—¡Qiao Lian estaba tan enojada que su pecho comenzó a agitarse y colocó ambas manos en la cintura!
Hubiera sido una cosa si la persona que secretamente se comió sus fideos hubiera terminado todo el tazón, pero la persona que se había comido sus fideos había dejado también un poco de sopa atrás. ¿Qué significaba eso? ¿Estaba esa persona burlándose de ella?
—Zhang Hong, que en ese momento estaba limpiando la mesa, respondió con una mueca. —Eres tan ignorante. ¿Quién se comería en secreto tus fideos? Sin embargo, señorita Qiao, ¿podría lavar el tazón después de haberlo usado a mitad de la noche para comer furtivamente?
—Qiao Lian frunció el ceño y dijo:
—Cociné dos tazones de fideos ayer y tenía la intención de comerme el tazón restante esta mañana. Si nadie lo tocó, ¿por qué ahora no queda nada?
—Zhang Hong apretó los labios y dijo:
—¿Quién sabe?
—¿No sabes? Entonces, ¿podría ser que una rata o un perro callejero se comieron mis fideos en secreto?
