Henry
Henry se encontraba constantemente centrando su atención en sus manos, como si esperara que estuvieran temblando o sosteniendo alguna respuesta. Pero eran las mismas de siempre: quietas y suaves. Notó que una de sus uñas se había desconchado de la piel de su mano izquierda. Ahora que lo notaba, comenzó a picar un poco. Henry suspiró. No tenía razón para suponer que alguien seguiría los tradicionales pasos de despedida con él para esta ceremonia de marcado, por lo que se sorprendió cuando se giró y vio a Levi tocando la puerta. Henry no pudo evitar sonreír. Estaba agradecido de no estar solo.
—Oye, amigo, ¿qué haces aquí? —preguntó Henry, empujando la segunda silla de su escritorio para ofrecerle un asiento a Levi.
—Esta noche es importante para ti, amigo. Pensé que alguien debería estar aquí para celebrar contigo. —Levi entró con confianza en la habitación y tomó el asiento que Henry le ofreció.