*Arealla*
Observé cómo Jason se marchaba con algo más que un poco de abatimiento en mi interior. Realmente había querido que esto funcionara; había esperado que funcionara.
Y más que eso, ahora sabía que no tenía muchas más opciones.
Respiré hondo. No dejaría que esto me deprimiera. Necesitaba concentrarme y recapacitar para llegar a una solución. Así que, con esa resolución en mente, me di la vuelta y volví a la habitación.
Por primera vez, miré a mi alrededor. Y empecé a ver realmente el lugar al que me habían traído.
Dejé de pensar que yo estaba aquí como si hubiera venido aquí, empecé a pensar que había sido traída por el destino, el universo... tal vez incluso por la Diosa de la Luna.
Ya no tenía ni idea.
Pero el mero hecho de pensar en ello de esa manera, marcó toda la diferencia para mí. Ya no sentía que había cometido un error monumental. Sentía que estaba donde debía estar. No tenía ni idea de por qué, pero estaba aquí. Y tenía que aceptarlo de todos modos.
