Chereads / Faraway Wanderers [Esp. Part 1] / Chapter 2 - Capitulo 2: Encuentro casual

Chapter 2 - Capitulo 2: Encuentro casual

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ARCO 1:

VIAJANDO LIBREMENTE POR EL MUNDO CON ABUNDANCIA DE VINO.

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Había un secreto sobre los clavos que nadie conocía además de Zhou Zishu, y desde entonces este secreto podría ser enterrado con él. Si los siete hubieran sido clavados al mismo tiempo, incluso a alguien con una fuerza profunda como la de Zhou Zishu sólo le habría quedado un simple aliento al salir del palacio; peor aún, probablemente se habría convertido en un trozo de carne sin vida antes de que pudiera cruzar la puerta.

Pero si clavara uno cada tres meses, dejando que el cuerpo se adapte a los clavos hasta que no pueda distinguirlos de su carne, a pesar de que la muerte seguiría siendo inevitable en tres años y habría un dolor insoportable de dieciocho meses, el cuerpo retendría al menos la mitad de su fuerza central y aún podría comportarse como una persona completamente normal.

Se decía que el método enloquecía en agonía a la gente; pero Zhou Zishu descubrió alegremente que el rumor era infundado después de todo. No sólo seguía cuerdo, sino que también sentía que no había otro momento en su vida en el que estuviera tan feliz y en paz.

Los movimientos de aquellos que dejaban Tian Chuang en realidad todavía seguían siendo monitoreados; información sobre quiénes eran, cuándo se fueron o dónde murieron, todo era registrado en detalles.

La organización era como una telaraña gigante, de la que escapar era inútil hasta que se respiraba por última vez.

Afortunadamente para él, después de una vida de sacrificio, había reunido bastantes seguidores leales.

Zhou Zishu, entrenado por El Emperador para ser un maestro de todos los oficios para el puesto de líder de Tian Chuang, era muy hábil en artes marciales y en el arte del disfraz; era imposible reconocerlo en el momento en que se unía a una multitud.

Y así, el que una vez fue el individuo más aterrador del palacio, desapareció; en su lugar, un vagabundo de espíritu libre y de aspecto miserable montaba un delgado caballo. Mientras mordía una pajita, tarareaba canciones populares.

De esta forma, se convirtió en el primero en alejarse de la red.

En su rostro había una máscara no muy refinada pintada con manchas de color enfermizo, de modo que a primera vista parecía alguien al borde de la muerte.

Después de examinarse mientras bebía agua a la orilla del río, sintió que esta apariencia se adaptaba muy bien a su situación y cuanto más miraba el disfraz, más satisfecho estaba con él.

Convenientemente robó un conjunto sencillo de ropa de la casa de un granjero junto a la carretera y se quitó y quemó su túnica. Llevaba un frasco viejo atado alrededor de su cintura, medio lleno de vino de arroz sin filtrar.

Después de darse cuenta de que su nombre nunca había sido usado durante todos esos años perpetuamente escondido en los rincones oscuros del palacio, descartó alegremente cualquier plan de usar un alias y dio marcha a su viaje de inmediato.

Tampoco le importaba cuál sería su destino. Jiangnan parecía un buen lugar, por lo que decidió viajar allí y tal vez hacer algún robo en el camino para ayudar a los pobres o simplemente pasear por ahí.

Pasó junto a Kaifeng y Penglai y después de tres meses de ocio, finalmente vio el colorido paisaje de Jiangnan por sí mismo.

Se coló en la bodega de la taberna más famosa, probando todo el vino de casia dulce y ahogándose en un estupor de embriaguez. Se sentía eufórico y flotante, como si no hubiera mayor alegría en la vida que esto.

Diez días después, luego de casi ser atrapado, llegó a la conclusión de que, si bien el vino era bueno, su sabor se había vuelto rancio y poco interesante; así que dejó el lugar con algunos lingotes de plata atrás.

Después de esos diez días comenzó a verse peor, su apariencia era miserable y su cara evidentemente lucía enferma. La demacración, la ropa apestosa a vino y su indomable pelo de nido de pájaro completaban su aspecto de mendigo.

Por eso, cuando estaba sentado al borde del camino tomando el sol, una niña regordeta detuvo su camino frente a él, sosteniendo una moneda de cobre en su palma pero sin saber dónde dejarla caer. Después de una breve inspección, ella preguntó: —Hola tío, ¿Dónde está tu tazón?

Inmediatamente se la llevó un familiar adulto, dejándolo inseguro de si reír o llorar.

Habían pasado años, la mayoría de sus conocidos se habían ido, algunos en pena, algunos muertos, algunos exiliados de casa.

Zhou Zishu se apoyó en una pared, estirando los brazos y las piernas, bañándose con satisfacción bajo la cálida luz del sol y con el humor curvando la esquina de sus labios. Comenzó a pensar en cuál era realmente su deseo después de todo este tiempo.

Cuando aún era inmaduro, se consideraba a sí mismo como alguien superior, agradeciendo cualquier elogio posible hacia él: lo inteligente que era, lo astuto que era, lo bueno que era en las artes marciales, lo bien informado que estaba; como si dejar de intentar tener méritos fuera el mayor desperdicio para la humanidad. Pero ahora que lo pensaba, ¿Qué quería exactamente?

¿Y qué había perdido?

Había desechado su libertad para servir a la realeza en la oscuridad; su vida se había vuelto un ciclo interminable y todo lo que poseía pasó a convertirse en una compensación por los actos que había cometido.

Ahora era sólo un solitario hombre con las manos vacías, que después de haber puesto en riesgo su vida por un plan de escape, se pensaba a sí mismo muy inteligente por haber tenido éxito.

De repente se compadeció de sí mismo, sintiéndose como el hombre más tonto incluso en el mundo más tonto.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que se permitió simplemente tomar el sol en medio del camino de esta manera? Era terriblemente divertido que los peatones que pasaban apresuradamente parecieran tener aún más prisa que él, una persona medio muerta.

Desde una taberna cercana, escuchó una brillante voz femenina: —Maestro, ¿Podrías ver a ese hombre? Si es un mendigo, ¿Por qué no tiene un cuenco roto? Si no lo es, ¿Por qué ha estado sentado allí toda la mañana sin hacer nada y sonriendo tontamente? Debe ser un idiota, ¿No te parece?

Aunque Zhou Zishu sólo retenía la mitad de sus habilidades de artes marciales, su audición seguía siendo tan excelente como siempre. La niña estaba a una distancia considerable y su voz a un volumen medio, pero no se perdió de una sola palabra.

Antes de que pudiera tener la oportunidad de burlarse de sí mismo en silencio, escuchó una voz masculina que respondió: —Está tomando el sol.

La voz era profunda, muy agradable a los oídos, con cada palabra enunciada lenta y claramente.

Zhou Zishu no pudo evitar levantar la cabeza. En el segundo piso de la taberna frente a él, había una hermosa señorita vestida de color púrpura que se inclinaba sobre el balcón y un hombre sentado a su lado vestido de gris.

Este último tenía una tez pálida y ojos oscuros que parecían poder tragarse todo el brillo, características muy distintivas; en realidad no se veía demasiado humano. Zhou Zishu se encontró con sus ojos en el momento en que levantó la vista.

El hombre de gris le devolvió la mirada antes de volver la cabeza sin ninguna expresión en su rostro, volviendo a centrarse en la comida.

Zhou Zishu se echó a reír, pensando en cómo en este vasto mar de extraños, de alguna manera todavía encontró a alguien que entendió lo que estaba haciendo.

La chica de púrpura todavía lo miraba de arriba a abajo con sus brillantes ojos.

Después de un buen rato, ya no pudo reprimir su curiosidad, informó al hombre que lo acompañaba sobre algo y luego saltó escaleras abajo con entusiasmo. Caminó hacia Zhou Zishu, diciendo: —Hola, señor mendigo, ¿Qué tal si te invito una comida?

Zhou Zishu la miró perezosamente, sacudiendo la cabeza: —Preferiría que me compraras vino, señorita caritativa.

Desafortunadamente, el hombre pareció no escucharla y no le prestó atención. El cielo podría derrumbarse en ese momento y aún estaría más preocupado por su comida.

Ella volvió a preguntar: —Todos los demás habrían pedido comida, ¿Qué tiene de bueno el vino que te hace desearlo tanto?, ¿Beber te llenará el estómago?

Al ver que ella era muy bonita, no pudo evitar bromear: —El vino puede atraer a las mujeres hermosas, ¿No lo sabes?

La respuesta sorprendió a la joven. Luego se rió incontrolablemente, con el cuerpo temblando de risa.

Zhou Zishu sintió que la suerte le había sonreído, ya que Jiangnan estaba realmente lleno de belleza. La admiró entre suspiros: —Querida hermosa dama, ten piedad de este pobre hombre. No es agradable reírse de la miseria de la gente, señorita.

Una vez más, ella se sorprendió: —Claro, ¿Ahora también estás actuando educadamente?.

Ella se puso en cuclillas, desatando el frasco de vino alrededor de la cintura del hombre a la velocidad del rayo, luego corrió de regreso a la taberna y salió de nuevo en pocos minutos.

Zhou Zishu quería tomar el vino, pero ella rápidamente se negó, sonriendo.

—Voy a preguntarte algo. Si lo haces bien, te lo devolveré e incluso te compraré más; si te equivocas, voy a envenenarlo y dejar que tu panza se pudra.

Zhou Zishu se rió impotente; qué alma tan problemática detrás de una cara tan bonita.

Él respondió: —Gané esa botella de otro viejo mendigo, quién sabe cuántos piojos hay allí. Puedes tomarla si quieres, estaré más feliz si lo haces.

Ella puso los ojos en blanco, riendo dijo: —¿Entonces todo este vino que te traje es para nada? Ahora me estás haciendo enojar mucho, tengo que matarte.

Esta pequeña demonio, pensó, qué desperdicio de belleza.

Él respondió: —Continúa, pregúntame entonces.

—¿Por qué estás aquí pidiendo limosna si ni siquiera tienes un cuenco?

Zhou Zishu la miró fijamente. —¿Quién dijo que estoy pidiendo algo? Simplemente estoy tomando el sol en este rincón.

La chica se sobresaltó, inconscientemente mirando al hombre en el segundo piso de la taberna. Está claro que el otro hombre también tenía una audición excepcional, pero sus movimientos sólo se detuvieron por una fracción de segundo después de que Zhou Zishu dijo aquello. Con la cara seria, volvió a sumergirse en su comida sin preocuparse.

—No veo por qué vale la pena. Levantó la vista para mirar hacia el sol, un poco confundida.

Zhou Zishu negó con la cabeza y arrebató rápidamente la botella cuando la chica bajó la guardia, haciéndola exaltar y mirarlo con desconcierto.

Este hombre con aspecto de mendigo le dijo: —Todavía eres joven, señorita. Tienes muchas cosas que quieres hacer, es natural que aproveches el tiempo para llenar tu estómago y vivir tu vida lo mejor posible. ¿Yo? Ya tengo un pie en la tumba, ¿Qué más puedo hacer sino beber y tomar el sol a la espera de mi destino?

Se tragó el contenido de la botella de una sola vez, luego chasqueó los labios: —¡Qué buen vino! ¡Muchas gracias, joven señorita!

Por instinto, la joven trató de arrebatárselo a Zhou Zishu cuando él se alejó. Ella consideraba que su qinggong* era bastante competente; pero inesperadamente, ni siquiera logró tocarlo a pesar de que el hombre parecía estar a sólo un brazo de distancia. En poco tiempo, el mendigo desapareció entre la multitud, incapaz de ser visto nuevamente.

Estaba a punto de perseguirlo cuando el hombre de arriba habló en voz baja: —A-Xiang, incluso si no eres lo suficientemente capaz, no sabía que también tu vista era tan mala. Deja de avergonzarte.

Su tono estaba justo por encima de un susurro, sin fuerza. Sin embargo, viajó desde el segundo piso, a través de la concurrida calle para llegar directamente a los oídos de la chica. Parecía abatida, ya no se atrevía a tomar decisiones precipitadas frente a su Maestro. Miró a los peatones por un momento antes de regresar a la taberna.

Mientras tanto, Zhou Zishu se balanceaba con su frasco en su camino hacia donde sea. Había elegido Jiangnan por estar lleno de vías fluviales, pero después de subir por un pequeño puente y observar la vista desde allí, descubrió que la verdad era un poco decepcionante.

Calculando que ninguna posada le daría la bienvenida, siguió a lo largo de la orilla del río fuera de la ciudad. Ahí había pequeñas embarcaciones de pesca que también actuaban como transbordadores para los transeúntes.

Era primavera, así que todos los botes estaban llenos de turistas. Después de una gran dificultad, finalmente encontró a un pescador con su bote atracado.

Ese bote con velas negras estaba justo al lado de otros que estaban ocupados; era un misterio por qué no estaba ocupado. El pescador estaba tumbado boca arriba junto al río, durmiendo la siesta con su cara cubierta por un sombrero de paja. Sólo una cabeza de cabello gris sobresalía. Zhou Zishu se sentó a un lado, esperando a que el viejo se despertara.

Después de unos minutos, el pescador ya no pudo dormir. Se quitó el sombrero de paja de la cara y resopló enojado, mirando al joven con gran hostilidad: —¡Maldición! ¿No ves que estoy durmiendo? -Él maldijo-.

Zhou Zishu no se ofendió en absoluto: —Oye viejo, ¿Quieres hacer algunos negocios?

El pescador volvió a maldecir: —Pequeña mierda, ¿Es tu boca para hablar o para tirar pedos? ¡Habla de una puta vez si quieres usar el bote!

Se puso de pie, estirando y golpeando su trasero. Pero cuando notó que Zhou Zishu todavía estaba sentado, su ira explotó nuevamente: —¿Ahora estás pegado al suelo?

Zhou Zishu parpadeó, comprendiendo de repente por qué este barco estaba inactivo en comparación con los demás.

Se puso de pie y siguió al viejo malhumorado: —¿Tienes algo de comer? No me importa si es el arroz sobrante -preguntó sin vergüenza entre la apasionada sesión de maldiciones del pescador-.

—Así que también eres un maldito fantasma reencarnado hambriento, ¿ah? -Escupió el otro-.

Sacó un pastel con evidentes marcas de dientes, luego se lo arrojó al más joven.

Zhou Zishu se rió y mordió sin preocuparse mientras caminaba sobre el bote.

El pescador comenzó a remar: —A la mierda con esto -le lanzó una mirada a Zhou Zishu, todavía furioso-.

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(Qinggong) es una técnica de artes marciales chinas, a menudo retratada en la ficción wuxia como la capacidad de moverse a la ligera e inhumanamente rápido, como deslizarse sobre la superficie del agua o viajar por el aire sin ayuda externa.