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En las próximas dos horas, Ava y Vishous estaban en su jet privado. Vishous se había negado a decirle a Ava adónde los llevaba en luna de miel, diciendo que todo era una sorpresa para ella. Ava obviamente confiaba ciegamente en él. Y aunque le molestaba que él no le contara sobre el lugar, le emocionaba aún más.
No le había permitido ni siquiera empacar sus pertenencias. Las bolsas fueron empacadas por los omegas de la Manada según las órdenes y preferencias de Vishous. También le había dado la ropa que estaba llevando al aeropuerto y al viaje.
Le había hecho llevar un abrigo gris claro, extra grande. De todos modos, hacía frío afuera. Pero debajo del abrigo, solo llevaba lencería roja y nada más. Estaba horrorizada y a la vez emocionada cuando Vishous no la dejó ponerse ropa debajo.
Así que, sin tener otra opción, vino aquí con él. Pero la idea de ser llevada por la seguridad del aeropuerto para una inspección la mantenía asustada y emocionada a la vez.