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Chapter 7 - 7

Melia

Después de tantas semanas he vuelto a dormir mejor, me he planteado la idea de dejar el trabajo en el bar, si bien las cosas no han cambiado y aun tengo muchas deudas, mi madre ha mejorado en lo que cabe.

Llevaba casi un mes trabajando en esta empresa, Elisa me ha dejado poco trabajo, más que nada atender llamadas y avisar que el Sr. Zumman está en un viaje de negocios, se han ido hace dos semanas, si, se han ido los dos.

Al Sr. Zumman y Elisa los he visto secretear entre risillas, claramente tienen algo y bueno, vamos. El Sr. Zumman es un hombre bastante guapo, es alto, elegante, inteligente... Elisa es una rubia preciosa, con una figura increíble, también es elegante e inteligente. Se miran como la pareja perfecta y debo admitir que me pone muy celosa eso, si y ni siquiera se porqué.

Suspiré por ello.

Creo que anduve confundida desde el inicio, todo indicaba que tenía interés en mi, su forma de hablarme y el trato que tenía conmigo me hizo creer que le gustaba, eso fue hasta que Elisa me bajó de mis nubes.

"Eres solo su obra de caridad, nunca lo olvides"

Si, tenía razón, solo me tenía lástima por todo lo que Jorge le contó de mi vida. Vio una joven indefensa y como si fuera mascota me adoptó. Pero bueno no podía quejarme, no debía quejarme de hecho, hacia poco y nada en la empresa más que trabajitos menores sacando copias y trayendo café y agradecía infinitamente que me dejaran estudiar en el trabajo pues a las 2 semanas de empezar a trabajar aquí volví a la universidad.

Era bastante extraño ya que me habían dicho que perdí mi beca al dejar de asistir, aquel día me llamaron de la universidad y me dijeron que me daban una oportunidad única porque sabían los problemas que tenía, cuando me dijeron eso salté de la emoción, mi mamá igual se emocionó bastante y también estuvo más tranquila y eso me ponía feliz.

Bien lo dijo ella todo va a estar mejor.

Era fin de semana, tocaba turno en el bar y hoy todo estaba de locos, normalmente el lugar no está tan lleno pero hoy hay demasiada gente, más de lo que me gustaria, estaba realmente exhausta y los zapatos que traía eran bastante incomodos.

Lucresia no se daba abasto atendiendo a los clientes mesa a mesa y tuve que ayudarla con eso.

Caminé en direccion a una mesa con una bandeja con unas cervezas que me habian pedido unos hombres que llevaban ya unas tres horas ahí, eran bastante repugnantes y molestos.

—Ven preciosa.— Dijo un hombre gordo bastante mayor mientras daba palmaditas en su regazo y intentaba tomarme la mano.

Lo ignoré por completo y coloque todo lo más rápido posible en la mesa para poder ir corriendo de ahí. Me giré sin decir nada y di unos pasos hasta que sentí como alguien jalaba bruscamente de mi cabello.

—¡Que vengas zorra!.— Gritó ese hombre quien se había levantado para atacarme.

—¡Suéltala!.

esa voz...

Tan pronto como dijo eso sentí que me soltaban del cabello y escuché unos vasos romperse tras nuestro me giré rápidamente y vi al hombre tirado en el suelo y sosteniéndose sobre sus codos. Instintivamente retrocedí y se me acercó un hombre alto.

—¿Estás bien?.— Su voz se notaba preocupada, extendió sus manos tomo mi rostro con ellas.

—¿Sr. Zumman?.

—¿Y tu quien te crees que eres?.— Espetó aquel hombre que antes me había atacado.

Mi jefe que extrañamente estaba ahí solo lo ignoró y rápidamente vi como el guardia de seguridad se acercaba y reducía a aquel hombre que intentaba acercarse de nuevo a mí.

—¿Estás bien?.— Volvió a repetir y asentí con la cabeza, me dolían un poco el tirón que me habían dado pero no era nada grave aunque si me habia llevado un gran susto. Soltó mi rostro y me tomó de la mano jalandome en dirección a la salida.

—¿Que haces?.— Dije rápidamente soltando su agarre.

—Nos vamos, no es un lugar para ti.— Dijo intentando agarrarme de la mano de nuevo la cual tire rápidamente hacia mi.

—Estoy trabajando.

Mi otro jefe rápidamente se acercó a mí viendo que aquel hombre despreciable estaba armando un escándalo entre gritos con el guardia ahí.

—Melia ¿Que pasó?.— preguntó con cara de susto.

—Aquel hombre me atacó.— Dije señalandolo.

—¿Estás bien?.— Preguntó aún más preocupado. Asentí.

—Sólo fue un jalón de pelo...

—No deberías dejar que tus empleadas trabajen con gente de ese tipo.— La voz del Sr Zumman había cambiado rápidamente de estar preocupado a estar molesto.

Rupert se giró en dirección al Sr. Zumman y asintió, se giró de nuevo y me preguntó.

—¿Conoces es este?.

—Es mi...

—Soy su novio.— Me interrumpió el Sr. Zumman .

¿Mi novio?, eso me tomó por sorpresa pero rápidamente Aclaré.

—¡Jefe! Es mi jefe.— Rupert me miró confuso y negó con la cabeza.

—Trabajo en su empresa, ya te lo había contado.— Murmuré.

—Sabes qué yo voy ir a solucionar este problema primer.—Dijo Rupert, nervioso y se dirijio rápidamente a donde aquel señor aún seguí armando un escándalo.

Me quedé en silencio por un momento pensando en lo que anteriormente había dicho el Sr. Zumman. ¿Su novia? ¿Por qué dirá eso?.

En estas semanas que llevo trabajando con él a penas y me habla más que para pedirme cosas estúpidas como un café o que pida reservaciones en algún restaurante exageradamente lujoso.

Y ¿Que hace en un lu gar así? Claramente no está a su nivel o no parece un tipo de lugar que él frecuente.

—Ve por tus cosas que nos vamos.

Levanté la mirada para toparme con la mirada del Sr Zumman clavada en mi, tragué saliva, no sabía que decir pero tampoco entendía la reacción que tenía mi jefe y que se supone que hacía aquí, en mi trabajo.

Si, claro que conoce este lugar. Se me vino a la memoria quella vez antes de conocernos, cuando accidentalmente derrame agua en sus pantalones y pase esa vergonzosa situación. Me sonrojé por completo y sentí mis piernas flaquear.

El Sr Zumman una vez me agarro del brazo, pero no bruscamente si no con delicadeza y me tiro de nuevo intentando llevarme a la salida pero me negué.

—No.— Dije molesta. —No voy a ir a ningún lado, estoy trabajando y usted es mi jefe, si, pero no en este momento, en este momento no me puede dar ordenes.

Rápidamente me soltó y asintió.

—Regrese con cuidado a su casa.— murmuró, se dio la vuelta y salió del establecimiento.

Suspiré aliviada, pero esto era demasiado confuso.