*Estelle*
Debería haber hablado de Isolda hace una semana. Si lo hubiera hecho, Gabe no me habría enviado con ella para que aprendiera las responsabilidades de ser una Luna. Había querido protestar, pero Gabe estaba tan preocupado por la fiesta que se avecinaba que no quise disgustarlo. Las cosas habían sido extrañas entre nosotros. Me había mudado a su habitación, pero seguía pareciendo que apenas nos veíamos.
Seguíamos discutiendo. Gabe me estaba volviendo loca con su insistencia en saber siempre dónde estaba y con quién. Había intentado salir más, ya que Lucky insistía en que me ayudaría a sentirme mejor y a calmar los temores de la manada hacia mí. Parecía que funcionaba. La gente me saludaba por la calle y últimamente no había pillado a nadie cuchicheando sobre mí.