*Arealla*
Mientras me alejaba del despacho de Marcus, recordando dolorosamente que yo no era más que algo con lo que él se demoraba, Liana vino y me alcanzó. Se acercó a mí, olfateó cerca de mi hombro y me aparté instintivamente.
"¡Eh!", objeté, ¿qué era eso?
"Oh, lo siento", se disculpó un poco avergonzada. "Sé que acabas de venir de parte de mi hermano; quería saber quién estaba con él".
La miré como si estuviera loca.
"¿Así que me oliste?" le pregunté. "Sabes", dije, poniendo las manos en las caderas. "Sólo porque estoy bien con encontrar una manera de hacer que todo esto del vínculo de pareja funcione para todos, no significa que de repente estoy bien con todos tus pequeños hábitos lobunos y comer corazones y todo eso".
"¿Come-corazones?", preguntó frunciendo el ceño. "¿Marcus ya te contó lo de comer corazones?"
Debí de poner cara de horror, porque Liana se echó a reír.
"Lo siento, tenía que hacerlo", dijo, su risa se calmó, no duró mucho en cualquier caso.
