*Arealla*
Me quedé mirando el espacio vacío que había dejado, pero en realidad no había nada que pudiera hacer al respecto. Se había ido. Se había levantado y se había ido. Y probablemente podría seguirle si quisiera, pero ¿realmente quería eso?
¿Realmente quería enfrentarme a más rechazos?
No es que esperara que me declarara amor eterno, pero esperaba un poco más de emoción que la que acababa de darme. Acababa de darle mi cuerpo, por el amor de Dios.
Pero no tenía energía para hacer nada. Quería llorar, pero no me atrevía. Ni siquiera podía sentarme en la cama.
Me llevé la mano a la cara. Ahora era perfectamente normal. ¿Cuándo ocurrió eso? Intenté pensar en las garras, pero no pude sacarlas.
No me esforcé mucho, estaba al borde del sueño. Pronto dejé de pensar. Mis pensamientos eran un revoltijo de imágenes y sentimientos, y nada coherente me superaba.
Y después de eso no hubo nada.
