—Él era tan confuso. El Rhys que había conocido hace un año era tan diferente al hombre sentado allí. O quizás nunca lo conoció.
—Que duermas bien, querida. Diría que sueñes conmigo pero mi hermano me mataría ¿eh? —murmuró él con arrogancia.
Damien rió, completamente ajeno a que su hermano menor no estaba realmente bromeando.
—Estará ocupada pensando en mí. Quizás deberías conseguirte una novia —contestó Damien.
—Pero la que yo quiero ya está tomada por alguien más —dijo él encogiéndose de hombros.
El corazón de Beatriz se apretó en su pecho. Sus labios se curvaron en una sonrisa de satisfacción al ver el horror en su cara.
—¿Está casada? —preguntó Damien frunciendo el ceño.
—No, pero está comprometida. Parece feliz también —por un segundo, Beatriz juraría que vio un destello de tristeza en los ojos de Rhys pero desapareció tan rápido que pensó que alucinaba.
Damien suspiró, —Estoy seguro de que encontrarás a alguien mejor.