—¿Qué quieres hacerle a ella, Laila? —susurró Vishous mientras seguía frotándome, haciéndome maullar voces incoherentes y sonidos suplicantes por misericordia.
—Todavía lo estoy pensando —susurró Laila mientras su dedo encontraba mi agujero y empezaba a frotar la entrada en círculos lentos y torturadores—. Es tan jodidamente guapa que quiero comérmela cruda.
—Pero no tendría gracia alguna, ¿verdad? —susurró mientras Ava liberaba sus manos del agarre de Vishous e intentaba encontrar el clímax que ambos le habían provocado.
—¡Vamos, gatita! —gruñó Laila mientras sus ojos brillaban con ira hacia Ava—. ¡No jodas nuestro momento!
—Pero... pero... —intentó hablar Ava pero Laila inmediatamente la calló con una fuerte nalgada—. ¡Si sigues murmurando tonterías te mataré aquí mismo, tú puta maldita!