su energía cósmica se concentró en su pierna, impactando contra Lucifer. El caído retrocedió, pero su mirada ardía con determinación.
Sin embargo, Adriene emergió de las sombras. Su sombra se alargó, envolviendo a Lucifer. La energía acumulada era abrumadora. El ataque que estaba cargando era similar a una bomba nuclear. Pero en lugar de fisión nuclear, utilizaba la energía oscura y la distorsión del tiempo.
¿Cómo funcionaría? La sombra de Adriene se convertiría en un agujero negro temporal. La gravedad se intensificaría, atrayendo todo hacia su centro. El espacio-tiempo se distorsionaría, creando una esfera de destrucción.
El daño sería catastrófico. No solo afectaría a Colombia, sino a todo lo que estuviera cerca o lejos. Las ciudades serían borradas, la tierra arrasada y la historia misma alterada.
"Se preguntan cómo funciona esta técnica, es muy fácil por así decirlo pero se los explicaré."
La creación de un agujero negro temporal:
Adriene concentra su energía oscura y distorsiona el espacio-tiempo en un punto específico.
La gravedad se intensifica enormemente en ese lugar, atrayendo todo hacia el centro del agujero negro.
Formación de la Singularidad:
La materia y la energía cercanas son arrastradas hacia el agujero negro.
La densidad aumenta exponencialmente, creando una singularidad: un punto infinitamente pequeño y masivo.
Event Horizon y Límite de No Retorno:
El agujero negro tiene un límite llamado "horizonte de eventos".
Cualquier cosa que cruce este límite no puede escapar, ni siquiera la luz. Es el punto de no retorno.
Explosión de Energía:
La materia que cae hacia el agujero negro se calienta y acelera.
Antes de cruzar el horizonte de eventos, la fricción y la presión generan una explosión de energía.
Esta liberación de energía es similar a una bomba nuclear, pero a una escala cósmica.
Onda de Destrucción:
La explosión resultante afecta todo en su radio de acción.
La onda de choque, la radiación y la distorsión del espacio-tiempo causan estragos en la ciudad y más allá.
Tino, al notar la reacción de Adriene y la inminente explosión, comprendió que todo estaba en peligro. Intentaron proteger a Normado, pero el ángel despojado, con su aguda percepción, notó a una heroína herida a lo lejos. Sin dudarlo, Normado se lanzó hacia ella, arrastrándola fuera del alcance de la devastadora explosión.
La onda de choque se expandió, arrasando con todo a su paso. La ciudad de Colombia tembló, y la humanidad enfrentó su hora más oscura. Normado quedó gravemente herido; su ojo derecho fue destruido en el proceso de salvar a la chica. Pero su sacrificio podría haber cambiado el destino de todos.
Normado se levantó de entre los escombros, su cuerpo maltrecho pero su determinación intacta. La chica, aún aturdida, abrió los ojos y lo miró. Su expresión pasó de la confusión al alivio al ver que estaba a salvo.
"¿Estás bien?" preguntó ella, su voz temblorosa.
Normado asintió, aunque su ojo derecho había sido destruido en el proceso de salvarla. "Estoy bien. Pero Tino..."
La chica siguió su mirada y vio a Tino, empalado por un pedazo de hierro. Su brazo sangraba profusamente, y su rostro reflejaba el dolor. Normado se acercó, preocupado.
"Tino", murmuró. "Hemos ganado, pero a un alto costo."
El profesor sonrió débilmente. "La historia sigue su curso. Cuida de ella", dijo, señalando a la chica. "Y cuida de ti mismo, Normado."
Adriene emergió de los escombros con una sonrisa siniestra. La explosión había sido devastadora, y muchos héroes y seres humanos habían perdido la vida. Pero su mirada se posó en Normado, Tino y la chica que aún estaban vivos a lo lejos.
El enojo ardió en su interior. ¿Por qué ellos habían sobrevivido? ¿Por qué algunos merecían vivir mientras otros morían? La ira la consumió, y sus puños se cerraron con fuerza.
"Normado", murmuró, avanzando hacia él. "¿Por qué tú? ¿Por qué ellos?"
El ángel despojado la miró con tristeza. "La historia es impredecible. A veces, la vida y la muerte no siguen reglas justas."
Tino, aún herido, intervino. "Adriene, no podemos cambiar lo que ocurrió. Pero podemos luchar por un futuro mejor."
La chica, asustada pero agradecida, observaba la escena.
El aire se volvió denso con la muerte de tino. Adriene, impulsada por la ira y la desesperación, atravesó el pecho de Tino con sus propias manos. El profesor cayó al suelo, su vida escapando rápidamente. La chica, horrorizada, retrocedió.
"Adriene..." murmuró Normado, su voz llena de dolor.
Pero la guerrera no se detuvo. Con un movimiento rápido y preciso, perforó el lado del corazón de Tino. La sangre brotó, y el profesor exhaló su último aliento. Su mirada encontró la de Normado, y en ella había una mezcla de tristeza y comprensión.
Normado, cegado por la ira y el dolor, golpeó a Adriene con una fuerza descomunal. Sus puños se hundieron en la carne de la guerrera, arrancando la piel y dejando marcas profundas. Cada golpe resonaba en el aire, y el ángel despojado parecía dispuesto a sacrificarlo todo.
Pero entonces, Elisa, la chica que había sobrevivido a la explosión, intervino. Su voz era suave pero firme. "¡Detente!"
El ángel se detuvo en seco, mirando a Elisa con ojos desencajados. La chica se acercó, su mano en su hombro herido. "No más violencia", dijo. "Tino ya no está aquí para detenerte. No dejes que la oscuridad te consuma."
Normado respiró hondo, su enojo cediendo ante la compasión de Elisa. Adriene yacía en el suelo, herida y aturdida.
Normado y Elisa se alejaron, su camino marcado por la tragedia y la pérdida. Pero Adriene no estaba dispuesta a dejarlos escapar. Con un grito de furia, invocó a los otros ángeles caídos. Sus alas oscuras se extendieron, y antes de que Normado y Elisa pudieran desaparecer, lanzó una lluvia de ataques.
Los proyectiles eran diminutos como alfileres, pero afilados como la obsidiana. Más de cien de ellos perforaron sus cuerpos, causando heridas profundas y sangrientas. Normado y Elisa cayeron al suelo, su agonía evidente.
Adriene se acercó, su mirada fría. "No escaparán", susurró. "Veré cómo mueren lentamente."
El cerebro era lo último que quería dañar. Quería que sufrieran, que sintieran cada segundo de su agonía.
Adriene, con su mirada ardiente, agarró a Normado y Elisa de la camisa. Su voz resonó con ira y desesperación.
"Ustedes creen que vine aquí para salvar a la humanidad", gruñó. "Pero están muy equivocados. Mi propósito es más oscuro. La historia se teje con sacrificios, y ustedes dos son solo piezas en ese juego."
Elisa tembló, sus ojos llenos de miedo. Normado, herido pero firme, miró a su alrededor.
La escena se volvía aún más intensa. Adriene, con una sonrisa siniestra, lanzó a Normado y Elisa como si fueran muñecos de trapo. Su velocidad era sobrenatural, y su mirada reflejaba una determinación oscura.
Pero Normado no se rindió. A pesar de su herida y su ojo perdido. Pero, Adriene invocó de nuevo a dos ángeles caídos. Sus alas oscuras se extendieron, y su técnica sagrada resonó en el aire. Los ángeles caídos aparecieron, sus ojos llenos de odio y deseo de destrucción.
Adriene, con una sonrisa siniestra, apuntó directo al corazón de Normado y Elisa. Su técnica de energía era tan pequeña como una aguja, pero filosa como un diamante. Los dejó a ambos a su suerte mientras se preparaba para atacar los cielos.
Normado y Elisa, heridos y agonizantes, poco a poco se les escapaba la vida.
Normado y Elisa, con sus cuerpos maltrechos y la vida pendiendo de un hilo, se esfuerzan por ponerse de pie. Cada paso es una lucha contra el dolor y la debilidad. Elisa apoya su peso en Normado, y juntos avanzan con determinación.
El viento aúlla a su alrededor mientras Adriene, desde lo alto, observa con desprecio. Sus ojos brillan con malicia mientras prepara su próximo ataque. Pero Normado y Elisa no se rinden. Su amor y su deseo de sobrevivir los impulsan más allá de sus límites.
Con cada paso, la tierra se empapa de su sangre. Normado aprieta los dientes, recordando las palabras de Victor: "La verdadera fuerza no está en los poderes, sino en la voluntad de seguir adelante". Elisa asiente, su mirada fija en el cielo donde Adriene planea su destrucción.
Normado, con su fuerza mermada pero su determinación intacta, concentra su energía. Sus manos se alzan, y un portal gigante se abre bajo sus pies. El vórtice oscuro los envuelve, arrastrando consigo el cuerpo inerte de Tino, su querido profesor, y a Elisa, la mujer que ama.
Elisa apenas tiene fuerzas para mirar atrás mientras desaparece en el abismo. Normado cierra los ojos, sintiendo cómo el portal los separa del campo de batalla. La tierra tiembla, y el viento aúlla, pero él no se detiene. Su sacrificio es necesario para proteger a quienes quedan atrás.
Adriene, desde lo alto, observa con furia impotente. Su sonrisa siniestra se desvanece al ver cómo Normado se lleva a los suyos hacia un destino incierto. Pero ella no se dará por vencida. La batalla continúa, y la amenaza persiste.
El portal se abre con un destello cegador, y Normado y Elisa caen a través de él. El viento silba en sus oídos mientras la gravedad los arrastra hacia abajo. El refugio del Director Rigor se materializa ante ellos, un edificio imponente con paredes de acero y ventanas selladas.
En su caída, Normado distingue a varios héroes en el interior. Reconoce a Luck, el valiente guerrero con alas de fuego, y a Rosero, la estratega genial con una mente afilada. También ve a ema, la sanadora con poderes curativos.
Los héroes se dan cuenta de la llegada inesperada de Normado y Elisa. Luck extiende sus alas y se lanza hacia ellos, amortiguando su caída. Rosero activa su escudo de energía para protegerlos. Ema corre hacia ellos, preocupado por sus heridas.
"¿Quiénes son ustedes?" pregunta luck, sus ojos llameantes.
Normado se pone de pie, apoyándose en Elisa. "Somos sobrevivientes de la batalla contra Adriene. Necesitamos ayuda".
Luck frunce el ceño. "Adriene... es peligrosa/o. ¿Qué saben de ella/él?"
Elisa respira con dificultad. "Sus ataques son mortales. Pero también tiene debilidades. Necesitamos un plan para detenerla".
Los héroes intercambian miradas determinadas. El refugio del Director Rigor se convierte en su nuevo campo de batalla. Juntos, enfrentarán a Adriene y protegerán a la humanidad.
Mientras Normado y Elisa son curados en pleno pasillo. Rigor camina dónde está el cuerpo del profesor de apodo: tino, este mismo le pone una sabana blanca encima dejando saber que está muerto y aprieta el puño en señal de que estan perdiendo muchos aliados a paso rápido.
Luck, Rosero y Emma se reúnen en una sala del refugio del Director Rigor. La tensión en el aire es palpable mientras discuten cómo enfrentar a Adriene y detener su amenaza.
Luck, con su cabello alborotado y mirada decidida, toma la palabra. "Adriene es peligrosa. Sus ataques son impredecibles, y su sed de poder no tiene límites. Pero tenemos que encontrar su debilidad".
Rosero, la estratega en combate con cicatrices de batalla, asiente. "He investigado sus patrones de energía. Parece que su fuerza aumenta cuando está cerca de fuentes de oscuridad. Si podemos neutralizar eso... Pero, no estoy segura si en verdad es eso..."
Ema, la sanadora con gafas y cuaderno en mano, interviene. "Quizás debemos buscar aliados. Otros héroes, seres con habilidades especiales. Juntos, podríamos formar un frente unido contra ella".
Luck se levanta y mira una ventana donde se encuentran las personas asustadas y otras abrazando a sus hijos y dice. "No hay tiempo que perder. Adriene está ganando terreno. Debemos actuar ahora".
Los tres héroes se miran, conscientes de la responsabilidad que recae sobre sus hombros. El destino de la humanidad está en juego, y Adriene no se detendrá hasta que todo esté en ruinas.
La batalla entre Karla'k y Victor es una danza mortal. Los puños chocan con fuerza, y la tierra tiembla bajo sus pies. Victor, confiado en su habilidad, ataca sin descanso, pero Karla'k es un oponente formidable.
Cada golpe de Victor es detenido por la destreza de Karla'k. El aire vibra con su energía mientras se enfrentan en un duelo épico. Pero entonces, Victor siente un peligro inminente. Un golpe viene desde atrás, y sin pensarlo, se lanza al suelo.
Con dos dedos, Victor canaliza su energía de ki. La explosión resultante es devastadora. Karla'k es lanzado por los aires, atravesando montañas y dejando un rastro de destrucción a su paso.
Victor se pone de pie, jadeando pero triunfante. Sabe que el combate está lejos de acabar pero está feliz por saldar cuentas contra Karla'k.
Hace quince años, en la Academia, Tino era un estudiante apasionado. Sus mejores amigos lo acompañaban en sus aventuras: Maira, apodada Gravity por su habilidad para controlar la gravedad; Colin, un amigo de confianza que enfrentaba la luz no natural; y Franklin, cuyo dominio sobre la oscuridad lo hacía intrigante.
En un día normal de estudios, el sol brillaba sobre los patios de la Academia. Tino y sus amigos se reunían en la cafetería, compartiendo risas y secretos. Maira bromeaba sobre hacer que las tazas flotaran con su gravedad, mientras Colin intentaba crear arcoíris con prismas de luz.
Sin embargo, Tino no podía evitar preocuparse. Maira no estaba en su lugar habitual. ¿Dónde estaría? ¿Habría ocurrido algo? Sus preguntas no lo dejaban pensar bien.
Franklin, con su mirada enigmática, notó la inquietud de Tino. "¿Qué sucede, amigo?" preguntó. "¿Por qué esa expresión preocupada?"
Tino suspiró. "Maira no está aquí. No puedo sentir su energía. Algo no está bien."
Colin frunció el ceño. "Quizás deberíamos buscarla. No podemos ignorar nuestras intuiciones."
Franklin comentó"ella, va a aparecer en cualquier momento es algo normal en ella." Dice, despreocupado por la situación.
Maira aparece después de 15 minutos, trayendo consigo algunas bolsas de compras.
Tino, aliviado, la abraza y exclama: "¡Gracias a Dios que están bien!"
Colin comenta: "Tino estaba muy preocupado por ti, casi se muere."
Franklin, con su habitual calma, suspira ante la situación. Era algo normal que Maira se atrasara.
En la actualidad:
En una habitación sombría del refugio, Rigor reúne a Colin, Maira y Franklin. La tensión en el aire es palpable mientras los héroes esperan noticias. Rigor, con voz grave, les dice: "Tino está muerto".
Los tres amigos no pueden creerlo. Tino, su compañero de tantas batallas, el que siempre había estado a su lado. Rigor señala hacia la parte trasera del refugio, donde una sábana cubre un cuerpo inerte. Colin, con manos temblorosas, levanta la tela. El cuerpo de Tino yace allí, inmóvil.
"No puede ser", murmura Maira, su voz quebrada. Franklin, con lágrimas en los ojos, intenta levantar a Tino, como si pudiera despertarlo de su sueño eterno. Pero la realidad es implacable. Tino ha caído en la batalla, y su ausencia deja un vacío en sus corazones.
Los héroes lloran frente al cuerpo de su amigo caído. Las palabras no pueden expresar su dolor ni su incredulidad. Tino, valiente y leal, ha dejado un legado que nunca olvidarán. En su honor, prometen seguir luchando, protegiendo a la humanidad y recordando siempre al héroe que fue.
Fin.