```
Al terminar su arrogante diatriba, Qiao Lian tomó su bolso y se dirigió hacia la puerta principal. Mientras se ponía los zapatos, giró la cabeza y dijo con una sonrisa —Oh, eso es cierto. Tienen que dejarme algo de cena esta noche, o podría derramar accidentalmente un balde de aceite en la alfombra si tengo que cocinar yo misma.
Al momento en que las palabras salieron de sus labios, los cuatro sirvientes comenzaron a cuchichear entre ellos.
Satisfecha, Qiao Lian salió de la mansión.
Siempre había tenido una personalidad que la hacía reaccionar cuando se aprovechaban de ella. Ya que ayer la habían dejado pasar hambre, tenía que causar un poco de problemas hoy a esta gente, ¡para hacerles saber que no se podía jugar con ella!
Camino al parque, tarareando una pequeña melodía. Al ver a la señora Xia jugando en el sitio de siempre, Qiao Lian se acercó a saludarla —¡Tía Xia!