—¿Quieres venirse, bebé? —preguntó Vishous mientras deslizaba su dedo hacia el culo de Ava y entraba de un solo golpe.
—Ahhh... —gritó ella, olvidando todo sobre dónde estaba o qué se suponía que debía hacer.
Ava no pudo contener sus gemidos mientras su dedo empezaba a deslizarse dentro y fuera de su culo en embestidas suaves, haciéndola gritar por más pero sin dárselo.
—¡Más Vishous! Fóllame más fuerte... —Ava empujó sus caderas hacia adelante, intentando sentir más pero él apretó su agarre en su cintura dolorosamente, frenando sus intentos.
—¡No te jodas muevas! —exclamó él.
Y luego puso presión en mi espalda, forzándome a doblarme contra la ventana del coche mientras levantaba mi culo al aire, enfrentándolo.
—Vishous, ¿qué estás haciendo? —Ava gritó frustrada—. Fóllame ya. Mi coño está en llamas, bebé.
Ava escuchó a Vishous abriendo una bolsa que sacó de debajo del asiento, un compartimento oculto.