Yokaju lo miró, su máscara se había modificado para que solo la parte baja de su rostro pudiera estar expuesta. Pero por la manera en Cómo se mantenía en calma mientras observaba a homelander, estaba reflejando una calma interior que contrastaba con la intensa presencia de Homelander.
Su personaje como yocaju solo había sido un experimento que había tomado una trascendencia que no pudo calcular. La manera en Cómo la había traído al público le impedía hacer lo que homelander había dicho. Algo que Suárez en cambio, sí había logrado en las sombras, debajo de la alfombra. Así que de alguna manera u otra, Suárez era el mayor poder que dominaba toda Latinoamérica detrás de cada gobierno presidente y ejército presente. La economía se movía por él, la cultura se movía por él, educación tenía el nivel que ahora poseía por él, los políticos eran rectos por él, Latinoamérica crecía constantemente y sin ningún tipo de tropiezo por él. El era el administrador, Él era el rey supremo. Solo que el yocaju sin embargo, no debía reflejar nada de sus logros.
Solo había rumores de que Suárez era el líder que gobernaba toda Latinoamérica, y que tenía el respaldo absoluto de yocaju, en caso de que quisieran atentar contra él.
Pero los militares ni los funcionarios, o cualquier entidad de poder estaba en contra de la administración que había logrado Suárez. De hecho, habían empezado a prosperar el doble de lo que jamás podrían obtener a base de malversaciones de fondos.
Pero Daniel sabía más o menos qué demonios quería homelander. Podía responder su duda existencial.
Así que tomó un sorbo de su vino, saboreando el líquido antes de responder con una simpleza que desconcertó al otro héroe.
—No lo hago por un propósito en particular, Homelander. La respuesta es que no lo hay. —respondió finalmente, con una voz tan tranquila como un río en calma.
Tu respuesta confundió a homelander, de hecho parecía desconcertado, casi ofendido. Pero continúo explicando.
— tal vez suene algo exagerado de mi parte, que no tenga nada entre manos conspirando por ahí. Pero la realidad es que Simplemente siento que es lo correcto. Ni más ni menos. cuando obtuve mis poderes, las perfeccioné y quise utilizarlas, darle uso, pero en algo productivo. Así que pensé en hacer lo correcto, bueno dentro de lo que cabe en mi percepción como lo correcto. Después de todo, Cuando tienes el poder para ayudar, para hacer el bien, no necesitas una razón más allá de eso. Simplemente lo haces porque puedes hacerlo. Yo tenía el poder en mis manos para hacer cualquier tipo de diferencia en el mundo, no porque tenía una responsabilidad en sí, sino porque simplemente puedo hacerlo. - Daniel explicó mientras dejaba en claro de que nadie era responsable de ayudar a nadie, pero sí podías hacerlo, y sí querías, entonces lo hacías.
El poder a menudo era una forma de mostrar el interior de las personas, hacer que las personas muestren su verdadero yo. Y generalmente todos tenían la estúpida percepción de que el humano era malvado por naturaleza. Tal vez era cierto, pero daniel creía que el poder no te hacía malvado Por el simple hecho detenerlo, simplemente habían personas buenas, personas malas, y personas completamente normales.
Daniel no podría decir que era del primero, ni del segundo, ni del tercero, solamente era alguien con complejidades. Alguien que una vez se puso un traje en mayas, y le dio propósito a sus habilidades con las que una vez nació.
Porque si aquella entidad le dio estas habilidades, Tenía que hacer que aquellas bendiciones se vuelvan prósperas.
Para homelander en cambio, la respuesta que le había proporcionado yocaju había sido como la luz que había borrado su ceguera. Su rostro de contemplación se mostró muy claramente, le pareció estar en trance en algún momento.
Para él, que literalmente vivía para tener el amor y la atención del público, tener en cuenta la posibilidad de no importarle lo que el público dijera de él, era casi descabellado y completamente absurdo. Pero, Algo hizo click en él lo hizo considerarlo.
Homelander se recostó en su silla, sus ojos azules se entrecerraron mientras reflexionaba sobre las palabras de Yokaju. Una sonrisa, fría y calculadora, apareció en su rostro.
—Entonces, en el fondo, ¿somos iguales? ¿Quién lo hubiese pensado, siquiera imaginado? —preguntó, su voz cargada de una sutil ironía. Daniel levantó una ceja, algo confundido. Parecía ser que homelander no había comprendido del todo. —. Ambos hacemos lo que queremos, lo que creemos que debemos hacer. Me equivoqué contigo, pensé que eras solo un chico en busca de atención o aceptación del público. Como un maldito extraterrestre que quiere que los nativos lo traten como uno de ellos. Pero mira la sorpresa de todo esto. simplemente haces lo que se te dé la gana, Por el simple hecho de que puedes hacerlo. Y eso, eso, es lo que alguien como nosotros, como tú y yo, tenemos el derecho de hacer desde nuestro nacimiento. No puedo creer que no haya podido entender una verdad tan simple y debo agradecerte por abrirme los ojos. Tú ayudas porque puedes, sacias tu aburrimiento ayudando a los demás. yo. Yo creo que ya sé lo que debo. -
Yokaju no dejo que la insinuación de homelander alterara su semblante. Asintió ligeramente, manteniendo su mirada fija en el patriota.
- bueno lo que sea que pienses que debes, tu razón para que hagas las cosas que haces, trata de hacerlo prudente y sin dañar o perjudicar el bienestar de los demás. Es, es Por así decirlo, un consejo para evitar cargarnos al mundo de enemigos ¿entiendes? -
Homelander soltó una risa suave, levantando su copa en dirección a Yokaju.
— tú que puedes literalmente borrar cualquier cosa con un simple gesto de tus manos, dudo que tengas miedo de alguna represalia de toda esta gente. Al final, tú mismo lo dijiste, todos hacemos lo que queremos. La diferencia está en cómo lo racionalizamos.-
Yokaju sonrió levemente y levantó también su copa. Lo que sea que homelander estuviese pensando, no se atrevió en lo más mínimo a ver, vislumbrar su mente.
—Tal vez. Pero para mí, eso es suficiente. - Daniel simplemente dijo, cortando el tema.
Homelander bebió de su copa, sus pensamientos parecían haberse desviado por un momento, como si las palabras de Yokaju hubieran logrado atravesar su coraza de cinismo. Pero su expresión no tardó en volver a su arrogante serenidad.
—Bueno, brindemos entonces —dijo, su tono recuperando la ligereza—. A seguir haciendo lo que queramos, por las razones que sean. - homelander le instó mientras alzaba su copa.
—Por las razones que sean —repitió Yokaju.
El sonido de las copas chocando suavemente resonó en el salón, apenas un murmullo entre las conversaciones que llenaban la estancia. Mientras bebían, Homelander no pudo evitar preguntarse si realmente creía en sus propias palabras, o si la simpleza de Yokaju había tocado una fibra que ni siquiera él sabía que tenía. Porque si lo que yocaju dijo era cierto, entonces tendría muchas personas con la cual desquitarte.
El resto de la noche transcurrió en medio de risas y discursos de despedida. Pero en algún lugar, en lo profundo de la mente de Homelander, las palabras de Yokaju seguían resonando, cuestionando su propio sentido de propósito, su razón de ser.
Una máquina humana de mercancía para una corporación multinacional valorada en miles de millones. Un producto. ¿Era acaso su destino? ¿No se suponía que era un ser superior? ¿No se supone que era la verdadera raza? El padre de los futuros hombres del mañana. El gran patriarca.
Tenía que realizar muchos cambios en su vida para llevar a cabo su verdadero propósito. Yocaju le dio sentido a sus poderes ayudando a gente por el simple hecho de hacerlo, él tenía un propósito más grande, y era traer al mundo a la nueva humanidad, los verdaderos herederos del mundo. Gobernar el mundo como el gran patriarca.
Al final, cuando la última copa de vino fue vaciada y las luces del palacio empezaron a apagarse, Homelander se marchó, llevando consigo una inquietud que no esperaba encontrar en aquella cena imperial.
Tenía muchos planes que realizar, a muchas personas que derrocar, una posición que reclamar.