En la habitación de un sótano subterráneo, gris y espacioso, Criss se despertó en un sobresalto, le dolía todo su cuerpo y tenía una jaqueca como nunca. Se movió de la cama de enfermería y revisó lo que tenía alrededor, entonces recordó lo que había sucedido los días pasados. Se puso en guardia, no tenía idea de lo que le había sucedido, pero lo último que le venía a la mente era las caras de los oficiales disparándole; por tanto, suponía que lo habían capturado y llevado a un lugar alejado para experimentar con él.
Recogió un bisturí del mostrador de enfermería y se preparó para golpear la puerta; con una mirada seria, apunto el bisturí a la puerta. Los pasos de una persona se escucharon afuera de la habitación. Una gota de sudor bajo por la frente de Criss y tomando valor se lanzó hacia la persona detrás de la puerta.
"Ay…"
Al momento siguiente la puerta se abrió de un golpe, dando perfectamente en la cara de Criss, asiéndolo retroceder unos cuantos pasos.
"Veo que te adaptas rápido, aunque no deberías atacar a tus compañeros. ¿O acaso quieres que te apode fuego amigo?"
Al mirar a la fuente del sonido, Criss se topó con una vista extraña, un hombre de aspecto rudo, con barba larga y robusta, unos ojos penetrantes y una voz que aria gritar hasta el hombre más valientes estaba sosteniendo un pastel de bienvenida con un delantal enrollado en su cintura y guantes de cocina en sus manos.
"Ja, ja, ja… uf…"
Criss no pudo evitar reírse, había estado esforzándose por no caer en pánico. No era que no se tomara en serio su situación. Era solo que necesitaba algo en lo que descargarse.
"Veo que ya te sientes mejor… aunque es un poco grosero burlarte de mí"
Pensado un poco, Criss evaluó la situación, no parecía un mal hombre y aunque su desconfianza no había disminuido, intentaría preguntar al grandullón sobre donde estaba.
"Tal vez sea algo repentino, pero me gustaría saber ¿qué me paso? Y ¿por qué estoy aquí?"
Mirado directamente a Criss señalo el bisturí y dijo.
"Te contaré todo. Suelta eso y sígueme"
Se volteó y empezó a caminar devuelta al pasillo.
Criss miro el bisturí, quería aferrarse a él, ya que no tenía otra forma de defenderse. Pero tomando en cuenta que nadie le había hecho daño y seguía vivo. No moriría, por lo menos no ahora.
Soltando el bisturí tomo un respiro y se dirigió al pasillo. Paso por un montón de habitaciones, este lugar era más grande de lo que él esperaba, difumino algunos gimnasios y una librería, pero avanzó hasta llegar a una sala de estar llena de globos y dos personas paradas allí.
"¡Bienvenido a la familia!"
La habitación quedó en silencio…
"Lo siento, estoy confundido, ¿a qué dices que me uní?"
Después de un tiempo y de algunos silencios incómodos, Criss entendió su situación. Le explicaron lo sucedido después del incidente de la universidad y como lo habían traído a la base donde lo mantuvieron seguro de las personas que lo atacaron, también le dijeron que podría salir cuando quiera y que no lo restringirían, aliviando así su mayor miedo.
"Así que me salvaron. Muchas gracias… no pude haber escapado por mi cuenta. Dicho esto me iré a mi casa, han pasado algunos días y quiero volver"
"sabemos que estás impaciente por volver… pero antes de irte tendremos que hablar de un tema importante, si no, puede que no pases de esta semana"
A Criss no le gusto escuchar esto, quería irse, no tenía la intención de perder más tiempo con un par de desconocidos.
"Perdón, pero declinaré, no puedo aguantar ni un minuto más fuera de mi hogar"
"¿no te has estado sintiendo extraño últimamente?, o ¿acaso tu cuerpo actúa de forma extraña?"
Antes de que Criss empezara a subir para llegar a la superficie, se detuvo abruptamente. Ellos tenían la razón, habían estado pasando cosas con su cuerpo y seguramente sabían por qué los oficiales estaban tan empeñados en seguirlo.
"Tú, ¿sabes la respuesta? ¿Qué es lo que me sucede?"
La mujer y el hombre se miraron y sonrieron.
"Si quieres saber tendrás que esperar hasta que terminemos de comer este pastel"
Se sentó con ellos y comió pastel y café negro, no eran muy habladores, pero sentía la atmósfera familiar.
"¿qué ganan ustedes al rescatarme de esas personas? ¿No se estarían ponededo en peligro sin ninguna razón?"
La primera en responder fue la mujer joven
"lo hicimos porque eres parte de nuestra familia y como tal debemos cuidarnos"
el grandullón asintió en confirmación
"¿pero en realidad nosotros familia?"
Esta vez el grandullón hablo
"Sé que suena raro, pero a nosotros también nos siguen las mismas personas. Es necesario estar juntos, somos pocos y hay que ayudarnos entre todos. Tú también lo crees, Margarita"ella asintió.
Cuando se terminó el pastel se dirigieron a una librería grande, como lo sería la de algunos coleccionistas excéntricos, estaba repleta de papiro antiguo y libros viejos, cada uno escrito en una forma y lenguaje diferente. Parecía más la colección de un historiador que la de un hombre rudo y de buen carácter.
"Para entender que es lo que sucede debemos adentrarnos en algunos textos antiguos. Una pregunta, ¿crees en los demonios?"
La pregunta dejó un poco aturdido a Criss pero este respondió rápidamente
"no creo en nada de eso, pienso que son meras supersticiones"
"No todas ellas" diciendo esto sacó un libro antiguo de tapa de cuero negro de un lenguaje desconocido
"pero hay algo de verdad en esas leyendas. Te presento en grimorio de Fermión. Una enciclopedia de principios de la edad media creada por un renombrado alquimista. Aunque su alquimia es natural y, por tanto, una forma primitiva de la química, en este libro se enumeraron todos los demonios a los cuales Fermión conocía."
"Pero eso que tiene que ver con mi condición"
"No seas tonto joven, te voy a enseñar los principios del ocultismo, para qué defenderte, y esconderte de las grandes organizaciones que nos cazan, Los demonios enumerados aquí ya están muertos. Pero dejo atrás las bases para entender que son exactamente los demonios"