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Chapter 4 - Detras del telón

De las manos de Criss crecían pequeños matorrales uno por uno. Al hacer crecer raíces de estas y juntarlas, pudo generar un pequeño jardín. El salón, que antes parecía un lugar limpio y apto para la enseñanza, había cambiado para transformarse en un lugar abandonado, con pequeños arbustos creciendo en todas partes.

Pero solo esto no ayudaría a Criss a salir de esta situación tan precaria; por tanto, con las raíces verdes y flores creo una pequeña red. Cuando él la jalara, parecería que estas tenían algún tipo de movimiento. Pero para atraer a sus perseguidores hacia ese punto, tiraría el único escaparate que había en la habitación, asustando a sus perseguidores y logrando sacarlos del salón. También había recogido una silla de oficina para poder escapar sin utilizar sus pies.

"Espero poder engañarlos, si no, no saldré de aquí", pensó.

Los hombres entraron y comenzó la farsa.

Criss salió de su escondite. Esta era una parte crucial de su plan; debía hacerles pensar a los atacantes que era igual o más peligroso de lo que ellos creían, o sería asesinado al instante.

"Es solo un espectáculo, como los que ya he hecho", pensó para calmarse.

El dolor que le producía la férula de lianas y ramas lo mantenía despierto. Con ellas parecía que aún podía caminar con normalidad, y en esta situación la apariencia era prioritaria.

"Bienvenidos al espectáculo, prometo que esta vez no los defraudaré", dijo él, intentando sonar juguetón y no dolorido. Se inclinó y al levantar la mirada vio a los dos hombres con expresiones complicadas. Las tornas habían cambiado. Ahora ellos eran las presas; al menos, eso era lo que ellos creían.

Criss creó una rosa de su mano frente a las miradas de sus dos perseguidores, la lanzó y fue recibida con un cartucho de balas disparado hacia su cuerpo. Algunas impactaron en su brazo ya malherido, pero refugiándose bajo una mesa a su costado, agarró dos lianas y un ramo de flores rojas que había preparado previamente para dar el espectáculo que lo sacara de esta situación.

Se levantó como pudo, lanzó el ramo de flores a la cara de los oficiales y luego jaló la primera liana, haciendo que el único escaparate del lugar cayera justo donde estaban ellos, obligándolos a retirarse y cayendo; ellos, en medio de la red de raíces y flores.

Satisfecho con el resultado de su trampa, tiró la segunda liana, moviendo bruscamente todo el gran jardín que tanto le había costado hacer.

Subiéndose a la silla de oficina e impulsándose con el escaparate caído, salió disparado hacia la puerta. Los hombres habían retrocedido al pasillo. Disparos fueron lanzados, pero la gravedad y el impulso no serían detenidos con solo eso, escapando milagrosamente hacia las rampas de acceso para personas discapacitadas.

Su velocidad aumentó a medida que los segundos trascurrían, la gravedad que antes fue su amiga se convirtió en el principal enemigo que se interponía entre él y su escape. Cayendo al final de la rampa se estrelló con el suelo destrozando su ya maltratado cuerpo.

Se arrastró con sus manos mientras maldiciones salían de su boca.

"Maldición, maldición, no debí cantar victoria, a este paso me matarán…"

Al mirar en dirección a las escaleras y la rampa, dos figuras se mostraron en la escena, eran los perseguidores de Criss.

Sin dar cabida a un intercambio de palabras llenaron de metralla el cuerpo de Criss, esta vez no Caerían en trucos baratos.

Disparo, disparo, disparo, disparo…

"Pásame el revolver encantado, esta cosa no morirá a menos que lo matemos con ello"

Recogiendo el revolver plateado, lo dibujo en dirección a la cabeza de Criss, la bala fue disparada, pero no impacto en el objetivo apuntado, en su lugar se incrustó en la losa del piso de la universidad.

"¡¿Qué acaba de suceder?!"

"¡Capitán, muévase!"

Sin una pisca de duda, el hombre armado dio un paso atrás y el lugar donde antes había estado parado fue embestido por una fuerte patada.

"¡que fue eso!"

Al mirar al culpable de aquella patada, su seño no pudo evitar fruncirse.

"¿acaso no has visto a una chica dar una patada?"

La mujer frente a él con el pelo corto y un traje deportivo estaba parcialmente cubierta de pelaje en todo su cuerpo, sus dientes se deformaron en afilados colmillos y su mirada era tan afilada como la de un lodo a un conejo pequeño. El hombre no se había exaltado por el género de su atacante, en realidad no podía creer lo que sus ojos veían.

Mierda es otro demonio… no es probable que este sea un novato y no tengo los elementos para pelear con dos a la vez…

"Junior, debemos escapar, es una batalla perdida…"

"… no pienses que te has escapado de mi demonio, sé quién eres"

Después de mirar por última vez a la mujer y el hombre demonio, los hombres de traje salieron de la escena, el día ya se había vuelto demasiado engorroso.

La chica cambió de forma, su pelaje grueso y su altura prominente se encogió en su cuerpo y luego desapareció. Ahora parecía una universitaria veinteañera, mezclándose con el ambiente académico.

Bajando al mago lleno de metralla, Llevado en brazos como una princesa. Fue recostado en el suelo.

Su cuerpo, que derramando sabia verde en vez de la sangre roja, demostraba que el mago ya no era un humano, por lo menos no del todo. La expresión de la mujer se contorsionó y unas lágrimas salieron de su rostro. Pero antes de soltar un sollozo. El cuerpo del mago empezó a expulsar las balas de sus heridas curándose desde adentro.

"¡Parece que aún no está muerto!"

Después de un rato, las heridas del mago se cerraron con su curación acelerada. Recogiendo al mago escapo de la escena, sin dejar rastro.