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—¡Beatriz Quinn, finalmente recordaste que tienes una mejor amiga! —Beatriz casi podía imaginarse a su mejor amiga frunciendo el ceño y sacando su labio inferior como una niña.
—Lo siento mucho, Stella, yo eh... —No pudo encontrar una excusa mientras se pasaba una mano por la cara.
—Mi hermano dijo que te estaba manteniendo ocupada con el trabajo así que no quería molestarte. Sabes cuánto odio molestar a alguien.
—Está bien, Bee, solo te estoy tomando el pelo —canturreó ella y Beatriz suspiró aliviada, contenta de que su amiga no estuviera enojada con ella.
La última vez que eso ocurrió, terminó por no hablarle durante tres días hasta que finalmente cedió, incapaz de resistir la compañía de su mejor amiga.
—Entonces, cuéntame ¿qué pasa? ¿Cómo está todo contigo? Amenacé a tu hermano con patearle el trasero si te pasaba algo. Deberías haber visto el horror en su rostro —Stella se rió.
—Sí, me lo dijo. No entiende cómo hemos sido amigas durante años siendo tan opuestas.