Mae
La luz de la mañana se filtró rápidamente en la pequeña habitación. Mae descansaba estirada en la cama con su brazo y pierna izquierdos aún alrededor de Henry. Sus ojos se abrieron con el calor del amanecer. Con una inhalación profunda, esbozó una amplia sonrisa.
Era todo lo que alguna vez había deseado: despertar junto a Henry. Observó cómo su pecho subía y bajaba lentamente. Mae apartó un mechón de su cabello claro de la cara y contempló cómo cambiaba de color como el fuego a través de sus manos. Las ligeras pecas en sus mejillas eran más notables con la luz. Henry nunca le había parecido tan hermoso.
Mae se giró boca arriba pero permaneció enredada con Henry. Escuchó el sonido de su propia respiración y los latidos lentos de su corazón. Instintivamente, levantó una mano y tocó el delicado punto donde Henry la había marcado. Sintió como si una chispa eléctrica recorriera su cuerpo. Podía percibir que algo era diferente.
