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Avanzada la noche, la luz de la luna se escondía entre las copas de los árboles, el viento se detenía y los pétalos y las hojas permanecían inmóviles.
El escenario dentro del coche era encantador y el ambiente ardía como la pasión oculta.
Anthony Charlie observaba las mejillas de la muchacha, iluminadas por la luz de la luna, que le daban a su tez la suavidad y luminosidad del jade blanco. Incluso su cuerpo estaba teñido con un toque de rojo y sus ojos brillaban como estrellas.
...
Finalmente, Anthony sostenía a Eve Thompson en sus brazos, quieta en el coche.
La muchacha parecía completamente exhausta, durmiendo profundamente sobre su pecho.
La luz de la luna era como agua.
Anthony no se movió por un momento, solo la sostenía así, como si pudiera quedarse con ella para siempre.