Buenos días, buenas tardes o buenas noches. Soy un ser algo peculiar, no soy el típico personaje principal al que están acostumbrados, y hoy les vengo a contar mi historia. No los dejo con más suspenso: soy un perro de raza dóberman, para ser precisos, con inteligencia desarrollada, aunque no siempre fue así. Bueno, en este año que es el año 6000, la humanidad avanzó un montón en tecnología y actualmente la mayoría de humanos están fuera del planeta, ya que este planeta tiene sus horas contadas. Yo actualmente no estoy en el planeta Tierra, es más, no estoy en esa galaxia. Ahora les vengo a contar mi aventura.
Todo comenzó en el año 5900, una enfermedad atroz invadió la Tierra. Era una enfermedad que provenía de los hongos y era mortal, era como un parásito que invadía el cuerpo humano y los ponía en estado vegetal y morían lentamente, ya que el hongo los devoraba por dentro. Los animales tampoco se salvaron de esta enfermedad. La pandemia aterrorizó a todo el mundo; la población mundial casi desaparece, la mayoría de especies animales también casi se desvanecen de la existencia. El mundo entró en una época de pánico.
Luego de 20 años de sufrimiento, tras investigaciones en diversos seres humanos y en animales también, aunque estos últimos fueron los que se llevaron la peor parte, ya que la ética humana había desaparecido, por la desesperación, los humanos hicieron de todo para poder acabar con este mal. Incluso sacrificaban niños para ver cómo el hongo se desarrollaba en el cuerpo, fue fatal. Los animales también fueron presas de los humanos, pero con ellos fueron más salvajes; no les importaba nada y mi raza la pasó peor. Los perros estábamos siendo más investigados debido a que el hongo no nos dañaba tanto como a las otras especies. Ellos lograron obtener un tipo de vacuna para poder eliminar el mortal hongo, pero a un costo muy fuerte: por país en el mundo, la población desapareció un 80%. Incluso algunos países desaparecieron del mapa y otros países ocuparon su territorio. Mi raza desapareció casi en su totalidad; diversos perros de diferentes razas murieron entre diversos experimentos. Los humanos no tenían piedad, no solo buscaban la cura, sino también investigaban otras cosas para sus beneficios. Ahora solo quedábamos como mucho 50 perros en todo el mundo, y aquí entro yo.
Era el año 5980. Yo nací en cautiverio en unas instalaciones de un gobierno de Europa. No sabría decir el lugar exacto porque ni me interesaba. Desperté en una jaula y ya era algo grande; no recuerdo nada de cuando fui cachorro. Tuve conciencia de mi persona ya cuando era mayor, quizás esos experimentos que hicieron conmigo me dieron lucidez mental y ahora era consciente de mi existencia. Me desperté con un gran dolor en el cuerpo, parece que me habían hecho algo, la verdad no recuerdo bien qué fue. Miré a mi alrededor y encontré un montón de jaulas y vi que había no solo perros, también otros animales que en ese momento no conocía. Al único que reconocí fue a un gato. Ese gato era muy listo; gracias a él logramos escapar. Unos cuantos días que estuvimos conscientes, el gato también era igual que yo, tenía mucha inteligencia. Engañó a los guardias para robarles una pequeña tarjeta que abría las jaulas para poder escapar. Como sabía que no lo podía hacer solo, nos liberó a todos. Formamos un pequeño equipo entre todos los que estábamos; ahí el gato se volvió nuestro líder. Para esta huida era matar o morir. Había un animal parecido a los humanos, más adelante me enteré de que se llamaba gorila y era muy fuerte. Logramos escapar gracias a él y otros animales llamados pumas. Al finalizar esta huida solo sobrevivimos 10 animales de los 30 que éramos. El gato había quedado cojo de una pata trasera, pero sobrevivió, y nos escondimos en un bosque alejado de la ciudad principal de los humanos.
Pasaron los años, ya era el año 5985. Nuestro pequeño grupo sobrevivía cazando algunos animales. El mundo poco a poco fue recuperándose de este terrible mal. Los humanos que quedaron extinguieron todo tipo de hongos infecciosos del planeta para evitar que esta tragedia se repita, y guardaron algunos para sus medicinas. No soy muy consciente de eso, pero sé que entran algo así como los hongos en algunas medicinas humanas. Nosotros, después de tiempo, quedábamos solo 6 animales inteligentes: eran un gorila, un mapache, dos pumas, el gato y yo, un perro. El resto que escapamos murieron por sus heridas. Con el tiempo empezamos a hablar el idioma humano y comenzamos a comunicarnos mejor. Éramos marginados de la humanidad, los humanos lo más seguro era que nos cazarían si se enteraran de nuestra existencia. Nos manteníamos ocultos en este pequeño bosque, pero con el tiempo surgieron relatos de nosotros y los humanos nos cazaron. El gato intentó dirigir un ataque contra ellos, pero no teníamos armas y solo nos valimos de nuestro intelecto. El gorila se sacrificó para que nosotros escapáramos, luego los pumas y el mapache también murieron. El gato y yo salimos corriendo y nos infiltramos en una ciudad, y en el escape nos separamos los dos y nos deseamos suerte. Teníamos la idea de que como nosotros somos animales domésticos, fingiríamos ser normales para escapar de la cacería humana.
Tiempo después, yo empecé a deambular por diferentes países y en cada país que iba no encontraba ni un solo perro. Nunca más supe del gato que nos ayudó, quizás le fue bien porque sí había visto gatos por los diferentes países que visité, pero nunca encontraba un perro. Y en cada ciudad que visitaba era perseguido. Una noche, camuflado por los tejados de un país bien pobre, en ese entonces ya había llegado a España, escuché a unos hombres decir que mi raza, los perros, estaba siendo vendida a los gobiernos por altísimas cantidades de dinero, por eso nadie me quería. Cansado y deshidratado, salí corriendo. Luego de un tiempo logré llegar a otro país, y en uno de los pueblos bien humildes caí al suelo cansado por todo el viaje. Ya en mi interior quería terminar con todo. Pensé: estoy muy viejo para seguir y cerré mis ojos importándome muy poco lo que me pasé.
Abrí mis ojos para darme con la sorpresa de que estaba envuelto en unas cobijas y estaba en un tipo de casa de los humanos, creo que lo llamaban establo. De repente, un joven humano de aproximadamente 15 años entró para ver cómo estaba. Me trajo un poco de comida casera para poder recuperarme. Al principio estaba asustado y reacio a aceptar su comida, pero él parecía sincero. Se acercó a mí con cuidado y bajando la cabeza, parece que sabía de costumbres de perros. Acepté la comida y el joven me comentó que le gustaban las historias de perros y por fin pudo conocer a uno, y que quería protegerme. Yo lo escuchaba mientras comía y fue algo gracioso porque me olvidé completamente que era un perro, y cuando terminé de comer dije en voz alta: "Qué delicioso, gracias". El joven se cayó hacia atrás del susto, se levantó rápidamente y se quedó quieto mirándome. Yo no sabía qué hacer y solo dije: "Quiero decir guau". El joven, de lo asustado que estaba, se río un poco y luego se calmó, y tuvimos una conversación. Le conté mi historia y el simpático joven tuvo empatía conmigo. Rápidamente nos hicimos buenos amigos. Después de tiempo, vi cómo mi vida estaba yendo a mejor. El joven me dijo que me quedara oculto en el establo porque su padre no era tan bueno como él y quizás me vendiera al gobierno para tener dinero. El joven se preocupaba mucho por mí.
Pasaron los años y me di cuenta de que yo ya no era un perro normal, ya tenía muchos años para seguir vivo. Ya era el año 5995 y seguía vivo. Ya habían pasado como 20 años y no me sentía para nada viejo, quizás algo me hicieron los humanos que mi interior cambió. El joven actualmente tiene 18 años, ahora estoy muy seguro de su edad y siguió siendo mi amigo. Luego de eso, pasaron unos meses más y, como dicen, nada dura para siempre. Pasó algo malo: el padre me descubrió. El joven ya era grande y enfrentó a su padre para defenderme. Intentó decirle al padre que se iba a ir conmigo y que el padre no tenía voz en sus decisiones. Cegado por la ira y la codicia, ya que por mi cabeza estaban ofreciendo 50 millones de dólares, el padre disparó con su escopeta a su propio hijo matándolo y me intentó capturar. El joven que vivía conmigo, yacía frente a mí en un charco de sangre. Yo no sabía qué eran estos sentimientos que me abrumaban en todo mi cuerpo. El padre se acercó a mí para capturarme, pero yo le hablé y le dije que era un padre horrible y que pensara en lo que había hecho. El padre, sorprendido porque yo hablé, retrocedió y se resbaló cayendo al suelo. Soltó la escopeta y temblando miró a su hijo y entró en razón de lo que había hecho. Yo solo lo miraba molesto. El padre agarró su escopeta y se disparó en la cabeza. Yo quedé manchado de sangre. Me acerqué al cuerpo del humano que me protegió por varios años y le pedí perdón por lo que causé. Él, aún con algo de vida, solo alcanzó a decir: "Perdón por no cuidarte más", dio una sonrisa y murió. Yo solo bajé la cabeza y luego aullé durante varias horas. Me di cuenta de que botaba lágrimas como los humanos, primera vez que eso me pasaba. Este humano había luchado hasta el final por mí.
Por los aullidos que di, la gente del pueblo se dio cuenta de mi presencia y empezaron a perseguirme nuevamente intentando capturar su premio. Luego de este terrible incidente, ya muchos países me conocían, sitio que iba, sitio que me intentaban capturar. No encontraba paz en este cochino mundo. Intenté ir a África, ya que allí había animales de diferentes especies. Cuando llegué, me di con la sorpresa de que la mayoría de animales tampoco existían, este planeta parecía que solo tenía humanos. Vagué por otros lados para poder encontrar animales, caminé por años.
Ya siendo el año 6000, yo seguía joven y no entendía por qué. Por estos años había aprendido a leer y supe varias cosas humanas y aprendí otras cosas para sobrevivir, pero en verdad ya estaba cansado de esta vida. Llegué a Estados Unidos, crucé por tormentas de nieve y desiertos, cazando pequeños animales para seguir con fuerzas. Me encontré con osos y jaguares, pero no eran amigables. Recorrí literalmente todo el mundo, pero nunca pude encontrar otro perro. Yo era el último del mundo. Llegué a un lugar llamado Gran Cañón y con dificultad me subí a una roca inmensa. Abajo de mí había un abismo. Ya habían pasado 6 meses de este año y ya no quería seguir. Esperaba con todas mis fuerzas no ser inmortal y morir. Era de noche para que ningún humano me molestara y poder morir en paz. Me lancé al vacío recordando algunos momentos bonitos con el humano que se apiadó de mí y mis amigos que murieron al inicio. Lo demás solo fue desesperación para mí.
Cuando estaba por golpear el suelo con mi cara, cerré los ojos, pero nada pasaba. Al abrir mis ojos, me di cuenta de algo que solo pasaría en la ficción: una nave extraterrestre me estaba abduciendo. Recuerdo pensar: no contentos con los humanos, ahora se suman los extraterrestres. Maldije mi suerte. Déjenme morir en paz. Pero nada más lejos de la realidad, cuando estos seres me hablaron en mi dialecto y se comunicaron conmigo telepáticamente. Eran parecidos a los humanos, pero no tenían pelo y eran más grandes y alargados, muy raros. Por algún motivo no tenía miedo. Ellos me dijeron que habían seguido mi vida, ya que les parecía interesante y el final que yo quería darme a mí mismo no les gustó, un simple capricho de ellos, pero con un sentimiento en el fondo. Me llevaron muy lejos de este sistema solar y cruzaron una especie de círculo con muchos colores y salimos rápidamente a otra dimensión. Por todo lo que había leído, tenía algo de conocimiento. Me dejaron en un planeta raro y se marcharon sin más, ni siquiera me dio tiempo para preguntarles por qué me eligieron. Solo me dejaron aquí tirado en un planeta que no conozco. Pensé que quedaría solo en este planeta, pero me equivoqué. Andando por este planeta llegué a un pueblo algo antiguo con cabañas, parecía que era del pasado. Estas casas no eran tan grandes, casi como para mí. Grande fue mi sorpresa al darme cuenta de que todo este pueblo era habitado por perros de diferentes razas y podían hablar. Quedé con la boca abierta. Tras muchas agonías en mi antigua vida, al fin pude ver una luz al final de mi viaje.
Me acerqué a conversar con ellos y me recibieron con los brazos abiertos, como dicen los humanos. El alcalde de este pueblo me atendió, yo entendía su idioma normalmente, parece que esos alienígenas me ayudaron a acoplarme en este mundo. Le conté mi historia al alcalde y me ayudó a integrarme en esta sociedad de perros, es maravillosa. Este cuento que les transmito pasó ya hace mucho y ahora soy feliz con mi familia. Resulta que no soy inmortal, solo soy longevo y ya noto mi vejez. Han pasado 300 años humanos y ya estoy envejeciendo. Solo me queda dejarles un mensaje: no se rindan en su viaje porque tarde o temprano habrá una recompensa. Si no es en esta vida, será en la siguiente, pero siempre habrá algo esperando por ustedes. Al final decidí llamarme REX porque soy como un dinosaurio, jeje. Gracias por leerme. Buena suerte, sobreviviente.