Chereads / Casada con mi Jefe / Chapter 9 - 9

Chapter 9 - 9

Me baje del carro y pude divisar unas letras doradas sobre un cartel negro "Francie" abrí los ojos sorprendida.

Ay no, que desastre.

Rupert camino hacia mi y nos dirijimos adentro del restaurante. El recepcionista preguntó su teníamos reservacion y Rupert se encargo de darle los datos y el recepcionista nos llevó a una mesa, nos sentamos y nos trajeron las cartas. Me puse a mirar las comidas que ofrecían, hojeaba la carta sumida en mis pensamientos.

Rogaba internamente que el Sr Zumman no se encontrara ahí.

—Melia.

—Mm?.— Reaccioné y miré a Rupert, me señaló al mesero que estaba esperando alado nuestro. —Oh si, disculpe, una pasta a la carbonara por favor, y de beber solo un jugo a su elección.— Cerré la carta y se la entregué al mesero que nos agradeció y se retiró.

—Melia ¿en que piensas?.

—Mm?.

—Estás muy callada. dijo y le dio un sorbo a si vaso de agua.

—Nada, solo tengo sueño. mentí, en realidad estaba nerviosa por encontrarme con el Sr Zumman aquí. Mire a los lados y no lo vi, lo buscaba con la mirada.

—Melia.- dijo nuevamente.

—Dime.

—Gracias por acompañarme.— Dijo sonriendo. —La verdad no creí que fueras a aceptar tener una cita conmigo...— Abrí grande los ojos y lo interrumpí rápidamente.

—No-no. Esto no es una cita Rupert.— Espeté molesta.

—Bueno, no es una cita pero es casi una.— Dijo y no podía creer lo que hacía, ¿de verdad me estaba intentando cortejar y sacar a citas a base de mentiras?.

Me aclare la garganta y agarre mi bolso levantándome.

—Voy a ir al tocador un momento.— Dije disculpandome y me di la vuelta. dirigiéndome al sanitario.

Caminé unos pasos y de repente me quedé inmóvil a ver la mirada clavada del Sr Zumman sobre mi, estaba ahí sentado, solo.

Tenía la mano en la barbilla y el semblante serio, me miraba con ojos de furia, como si no le gustará lo que estaba viendo.

Abrí la boca levemente, me sentí bastante intimidada ante su mirada, reaccioné y seguí mi camino en dirección al sanitario.

Ni siquiera lo saludé, estaba demasiado nerviosa y no supe que decir o como reaccionar, el tampoco me dijo nada, solo me siguió con la mirada fulminante sobre mi.

¿Como es posible que no me fijé atrás mio?. El Sr Zumman

estaba solo a dos mesas tras la mia.

Me metí al baño más que nerviosa, sentía que me empezaba a faltar el aire. ¿Pero que me pasa? ¿Por qué este hombre causa esto en mi? pensé.

Caminé al tocador y me moje el rostro y cuello, senti mucho calor de reoente, me sequé la cara y retoque mi maquillaje.

¿Se molestará porque vine a comer con Rupert?

Sacudi mi cabeza intentando alejar esos pensamientos, no debería de importarme no tenemos ningún tipo de relación más que la de jefe-empleada.

¿No es lo mismo con Rupert?

Es lo mismo, pero solo somos amigos...

Rupert tiene otras intenciones es obvio.

—Por qué debería importarme lo que piense o diga de mí el Sr Zumman.— Dije en voz alta.

Además, el tiene una cita y la está esperando. pecho, una sensación extraña. ¿Decepción?.

Sentí una presión rara en el pecho.

Estas confundiendo las cosas Melia Rossi.

Respire ondo.

No pasa nada, solo estas aquí con tu jefe... que cree que es una cita... y atrás tuyo solo se sienta tu otro jefe, que supongo también cree que es una cita. Ok, esto si es un desastre.

Estuve varios minutos ahí metida hasta que porfin decidí salirme, iba a ignorar al Sr Zumman, total es mi brake de almuerzo, además él tampoco me ha saludado, ha decidido ignorarme.

Caminé un poco y miré la mesa del Sr Zumman, había una mujer ahí sentada, una Rubia de ojos claros muy elegante y guapa, con un vestido muy señido que dejaba ver su silueta de impacto.

La cita del Sr Zumman no disimulaba su interés en el, entre risas y coqueteo me hizo sentir un tanto... molesta.

Celos, son celos Melia.

Apresuré mi paso y fui directo a sentarme en mi mesa y justo nos traían nuestro almuerzo.

—¿Estás bien preciosa?.— Preguntó Rupert. Asenti.

—Tardaste mucho en el tocador ¿no?.— Lo miré y le di un bocado a mi comida, no tenía ganas de responderle y estaba realmente nerviosa así que solo me dediqué a asentir ante algunas de sus palabras.

—¿Ese no es tu novio?.— Deje de masticar y lo miré atentamente, ya sabia a quién se refería. —Es lo que él dijo ¿no?.— Se rió.

—Sólo fue una confusión.— Murmuré.

—Nunca vi a un hombre ser rechazado tan rápidamente.— Dijo riéndose.

—Aunque al parecer no le importó, se consiguió otra conquista muy rápido.— Lo interrumpi molesta.

—No soy su conquista, solo intentaba defenderme.

El momento se tornó incómodo para ambos, yo claramente no estaba gusto aquí y Rupert no ayudada con esa actitud que tenia. Rupert fue al sanitario después de terminar de comer, mire la hora

12:45 p.m

Ya casi es hora de irme. Pensé.

Inconscientemente giré mi cabeza buscando al Sr Zumman y me encontré con su mirada clavada en mi. Bajé un poco más mi mirada y vi como tenía la mano en la mesa, la mano de aquella rubia estaba acariciando la mano de él. Giré mi cabeza molesta, ya me quería ir de aquí.

Esperé sentada unos momentos ahí mirando mi móvil hasta que Rupert volvió del baño.

—Ya me tengo que ir. dije rápidamente. Rupert me miró confundido.— Tengo que hacer unos papeleos.

—Mm, entiendo. Creí que pedirías postre.— Dijo sonriendo.

—Muchas gracias por invitarme a almorzar.

Rupert llamó al mesero y por cortesía me quedé esperando a que pagara para retirarnos juntos. Me levanté y agarre mi bolso, mire al Sr Zumman que aun seguía mirándome, rodé los ojos y salí junto con Rupert del restaurante.

—Voy a ir en taxi.— En realidad no tenía ganas de pasar más tiempo incomodo con Rupert.

—Pero yo te llevo, no tengo problemas...

—No hace falta ya gastaste mucho en mi, no quiero molestar.— No quiero ir contigo.

—No es molestia, lo hago con gusto.

Ay, no. ¿QUE HAGO?.

—Rupert, en serio te agradezco, pero tengo que hacer una diligencia sola.

Rupert asintió y se despidió. Camino a la empresa no podía dejar de pensar en esa chica y en como coqueteaba descaradamente con el Sr Zumman, pensar en sus dedos acariciando suavemente las manos de él... ni siquiera entendía porque me ponía celosa, se supone que él andaba con Elisa, eso aparentan, ser una pareja juguetona y feliz.

—Infiel!

Salí del ascensor y pude ver como Elisa ya se encontraba en su puesto, en un ataque estúpido de celos, por un momento casi le digo que el Sr Zumman estaba de coqueto con otra rubia ahí pero mejor no dije nada, no iba meterme en problemas por eso y por otro lado Elisa ni me caía bien.

Eran casi las dos de la tarde y el Sr Zumman apenas habia llegado de su cita, al parecer se había divertido con su amante.

Que capullo.

—Melia.— Me llamo como lo hace de costumbre para que me acerqué a él y encargarme mandados.

—Si, dígame.— Dije una vez me había parado frente a él.

—Toma asiento.— Dijo apuntando al sillón que se encontraba frente a su escritorio. Me senté y vi como sacaba la carpeta de mi contrato. —He vuelto a redactar tu contrato, le he cambiado algunas cláusulas como puedes notar.— Me puse a leer el contrato detenidamente.

La empleada en cuestión deberá estar disponible el cien por ciento de su tiempo si así el empleador lo requiera.

•La empleada en cuestión debe estar disponible para viajar en el momento que el empleador lo requiera.

•La empleada en cuestión debe de disponer de todos los papeles en regla, contar con visa y pasaporte activo.

•La empleada en cuestión no deberá interpelar u o cuestionar las decisiones y órdenes del empleador.

•La empleada en cuestión no puede ni podrá conformar parte de cualquier otro tipo de empleos.

•Si la empleada en cuestión forma parte del staff de otro empleo deberá renunciar a tal puesto y dedicarse cien por ciento a servir al empleador o empresa

que precisa de sus servicios.

•La empleada en cuestión recibirá un aumento del doscientos por ciento del monto acordado anteriormente con el fin de ser bien remunerada por sus servicios.

Esas eran algunas de las cláusulas que había agregado el Sr Zumman. No podía dejar de leer la última cláusula. " un aumento del doscientos por ciento."

Eso era una locura, sin duda alguna mi vida cambiaría y bastante recibiendo ese monto, por otro lado, esas cláusulas eran una locura.

¿Viajar cuando el quiera? ¿Disponible al cien por ciento? ¿que significa eso? ¿Que este 24/7 disponible a su gusto?

—¿Que sucede? ¿No te convence la cantidad?.

—¡No! no es eso.

¿Que se supone que quiere decir que no puedo cuestionar sus decisiones?

—Dime, es un contrato totalmente serio.— Levanté la mirada y me quede viendolo a los ojos, él no aparto su mirada y sentí un nudo en la garganta.