Punto de vista de Seraphina
Me quedé mirando sus manos, con los dedos enroscados en las mías. El calor de sus manos me tranquilizó. Los callos ásperos me arañaban las palmas, pero eso sólo hacía que pareciera más real. Sentía el corazón apretado en el pecho y se me hacía un nudo en la garganta por las palabras que parecía tan difícil pronunciar.
Antes me costaban las palabras, pero ahora sentía la lengua hinchada por la imposibilidad de hacerlo. Me estremecí ligeramente, temiendo hacerle daño.
"Es asunto mío. No tiene nada que ver contigo. De todos modos... no importa", balbuceé, retirando las manos y metiéndolas bajo los brazos. Absolviéndome de cómo se sentía su piel. Mi cuerpo gemía por la pérdida de su calor. Lo arrastraría conmigo al desastre de mi matrimonio.
Yo... no podía hacerle eso.
Cuando levanté la vista, sus ojos reflejaban claramente el dolor. "¿Cómo puedo hacerte entender que eso no es verdad? ¿Cómo puedo hacerte entender que eso importa?".
