Chereads / Casada con mi Jefe / Chapter 4 - 4

Chapter 4 - 4

06:45 a.m

Melia.

El molesto ruido que ya reconocía como mi habitual alarma me despertó, apenas había conseguido dormir una hora y medía luego de llegar del bar donde trabajo. Me levanté con pereza y fui directo a tomar una ducha fría.

Odiaba las duchas frías pero era la única manera en la que podía despertar por completo, al sentir la helada agua caer por mi espalda, una de las peores sensaciones que podría pasar el ser humano.

Me terminé de bañar y comencé a alistarme para ir a la cita de trabajo que tenia fijada para hoy. Jorge fue muy especifico con que yo fuera muy puntual y para el trafico que había, debía apresurarme si quería llegar para las ocho, que era la hora prevista para la entrevista de trabajo.

Me preparé como me indicó Jorge que debía ir vestida.

Una falda tubo color negro que tomé prestado de mi mamá y una camisa blanca señida al cuerpo. Hacia bastante frío así que también me puse unas medias largas y gruesas que simulaban el color de mis piernas y un blazer negro largo para no pasar tanto el frío, unos tacones de punta de unos siete centímetros y Ilevaba el cabello suelto con ondas acompañado de un maquillaje leve que solo lo usaba para tapar mis ojeras y disimular mi cara demacrada por el cansancio.

Bajé del taxi y miré la hora 07:43 a.m

Levanté la vista y suspiré al ver el imponente edificio que estaba frente mio. El reflejo del cielo y los otros edificios se podían divisar claramente sobre los grandes ventanales color azul que similanan espejos enormes, al menos cuarenta pisos. Caminé con paso apurado adentrándome al edificio, llegando a la recepción pude divisar unas grandes letras con el nombre de "G.Z Enterprises"

Aclaré mi garganta para avisar a la despampanante rubia que se encontraba sentada tras el escritorio que se encontraba en recepción, levantó la mirada y mirándome con desprecio rápidamente dijo.

—No damos ninguna entrevista para ningún tipo de revista si no hasta los viernes.— Bajó la mirada y volvió a su movil.

Vaya tela, maldita creida.

—Melia Rossi y tengo una cita para las ocho en punto.— Espeté.

La rubia levantó la mirada del móvil y rodó los ojos, abrió unos cajones bruscamente y de ellos sacó un gafete que tenían las palabras visitante escrita en ellas junto con el nombre de la empresa y un número de código de barra.

—Piso treinta y cinco.— Dijo a la vez que cogia unos papeles y se levantaba, se giró sobre sus talones y camino en dirección contraria alejándose de mi.

Suspiré molesta, ni siquiera se tomó la molestia de indicarme por donde ir, pensé.

Me quité el blazer y lo doble sobre mi brazo, busqué con la mirada algunas escaleras o algún ascensor al cual subirme para llegar al piso treinta y cinco, a unos metros se encontraba un elegante ascensor, caminé directo hacia el y presioné el botón llamando al ascensor.

Escuché unos pasos tras mio pero no le di importancia, tan pronto como se abrieron las puertas me adentré a aquel cubículo, bajé la mirada pero escuché como alguien iba entrando tras mio.

Un hombre, lo pude notar por sus elegantes zapatos de vestir y unos pantalones más el aroma exquisito que, ni bien entro el hombre, pude distinguir.

Umm

Ni siquiera me preocupé por ver el rostro de quien estaba alado mio, lo único que pude distinguir es que era bastante más alto que yo.

Se abrieron las puertas y pude divisar un escritorio, caminé más y me acerqué al escritorio donde se encontraba otra rubia, esta mucho más bonita que la anterior, con un vestido rojo bastante corto y señido pero que no dejaba de ser elegante, se levantó y me sonrió forzosamente.

—Señorita Rossi, sigame por favor.— Ordenó sin siquiera preguntarme a qué venía, pero claro, ya sabía quién era y a qué venía.

Caminó contoneando las caderas frente mio mientras se dirigía a unas puertas bastante grandes, unas puertas de madera de ébano. Se abrieron las puertas y la rubia me indicó que pasara al lugar y donde sentarme.

—¿Le puedo ofrecer algo?.— Preguntó. —¿Café, té, algún jugo o agua?.— Lo decía por cortesía más que por amabilidad.

—Un café americano, Gracias.— Murmuré. Tan pronto como dije eso se retiró cerrando las puertas tras suyo.

El sofá se sentía suave al tacto y bastante cómodo, una mesita de cristal y una pequeña pieza en forma de Uadornaba el centro de la mini sala que estaba instalada en la enorme oficina. Las paredes blancas adornadas con cuadros sobrios y elegantes, unas macetas con algunas plantas tropicales y más al fondo un escritorio enorme de acero y cristal, una Mac, libros, una lámpara y algunos papeles yacían sobre la mesa y una elegante silla tras ella.

Si asomaba mi vista los lados se podía ver el exterior, todo muy claro.

Saqué mi móvil para revisar la hora 07:59 a.m

Al parecer quien no va a ser puntual es quien me citó aquí.

Escuché las puertas abrirse y el sonido estruendoso de los tacones de aquella rubia.-Bienvenido señor Zumman. - Dijo la rubia quien, por su gafete me enteré que se llamaba Elisa. Después de dejarme el café sobre la mesa y anunciar que había llegado "el Señor Zumman" se retiro rápidamente.

Me levanté del sofá acomodando mi falda que descaradamente había decidido subirse un poco, me giré en dirección a la puerta y quedé sorprendida al ver a aquel

hombre ahí. Un hombre muy atractivo, alto y elegante.

—Al parecer no soy de su agrado.— Dijo mientras sonreia levemente. esa voz...

—No disculpe es solo...—  El hombre caminó y llegó hasta su escritorio se giró y me miró esperando respuesta. —Es que lo imaginé más... lo imaginé como un hombre mayor...— Murmuré.

Sonrió y se sentó en su escritorio mientras se quedó mirándome fijamente. Sentí como mis mejillas ruborizarse al momento.

Esa mirada...