Al día siguiente, Yin, el hombre que se había llevado a Ik, se encontraba sentado en la barra del bar a la orilla de la ruta turística que Crissalid había mencionado la noche anterior.
El sol se filtraba entre las rendijas de las persianas, pintando rayos dorados sobre el rostro curtido del anciano que repartía las cartas. La atmósfera era un tanto tensa debido al aura intimidante que irradiaba Yin con cada movimiento.
—Vamos anciano, duplica la apuesta, no me puedo quedar mucho tiempo hoy —instó Yin, su voz grave resonando en el bar, impregnada de impaciencia.
El anciano frunció el ceño, sus ojos centelleaban con cautela mientras observaba las cartas en su mano.
—Lo lamento Yin, no me quedan más lanas en efectivo, es todo —respondió con tono apesadumbrado, mezclado con un deje de desconfianza.
Una chispa de malicia brilló en los ojos de Yin, una idea perversa danzando en su mente retorcida.
—¡Ya sé!, apuesta el bar, si me ganas te daré el doble de lo que vale este lugar —propuso, su sonrisa desvelando una fila de colmillos afilados que destellaban con malicia.
Troy, el dueño del bar, parpadeó varias veces, su mente luchando entre la prudencia y la codicia. Finalmente, tentado por la promesa de riqueza, asintió con una sonrisa nerviosa.
El momento de la verdad llegó cuando ambos jugadores revelaron sus cartas. Yin mostró su mano con orgullo, tres reyes y dos nueves, un "Full House". Sin embargo, la esperanza de Troy no se desvaneció, sus cartas formaban una escalera de corazones del siete al once.
El rugido de furia que escapó de las fauces de Yin resonó en el pequeño bar, como un trueno que sacude los cimientos de la tierra. Con un movimiento brusco, volcó la mesa, las cartas volando como hojas en el viento, y con un estruendo estrepitoso, la madera chocó contra la pared, haciendo añicos la atmósfera del lugar.
—¡¿Qué carajos te pasa Yin?! —exclamó Troy, su voz temblorosa, el miedo parpadeando en sus ojos.
Pero Yin, lleno de una furia primitiva e incontrolable, no respondió con palabras. En cambio, su mirada feroz hizo que Troy retrocediera, temeroso, mientras el gigante con dientes de tiburón continuaba desahogando su ira sobre los objetos del lugar, cada golpe resonando como un eco de su furia desatada.
—El agente Crissalid Star de la ciudad del Zen les ordena a ambos quedarse quietos, a partir de ahora se encuentran bajo arresto —ordenó Criss, cuya figura imponente se recortaba contra la luz del sol que filtraba entre las grietas de la puerta del bar, mientras Lewa permanecía a su lado, con una postura firme y vigilante.
El tono de autoridad en la voz de Criss resonó en el bar, cortando el aire cargado de tensión como un cuchillo afilado. Yin, aún envuelto en su frenesí de ira, se detuvo abruptamente, su rostro contorsionado por una mezcla de sorpresa y desafío. Sus ojos, oscuros y llenos de furia, se clavaron en Criss, evaluándolo con cautela.
Troy, por otro lado, tragó saliva audiblemente, su expresión de miedo reflejando el repentino cambio en la situación. Las palabras de Criss resonaron en su mente, y una sensación de resignación se apoderó de él mientras comprendía la gravedad de la situación en la que se encontraba.
Media hora antes, el equipo de rescate improvisado se encontraba corriendo por la reserva natural mientras Criss daba indicaciones acerca de lo que estaban por hacer.
El sol apenas se asomaba entre las ramas de los árboles, tejiendo una manta de sombras y destellos dorados sobre el paisaje selvático. El aire fresco de la mañana resonaba con el murmullo de los arroyos y el susurro de las hojas movidas por la brisa, creando una atmósfera de anticipación y nerviosismo entre los miembros del equipo.
—Ayer conseguí dos ubicaciones, nos separaremos en parejas, pero el primer equipo que los encuentre debe avisar al otro equipo dirigiéndose a la otra ubicación, ¿está claro? —preguntó Crissalid, su voz firme y decidida cortando el silencio de la naturaleza, mientras se detenía brevemente para asegurarse de que todos estuvieran prestando atención.
Los tres novatos asintieron con determinación, sus rostros jóvenes reflejando una mezcla de emoción y nerviosismo ante la tarea que tenían por delante.
—Lewa y yo iremos al junto al camino principal y ustedes dos irán al claro al final del río donde se convierte en cascada, hacia el norte —continuó Criss, trazando mentalmente el camino que cada equipo debía seguir.
La pregunta de Lyra cortó el aire, su tono de disgusto apenas disimulado revelando su desacuerdo con la estrategia propuesta.
—¿Entonces, no actuaremos solo veremos si están ahí y si sí están les vamos a avisar? —inquirió, su voz tintada de incredulidad ante la pasividad implícita en el plan.
La calma de Criss contrastaba con la agitación de Lyra mientras respondía con serenidad:
—Sí, ninguno de ustedes podría resistir una pelea con ese sujeto… Yin.
—¡No lo puedo aceptar! —exclamó Lyra, su descontento palpable en cada palabra—. Si están en nuestra ubicación y tenemos que irnos para avisarles podrían escaparse.
—Por eso deben usar Ocultar.
La preocupación persistía en la expresión de Lyra mientras formulaba su siguiente argumento:
—Aun así existe la probabilidad de que se vayan por cualquier otra cosa.
—Lo siento Lyra, es la única forma, no puedo arriesgar a ninguno de ustedes así —explicó Criss, su tono reflejando una mezcla de determinación y preocupación.
Lyra asintió, resignación dibujada en su rostro mientras absorbía las palabras de su líder.
—No se preocupe por Lyra, yo me encargaré de que no haga ninguna estupidez —intervino Touko, su voz firme y decidida mientras colocaba una mano reconfortante en el hombro de su amiga, transmitiéndole un gesto de apoyo silencioso pero poderoso.
Lyra creyó captar al instante la intención de Touko, un destello de gratitud brillando en sus ojos mientras asentía con determinación.
—Confío en ti, Touko Fujimori —dijo Criss, su mirada seria pero cargada de confianza mientras se detenía frente a un antiguo cartel de madera, cuyas letras deslavadas por la lluvia apenas eran legibles—. Aquí es donde nos separamos, ustedes continúen por la izquierda hasta llegar al claro, nosotros seguiremos por este camino.
Con un gesto de despedida, Lyra y Touko emprendieron su camino en silencio, el sonido de sus pasos resonando en la densidad del bosque mientras se alejaban de Criss y Lewa.
A medida que se distanciaban, un silencio cómodo se instaló entre ellas, solo roto por el suave susurro de las hojas y el murmullo del arroyo cercano. Lyra miró a su amiga con una sonrisa sincera, agradecida por su comprensión y apoyo.
—Gracias por perdonarme por lo de ayer, en serio me siento mal por ello… y gracias por seguirme la corriente —expresó Lyra con sinceridad, su voz suave y cargada de gratitud.
Touko devolvió la sonrisa de Lyra con calidez, sus ojos brillando con afecto.
—Ya te lo dije ayer, eres mi mejor amiga y nada cambiará eso —respondió con suavidad—. Pero lo que le dije a Criss iba en serio.
—¿En serio no me dejarás ayudar a Ik?
La respuesta de Touko fue firme, su determinación palpable en cada palabra.
—No, si eso te pone en peligro también a ti, no te dejaré… si se van, los podemos volver a alcanzar —declaró con convicción, su voz resonando con autoridad mientras reafirmaba su compromiso de proteger a su amiga.
Lyra aceptó las palabras de Touko con un suspiro resignado, reconociendo la sabiduría en su decisión y aceptando las órdenes de su amiga con una mezcla de admiración y gratitud.
Mientras tanto, en el claro al final del río, se encontraba un extraño joven de la misma edad que los novatos, vestido con una sudadera gris, pantalones de pijama y sandalias crocs. Otra cosa que resaltaba del joven era su cabello largo, lacio y blanco como la nieve, que le llegaba hasta la mitad de la espalda.
Con pasos despreocupados, el joven de cabello blanco exploraba el área, su expresión impaciente reflejada en sus ojos mientras escrutaba cada rincón en busca de la figura que esperaba encontrar.
"Me dijo que estaría en esta ubicación a esta hora, ¿en dónde diablos está ese deforme impuntual?", pensaba, su frustración aumentando con cada momento de espera.
Finalmente, sus ojos se posaron en una figura solitaria bajo la sombra de un árbol, un destello de reconocimiento cruzando su rostro al reconocer a Ik, quien permanecía inmóvil, su mirada perdida en la distancia.
—Oye, ¿de casualidad no has visto a un hombre grande, musculoso y con colmillos como de piraña? —preguntó el joven de cabello largo a Ik, su voz resonando con un toque de impaciencia mientras esperaba una respuesta que no llegaba.
La falta de reacción de Ik no pasó desapercibida para el joven, quien frunció el ceño con perplejidad.
"Ese parpadeo tan robótico… debe ser este el chico, pero el señor Khal le dijo explícitamente que no lo hipnotizara", reflexionó, una pizca de irritación mezclándose con su confusión.
—Ese imbécil seguramente te dejó como estatua y se fue a emborrachar con el viejo del bar —asumió con un suspiro exasperado, su frustración palpable en sus palabras mientras contemplaba la figura inerte de Ik, sin saber que estaba siendo observado por Touko y Lyra desde lo alto de un árbol cercano.
Las dos jóvenes permanecían en silencio, ocultas entre las ramas, sus ojos fijos en la escena que se desarrollaba abajo. La sorpresa y la intriga brillaban en sus miradas mientras procesaban la revelación de la identidad del misterioso joven y sus sospechas sobre el paradero de Yin.
—Lo tengo que ir a buscar —comentó Lyra, completamente decidida, mientras Touko la sostenía del hombro para detenerla, su expresión reflejando una mezcla de determinación y preocupación.
—No puedo sentir la presencia de Yin cerca de aquí, así que probablemente haya dejado a Ik solo con ese chico que parece de nuestra edad —explicó Touko, su voz tranquila pero cargada de alerta mientras evaluaba la situación con cautela.
La mirada de Lyra se encontró con la de Touko, su mente trabajando rápidamente para buscar una solución a la situación en la que se encontraban.
—¿Puedes sentir la presencia de ese chico? ¿Crees que le podamos ganar e irnos con Ik? —preguntó Lyra, su voz llena de ansiedad mientras consideraba las posibilidades que se abrían ante ellas.
Touko frunció el ceño, su expresión reflexiva mientras sopesaba las opciones disponibles.
—Su presencia es más o menos como la de Shori, juntas podríamos con él, pero… le hice una promesa a Crissalid —respondió, su tono cargado de conflicto interno mientras luchaba con el dilema ético que enfrentaban.
Touko se encontraba en una encrucijada, atrapada entre el deseo de ayudar a su amiga y el compromiso de respetar las órdenes de su líder.
—Por favor, Touko, solo acabemos con esto. Si yo estuviera en el lugar de Ik, ¿esperarías más, aun sabiendo que puedes hacer algo ahora? —preguntó Lyra, su voz cargada de urgencia y determinación, desafiando a su amiga con una mirada intensa que buscaba traspasar cualquier barrera.
Las palabras de Lyra dejaron a Touko en silencio, su expresión tensa mientras luchaba con sus propias dudas y convicciones. Con un gesto resignado, Touko soltó el hombro de Lyra y descendió del árbol en silencio, su determinación ahora reflejada en cada movimiento.
Sin embargo, en un instante de debilidad emocional, Lyra perdió momentáneamente el control, su emoción desbordándose y revelando su presencia oculta. Un destello de preocupación cruzó el rostro del joven junto a Ik, quien se puso en alerta al sentir una nueva presencia en el área.
"Si este chico está bajo el poder de la naturaleza de Yin, debe tener un comando de emergencia", reflexionó el joven, preparado para cualquier eventualidad que pudiera surgir.
—Lista de comandos —exigió, su voz firme y autoritaria, en un intento por mantener el control de la situación.
La respuesta de Ik llegó casi al instante, su tono robótico resonando en el aire mientras dictaba las instrucciones impuestas sobre él.
—Órdenes: permanecer sentado hasta que Yin regrese o que llegue algún miembro de los piratas; en ese caso, deberá identificarse y dictar el comando "Nueva orden" para sobrescribir los comandos —recitó Ik, su voz monótona y mecánica revelando la naturaleza de su condición controlada.
—Jasha Stanslav, nueva orden: Si alguien no identificado como miembro de los piratas se acerca a un rango de cinco metros o más, atacar para matar, usar todas las habilidades nativas de la "vasija" —dijo el peliblanco en tono firme y claro, su voz resonando con autoridad mientras se despojaba de su sudadera, el vaho escapando de sus labios. Un aura de peligro y determinación envolvía su figura, anunciando la seriedad de sus intenciones.
Lyra, incapaz de contener su ira ante la amenaza inminente, salió de su escondite con paso firme, su rostro enrojecido por la furia contenida.
—¡Aléjate de él si no quieres acabar en el hospital! —exclamó, su voz temblorosa pero llena de determinación mientras enfrentaba a Jasha con una mirada desafiante.
Mientras tanto, Touko, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, tomó una decisión rápida y se unió a Lyra en el claro, su presencia ahora revelada.
—Espera, Lyra, mira las pupilas de Ik… si fuera él, habría intentado venir con nosotras, pero solo está con esa mirada perdida siguiendo lentamente a ese chico —intervino Touko, su voz tranquila pero cargada de preocupación mientras señalaba al joven que estaba junto a Ik.
La expresión de Lyra cambió de la furia a la confusión mientras seguía la indicación de Touko, sus ojos escudriñando el rostro de Ik en busca de algún indicio de reconocimiento.
—¿Dices que puede ser un señuelo? —inquirió Lyra, su mente trabajando rápidamente para procesar la información que acababa de recibir.
Touko asintió con solemnidad, su mente analizando las posibilidades con rapidez y precisión.
—Aunque es posible que exista un Keiyaku que pueda replicar personas, creo que es más factible que Yin o este chico posean la naturaleza "mentalista clase S"; en ese caso, podrían controlar mentes más débiles que la suya, por lo que podrían ordenarle atacarnos —explicó, su voz firme pero llena de preocupación mientras consideraba las implicaciones de la situación.
—¿Tienes alguna idea de cómo podríamos liberarlo del control mental? —preguntó Lyra, su voz cargada de ansiedad mientras buscaba una solución a la situación desesperada en la que se encontraban.
Touko frunció el ceño, su mente trabajando a toda velocidad mientras consideraba las opciones disponibles.
—No, esa naturaleza es muy rara… supongo que tendremos que hacerlo por la fuerza —respondió, su tono sombrío reflejando la gravedad de la situación en la que se encontraban.
—¿A qué te refieres con "hacerlo por la fuerza"? —preguntó Lyra, una nota de nerviosismo filtrándose en su voz mientras contemplaba las implicaciones de las palabras de Touko.
La mirada de Touko se volvió hacia Lyra, su expresión seria pero determinada mientras explicaba su plan.
—Yo me enfrentaré al chico del cabello blanco, y tú lucharás contra Ik para dejarlo fuera de combate —declaró, su voz firme y sin titubeos mientras delineaba el papel que cada una debía desempeñar en la confrontación que se avecinaba.
—¿Dejarlo fuera de combate?, ¿quieres que lo noquee? —inquirió Lyra, su voz llena de incredulidad ante la brutalidad implícita en las palabras de Touko.
Touko sostuvo la mirada de Lyra con seriedad, su determinación intacta a pesar de la incertidumbre que rodeaba su plan.
—Cualquier cosa que nos permita llevarlo de vuelta. Si está bajo el control de esta gente, romperle las piernas es una opción —respondió Touko en tono frío, su mente ya preparada para cualquier eventualidad que pudiera surgir—. Incluso antes de que saliéramos, ese chico se puso a la defensiva, por eso le dijo algo a Ik. Está claro que se resistirá.
La gravedad de la situación se apoderó de Lyra mientras absorbía las palabras de Touko, su mente calculando los riesgos y las consecuencias de su próximo curso de acción.
—Está bien, pero si se te complica pelear contra ese chico, iré a ayudarte —aseguró Lyra, su voz firme y decidida mientras aceptaba el desafío que tenían por delante.
—No, olvida que estoy aquí, y yo haré lo mismo por ti. Para que esto resulte bien, ambas debemos concentrarnos al máximo en ganar nuestros combates por nuestra cuenta —explicó Touko, su voz firme y decidida mientras transmitía la importancia de mantenerse enfocadas en sus objetivos, a pesar de las circunstancias adversas que enfrentaban.
Una fría brisa serpenteaba entre los árboles, envolviendo a las dos jóvenes en un aura de tensión y anticipación mientras el cielo se oscurecía por completo, presagiando el desafío que estaba por venir. Jasha continuaba su avance lento hacia ellas, su presencia acompañada por Ik, cuyos movimientos mecánicos y rígidos revelaban su estado controlado.
Mientras tanto, algunos kilómetros lejos de ahí, Lewa y Criss se mantenían ocultos entre el denso follaje, sus ojos escudriñando el bar en busca de cualquier indicio que pudiera revelar la presencia de Yin e Ik.
—Escucho voces, pero no estoy seguro. Pueden ser simples clientes… no, es muy temprano para abrir un bar. Tal vez sea el proveedor de alcohol —murmuró Crissalid, su mente trabajando a toda velocidad para descifrar la situación.
Los pensamientos de Lewa se unieron a los de Crissalid, aportando una nueva perspectiva a la situación.
—Imposible, solo vehículos de rescate pueden pasar a la reserva. Si hay un bar aquí, tiene que fabricar su alcohol con los recursos de la reserva —comentó, su voz firme y segura mientras ofrecía una explicación lógica para la presencia del bar en ese lugar remoto.
Sin embargo, su conversación fue interrumpida abruptamente por un estruendo ensordecedor que resonó a través del bosque, anunciando la entrada en escena de Yin con su característica fuerza destructiva.
—Es él, procedamos —ordenó Criss, su voz firme y decidida mientras se preparaba para enfrentar a Yin.
—Pero, ¿no se supone que debíamos avisar a las chicas? —cuestionó Lewa, su preocupación palpable en cada palabra mientras buscaba asegurar la seguridad de todos los involucrados.
—No quiero ponerlas en peligro, tú y yo podemos hacerle frente —respondió Criss, su determinación inquebrantable a pesar de los riesgos que enfrentaban.
—Entiendo, pero por el desastre que causó solo en el torneo, parece bastante fuerte. Deberíamos esperar a que baje la guardia —sugirió Lewa, su mente trabajando rápido para evaluar la situación y encontrar la mejor estrategia para enfrentar a su formidable oponente.
Sin embargo, antes de que pudiera formular una respuesta, Criss ya había avanzado hacia Yin, su sentido del deber impulsándolo a actuar sin demora. Lewa lo siguió, su mente aún luchando con la audacia de la decisión de su compañero.
"Se supone que él es el adulto aquí, ¿por qué actúa de manera tan impulsiva?", se preguntaba Lewa, su confusión en aumento mientras observaba a Criss enfrentar a Yin con valentía.
—¡Lewa, saca al civil de la zona antes de que termine lastimado!
Las palabras de Criss resonaron en los oídos de Lewa con urgencia, su mente procesando la orden mientras se apresuraba a cumplir con su deber. Sin embargo, antes de que pudiera actuar, Yin intervino disparando un rayo con la palma de la mano a la cabeza del viejo Troy para darle una orden cruel y sorprendente.
—Nueva orden: asesina al chico pelirrojo —ordenó Yin al hombre con quien había compartido momentos de diversión apenas unos minutos atrás.
La sorpresa y el horror se apoderaron de Lewa mientras observaba la escena con incredulidad. Antes de que pudiera reaccionar, Criss emitió una advertencia urgente.
—¡Cuidado, Lewa, es un mentalista, no dejes que te apunte con la palma de la mano! —advirtió, su voz cargada de preocupación.
—Dijiste: "Crissalid Star de la ciudad del Zen", ¿cierto?, eso significa que vienen por el niño —asumió el imponente hombre con los colmillos expuestos, su voz resonando con una mezcla de desafío y comprensión mientras bebía una de las botellas del bar hasta el fondo, la cual lanzó con fuerza hacia Crissalid. Con una agilidad sorprendente, Crissalid atrapó la botella sin romperla, colocándola a un lado con calma mientras mantenía su atención en su oponente. Sin embargo, Yin no perdió ni un instante y aprovechó el breve descuido para lanzarse sobre el agente con un puñetazo poderoso que Criss apenas logró esquivar con un movimiento ágil.
Rápidamente, Crissalid se reincorporó, su expresión seria y concentrada mientras preparaba su contraataque. Con un gesto rápido, encendió sus puños en llamas y comenzó a lanzar ráfagas de golpes hacia Yin, quien esquivaba cada golpe con una facilidad sorprendente, su agilidad natural siendo su mejor defensa en el combate.
—Es muy lento, agente Star, ¿se le haría más fácil si me quedo quieto? —preguntó Yin de forma burlesca, su voz llena de desdén mientras atrapaba los brazos de Criss, quien respondió de inmediato encendiendo sus brazos en llamas para forzar a Yin a soltarlo.
Mientras tanto, en otro rincón del bar, Lewa luchaba por contener a Troy, quien había caído bajo el control mental de Yin y ahora representaba una amenaza.
—¿Lewa, estás conmigo? —preguntó Crissalid, su voz resonando con urgencia a través de la habitación, mientras buscaba mantener la comunicación con su compañero en medio del caos que los rodeaba.
—Sí, lo siento, es que el viejo se volvió loco, me está atacando y no lo quiero lastimar —explicó Lewa con frustración, su voz cargada de preocupación mientras luchaba por contener al hombre controlado por Yin.
—Está bien, es un civil. Trata de neutralizarlo sin usar zen, pero apresúrate, este sujeto es peligroso hasta para mí —ordenó Crissalid, su tono firme y decidido mientras transmitía instrucciones claras a su compañero en medio del caos que los rodeaba.
—¿En serio necesitas de ese niño para hacerme frente, agente Star? Usted es patético —se mofaba Yin, su voz llena de burla mientras continuaba esquivando los ataques de Crissalid con una facilidad impresionante. A pesar de sus habilidades para evadir el control mental, Crissalid aún no había determinado si Yin poseía un Jibun o un Keiyaku, lo que complicaba aún más la situación.
—Con su permiso, Crissalid Star, comenzaré a atacar yo también —anunció Yin, su tono tranquilo pero lleno de determinación mientras se preparaba para lanzar su siguiente golpe. Con una fuerza impactante, Yin arremetió contra Criss, quien logró bloquear el golpe pero fue enviado varios metros hacia atrás debido a la tremenda fuerza del impacto. Mientras Criss luchaba por recuperar el equilibrio, Yin avanzaba lentamente hacia él, su expresión impasible mientras ignoraba por completo a Lewa y Troy, quienes continuaban su propia batalla en el fondo.
La mente de Criss trabajaba a toda velocidad mientras evaluaba la situación, buscando una estrategia que le permitiera hacer frente a su formidable oponente.
"Esos gigantescos brazos no son de adorno, este hombre tiene muchísima fuerza … pero, ¿por qué aún no usa un Jibun o un Keiyaku? ¿Está jugando conmigo?", se preguntaba Criss, su mente analizando cada detalle de la situación mientras se ponía de pie y se sacudía la tierra de los pantalones, preparándose para el siguiente round de su enfrentamiento con Yin.
Mientras tanto, en el río, Lyra se lanzó hacia adelante con determinación, su corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras corría hacia su amigo en apuros. Mientras tanto, Touko se enfrentaba valientemente a Jasha, despejando el camino para que Lyra pudiera acudir en ayuda de Ik. El choque de la batalla resonaba en el aire, cada golpe y cada movimiento un testimonio del intenso combate que se libraba en medio de la naturaleza salvaje.
Sin embargo, justo cuando Lyra llegó frente a Ik, una duda fugaz se apoderó de ella, un instante de vacilación que el chico poseído aprovechó sin piedad. Con una fuerza inesperada, Ik tomó el brazo de Lyra y la lanzó con todas sus fuerzas por la cascada cercana, enviándola a una caída vertiginosa hacia las aguas tumultuosas debajo. Touko, observando la escena con horror desde la distancia, comprendió lo que había sucedido, pero se vio obligada a mantener su promesa de enfocarse en su propia batalla contra Jasha, confiando en que Lyra sería capaz de defenderse por sí misma.
Mientras caía a través del aire, Lyra se aferraba desesperadamente a su conciencia, su mente trabajando a toda velocidad para procesar lo que estaba ocurriendo. "Creo que en el fondo no creí que en realidad me fuera a atacar", reflexionó mientras el mundo a su alrededor se convertía en un torbellino de sensaciones y emociones. Con un acto de pura determinación, Lyra activó su habilidad repartir en el último segundo, amortiguando el impacto de su caída y evitando un daño aún mayor. Aun así, el golpe fue fuerte, dejándola aturdida mientras yacía recostada bajo el agua, sintiendo el frío abrazo del río a su alrededor.
Mientras se esforzaba por recuperarse, Lyra vio a Ik caer justo frente a ella, su mirada cargada de peligro mientras avanzaba hacia ella con paso decidido. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Lyra se obligó a levantarse, preparada para enfrentar a su amigo.
El agua del lago apenas les cubría por la mitad de la pantorrilla, pero ambos estaban completamente empapados por la furiosa salpicadura de la cascada, que llenaba el aire con una neblina húmeda y fresca. Con cada gota que caía, el ambiente se cargaba de una energía intensa y palpable, como si la naturaleza misma estuviera conteniendo el aliento ante el enfrentamiento que se desarrollaba en sus dominios.
"Touko tiene razón, por mucho que me duela, la única forma de ayudarlo es dejarlo fuera de combate", se dijo Lyra a sí misma, su determinación resplandeciendo en sus ojos mientras se preparaba para enfrentar a Ik. Con un gesto decidido, cubrió sus brazos con un manto de energía oscura. Sin embargo, antes de que pudiera actuar, Ik reaccionó rápidamente, lanzándole una patada feroz directamente a la cara de Lyra, quien apenas logró mantenerse en pie, luchando contra la fuerza del golpe mientras su visión se nublaba momentáneamente.
Con un esfuerzo desesperado, Lyra se apoyó en uno de sus brazos y deslizó una de sus piernas en un intento de derribar a Ik. Pero el agua que los rodeaba dificultaba sus movimientos, ralentizando sus acciones y otorgando a Ik la ventaja necesaria para esquivar hábilmente el ataque de su amiga.
—¡Ik, si me puedes escuchar, lucha, lucha por quien eres! —exclamó Lyra, su voz llena de angustia y esperanza mientras buscaba desesperadamente llegar al corazón de su amigo, quien parecía atrapado en las garras de la posesión.
Mientras tanto, en algún lugar de lo más profundo del abismo submarino, el verdadero Ik se encontraba cayendo en la oscuridad implacable, donde la luz de la superficie era solo un recuerdo lejano y desvanecido. En este ambiente desolador y melancólico, una voz apenas perceptible comenzó a resonar en su mente, un susurro suave y familiar que poco a poco cobraba fuerza y claridad.
"¿Esa es… la voz de Lyra?", se preguntó Ik, su corazón llenándose de esperanza mientras luchaba por encontrar su camino de regreso a la superficie, hacia la luz y la amistad que tanto anhelaba.
Crissalid continuaba enfrentándose a Yin, cada golpe y cada movimiento un testimonio de su destreza en combate. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Crissalid empezaba a notar el agotamiento que se acumulaba en sus músculos, la fatiga comenzaba a pesarle mientras se esforzaba por mantenerse en pie ante su formidable oponente.
"Ya estoy lo suficientemente cansado como para que este sujeto pueda usar un Jibun o un Keiyaku… ¿Será que no puede usarlos si tiene activa la habilidad de mentalista?", se preguntó Criss, su mente trabajando a toda velocidad mientras buscaba una estrategia para poner a prueba sus sospechas. Decidió arriesgarse y lanzarse directamente hacia Yin, aprovechando un momento de sorpresa en su expresión para conectar un poderoso puñetazo en llamas contra su mentón, dejándolo momentáneamente aturdido.
Aprovechando esta oportunidad, Crissalid desató una ráfaga de brutales golpes contra el cuerpo de Yin, quien, a pesar de sus enormes músculos endurecidos, no podía evitar recibir el daño de las llamas ardientes que lo consumían.
—¡Crissalid, hágase a un lado! —gritó Lewa, quien había logrado dejar inconsciente a Troy y se preparaba para desatar su poderoso ataque, el Torbellino Infernal. Siguiendo las instrucciones de Lewa, Crissalid se apartó, permitiendo que su compañero ejecutara su devastador golpe.
Con una precisión impresionante, Lewa apuntó su brazo y desató el Torbellino Infernal, una ráfaga de aire abrasador que envolvió a Yin antes de que pudiera reaccionar. Atrapado en la vorágine de cortes, Yin luchaba desesperadamente por protegerse, endureciendo sus músculos en un intento fútil de detener el ataque implacable.
Su sangre salpicaba en el aire, una imagen macabra que se mezclaba con el sonido ensordecedor del Torbellino Infernal mientras continuaba su asalto sin piedad. A pesar de los esfuerzos de Yin por cerrar sus heridas, cada momento era una nueva oportunidad para que el ataque encontrara su blanco.
Después del devastador ataque de Lewa, Yin retrocedió unos pasos, su respiración agitada mientras evaluaba la situación con cautela. Sus pensamientos giraban en torno a las opciones que tenía ante él, consciente de que el tiempo no estaba de su lado. "El agente Star ya perdió el miedo, el chico ahora lo está ayudando, y aún no sé si también tiene un Jibun o si Crissalid tiene un Keiyaku… por ahora tengo dos opciones: usar mi Keiyaku y terminar rápido, o dirigirme al pequeño poblado que está al oeste", reflexionaba el secuestrador mientras observaba a Crissalid y a Lewa, quienes también se recuperaban del esfuerzo.
"Si uso mi Berserker, el control mental sobre el niño que están buscando se apagará y el chico puede escapar. Lo mejor será ir al poblado", concluyó Yin, tomando una decisión rápida y calculada. Sin perder un segundo, se lanzó hacia adelante, corriendo con determinación entre los árboles del bosque, su figura desapareciendo rápidamente entre la densa vegetación.
—¡Rápido, Lewa, no podemos dejar que escape! —exclamó Criss, su voz llena de urgencia mientras se preparaba para perseguir a Yin. Lewa asintió con determinación, entendiendo la gravedad de la situación, y comenzó a correr tras su compañero, sus pies golpeando el suelo con fuerza mientras se adentraban más y más en el oscuro bosque.
Lyra luchaba valientemente contra los poderosos golpes de Ik, pero el cansancio empezaba a hacer mella en su resistencia. Cuando Ik ejecutó una finta hábil, Lyra cayó en la trampa y recibió el impacto completo de un puñetazo devastador en el estómago. El dolor la sacudió hasta lo más profundo, obligándola a vomitar y retroceder casi por inercia, su cuerpo temblando con el esfuerzo de contener el sufrimiento.
Sin darle un respiro, Ik se abalanzó sobre ella con ferocidad, lanzándole dos golpes igualmente potentes en el mismo lugar vulnerable. Lyra luchaba por ponerse de pie, pero la secuencia implacable de golpes la mantenía atrapada en un ciclo de dolor y debilidad.
"Tengo que aguantar", se repetía Lyra en su mente, cada palabra un susurro de determinación mientras luchaba por mantenerse en pie. Pero antes de que pudiera recuperarse por completo, un cuarto puñetazo descendió sobre ella con una fuerza aplastante, elevándola del suelo con brutalidad antes de que pudiera volver a tocar tierra firme.
El aire se escapó de los pulmones de Lyra con un gemido ahogado, su cuerpo arqueándose con el impacto mientras luchaba por recuperar el aliento. Antes de que pudiera reaccionar, una rápida patada se estrelló contra su torso, enviándola tambaleándose hacia atrás con una explosión de dolor. La mente de Lyra se nubló con la agonía, su visión borrosa mientras luchaba por mantenerse consciente ante el implacable asalto de su oponente.
En lo alto del acantilado, Touko y Jasha se encontraban inmersos en un combate feroz y frenético. Aunque Touko mostraba signos de fatiga, su determinación seguía siendo inquebrantable, mientras que Jasha, a pesar de su aparente control, ocultaba un deseo incontrolable bajo su apariencia serena.
—Vete de aquí, llévate a tu amiga y no vuelvan por el chico. No quiero hacerte daño —propuso Jasha, su voz cargada de un tono de advertencia, pero Touko se negó a escuchar. Con una determinación feroz, se lanzó hacia adelante con una velocidad impresionante, su determinación eclipsando cualquier amenaza que Jasha pudiera presentar.
Antes de que Jasha pudiera reaccionar, un poderoso golpe impactó contra su rostro, lanzando una oleada de dolor a través de su cráneo. Sin embargo, la paciencia del peliblanco llegó a su límite, y en un instante, materializó una bola de hielo alrededor de su puño, potenciando su próximo ataque.
Con un golpe devastador, Jasha golpeó a Touko con una fuerza abrumadora, lanzándola por los aires con una velocidad alarmante. El sonido de su cuerpo chocando contra una afilada roca resonó en el aire, mientras Touko era perforada por el filo, un dolor agudo atravesando su cuerpo.
Jasha quedó impactado por la brutalidad de su propio acto, pero no podía permitirse dudar. Con una determinación fría, se acercó a Touko, cuya vida pendía de un hilo, y tomó una decisión sombría: iba a acabar con su vida antes de que se desangrara por completo.
El frenético combate entre Lyra e Ik continuaba sin tregua, con la joven luchando valientemente a pesar de su agotamiento evidente. Cada golpe de su oponente era como un martillo golpeando un yunque, y Lyra apenas podía mantenerse en pie ante la implacable fuerza de Ik. Aunque sus fuerzas menguaban con cada segundo que pasaba, Lyra se aferraba a su determinación, recordando la promesa que le había hecho a Touko.
Con cada fibra de su ser, Lyra luchaba por bloquear los golpes de Ik, cada bloqueo una hazaña de fuerza y resistencia en medio del caos del combate. Finalmente, encontró una brecha en la ofensiva de su oponente y retrocedió, buscando desesperadamente un momento para recuperar el aliento y reagruparse.
"Si tan solo hubiera tenido más tiempo para entrenar…", pensaba Lyra, su mente atormentada por la frustración y la fatiga. Su corazón se llenaba de impotencia al darse cuenta de que, a pesar de sus esfuerzos, aún no estaba lo suficientemente preparada para enfrentar a un oponente como Ik.
Sin embargo, algo atrajo la atención de Lyra: Ik estaba cubriendo uno de sus brazos con una armor oscuro, una manifestación de energía densa que provocaba disturbios en el agua a su alrededor. Este descubrimiento la llevó a una revelación: sus propios brazos habían perdido el manto protector de energía por el agotamiento.
Con un último estallido de determinación, Lyra decidió concentrar todas sus energías en su puño derecho, despojándose completamente de su defensa para potenciar su ataque. Estaba completamente expuesta, vulnerable ante cualquier contraataque de Ik, pero estaba dispuesta a arriesgarse con tal de cumplir su promesa y proteger a su amigo.
Con determinación ardiente en su corazón, Lyra se negó a rendirse ante la adversidad. Con un grito desafiante dirigido a su amigo, se llenó de valor y decidió actuar.
—No es momento de lamentarse, ¡usaré lo que tengo ahora y te salvaré! —exclamó Lyra con determinación, sus palabras resonando en la atmósfera cargada de tensión.
Con cada fibra de su ser, Lyra se lanzó hacia adelante con una velocidad impresionante, sus músculos tensos y sus sentidos agudizados por la urgencia del momento. En su mente, resonaba el eco de la promesa que había hecho a sus compañeros, una promesa que estaba decidida a cumplir.
Mientras tanto, Ik también se preparaba para el choque inminente, sus ojos brillando con intensidad mientras se preparaba para enfrentar el ataque de Lyra. Los dos novatos corrían hacia el otro con una determinación feroz, cada uno decidido a salir victorioso en este enfrentamiento crucial.
Justo antes del impacto, un pensamiento fugaz cruzó la mente de Lyra: "Touko, Criss e incluso Lewa cuentan conmigo, no puedo decepcionarlos". Con ese pensamiento como su guía, Lyra canalizó toda su energía en su puño derecho.
El choque entre los dos puños cargados de energía fue como el estallido de un cataclismo, un estallido de zen tan poderoso que envió a Lyra e Ik volando varios metros por los aires. El impacto resonó en el aire, marcando el punto culminante de su feroz enfrentamiento.
En medio de la desesperación y el dolor agudo que recorría su cuerpo, Touko se aferraba a la única opción que le quedaba: detener la hemorragia y salvar su vida. Mientras Jasha la amenazaba con palabras cargadas de ira, ella se concentraba en encontrar una solución rápida para detener el flujo de sangre que amenazaba con consumirla.
Con manos temblorosas, Touko rompió su blusa por la parte del abdomen, desgarrándola para obtener un trozo de tela que pudiera utilizar como vendaje improvisado. El tiempo se agotaba rápidamente, pero cada movimiento era una batalla contra el mareo y el debilitamiento de su cuerpo.
—¡Eres una estúpida! ¡Si hubieras aceptado mi trato, no tendría que matarte ahora! —exclamaba Jasha con furia creciente, mientras Touko luchaba por mantenerse consciente y detener la sangre que fluía sin cesar.
Con determinación férrea, Touko envolvió el vendaje alrededor de su abdomen, aplicando presión con la esperanza de frenar la hemorragia. Cada segundo era crucial, cada respiración una lucha contra la oscuridad que amenazaba con consumirla.
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado cuando Jasha, creyendo que ya no representaba una amenaza, decidió abandonar el lugar en busca del niño. Touko sabía que si Jasha se iba, Lyra estaría en peligro. En un acto de desesperación y valentía, decidió enfrentarse a su adversario.
Con un último esfuerzo, Touko liberó su poder con un grito de determinación. El suelo se estremeció mientras las raíces brotaban de su piel, manifestando el poder de su Jibun: "Inferno". Nunca antes había sentido el poder de sus raíces con tanta intensidad, como si respondieran a su llamado con una furia desatada.
Las gruesas lianas se retorcían y serpenteaban, abriéndose paso desde dentro de la piel de su brazo hasta alcanzar a Jasha. Aunque este intentó esquivarlo, ya era demasiado tarde. Las raíces lo envolvieron con fuerza, desgarrando su piel y músculos con una ferocidad implacable.
Lyra luchaba por mantenerse en pie en medio del lago, su cuerpo dolorido y agotado por el brutal enfrentamiento con Ik. Cada movimiento era una batalla contra el dolor punzante que la envolvía, mientras el agua fría le llegaba hasta las rodillas, sumándose al entumecimiento que se extendía por todo su ser.
Con la mirada fija en Ik, quien yacía flotando boca arriba en el agua en un estado de shock aparente, Lyra se preguntaba si su compañero era capaz de sentir el mismo dolor que ella experimentaba.
«Me duele todo, pero ahora no es momento de pensar en eso», se repetía Lyra en su mente, tratando de bloquear el dolor y concentrarse en la tarea que tenía por delante. Sin embargo, el dolor se intensificaba con cada segundo que pasaba, convirtiéndose en una tortura insoportable que amenazaba con consumirla por completo.
Fue entonces cuando Lyra sintió un ardor intenso recorriendo su cuerpo, como miles de pequeñas agujas al rojo vivo clavándose en su piel. La sensación era abrumadora, casi insoportable, pero Lyra se aferraba a la determinación de ayudar a Ik a pesar de todo.
"Estas marcas, son el poder del Tiger Beast liberándose", comprendió Lyra mientras observaba las manchas negras que comenzaban a extenderse por su piel, como tatuajes vivos que cobraban vida propia. A pesar del dolor, Lyra sabía que debía resistir, que debía soportar cada punzada para alcanzar su objetivo.
Con la voluntad de acero y el corazón lleno de determinación, Lyra se preparó para enfrentar el dolor que se avecinaba, dispuesta a pagar cualquier precio con tal de salvar a su amigo. Las pequeñas olas que comenzaban a formarse a sus pies eran el preludio de un poder que se desataba dentro de ella, una fuerza que estaba lista para ser liberada en beneficio de aquellos a quienes amaba.
Yin se detuvo en seco, observando la situación a través de los ojos de Ik, su marioneta. El estruendo que había resonado en la distancia indicaba que Jasha había dado nuevas órdenes, y Yin sabía que Ik no podría enfrentar la situación solo con sus habilidades naturales. Era hora de desplegar el Manautra.
Un hilo de sangre brotaba de la marca en la frente de Ik, serpenteando por su piel pálida como una advertencia de la oscuridad que se avecinaba.
Los labios de Ik se tiñeron de un negro profundo, un color que parecía absorber toda la luz a su alrededor, mientras su cabello crecía de manera ominosa, como si estuviera siendo poseído por una fuerza más allá de su control. Sus ojos, ahora rodeados por un halo de sombras, brillaban con una intensidad inhumana, como si estuvieran sintonizados con un plano de existencia más allá de la comprensión humana.
Con el Manautra activado, Ik dejó de ser el joven consciente y vivaz que una vez fue. Se sumergió en las profundidades de su propia oscuridad, donde el silencio reinaba supremo y los latidos de su corazón resonaban como un eco distante en la vastedad del abismo. Todo a su alrededor era frío y oscuro, un vacío que amenazaba con devorar todo a su paso.
Yin sabía que había desatado una fuerza indomable, una marioneta de oscuridad que obedecería sus órdenes sin cuestionarlas. Ahora, con Ik sumido en el abismo de su propia oscuridad, estaba listo para enfrentar a Lyra.