"El video comenzaba con la imagen de una mesa de manera antigua, sentada al centro una bonita muñeca sentada acomodada cuidadosamente ante la cámara y poco después sentándose en el sillón detrás de esta entro el adolescente rubio, vestía sencillo de pants negros y una camiseta sin mangas color negra dejando ver sus brazos delgados, sus seguidores notarían también que el número de collares aumento de la última vez y se le notaba un poco cansado con unas sombras debajo de sus ojos azules pero se le notaba animado.
- "¡Hey, Cazadores! Este video será un poco diferente, no es de exploración, pero es para contarles una experiencia muy interesante que tuve, logre por suerte grabar algunas cosas y una vez pasemos esta introducción pondré estos para que los vean y ustedes juzguen lo que creen paso, empezare por presentarles a mi nueva amiga Shinku" -sonrió ampliamente al decir ese nombre guiñando el ojo a la cámara –"Ella apareció en un paquete misterioso, y pronto comenzaron a suceder cosas peculiares" -admitió y con un suspiro cansado tomo a la muñeca en sus brazos con cuidado casi abrazándola –"aquí les dejo una colección de videos que junte en estos tres días" -la pantalla paso a negro y comenzaron a pasar una serie de videos que dejarían incrédulos a los que lo veían, como en uno se escuchaban pasos de alguien corriendo por el pasillo y una risa, se notaba además que la cámara estaba en manos del rubio.
En otro corte se vio una serie de cuatro videos que claramente grabados al mismo tiempo, se podía ver al rubio sentado en lo que era la sala, observando hacia el pasillo, la cámara le estaba grabando, otra que era la que sujetaba en manos, apuntaba hacia el pasillo, las otras dos estaban una apuntando una al pasillo y las escaleras y una última en el pasillo arriba de las escaleras, y se podía ver una pelota bajando y subiendo por la escalera como si alguien la estuviera lanzando y botando mientras corría por el sitio, incluso se escuchaban las risitas infantiles y los pasos, se vio incluso en la cámara de abajo, que también alcanzabas a ver al fondo como la muñeca estaba sentada en la mesa y las puertas y cajones del sitio se abrían y cerraban, incluso los de la vitrina al lado de Kym sentado en el sillón abrazando sus piernas con un brazo.
En otro video algo tembloroso desde lo que parecía ser la cama, la cámara apuntando hacia el cuarto iluminado con la luz del celular se veía a la muñeca sentada en la silla del escritorio, pero estaba moviéndose meciéndose de un lado a otro lentamente y se alcanzaba a escuchar apenas el sonido de un cantico infantil antes de ponerse todo negro cuando el celular se apagó.
Kym les sonrió esta vez estaba en el cuarto en la silla del anterior corto pero se podía ver que algo se agregó al sitio, detrás de él se encontraba una vitrina, dentro se encontraba decorada como una pequeña habitación, casi una casa de muñecas, un sofá pequeño un oso pequeño de peluche, y dentro sentada en el sillón la muñeca tenia ojos entrecerrados como si durmiera, tenía incluso una como cortina o velo que de momento estaba abierta para que pudieran verla y notaron algunos cristales en el interior.
-"Mi amigo Akbal me enseñó a como calmarle, y me explico que no debía asustarme, no me dañaría, solo, bueno solo estaba jugando" -se encogió de hombros y señalo el set detrás de el –"me ayudo a armar esto, aunque al principio me dio opción de ponerla en otro lado, decidí tenerla en mi cuarto, nos llevamos bien ahora, bueno, es lo que tengo por hoy, no les intentare convencer de que es real, en este punto solo les muestro lo que tengo, y ustedes decidirán si creen o no, nos vemos para la próxima" -les sonrió y el video se terminó dejando ver el outro."
El video causo conmoción, pero sobre todo causo una sensación de vergüenza y pena en una persona en particular, quien envió el paquete, ya que, a pesar de hacerlo esperando poder liberarse de lo que pasaba en su casa, las cosas no parecían estar aún calmadas. Necesitaba ayuda.
Raira miro distraídamente a la entrada de la propiedad mientras afuera a un costado de la casa se dedicaba a plantar y acomodar en un espacio que libero especialmente para poder crear su jardín de hiervas, vestía pantalón fresco de algodón blanco, doblado a sus rodillas, descalzo sintiendo la tierra suave debajo de sus pies, y una camiseta sin mangas blanca, con solo un simple mandil de mezclilla encima, sus cabellos recogidos en un chongo alto, mientras trabajaba, al ver a Kym saliendo de la casa cargando con una jarra de agua y plásticos le sonrió levemente levantándose y sacudiéndose la tierra de las manos yendo a la mesa jardín que consiguieron para el exterior, colocándola bajo la sombra de uno de los grandes árboles, este vestía también fresco con bermudas cafés y camiseta azul con un extraño personaje de caricatura que Raira ni siquiera tenía interés en preguntar -Gracias Kym, parece que tenemos visita, llevan rato pasando por la reja pero sin animarse a tocar -comento quitándose los guantes de jardín poniéndolos en el bolsillo de su mandil para tomar el vaso con agua que le tendía el menor.
Kym parpadeo ante la información, y curioso volvió su rostro hacia la entrada, que estaba parcialmente tapada aun por árboles y arbustos. Realmente no podía ver la entrada de ese ese lugar, miro al mayor un poco confuso antes de encaminarse hacia el frente. No sabía bien cómo es que el pelirrojo lo sabía, pero ya se acostumbró a no hacer muchas preguntas. No tardó mucho en finalmente lograr ver la reja de la entrada y elevo una ceja al ver a una chica paseando frente a esta de un lado a otro, se estaba mordiendo uno de sus dedos, sus brazos cruzados y se le notaba nerviosa e indecisa, debería ser de la misma edad de Kym, unos 17, tal vez menos, era difícil de medir la edad de algunas chicas, vestía con mezclilla y una sudadera que le venía grande dando la impresión de que era muy pequeña, era muy delgada, sus cabellos castaños a su mentón lucían algo revueltos por su constante tendencia de pasear sus dedos por sus cabellos cada tantos pasos, solo traía algo de labial rosa, y estaba parcialmente borrado por tanto movimiento nervioso y detecto el color teñido en su dedo.
- ¿estás bien? -le pregunto cuando ya frente a la reja, esta seguía sin notar su presencia, haciendo una mueca al verle dar un gran salto mirándole con ojos muy abiertos y asustados, ya que además soltó un grito de susto que le penetro los tímpanos, esta se cubrió la boca con sus manos aun algo petrificada. Kym y ella se quedaron mirando al otro por lo que pareció una muy incómoda eternidad, cuando finalmente ella sonrojándose bajo sus manos un poco y se relajó un poco.
-Perdón -susurro -No te vi llegar, yo… si… bueno no, no estoy bien -su voz realmente sonaba temblorosa y tímida, Kym elevo una ceja preocupado y con calma abrió la reja que ahora ya tenía un mejor sistema que solo la cadena. -gracias -murmuro está entrando cuando esta le dio paso, retorció sus dedos en la sudadera de manera nerviosa viéndolo cerrar de nuevo la reja -perdona… yo… Me llamo Mia, yo… yo deje la muñeca… -su voz se fue haciendo cada vez más queda, su mirada en el piso, y Kym tuvo la impresión de que se encogía aún más su rostro quedando casi escondido en su sudadera de tanto que encogió sus hombros como una especie de tortuga.
-Ah, ya veo, anda pasa, estamos en el jardín, te sirvo algo de limonada -le dijo intentando mantenerse tranquilo, pero su nerviosismo le hacía sentirse también nervioso, no queriendo hacer movimientos repentinos que la pudieran asustar. Ambos caminaron en silencio, Kym al frente y suspiro con alivio cuando vio finalmente al mayor, este estaba sentado en una de las sillas de jardín, y noto, consiguió otro vaso para su "invitada" y los vasos estaban llenos de limonada, les miro con una mirada calmada y dedico una sonrisa tranquilizadora a la chica indicándoles que se sentaran. Kym se sentó y tomo su vaso intentando verse tranquilo y despreocupado.
Mia tímidamente se sentó en la silla libre quedando frente a los otros dos y aun jugando con la orilla de su sudadera miro a sus rodillas apretando sus labios y mordiéndolos con nervio, antes de parecer decidirse mirando al relajado Raira quien observaba las plantas que acababa de acomodar en el jardín y las que aún estaban en sus macetas, seguro planeando como acomodar todo.
-Yo… yo traje la muñeca, siento, lo siento por causarles problemas… es… es solo…. Que tenía mucho miedo -murmuro sus ojos humedeciéndose y lágrimas comenzaron a brotar dándole un susto a Kym. Sus manos tensándose alrededor del vaso, mirando al mayor en busca de apoyo.
Raira casi rueda sus ojos ante la desesperación del menor, y se movió con calma dejando su vaso en la mesa y se estiro tomando las manos de la menor entre las suyas y está entre sollozos comenzó a contar su historia.
Desde que tenía memoria Mia podía ver cosas que otros no, al principio era todo casi mágico, pequeñas hadas y gnomos, criaturas curiosas que jugaban con ella, su abuela le contaba historias sobre estas y otros espíritus buenos y protectores, como debían de darles de comer y de beber. Entonces un día se mudaron, la casa era diferente, sus amigos no estaban en ese sitio, imágenes aterradoras le llegaban, gritos crueles, y las pesadillas comenzaron, no tardo en entender que eran, fantasmas, ecos, le intento explicar su abuela cuando lo conto, pero por más que esta intento tranquilizarle y enseñarle, Mia, no podía dejar de sentir miedo, sobre todo cuando se enteró que su abuela murió antes de que se mudaran.
Su madre y padre acudieron en busca de ayuda, doctores, sacerdotes, de todo, cada cosa empeoraba aún más la situación, espíritus quejándose en el hospital, fantasmas aterradores gritándole que no confiara en ellos, solo quería que no aparecieran más, quería ser normal.
Entonces encontró la muñeca entre las cosas que le heredaron, y aun que calmo un poco las cosas, aún seguía asustada, navegando el internet encontró el video de Kym, y al verlo sintió esperanza, pero luego todo volvió a salirse de control, pensando que era la muñeca decidió llevarla a la mansión Akbal, sabiendo donde estaba el sitio, pero las cosas seguían sin calmarse y al ver el otro video, decidió buscarlos, no quería que otros estuvieran asustados como el, sabia no era gusto pasar esa muñeca a alguien más sin decirles nada. Así que fue.
-solo... solo quiero que termine, solo quiero ser normal… solo quiero dejar de ver esas cosas -sollozo, lagrimas mojando todo su rostro y su nariz también goteaba un poco, acepto la servilleta que el mayor le dio para que se limpiara.
Kym le miro preocupado por esta, parte de él podía entender, pero aun con el miedo que sintió en ocasiones, no pensaba desear jamás no poder tener esas experiencias. Observo como Raira solo la dejo hablar y desahogarse una mirada calmada.
-Entiendo, si realmente deseas que ya no tengas que ver eso, puedo detenerlo, si alguna vez cambias de opinión, sabes dónde encontrarme -le dijo suavemente, la chica aspiro profundamente, hipando levemente antes de asintió, dudando que quisiera eso, miro curiosa cuando el mayor se acomodó mejor frente a ella elevo su mano derecha y coloco su mano en su frente, su dedo gordo en el centro de su frente entre sus cejas, los ojos verdes del mayor fijos en los de ella, se encontró sonrojándose, notando finalmente lo apuesto y casi podría decirse, bello de este. El mayor le sonrió casi como si pudiera leer su mente, pero antes de que su mente siguiera yendo por esos rumbos, un sonido como de una campana resonó en su interior y sintió mucho sueño, haciéndole cerrar los ojos.
Kym vio anonadado como la chica pareció quedarse dormida sentada solo sujeta por la mano del mayor, este llevo su otra mano también a su cuello y murmuro suavemente en un idioma que no comprendió, antes de soltarla con cuidado, esta se mantuvo sentada, pero ahora en la mano de este se encontraba una especie de medallón de ónix, del tamaño de una moneda de a diez pesos, con calma el mayor se quitó del cuello un collar que solo era un listón con una pluma negra, logro poner ese medallón en el listón amarrándolo con cuidado y luego ato eso en la muñeca de la chica -No te quites esto, si alguna vez quieres ver o hablar con esos espíritus solo debes sujetarlo con fuerza en tu mano, si no quieres ver nada, solo suéltalo, ahora ve a casa, descansa y deja el miedo y la culpa atrás -le dijo suavemente a la chica y trono sus dedos. Mia abrió los ojos y Kym noto que sus ojos parecían algo nublados, aun adormilados, pero asintió, se levantó y sin decir más comenzó a hacer su camino de vuelta, Kym alcanzo a abrirle la reja de la entrada y la vio confuso irse a paso tranquilo y extrañamente relajada. Cerro la puesta y volvió a donde el mayor, quien volvía a estar hincado en la tierra escavando un agujero para otra nueva planta.
- ¿Qué? ¿Qué fue eso? -pregunto un poco temeroso de la respuesta. Raira no contesto al principio no volviéndose a verle.
-no todos tienen la mente adecuada para tener un don tan fuerte, no sin una guía. Cuando el miedo la abrumo, perdió por completo control sobre su don, y aun que lo que veía no quería dañarla, ella misma se lastimaba -explico suavemente -es muy mayor como para intentar corregir el daño, si fuera más joven, seria más fácil, pero el miedo es demasiado, ella rechaza por completo esa parte de ella, hasta que no logre recuperar la calma, no podremos ayudarla- explico con suavidad. Y acomodo su nueva planta en su nuevo lugar.
- ¿puedes quitar poderes? -pregunto suavemente el menor sentándose en la silla mirándole fijamente, eso hiso al mayor levantar la mirada posándola en este. Se miraron por un momento antes de que Raira le dedico una sonrisa tranquilizadora.
-No, pero aquí se aplica el poder de creer, le dije que podía hacerlo, y ella lo creía, lo que hice fue engañar a su mente, le di una manera de controlar cuando usarlo, o si quería, apagarlo por ella misma -explico antes de seguir su trabajo. Esas palabras trajeron calma a Kym y se relajó en su asiento disfrutando de la sombra del árbol y de la brisa fresca.