En su camino, se toparon con una imponente bestia Gupnir que desafiaba incluso a los más valientes. Retsu, con una destreza sorprendente, coordinó a las chicas para enfrentarla, mostrándoles cómo lidiar con esa feroz criatura.
—¡Chicas, mantengan la calma!— exclamó Retsu, sin apartar la mirada de la bestia.
Ellas quedaron perplejas al presenciar cómo un chico de su edad vencía a un Gupnir, sus movimientos sincronizados como si fuera una danza.
— ¡Increíble, Retsu! ¡Jamás había visto a alguien pelear así!— exclamó la princesa, impresionada. Mientras avanzaban por el bosque, la tensión se disipó de tal manera que Retsu hablaba con las chicas de manera casual, como si fueran viejos amigos disfrutando de cada pequeña interacción.
La maga Micha, ante la ayuda recibida, se inclinó en agradecimiento hacia Retsu, quien, algo incómodo, le instó a no hacerlo.
—¡No tienes que hacer eso!— dijo Retsu, agitando las manos nerviosamente.
—Gracias por salvarnos. Soy una maga de la Torre Blanca, nosotros los magos de la Torre Blanca nunca olvidamos un favor — expresó Micha, con gratitud en su voz.
interesada en Retzu La princesa, con una mirada afilada como la de una serpiente lanzó un comentario .—Según escuché, eres un chico a quien no le enseñaron artes marciales, un noble caído sin afecto, alguien sin Daiku ni mana — dijo, con tono despectivo. — porque no te unos a mi facción? —
Retzu la miro y pensó —aunque de eso se trataba eh pelea de sucesión al trono —.
pero antes de que siguiera hablando gritó Sara bastante incómoda —Princesa, esas palabras son muy groseras —. Esas palabras hicieron que la princesa se cuestionara a sí misma; luego se inclinó en forma de disculpas por su falta de respeto hacia su salvador.
—Gracias, princesa. Aprecio tus disculpas. Pero, al final del día, solo soy alguien un poco capaz tratando de sobrevivir — respondió Retsu con serenidad.
En la mente de Sara se agolpaban fragmentos y pequeños recuerdos del pasado, donde su hermano mayor, Retzu se alejaba de ella misteriosamente , sumiéndose en la oscuridad del bosque para vivir por disputas internas en el clan. La incertidumbre la carcomía por no saber que paso en realidad; ¿qué secretos escondía Retzu? ¿Por qué había decidido apartarse de mi? Sara, con el corazón lleno de interrogantes, observaba a su hermano con ojos cargados de intriga, preguntándose qué lo habían llevado a tomar semejante camino. cuando aprendió artes marciales? Fue entonces cuando, en medio de sus pensamientos , los quejidos de la princesa y la maga Micha la sacaron de sus pensamientos.
—Descansaremos aquí por cinco minutos — anunció él, con una serenidad que ocultaba más de lo que revelaba.
—Gracias —respondieron al unísono Micha y la princesa Eliz, pero sus miradas delataban una tensión que no lograban ocultar.
—Jajajaja, así que no es un mito que los magos tienen muy mala condición física — la risa de la maga resonó en el claro del bosque, pero había algo en su tono que hizo que Sara se estremeciera. — Te estás riendo de nosotras —.
Mientras Retzu les enseñaba a las chicas se quede callado de repente y cambio totalmente
—El 79% de las plantas que ves aquí son peligrosas, princesa —susurró Retzu, su voz cargada de seriedad —. Contienen un miasma oscuro que puede ser venenoso para los puntos de mana. Además, atraen bestias indeseables. Cuanta menos mana proyecten sus cuerpos, menos criaturas vendrán a nosotros. Y recuerden, mientras más adentro del bosque estén, menos podrán usar su mana y mientras más dures aquí adentro más difícil será controlarlo.
Micha lo escuchaba con atención, fascinada por cada palabra que salía de los labios de su Retzu. Era como si estuviera desvelando los secretos más profundos de la naturaleza ante sus ojos su personalidad investigadora. quedó facinada.
—Así que, en cualquier situación, la clave es mantener la calma y observar cada detalle del entorno —
Sara asentía, absorbida por las enseñanzas de su hermano. Por un momento, olvidó las preguntas sin respuesta que bullían en su mente y se sumergió por completo en el mundo de conocimiento que Retzu le ofrecía. Era como si estuvieran forjando un vínculo más allá de las simples palabras, un lazo que los unía en la lucha por la supervivencia en aquel bosque oscuro.
—Tengo que irme. A unos kilómetros de aquí están unas cuevas no habitadas por monstruos. Vayan hacia allá. Leonar debe estar allí, él las protegerá —declaró Retzu con urgencia, su tono lleno de determinación.
—¿Por qué te vas? —preguntó Sara, tomando su brazo con firmeza—. Tu hermano mayor tiene cosas que hacer. La princesa y Micha se negaron a que te vayas con objeciones.
Con voz firme, les dijo —Yo no les estoy preguntando, les estoy dando una orden—. Ellas quedaron sorprendidas por su repentino cambio de actitud, como si todo el tiempo que habían pasado juntos no valiera nada para él. Sin embargo, Retzu les lanzó una mirada intensa antes de desaparecer entre los árboles, dejando a las chicas con un sentimiento de inquietud y confusión.
Los mercenarios estaban acampando cuando una chica de coletas rosas y apariencia infantil apareció, saludándolos con un tono desenfadado.
—Hey, tontos —anunció con una sonrisa pícara.
—¿Y el Jefe? —preguntó Talìa, sorprendida por su presencia.
—El jefe está de camino, pero me envió a mí para asegurarme de que no les pasara nada. Esa señal es para emergencias. Y, ¿dónde está Emil, cerdo? —inquirió la chica con un deje de preocupación en su voz.
Desviando la mirada, los dos mercenarios se miraron incómodos. Tom finalmente respondió en un susurro sombrío:
—Alguien lo apuñaló por la espalda y murió.
La chica, con las coletas rosas ondeando con su rabia, estalló en cólera, reprendiéndolos con dureza por su incompetencia. Exigió saber el nombre del asesino de Emil. De repente, una voz resonó desde lo alto.
—¡Los encontré! —anunció la voz misteriosa.
Miraron hacia arriba y solo pudieron distinguir unos ojos rojos brillantes y una figura enigmática de pie en las ramas de uno de los robustos árboles del bosque.
Talìa abrió los ojos incrédula y murmuró:
—Fue él quien mató a Emil.
—¿Quién eres? —preguntó enojada.— no pude sentir su presencia en lo absoluto es peligroso —.
—Antes de pedir el nombre de alguien, debes presentarte primero —respondió la voz misteriosa desde las sombras.
—Me llamo Sulay de ross. ¿Y tú? —.
—Me llamo Retzu —respondió la voz con frialdad—. Y no me gusta hablar con mis presas.
Al escuchar esto, la maga se inquietó.
—¡Insensato! somos tres contra uno y nos llamas presas ?— pero Talia advirtió — Ten cuidado, Sulay, él es muy peligroso—.
—Lo sé. Aunque no pueda sentir su mana, está exudando una sed de sangre increíble y una energía muy similar al aura que emana este bosque —respondió Sulay, con una mezcla incredulidad .
Dato extra :
Mana.
Qi.
Aura.
Prana.
Imagina que nuestro cuerpo es como un vasto campo de energía, donde fluyen diferentes corrientes que nos conectan con el universo mismo. En este campo, hay quienes nacen con una afinidad especial hacia ciertos tipos de energía: algunos son magos, capaces de manipular el mana con su mente y realizar hazañas mágicas; otros son guerreros, cuya fuerza reside en su conexión con el Qi, la energía vital que impulsa sus habilidades marciales; y luego están aquellos que se dedican al arte de la espada, cuyo dominio del Qi les permite alcanzar un estado superior conocido como aura, donde la fuerza y la destreza se vuelven una extensión natural de su ser.
Pero hay una energía especial, rara y casi mítica, que pocos pueden alcanzar: el Prana. Esta es la energía curativa por excelencia, capaz de sanar cuerpos y almas con su toque. Solo los más puros de corazón, ya sea sacerdotes de la tierra santa o aquellos nacidos con un don excepcionalmente raro, pueden acceder a esta energía y canalizar su poder para aliviar el sufrimiento y restaurar la salud. Es una fuerza sagrada que emana de lo más profundo de la vida misma, y aquellos que la poseen son guardianes de un don invaluable para la humanidad.
Cada una tiene su variaciones . El Daiku son habilidades con las que naces ya Heredadas o simplemente naciste con ella pocas personas tiene Daiku, también se le llama Daiku a los espectros de la energía para simplificar el asunto .