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Chapter 22 - Capitulo 22: El divino

Wen Kexing succionó metódicamente toda la sangre envenenada del brazo de Zhou Zishu y trató sus heridas hábilmente.

Quitó el bloqueo de meridianos de otro hombre y sacó una pequeña botella de medicina.

Se tragó una píldora y se puso una más en la palma de su propia mano, manteniéndola cerca de la boca de Zhou Zishu mientras se reía.

Su voz tenía un tono obsceno.

—Vamos, A-Xu, abre la boca.

Zhou Zishu le devolvió la mirada con una cara hosca.

Wen Kexing, totalmente energizado como estaba, mantuvo su sonrisa cegadora; la mirada del otro hombre podría ser un taladro y aun así no sería suficiente para perforar su cara gruesa.

Le echó una mirada significativa a Zhang Chengling y bajó deliberadamente la voz.

—Ya nos hemos besado y visto todo lo que hay el uno del otro, ¿Por qué sigues siendo tan tímido?

Zhou Zishu tomó la píldora y se fue sin mirar atrás.

Wen Kexing luego le hizo una señal a Zhang Chengling, que todavía estaba parado allí sin decir nada.

Él dijo, evidentemente de buen humor: —Viendo que tu shifu no está corriendo, esta es una oportunidad única en la vida para que lo sigas. ¿Qué estás esperando?

El cielo se había oscurecido. Los Escorpiones habían atraído a Zhang Chengling de la reunión de Dong Ting hasta aquí y ahora no tenía idea de qué tan lejos estaba, lo que lo desorientaba mucho.

Después de un tiempo, Zhou Zishu regresó con algunas liebres grandes y comenzó a preparar comida para los otros dos en silencio.

Wen Kexing le dijo a Zhang Chengling sonriendo: —¿Sabes cuál es el segundo tipo de persona más adorable?

Zhang Chengling lo miró fijamente. Tenía sentido que esta persona hubiera logrado detener a su shifu ya que este último estaba herido; pero aún así, este hombre pudo frenarlo muy fácilmente y eso en realidad decía lo suficiente sobre su habilidad.

Además, no parecía estar bien de la cabeza, por lo que el niño se sentía aún más intimidado. Sacudió la cabeza en negación a su pregunta.

Wen Kexing continuó: —Es el tipo que es duro por fuera pero blando por dentro; entonces, ¿Sabes cuál es el primer tipo de persona más adorable?

Zhou Zishu, actualmente destripando a las liebres con gran habilidad, miró a Wen Kexing con frialdad: —Deja de decir tonterías y ve a buscar madera.

Wen Kexing cumplió felizmente, pero cuando se dio la vuelta, todavía notaba a Zhang Chengling que lo miraba perplejo por el rabillo del ojo.

Pensando que el chico estaba siendo curioso, explicó de manera altiva: —Ese tipo serían aquellos que además tienen piernas largas y una cintura delgada para igualar.

Zhou Zishu habló casualmente. —No lo escuches jactarse con basura, niño.

La mirada incierta de Zhang Chengling se volvió hacia Zhou Zishu. ¿Entendió esto mal? Pero claramente este hombre dijo...

Zhou Zishu continuó: —Aléjate de él, para que no se interese en ti.

Wen Kexing tropezó con las hojas marchitas y giró la cabeza, hablando como si estuviera herido: —Me has hecho daño, A-Xu.

Zhou Zishu señaló a las liebres muertas: —Si no vas a buscar madera ahora mismo, te abriré como hice con estos pequeños amigos.

Wen Kexing se sobresaltó, huyendo mientras protegía su estómago como un conejo asustado.

Zhou Zishu encontró un arroyo para lavarse las manos y envolvió torpemente la parte desgarrada de sus mangas alrededor de su brazo.

La sensación de los labios de Wen Kexing aún persistía; y él estaba muy consciente de que el hombre llegó a lamer la herida levemente después de que terminó, causando que su sien palpitara. Ese movimiento había sido claramente intencional.

Zhou Zishu se arrancó la máscara de la cara con rencor y la arrojó al agua.

Esta era la primera vez en toda su vida que conocía a un hombre tan extraño, que estaba tan hambriento por el toque de otro hombre que con mucho gusto aceptaría a cualquier persona en la cercanía y que no dejaba ir ninguna posibilidad de alardear públicamente sobre su apetito sexual.

Cuando volvió la cara hacia un lado, Zhang Chengling reconoció ese rostro familiar y felizmente gritó: "¡Shifu!", como si acabara de enterarse que era él.

Se regocijo alrededor del hombre como un cachorro, pero aún así se mantuvo a cierta distancia por precaución.

Zhou Zishu lo vio por el rabillo del ojo y cedió, moviendo la mano. "Ven aca".

Zhang Chengling fue hacia él animadamente y le habló con voz dulce: —Shifu.

Después de contemplarlo, Zhou Zishu dijo: —A tu velocidad no podremos regresar esta noche, así que vamos a dormir aquí y te regresaré a el Héroe Zhao temprano en la mañana.

Los ojos de Zhang Chengling se atenuaron instantáneamente. No dijo nada, sólo miró sus zapatos en un silencio abatido.

El alma fácilmente persuadida de Zhou Zishu no pudo soportar esta mirada, por lo que tosió y frunció el ceño.

—¿Qué estás haciendo?

Zhang Chengling, con la cabeza aún baja, respondió en voz baja. "De acuerdo".

El niño se quedó en silencio una vez más, mirando furtivamente a Zhou Zishu. Se giró una vez atrapado en el acto, con la boca temblorosa y los ojos parpadeando con una sola lágrima pegada a sus pestañas.

Zhou Zishu se apoyó en un árbol y se sentó. No tenía idea de cómo tratar bien a este niño; ¿Terminó así porque Zhang Yusen lo crió como si fuera una hija, ya que tal vez estaba destinado a no poder tener una?

Como resultado, hizo una mueca y fingió irritación: —¡Párate derecho y levanta la cabeza!

Zhang Chengling obedeció, su espalda se enderezó inmediatamente. En el momento en que levantó la cabeza, las lágrimas rodaron por su rostro como si una presa se hubiera abierto de golpe.

Zhou Zishu se preocupó aún más, su voz se suavizó sin saberlo: —Límpiate la cara, ¿Por qué estás llorando de todos modos?

Zhang Chengling se limpió la cara con mucho esfuerzo y se puso aún más huraño porque no podía limpiarse el rostro por completo.

Esa pareció ser la gota que derramó el vaso, de pronto habló entre sollozos rotos: —Shifu... shi... no, no lloro todo el tiempo, yo, yo... es sólo que te vi, te vi y me sentí muy triste... yo, yo... yo...

Zhou Zishu sintió un terrible dolor de cabeza, así que desvió la mirada con una expresión indiferente, ya no estaba interesado en enfrentar al niño.

Wen Kexing regresó con madera en esee momento exacto y quedó un poco aturdido.

El cielo se había vuelto completamente oscuro. La luz del sol estaba desapareciendo gradualmente del horizonte, dejando al cielo occidental un sombrío tono gris ceniza.

La estrella de la tarde estaba colgada de la rama de un árbol y el viento comenzaba a levantarse, extendiendo la sensación de frescor.

Wen Kexing afiló la madera en silencio e hizo una fogata, apartando las liebres cuidadosamente preparadas por Zhou Zishu y asándolas pacientemente.

Luego comenzó a tararear una melodía desconocida que se parecía un poco a "Los Ochenta Toques¹" y se adaptaba completamente a sus modales.

Zhou Zishu se sentó a su lado sin decir palabra, con una pierna doblada y las manos sobre las rodillas. Zhang Chengling se sentó junto a ellos, haciendo todo lo posible para detener sus sollozos.

Después de un buen rato, el olor a carne comenzó a flotar en el aire y el estómago de Zhang Chengling retumbó ruidosamente, haciendo que se sonrojara.

Wen Kexing lo miró y sonrió: —Tienes que esperar un poco más, todavía no está completamente asado.

Zhang Chengling asintió cariñosamente.

Wen Kexing sintió que se portaba aún mejor que un conejito, por lo que se giró hacia Zhou Zishu: —Oh cielos, escúchame. Si tanto quiere acompañarte, ¿Por qué no lo dejas? ¿Por qué acudir en repetidas ocasiones a su rescate si lo quieres fuera de tu vista?

Zhou Zishu se levantó lentamente y acercó las manos al fuego mientras los puntos de acupuntura en su pecho comenzaban a dolerle, haciéndole tener un escalofrío.

Wen Kexing lo pateó con la punta de sus zapatos: —Te estoy preguntando algo aquí.

—Lo rescato porque me gusta hacerlo —Zhou Zishu respondió, todavía lento.

Zhang Chengling de repente habló con su voz ronca, temblando un poco.

—En realidad, no tienes que hacerlo, shifu, sólo atraigo problemas. Hay tantas personas que quieren matarme, yo... no soy hábil en nada e incluso los llevé a lastimarte...

Wen Kexing lo consoló: —No te preocupes, su piel es la más gruesa que hay... no me mires así. Las personas normales tienen una sola capa de piel, a diferencia de ti, que eres como un pastel de arroz entero² como si una no fuera suficiente.

Ante la cara de asombro de Zhang Chengling, Wen Kexing continuó su explicación pacientemente.

—Mira sus brazos, ¿Ves cómo el color de la piel desde la muñeca hacia abajo es completamente diferente al de la muñeca hacia arriba? Aunque aún no está dispuesto a revelarse ante mí.

Zhou Zishu lo ignoró y rasgó una parte de las patas de la liebre para saborear tranquilamente.

Cuando estaba a punto de arrancar otra, Wen Kexing se estremeció con desagrado: —Todavía no está rostizado, ¿Eres un fantasma hambriento?

Sólo cuando Zhou Zishu se tragó la carne, se volvió hacia Wen Kexing: —Eras una mujer en tu vida pasada, ¿O por qué hueles a productos de belleza todo el tiempo? E independientemente de todos esos pañuelos que tengas, deten esa boca de motor llena de tonterías.

Wen Kexing se calló al instante.

Unos minutos más tarde, las liebres se asaron maravillosamente con una piel dorada brillante, crujientes por fuera y tiernas por dentro.

Zhou Zishu llamó a Zhang Chengling para unirse a ellos; y dos hombres más un niño se zambulleron completamente sin ceremonias, ya que todos estaban hambrientos después de un día entero sin almorzar.

Muy pronto, sólo quedaron huesos limpios.

Ahora llenos, los tres se sentaron alrededor del fuego en busca de calor.

Zhou Zishu se echó hacia atrás y cerró los ojos para descansar, mientras Wen Kexing le dijo a Zhang Chengling: —¿Por qué es tan malo tu kungfu? ¿Tu padre no te enseñó nada?

Zhang Chengling murmuró: —Él lo hizo. Soy demasiado estúpido y perezoso, así que ya me olvidé de la mayoría de las lecciones.

Wen Kexing respondió después de algunos pensamientos, sacudiendo la cabeza.

—Cuando era pequeño y mi padre me enseñó cosas, yo también era flojo, pero realmente no soy estúpido...

Zhou Zishu no pudo evitar burlarse con los ojos aún cerrados.

Wen Kexing lo ignoró, juzgando a Zhang Chengling de pies a cabeza y luego dijo casualmente: —¿Quieres aprender algo?

La cabeza de Zhang Chengling se levantó, mirando al hombre con ojos brillantes.

La pasión en su mirada dejó a Wen Kexing aturdido por la sorpresa; había pasado un tiempo desde que vio tanta honestidad, perseverancia y deseo imprudente en alguien.

—Tú... chico, ¿Por qué ahora te convertiste de repente en un lobo?

Zhang Chengling se arrodilló abruptamente: —¡Mayor! ¡Por favor, enséñame, haré lo que sea por ti!

Wen Kexing se frotó la nariz y se aclaró la garganta: —Mírate, no estoy interesado en los jóvenes... —se escuchó una tos.

El fuego proyectaba sombras rojas en la cara del muchacho, cubriendo sus rasgos aún un poco infantiles con determinación y luego con vulnerabilidad e imploración.

Al ser observado intensamente así, Wen Kexing reaccionó de la misma manera que Zhou Zishu, que estaba apartando la mirada con inquietud.

Después de algunas dudas, suspiró y se levantó, sacudiéndose el polvo y recogiendo un palo de madera moderado.

—Muy bien, te voy a enseñar algunos movimientos. Mira con cuidado, no los haré dos veces.

Como prometió, lo demostró muy a fondo. Zhang Chengling no se perdió ni una cosa y comenzó a practicar por su cuenta después. Realmente no era un niño brillante; y aunque Wen Kexing dijo que no repetiría, se encontró corrigiendo al niño y explicándole detalles.

Zhang Chengling lo miró con los ojos brillantes y la emoción hizo temblar su voz.

—¡Gracias mayor, gracias mayor! —El Repitió.

Wen Kexing, que evidentemente nunca había recibido tanta gratitud, comenzó a revelar un lado cauteloso de sí mismo.

Continuaron más allá de la medianoche, pero Zhang Chengling parecía no mostrar signos de fatiga y seguía practicando vigorosamente.

Wen Kexing se sentó a un lado en silencio, su expresión sonriente desapareció. Parecía estar sumido en sus pensamientos.

De repente, escuchó la suave voz del aparentemente dormido Zhou Zishu.

—Tu apellido es Wen... ¿Quién fue El Divino Wen Ruyu, para ti?

Todo el cuerpo de Wen Kexing pareció sacudirse. Después de un rato, bajó la cabeza.

—Era mi padre.

Zhou Zishu, con los ojos bien abiertos, miró su perfil lateral. Volvió a hablar con un tono mucho más serio.

—Siempre escuché y respeté a El Divino Wen Ruyu con su espada Caída Deslumbrante, quien viajó con su esposa y genio médico Gu Miaomiao³ para ayudar a los necesitados y luego se retiró a una vida solitaria. Mis disculpas por no haberme dado cuenta de que eres su hijo.

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[1] Una canción popular china.

[2] 粽子 (zòngzi) es un plato hecho de arroz, relleno con diferentes preparados y tiene capas de hojas de bambú como envoltorios.

[3] 谷 (gǔ), no debe confundirse con 顾 (gù) en Gu Xiang.