Xaden la miró molesto.
—¿Qué había estado haciendo debajo de él al principio? Tenía suerte de que él no le hubiera roto el cuello.
No era la primera vez que su lobo se sumergía en la pesadilla y no había manera de que alguien pudiera sanarlo.
Elena había intentado solo suprimirlo. Ni siquiera le había dicho que habían empeorado.
Era una parte de él a la que estaba acostumbrado.
Una vez se había despertado para descubrir que había montones de personas muertas y él estaba cubierto de sangre.
No recordaba lo que había sucedido, pero sabía que había sido él.
Había sido diferente esta vez.
Una dulce voz lo había calmado.
Le dijo que estaba a salvo y su lobo se calmó al instante.
Frunció el ceño.
Fuese lo que fuese, lo dejó a un lado para centrarse en el asunto presente.
—Te hice una pregunta —reanudó—. Te diré esto una vez y será la última vez que lo haga. No me gusta repetirme. Cuando hago una pregunta, exijo una respuesta. Inmediatamente.
Ella asintió.